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Capítulo 20: Bala perdida.

ÚLTIMO CAPÍTULO: BALA PERDIDA

SOPHIE

Cameron se adentra en la habitación. Sus ojos muestran la diversión y el placer que siente al verme contra mi voluntad en esta habitación. Agh, lo detesto. Quién diría que un hombre que tiene cara de imbécil no sería para nada un imbécil. Le ordena a Joe salir, puedo ver cómo lucha internamente ante esa orden, pero por nuestro plan, sale a regañadientes. Claro que Cameron no nota esa secuencia.

—¿Se te perdió algo? —pregunto enojada. Lo fulmino con la mirada, como si pudiera enterrarlo de esa forma. Aish, ya quisiera.

—Sí, información confidencial que tu querido padre no nos quiere dar —me dice sonriéndome como si fuera una niña y no entendiera nada.

—Pues será mejor que te des por vencido. Derek no te dará nada —ahora quién sonríe satisfecha soy yo. Me cruzo de brazos.

—Por fin estamos de acuerdo. Derek no me dará nada. Por lo menos no a mí —ahora mi sonrisa se desvanece y la suya se hace más grande. Se ríe— Aunque... si su adorada hija Sophie, se lo pide... quizás sí.

—¿Sabes qué, Cameron? La adorada hija no quiere pedirle nada —me encojo de hombros.

—¿Por favor? —pregunta mirándome con el entrecejo fruncido y con los labios casi formando un puchero.

—No —respondo de la manera más obvia del mundo, demostrando lo absurda que es su pregunta y lo mucho que me desagrada.

Hace una nueva de aceptación.

—Quise hacerlo por las buenas... —dice con tono de falsa culpabilidad— ¡Dean!

En ese momento Dean se adentra en la habitación y su mirada no es para nada cómo antes. Ya no existe ese hombre triste que conocí hace sólo unas horas, ahora es inexpresivo. Casi como un robot. Me pregunto si en verdad será un robot...

—No te me acerques —le advierto dándole una mala mirada.

—¿O qué? ¿Me manipularas nuevamente? —auch. Bien, si, parece que le molestó demasiado lo de hace unas horas— Ya terminemos con esto.

—¿Qué...? —me sorprendo al ver que de un momento a otro su mano tira con fuera de mi muñeca, obligándome a ponerme algo así como...— ¿Un reloj? —pregunto confundida.

Cameron niega con la cabeza mientras que Dean vuelve a salir de la habitación sin dirigirme la mirada. Miro mi muñeca. Parece un reloj, sólo que no tiene la hora. Marca dos horas exactas y entonces, caigo en cuenta de que no es un reloj...

—Es una bomba —me dice Cameron al momento justo que se activa y los segundos, comienzan a correr con rapidez.

Mierda.

OLIVIA

El plan está hecho. Poco a poco iremos derribando a los guardias que se encuentran merodeando con nosotros hasta llegar solamente con Cameron. Sé que sin su séquito de mulitas no será tan malo como demuestra ser ahora, tendrá miedo y nos liberara. Bueno, eso espero. A este punto espero cualquier cosa de él. No esperaba que me secuestre y miren como terminé. Si sigue siendo un completo idiota, por lo menos haremos que se rinda ante nosotros porque seremos más.

Eithan y yo nos miramos antes de comenzar a separarnos. Pero cuando él voltea para irse, lo llamo.

—Eithan —mi hermano voltea, viéndome con las cejas elevadas y sin poder sentir las ganas que tengo de abrazarlo— Ten cuidado.

Eithan asiente con la cabeza, deteniéndose a observarme unos segundos. Puedo sentir que el sentimiento es mutuo. Finalmente, eleva la mirada y me sonríe divertido.

—El que logra derribar más guardias le debe algo al otro.

El momento de tristeza pasa y sonrío. Entorno mis ojos antes de voltear a comenzar mi misión con un sabor un poco más dulce que hace segundos. Eithan siendo Eithan.

SOPHIE

—¡¿Perdiste la cabeza?! —exclamo, sintiéndome desesperada al tener prácticamente el tiempo correr sobre mi muñeca.

—La cabeza no, la paciencia, sí —responde Cameron dándome la espalda— Tu querido padre se escapó.

No lo creo.

—¿Qué? —pregunto sorprendida. Debo haber oído mal.

—Lo que escuchaste —me responde volteándose. Puedo ver como su mirada es distinta, no es la propia mirada de suficiencia de Cameron, es otra cosa— Derek escapó.

