Capítulo 3: Adiós inmadurez... creo.
Sophie en multimedia
La pasé genial con Derek. Fuimos a ver una película, luego a tomar un helado y finalmente fuimos a la playa donde recordamos el maravilloso momento donde arroje mi celular y unos zapatos de dos mil dólares al mar. Cosas normales qué harías con tu padre. Lamentablemente mi padre no es normal, ni siquiera mi madre, ni yo misma. Pero sólo son detalles. Pensándolo bien, ¿existe algo normal? Una pregunta que debatiré cuando necesite dormir.
Me aseguro de que todo este perfecto en mi pequeña maleta. Llevo sólo lo esencial. Lo que toda persona llevaría si fuera en una misión secreta del gobierno. Ropa oscura, negra y cómoda. Son conjuntos deportivos que alguna vez llegue a usar en mis lecciones con Joe y Derek. Unos tacones y un vestido de la última colección de Chanel, por las dudas.
¿Qué? Voy a ayudar al gobierno, pero no por eso debo dejar de verme fabulosa.
Skyler me observa desde el umbral de la puerta del baño con una mueca.
—Todo saldrá bien —le digo sonriendo para tranquilizarla. Si bien Skyler también hace cosas estúpidas solo arriesga su propia vida, ahora este plan involucra sólo mi vida.
—¿Por qué mejor no te quedas aquí y nos metemos en problemas todos juntos? —pregunta con una pequeña sonrisa de súplica.
Lo pensaría si los tiempos fueran otros. Ahora todo es un desastre aquí o bueno, no un desastre pero no es como antes. Skyler está todo el tiempo con Eithan. Brooke con su odio hacia todo ser viviente. Jazmín con Olivia y Christian. Liam escapando de sus sentimientos hacia Olivia. Ashton intentando ayudar a Brooke. Las únicas personas con quienes podría meterme en problemas serían Thomas y Heather, pero se me antoja más lo del gobierno.
¡Es mi último verano libre, amigos! El próximo año me graduare del instituto y tendré que comenzar a pensar que hacer con mi vida. La universidad, vivir sola, COCINARME. Son sin duda cosas que no estoy lista para afrontar aun. Tengo diecisiete. Es momento de hacer estupideces y arrepentirme después. Mientras no sea un bebé, adelante.
—Quiero ir con Derek —le digo rechazando sutilmente su oferta de causar problemas en Los Ángeles— Pero cuando vuelva habrá mucha Sophie para meternos en problemas. Eso si no me castigan de por vida.
Skyler se ríe.
—¿Realmente crees que no se dará cuenta? —pregunta volviendo a mostrarse insegura con el plan.
—No se dará cuenta. Tranquila.
O eso espero.
Repaso a Skyler nuevamente. Lleva la misma ropa que yo. Unos jeans negros y una blusa de color azul oscuro. En sus pies los mismos tacones negros que yo. Su cabello cubierto por una peluca del mismo color que mi cabello, gracias a Brooke. A su madre, Brandy, le encantaban las pelucas y tenía una de mi color actual de cabello. Brooke no preguntó mucho, bueno, mejor dicho nada. Sólo nos la entregó y volvió a adentrarse. Por suerte.
Paso uno del plan: Realizado.
La puerta de mi habitación se abre y Skyler se esconde con rapidez en el baño. Thomas se adentra buscando con la mirada a su mejor amiga. Suelto un suspiro. Por un segundo pensé que podría ser Derek.
—¿Todo listo? —le pregunto arqueando una ceja.
—Sip. Tu sexy hermano está abajo, esperándote —contesta con una sonrisa de suficiencia— Y a Skyler la ventana.
Paso dos del plan: Realizado.
Skyler sale del baño mirando a Thomas con miedo. Ambos en realidad creen que el plan no puede funcionar. Bueno, yo tampoco estoy cien por ciento segura de que nadie lo notará. Pero es mucho mejor intentarlo y fallar, que no haberlo intentando nunca, ¿no?