Ahora lo veo. Siente miedo. Miedo de que las cosas no le hayan salido como quiso y seguramente de saber que mi padre puede estar en cualquier lugar y yo, su hija, estoy aquí encerrada. Ambos sabemos que no es algo que a Derek le gustará escuchar y por mucho que quiera verlo devuelta, tendrá que esperar.

Espero que este muy lejos de aquí.

—Bravo Cameron —aplaudo sonriendo falsamente— Eres más imbécil de lo que imaginé.

—Derek el único imbécil aquí —responde al instante con furia dándome una mala mirada, posiblemente esperando que me aleje con miedo, pero a mí no me mueve nada— ¿Por qué irse si debe volver de todas formas? Eres justamente el imán que lo traerá devuelta en cuanto se entere que estás aquí.

Ahora mi alegría se apaga. Cameron tiene razón. Derek volverá por mí, justamente lo que él quiere.

—¿Y qué si es así? ¿Realmente crees que lograras lo que quieres? ¡Si no pudiste la primera, dudo que la segunda! —me río burlona, fingiendo que no me preocupa en lo absoluto saber que Derek volverá.

La puerta vuelve a abrirse y miro en esa dirección, esperando que sea Joe quién se adentra pero no, es Stella y viene cargando una pistola. Mi ritmo cardiaco se acelera al instante porque sé que ante un arma no podré hacer nada. Eso es jugar sucio. Cameron sin decir nada más sale de la habitación bastante frustrado con mis palabras al parecer.

Los ojos de Stella me observan con interés, aunque su mirada filosa me deja ver que eso no es bueno. Arqueo una de mis cejas y activo mi modo perra.

—¿Se te perdió algo? —pregunto con una sonrisa falsa.

Hace una mueca, desinteresada.

—Estaba pensando —dice encogiéndose de hombros.

—¿Y esperas que te felicite por ello? ¿Por eso me mirabas? —vuelvo a provocarla dándole una mirada inocente.

Se ríe. Comienza a caminar por la habitación sosteniendo la pistola en una de sus manos y eso me pone nerviosa, no Stella, sino el arma. Sumándole que vamos, es la ex de Joe, ganas de dispararme no le deben faltar.

Miro la bomba que tengo en mi mano y en ese momento cambia un minuto, casi me sobresalto. Jamás había visto una bomba, es decir, sólo en películas, jamás una de cerca y mucho menos sobre mi muñeca. Tengo miedo de moverme demasiado y que por alguna razón eso acelere más el tiempo, o inclusive explote.

Me gustaría estar con alguien conocido en este momento y que me abracen. Pero lamentablemente no se puede. Me tengo a mi misma y con eso debe bastarme.

—¿Nunca te dijeron que a veces hablas de más y dices cosas que no te convienen? —pregunta divertida, mientras camina dándome la espalda.

—Siempre, pero no por eso voy a dejar de hacerlo.

—¿Ah sí? —pregunta con falso interés — ¿No aceptas consejos?

—Los acepto siempre, pero depende la persona los tengo en cuenta. Si viene de ti, ten por seguro que entra por un oído y sale por el otro.

Lo que le digo la hace sonreír con un odio inimaginable, que hasta me hace temer. Me pongo de pie tranquilamente, viéndome venir cualquier ataque de su parte.

—Entonces, ¿no quieres saber qué pensaba? —pregunta arqueando una ceja.

—No pero si tanto quieres decirlo, eres libre de hablar —me encojo de hombros.

—Estaba pensando que te verías mucho mejor con una bala incrustada en la cabeza.

Eso me asusta, no crean que no, pero demostrarlo sería peor que cualquier cosa. Porque eso le daría la satisfacción de saber que tiene poder sobre mí y no le permitiré saber eso. Me mantendré firme con una sonrisa y me guardaré las emociones para después.

—No les conviene matarme, Stella. Piensa, ¿Qué buscan los piratas? —digo sonriendo. Ella arquea una ceja. No le doy tiempo de responder — Los tesoros. Si no hay tesoro, el pirata no viene.

—Piensa Sophie —dice endulzando su tono de voz. Como si hablará con una niña— El pirata no sabrá que no hay tesoro hasta que viene a buscarlo.

No digo nada ante eso porque está en lo cierto. Tranquilamente podrían matarme y Derek lo no sabría hasta que viniera engañado pensando que me salvaría. Sólo espero que no piense en volver. Ya hizo bien escapando y si es lo suficientemente listo, sabrá que con Joe y Olivia a mi lado me escape está asegurado.

Por favor, Derek. No vuelvas.

¿Qué ganas con todo esto? —pregunto mostrándome sería. Mis piernas me tiemblan y sólo deseo dormir.

—¿No te lo contó ya? —frunzo el ceño— Joe. ¿No te contó ya cual es mi objetivo aquí? ¿Piensas que soy igual de idiota que Cameron y no me doy cuenta de que están juntos en esto?

—No sé de qué hablas, Stella —respondo encogiéndome de hombros— Joe esta de su lado y la verdad, eso me asquea, pero bueno. Por cierto, que desconfiada...

—No confío en nadie, ni siquiera en Cameron, ¿Crees que iba a confiar en Joe? —se ríe— Pero tengo un idea de cómo comprobar mi teoría.

Cuando voy a responder, tira del gatillo disparándole a una almohada del sofá. Sin embargo, el sonido me sobresalto e hizo que mi corazón se vuelva loco. Como reflejo miro a la bomba y sigue ahí, cuatro horas y cuarenta minutos con dos segundos.

Dean y Cameron se adentran en la habitación mirando con sorpresa, por último entra Joe y rayos, desearía que no lo hubiera hecho porque ya me estoy imaginando la idea de la psicópata de Stella.

—¿Qué diablos, Stella? —pregunta Cameron al darse cuenta que fue al almohadón a quien disparó y no a mí.

—Joe y Sophie están juntos en esto —dice Stella sonriendo como una desquiciada. Mi ceño se frunce y sólo espero que mi imaginación se esté equivocando.

—¿Realmente crees que estaría del lado de una adolescente estúpida? —dice Joe con desinterés, mirando a Stella con cansancio.

Auch.

—Estúpido serás tú, desgraciado —contraataco sintiendo la mirada de Dean sobre mí.

—Pruébalo —vuelve a repetir Stella teniéndole la pistola.

Joe frunce el ceño ante eso y yo no puedo estar más molesta conmigo misma, ¿Por qué siempre mis sospechas resultan ser ciertas?

Joe no se mueve, sólo se queda mirando la pistola pensando posiblemente como demonios salir de esto. Aprieto mis labios. Quiero que no lo descubran, pero tampoco quiero que me dispare. Dean sólo observa la escena con curiosidad, como si todo esto para él sólo fuera una obra.

—No voy a... —Joe es interrumpido.

—Hazlo —todos miramos a Cameron. Él mantiene su mirada en el suelo y cuando nadie dice o hace nada, la eleva molesto— Dispárale y terminemos con esto.

No sé porque siento que Cameron depósito demasiada confianza en Joe y al no verlo hacer lo que desea, más bien, al demostrarle que su lealtad fue falsa, se ve herido. Aunque creo que son detalles que solamente yo estoy notando, todos se encuentran muy ocupados pensando en sus propios traseros.

—Si la matamos, Derek no vendrá —dice Joe.

—La pierna parece buen blanco y no vas a matarla. Sólo... probarte —responde Cameron elevando el mentón. Esta tan confiado de que Joe lo hará.

Bien. Aquí es donde nuestro plan debe comenzar. Miro por última vez el tiempo corriendo sobre mi muñeca. Si antes tenía miedo de moverme porque pensaba que eso podría de alguna manera acelerar el tiempo o hacer que explote, ahora tendría que enfrentar mis miedos y comenzar a moverme.

Narrador Omnisciente

Joe golpea la pistola alejándola en el momento justo que Dean y Cameron estaban listos para atraparlo. Sorprendentemente sólo se centran en lo físico y olvidan el arma, por ende Stella intenta ir tras ella, pero Sophie tira de su cabello haciendo que cualquier intento sea en vano.

La rubia hace una mueca cuando la adolescente tira de ella como si su vida dependiera de ello. Deja que Sophie la acerque lo suficientemente para dar media vuelta y propiciarle una bofetada.

—¡Me abofeteaste! —exclama Sophie con indignación mientras se lleva ambas manos a su rostro enrojecido.

—¡Casi me arrancas un mechón! ¿Esperabas un abrazo? —le responde Stella, sintiendo su cuero cabelludo dolor y cómo la cabeza le da mil vueltas del dolor.

Una muy indignada Sophie se acerca para propiciarle unos golpes, pero Stella es más rápida y logra esquivarlos. Mientras tanto, Joe hace lo que puede intentando esquivar y devolver golpes con Cameron y Dean, por alguna razón él se dice a si mismo que creía que los golpes del segundo serían más dolorosos, teniendo en cuenta quién es, pero no son la gran cosa.