Dan dos golpes en mi puerta y los dos miramos a Skyler con nerviosismo. Le hacemos señas de que se oculte nuevamente en el baño y así lo hace. Trago inquieta y murmuro un adelante. Derek se asoma por la puerta y nos dedica una sonrisa que dura pocos segundos.
—Thomas, ¿Puedes darnos un momento a solas?
Thomas me da una mirada que la interpretó como estoy-totalmente-aterrado-tu-sexy-padre-se-va-a-enojar. Algo que Thomas diría.
—Te espero en el auto de Ashton. Afuera —dice más para Skyler que para mí.
Thomas nos deja solos y Derek se sienta sobre mi cama. Pareciera que no sabe que decir y realmente nunca lo había visto de esta forma. Como se supone que vamos a separarnos quizás vamos a tener una "despedida" de padre e hija. Un momento sentimental los cuales fueron escasos en nuestra corta relación de padre e hija.
—Espero que te vaya muy bien —le digo intentando ahorrarnos ese momento sentimental porque obviamente las cosas no saldrán a lo planeado.
—Me gustaría poder pasar las vacaciones contigo. Lo lamento.
—Pasamos muchas vacaciones juntos antes. Está no era diferente —me encojo de hombros. En realidad si eran diferentes porque allí solo lo veía como el guardaespaldas de mamá. Derek suelta un suspiro— Hey, estaré bien. Tenemos muchas vacaciones por delante. Además... no te irás mucho tiempo, ¿no?
—Si todo sale como en los planes, estaré aquí en un mes —asiento con la cabeza. Entonces luego tendré dos meses para divertirme o quizás esté castigada.
Derek se acerca y me abraza. Posiblemente nos hemos abrazado sólo en dos ocasiones desde que nos enteramos de nuestro verdadero vínculo. Pero por más que nuestros abrazos sean escasos, cada vez que uno más se suma a la lista es maravilloso. Son espontáneos, no por compromiso o porque "es el momento". En este caso, es de despedida, porque cree que me quedaré aquí.
Básicamente ese abrazo significó te quiero, portarte bien. Cuando nos separamos una pequeña sonrisa adorna sus labios.
—¿Dónde está Joe? —le pregunto arqueando una ceja.
—Creo que en su habitación —responde mirando hacia la puerta de la mía.
Le digo que enseguida bajo y camino hasta la habitación de Joe que está a unos pasos de la mía. La puerta esta entrecerrada y con unos leves golpes voy abriéndola de a poco hasta que mi rostro se asome. Él está sentado en su cama, con rostro pensativo.
—¿Pensando en que vas a extrañarme, capitán? —digo sonriendo burlona.
Joe sale de su trance pensativo y sin mirarme se incorpora. Aprovecha eso para darme la espalda y buscar algo.
—Más bien me siento liberado —contesta y por un segundo me pregunto si lo dijo en serio o en broma. No distingo rastros de diversión en su voz y tampoco puedo verlo. Se voltea con una pequeña tarjetita— Esto es para ti.
Mi ceño se frunce y mi corazón comienza a latir a mil por segundo al ver la pequeña tarjetita azul en la mano de Joe. La tomo sin borrar cualquier rastro de confusión de mí y veo lo que dice.
"Flores de despedida... Por el momento. Cuando tengas una respuesta, háblame. Te daré tu espacio"
Connor
Diablos. Me había olvidado por un segundo que fui una perra insensible al mentirle a Connor sobre darle una oportunidad. Me corrijo, fui una ebria perra insensible. En ese momento pensaba que la mejor solución era ilusionarlo y esperar que me olvidara. Pero, maldición, ha pasado tiempo desde que terminamos y aún sigue sintiendo cosas por mí. Dios, que difícil es lidiar con cosas así.
Cualquier rastro de emoción que sintiera por pensar que Joe me daba esto se desvaneció como el humo y una sensación fea inundó todo mi ser: desilusión.
¿Acaso esto es el karma?
—La encontré en el suelo hoy. Se habrá caído —menciona encogiéndose de hombros.
—Gracias por dármela y borrar mis dudas de que las flores las haya mandado Harry Styles —digo en broma sin sentir gracia en realidad.
Soy una estúpida ilusa. Agh, Sophie Harrison.
—Sophie, prométeme una cosa —Uy, vaya. Esto es nuevo. Asiento con la cabeza— Sin problemas, ¿sí? Por lo menos hasta que vuelva.
Cada vez que observo a Joe me quedo en un completo estado nervioso o en completa paz. No hay punto medio en las emociones que él me hace sentir. Esta vez, es la segunda. Sus ojos verdes me miran son tanta serenidad que me dan ganas de dormir entre sus brazos.
Aunque el sentimiento de paz no me hace olvidar de lo que estamos hablando. Cruzo mis dedos.
—Lo prometo.
Joe toma su maleta sin quitarme los ojos de encima por un momento mil ideas recorren mi mente. Ninguna podría llevarse a cabo. Coloca su mano libre sobre mi espalda y la respiración se me corta, por la sorpresa y porque diablos, es Joe. Él no nota que hizo mis piernas temblar y si sí, lo disimulo bien.
—Vamos. Nos están esperando.
Vamos en silencio hasta el recibidor donde mi Ashton, Thomas y Derek nos esperan. Mi hermano le promete a papá cuidarme y alejarme de los típicos problemas donde me meto, y mi amigo no deja de lanzarme miradas de advertencia, por un segundo temo que a eché para atrás.
—Iré al auto —digo sonriendo forzosamente hacia Thomas esperando que entienda lo que mis ojos transmiten:
¡NO me abandones!
Thomas asiente con la cabeza y comienza a hablar sobre las virtudes de ser mi amigo y cosas así, haciendo tiempo para que podamos cambiar con Skyler. Hablando de ella, miro por todos lados esperando encontrarme con mi prima pero no la veo por ningún lado. Segundos después en nuestro punto de encuentro, Skyler Harrison aparece de entre la oscuridad de la noche.
—Creí que te perdí —le digo soltando un suspiro de alivio.
—Bueno por poco pierdo la vida. Me caí de la escalera —hace una mueca y se arregla la peluca.
Me abstengo a reírme.
—¿Estás segura de querer hacer esto? —me pregunta haciendo una mueca.
—Segurísima.
—Puedes morir.
Entorno mis ojos.
—Nos secuestraron antes, puedo con esto, Skyler.
Tengo todas las esperanzas del mundo en que no me pasará nada. Es decir, voy con Joe y Derek que son hombres especializados en la defensa personal. Mi vida es lo menos en estos momentos. Sé que estoy segura.
—Voy a extrañarte —me dice ladeando la cabeza.
Hago un puchero y me acerco hasta ella envolviendo mis brazos alrededor de su cuerpo. Lo mismo hace ella. Skyler ha estado para mí siempre desde que vino a Los Ángeles —antes vivía en New York— y por más que a veces no la tomara en cuenta o la tratará mal, ella seguía a mi lado. Sin dudas es como mi mejor amiga.
—Prométeme que me llamarás —dice en cuanto nos separamos.
—Lo prometo —digo y sonrío ante lo que diré— Prométeme no quedar embarazada.
Me empuja levemente y si no estuviera tan oscuro podría ver sus mejillas rojas. Lo apuesto.
—Vete al diablo.
Nos reímos y vamos cada una a nuestro punto. Ella sube al auto de Ashton, en el asiento trasero y se recuesta simulando estar dormida para que no vean su rostro. Subo al auto de Derek, en el espacio que hay detrás del asiento copiloto y el trasero hay un pequeño espacio para las piernas, ahí es donde entrare yo. Soy lo suficiente pequeña para entrar allí sin llamar la atención o eso espero. Me cubro rápidamente con una pequeña manta que traje para que no vean mi cabello. Mi maleta está sobre el asiento.
—Sophie se durmió —oigo que dice Thomas. Ahora que lo pienso no me despedí de él.
—Gracias por esto, Ashton y lamento no poder quedarme —le dice Derek a mi hermano.
—No importa. Contigo y mamá lejos, soy la mejor opción —dice el muy egocéntrico y sonrío. Lo extrañaré.
Se despiden y escucho como caminan hasta el auto. Aprieto mis labios y espero no me descubran, por lo menos no aquí. Será un desastre para mi plan. Afortunadamente ambos se suben y no notan ni mi maleta, ni mi persona escondida detrás de Joe. El celular de él suena y me sobresalto un poco.
—Estamos en camino —es lo único que dice como saludo— ¿Qué? —frunzo el ceño, puedo imaginar a Joe haciendo lo mismo— Creo que podemos esperarte en San Diego. Ah, bien. No sabemos bien donde debemos ir, hay que seguirle el rastro. Sabe que lo buscamos —¿Con quién hablará?— Bien.
Y como deja de hablar supongo que colgó.
—¿Qué te dijo? —pregunta Derek.
—Problemas. No sabe cómo fugarse. Nos alcanzará pronto.
Y la conversación cesa por un tiempo, el suficiente para que me duerma un poco.
(...)
Abro mis ojos encontrándome confundida. ¿Dónde diablos estoy? Me encuentro en un lugar oscuro y apretado. Mis piernas duelen por estar en esta posición desde hace mucho tiempo y apenas puedo moverme. Tallo mi rostro con una de mis manos. Suelto un sonoro bostezo cerrando los ojos.
—¿Qué fue eso? —pregunta Joe con voz cansada. Parece que él ha estado durmiendo también o tiene ganas de hacerlo.
Abro mis ojos sobresaltada. Diablos, ahora recuerdo donde estoy y por qué me duelen tanto las piernas.
Estúpida, estúpida, mil veces estúpida Sophie.
—¿Esa es tu maleta? —pregunta Derek y ahí es donde sé que cualquier posibilidad de ir con él a esa dichosa misión, se esfumó.
—Nuestras maletas están en el maletero —contesta Joe y puedo sentir la confusión en su voz.
—Ay, dime que no...
Y entonces Derek estira uno de sus brazos para quitar la manta que cubría mi cuerpo y rostro. Sus ojos celestes me observan con enojo. No puedo hacer nada más que sonreír.
—¡Hola, papá!
—¡¿Qué haces aquí?!
Al oír su tono molesto hago una mueca y me incorporo sintiendo como me duelen las piernas al estirarlas, y sentarme en el asiento trasero. Puedo escuchar como Joe bufa y niega con la cabeza.
—¿Esas son las palabras para dirigirte a tu hija que sólo quería pasar tiempo contigo? —pregunta un poco molesta.
—Debí imaginarlo —dice Joe no enojado, pero tampoco muy a gusto con la idea de que este aquí.
—¡¿Qué haces aquí? —vuelve a exclamar.
—Dijiste que te gustaría pasar las vacaciones conmigo, así que...
—¡No puedes estar aquí! —me interrumpe.
—Bueno, ya estoy aquí —me encojo de hombros y sonrío intentando alivianar la situación.
—Volveremos.
—Ay, vamos. No volverás desperdiciando horas de viaje —ladeo la cabeza.
—Lo hubieras pensando antes de venir.
Me cruzo de brazos molesta porque mis intenciones son buenas. Quiero pasar más tiempo con él, ¿Qué tiene de malo eso? Derek continúa conduciendo en silencio hasta llegar a donde poder retomar. Aprieto mis labios y suspiro recostando mi espalda en el asiento poniéndome de malhumor inmediatamente.
—No gires —le dice Joe en medio del silencio y la tensión.
—No intentes ponerte de su lado—
—No intento justificar su comportamiento irresponsable —auch— Nos siguen. No gires.
Automáticamente el ceño fruncido de molestia generado por mi presencia, pasa a ser la mirada calculadora que tiene siendo el agente de la CIA que es. Rápidamente me incorporo y miro hacia atrás. Hay muchos autos detrás de nosotros, después de todo estamos en una autopista.
—¿Cómo lo sabes? —pregunto volviendo a mirar al frente— Hay varios autos, todos vamos en la misma dirección.
—Fui entrenado para reconocer el peligro —me responde Joe y hago el intento de no entornar mis ojos— No es la primera vez que veo ese auto. Nos sigue desde Los Ángeles.
Me abstengo de sonreír. Nos están siguiendo lo que significa que no podremos volver a Los Ángeles aunque también significa que nos estamos enfrentando a un peligro. Nos están siguiendo. Definitivamente tengo miedo pero también estoy malditamente emocionada por jugar con fuego.
—Gracias por avisarme antes —dice Derek con sarcasmo y mal humor.
—Solo quería asegurarme antes... —responde Joe y es interrumpido por algo.
Disparos.
—¡Sophie acuéstate! —me grita Derek.
Hago lo que me dice mientras escucho como intentan dar a las ruedas del auto, no lo consiguen, pero sí varías balas llegan a los vidrios traseros del auto. No traspasan el vidrio, pero si logran impactarlas con fuerza. Trago saliva preocupada mientras Derek acelera.
Mi celular que se encuentra en el bolsillo trasero de mi jean, vibra indicándome que tengo un mensaje nuevo. Mientras observo como Derek pisa el acelerador, leo el mensaje.
Thomas: Todavía nadie se da cuenta de tu escape. Cuando llegamos al departamento supuestamente te "lleve" dormida hasta la habitación. ¿Cómo va todo por allá?
Decido responder luego creo que no es el mejor momento para ponerme a charlar con Thomas Woods. Puedo ver como Derek duda en que hacer a continuación y como dije antes, eso no es propio de mi padre. Mi sorpresiva presencia debió haberlo puesto así. Me siento un poco mal. Veo como Joe saca un arma de la guantera y abro mis ojos.
—Diablos, capitán —mis ojos observan la pistola con un poco de temor. Nunca había visto una de cerca. Bueno, si las veces que nos han secuestrado pero fue hace un montón y aun no me acostumbro.
—Es por si nos alcanzan —me responde volteando y sonriendome sólo un poco— Disparar a la distancia, como hicieron, es arriesgado y estúpido. Alerta a la policía y además hace un escándalo.
Sophie no es un buen momento para tus emociones. Me dijo a mí misma al emocionarme por una estúpida sonrisa que no va más allá del gesto.
—¡Por Allá! —exclamo. Me sorprendo a mí misma al estar indicándole a Derek— Puedes entrar en esa estación de servicio. Dejamos el auto y tomamos otro nuevo para perderlos de vista.
—Buena idea —asiente Derek acelerando y deteniendo un tiempo su mirada calculadora para demostrar la sorpresa al escuchar una buena idea salir de mi boca— Seguiré derecho y cuando giré será tarde porque irán delante nuestro.
—¿A qué te refieres con tomar otro nuevo? —pregunta Joe— ¿Planeas robar un auto?
Parece sorprendido cuando lo pregunta. Entorno mis ojos.
—¿Tu planeas matar personas y te sorprende robar un auto? —pregunto indignada.
Derek ignorando nuestra pequeña discusión acelera y gira repentinamente hasta el punto de que algunos conductores no tardan en demostrar su disgusto con bocinas. Miro hacia atrás y veo que el auto siguió de largo pensando que no doblaríamos, entonces le es imposible volvernos a encontrar por lo menos hasta que haya nuevamente donde retomar que dudo sea cerca. Tenemos tiempo de sobra para robar el auto y cambiar nuestras cosas.
—¿Alguien sabe encender un auto, verdad? —pregunto pensando que quizás esto fue en vano.
—Hace mucho no lo hago. Espero no haber perdido el toque —dice Derek ya relajado. Al parecer su enojo porque este aquí se fue.
Sonrío mientras detiene el auto en el estacionamiento. Es de noche, no sé qué hora en la madrugada. La autopista está muy transitada, pero aun así no hay muchos autos por donde elegir aquí. Nos detenemos en la parte más alejada, donde nadie pueda ver que estamos cometiendo un delito. Nuestro elegido es un auto marrón y un modelo bastante años viejo. Derek se pone en marcha para hacerlo arrancar mientras que Joe carga la pistola sin disimulo.
Me giro para buscar las maletas cuando el sonido de vidrios rompiéndose en mil pedazos me sorprende. La rapidez con la que volteo, me parece extraño hasta a mi y más con mi corazón latiendo a mil por segundo. Mi ritmo cardíaco se controla un poco al ver que Joe fue quién ocasionó el desastre.
—¿Acabas de romper el vidrio? —ahora entiendo por qué tenía la pistola. La utilizó para romper el vidrio.
—¿Fue tu idea robar el auto y te sorprendes de que rompa el vidrio? —touché.
—Podrías haber sido un poco más sigiloso —digo para no darle la razón.
En ese momento Derek consigue hacer arrancar el auto y sale de allí abajo sin prestarle atención a nuestra discusión. Cambiamos las maletas hasta nuestro nuevo auto y continuamos el sueño comienza a hacerse nuevamente presente en mí, pero me mantengo despierta esperando atenta por el siguiente ataque. Muero de ganas por ver de qué tendremos que escapar nuevamente y poder ser eficiente una vez más para demostrarle a Derek que traerme no fue mala idea después de todo.
Finalmente, ya amaneció y no paramos ni un segundo hasta llegar a Las Vegas. Jamás había venido aquí antes y supongo que es un buen viaje padre e hija, a pesar de las circunstancias. Deja el auto en una calle que esta poco transitada y con nuestras maletas, ojos muy alertas por parte de ambos, comenzamos a caminar hasta un hotel que estaba tres calles de donde dejamos el auto. No es como a los que acostumbro, pero es un buen hotel.
Derek pide una habitación y me sorprendo un poco porque estaremos los tres allí. Luego caigo en cuenta que es mejor estar juntos por si llegan a atacar nuevamente. Es decir, se defenderme con mis propias manos, pero si alguien aparece con un arma todo lo que aprendí estos meses puede ser inservible. Nos adentramos en la habitación en un completo silencio. Me siento en la cama y con una sonrisa pregunto:
—¿Qué haremos a continuación?
—Por lo pronto, alejarte —responde Derek abriendo su maleta y sacando su teléfono celular.
—Espera, ¿no estábamos juntos en esto? —pregunto arqueando una ceja.
—Nunca "estuvimos juntos en esto", Sophie —me dice haciendo comillas con sus dedos— Esto es mi trabajo y tú estás interfiriendo. Te dije que te quedaras, ¿Qué crees dirá Emily sobre esto?
—Querrá castigarme de por vida y posiblemente me mandé a un convento, pero eso no me importa porque eres mi padre y quiero estar contigo.
Si bien esto no era del todo mentira. En realidad extrañaría a Derek en todo este viaje y por eso decidí unirme también. Creo que fue 75% por él y el otro 25% por aburrimiento.
—¡No vengas con tus juegos psicólogos, Sophie! —okay en realidad me ofende que no crea que en verdad quiero pasar tiempo con él— Puedes morir, ¿entiendes? Volverás a Los Ángeles. No importa cuando tiempo me tarde, cuando nos retrasemos. No pondré tu vida en peligro.
Entorno mis ojos sabiendo que no hay más nada que yo pueda decir para hacerlo cambiar de opinión. Joe con un poco de incomodidad, aclara su garganta haciendo que la mirada de enojo de Derek deje de posarse sobre mí y lo haga sobre él, aunque más relajado.
—Creo que llevarla a Los Ángeles, nos llevará mucho porque, ya saben lo que buscamos, Derek. No tardarán en buscarnos a nosotros —dice Joe— No sería mala idea llevarla con nosotros...
—¿Consumiste drogas? ¡Es Sophie! Ella es...
—Irresponsable, impulsiva y egocéntrica... —le interrumpe Joe y me mira por unos escasos segundos de reojo.
—Hey, estoy frente a ti —le digo un poco molesta a Joe— Y se me ocurre una palabra que comienza con I para describirte también...
— Pero puede ser muy buena. Tiene potencial. Con un poco más de entrenamiento...
—¡Tiene diecisiete años, Joe! Es una niña.
Bueno Derek era innecesario agregar que soy una niña frente a tu guapo compañero que me gusta, pero gracias.
—Yo también comencé a los diecisiete. Fuiste mi instructor, ¿recuerdas?
Ahora Joe ya no tiene esa mirada convencida, hay una que no conozco y jamás había visto en sus ojos; tristeza. Frunzo el ceño al encontrarme con intensas ganas de abrazarlo. De un momento a otro, paso de ser el fuerte hombre y sexy agente de la CIA a ser un simple niño. Un triste y pobre niño.
¿Qué diablos?
—Bien —dice Derek sin mirarnos a ninguno de los dos— Pero la vida de Sophie importa más que el trabajo.
—Prometí protegerla. La promesa sigue intacta por más que no estemos en Los Ángeles.
Derek no me dice más nada, a ninguno de los dos. Joe y yo creemos que es mejor que él sea el primero en dormir mientras nosotros vigilamos. Nos sentamos en el suelo junto a la puerta, mientras juego con mi celular lanzándolo y atrapándolo. Observo la respiración pausada de Derek y sé que se durmió.
—Gracias por convencerlo —le digo a Joe, que no intercambio ninguna palabra conmigo desde que estaba por llamarlo idiota.
—Espero que esto pueda servirte como castigo para no ser tan entrometida —me responde mientras se recuesta por el sofá y estira sus piernas.
—¿Entrometida, ah? —repito divertida— Una nueva palabra a la lista de los adjetivos que tienes para mí.
Me pregunto si existe la posibilidad de que existan los adjetivos hermosa y fabulosa en esa lista. La respuesta viene casi al instante.
—Fue arriesgado venir y lo sabes —me dice elevando sus cejas— Además me lo prometiste.
—Crucé los dedos, capitán —Joe niega con la cabeza, dando por sentado que no tengo remedio.
Joe se queda mirándome fijamente, quizás, como nunca lo ha hecho. Es decir, tampoco es como si nunca hubiéramos hecho contacto visual, pero los sentimientos que sus ojos transmiten, son tan distintos y a la vez tan iguales a los de siempre. Como si hubiera pensado algo incorrecto u ocurrido algo malo, baja la mirada lentamente hasta sus fuertes manos. No sucedió la segunda opción, así que... ¿Qué pensó?
—Hablaba en serio cuando decía que tienes potencial —vuelve a hablar sin hacer contacto visual conmigo y a pesar de eso, sus palabras me emocionan.
—Ayúdame a ser la mejor en todo esto del espionaje —digo lo primero que se me viene a la cabeza y luego de pensarlo por unos segundos, no parece mala idea. Joe me observa con los ojos entrecerrados. Continuo— Quiero que Derek este orgulloso de mí.
—Prométeme que harás lo que yo te diga y no más sorpresas —Auch.
—Lo prometo —asiento sin dudarlo.
—Enséñame tus manos —dice desconfiado.
Elevo mis manos riéndome, mostrándole que esta vez la promesa es sincera y estoy dispuesta a cumplirla. Joe también se ríe y como dije antes, es como estar en el cielo al oír su risa. Algo que reproduciría una y otra vez.
—Te ayudaré, Sophie —asiente sonriendo y dejando de reírse. Imito su gesto, sintiendo como mi corazón late a mil por hora y poniéndome de pie, ignoro el sentimiento.
A partir de ahora comienza el dra-ma
¿Quién creen que los alcanzará luego? pista: ya la conocen!
Gracias por votar y comentar!
Nos leemos
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