Cameron se centra en Joe, entonces Dean aprovecha para buscar la pistola. Sophie quien estaba sobre Stella, se da cuenta de eso, así que deja de golpear a su contrincante para ir tras el arma.

Cuando Dean la tiene en sus manos, una patada de Soph hace que se aleje de sus manos. La rubia que estaba siendo golpeada por ella se levanta e intenta buscar revancha, pero empuja a Sophie del golpe que Dean iba a propiciarle ayudándole por error a buscar el arma.

—¡Basta ya, todos! —exclama Sophie apuntando el arma hacia las cuatro personas que se encontraban peleando, sus manos le tiemblan pero sabe disimularlo sosteniendo fuertemente la pistola.

Todos se quedan estáticos al verla sosteniendo el arma, como ella está cerca de la puerta, nadie puede escapar tampoco para liberarse de esto. Cameron suelta una maldición sintiendo que Dean y Stella son imbéciles por permitirle llegar hasta el arma, pero ellos simplemente elevan las manos sintiendo vergüenza por ello.

—Joe, ven conmigo —logra pronunciar Sophie tras la adrenalina y miedo que está sintiendo. Gracias a eso, logra olvidar la bomba que tiene en su muñeca.

—¡Te lo dije! —exclama Stella hacía Cameron, quien escucha sus palabras y ahora se maldice a si mismo por confiar tanto en Joe, pero la ignora olímpicamente, muy orgulloso para aceptar que él no tuvo razón.

—Si alguno se mueve, voy a disparar —avisa Sophie muy segura de sus palabras, sabe que en realidad esta posiblemente sea su única oportunidad de salir.

—No seas estúpida. Tienes una bomba que sólo Cameron puede desactivar —habla Dean, quién a diferencia de todos, es el más calmado.

Sophie recuerda entonces la bomba. Joe a su lado tira de su brazo.

—Vámonos. Él no hará nada —dice Joe con tono amenazante hacia Cameron. Si se atreve a lastimar más a Sophie, no responderá ante él.

—Da un paso más y vuelas en pedazos, Sophie. Sé que eres lista y me darás el arma —ahora habla Cameron, comienza a caminar a medida que pronuncia esas palabras.

—No quieres llevarte una desilusión, niña —esa es Stella.

—¡Quédense quietos! —exclama Sophie sin saber cómo avanzar realmente. Quiere irse con Joe, pero sabe que quedarse significa seguir con vida y no morir por una explosión.

—Sophie... —dice Stella, medio riéndose— Eso no tiene balas.

Sophie dispara, si antes tenía miedo de su futuro, esas palabras la llevaron al límite. Lamentablemente las palabras de Stella fueron ciertas, debido a qué cuando nadie prestaba atención, ella quitó las balas. No confiaba en darle una pistola a Joe y entonces, tomó una prevención a una situación como esta.

Joe tira del brazo de Sophie hacia fuera de la habitación. Ella reacciona al instante y sigue sus pasos.

—¡Atrápenlos! —grita Cameron— ¡Atrápenlos, maldición! —vuelve a gritar enojado. Joe hizo que se doblará el tobillo y no puede hacer más movimientos bruscos.

Stella y Dean van tras ellos, pero Sophie y Joe tienen más velocidad. Bajan las escaleras uno tras otro, en la primera es ella, por la prisa que lleva tropieza con uno de los guardias que Olivia había dejado inconsciente minutos antes de que pasarán por aquí.

—¡Mierda! —exclama Sophie y Joe intenta ayudarla, ya delante de ella, pero se queda estática observando las esposas que el guardia tiene en su cinturón.

—Sophie... —dice Joe, esperando que reaccione. Ella lo mira y niega con la cabeza. Frunce el ceño sin entender a qué quiere llegar y tampoco lo hará. Intenta tomarla en sus brazos pero ella es más rápida y lo golpea— Soph, ¿Qué demonios...?

Sophie se levanta y le quita las esposas al guardia. Vuelve a subir las escaleras con rapidez, elevando las manos en signo de derrota. Stella y Dean la observan con sorpresa cuando se reencuentran con ella.

—¡Sophie! —exclama Joe subiendo las escaleras.

—Dean aléjalo de mi —pide Sophie con dureza al hombre que todo le parece aburrido.

Dean sin sorpresa alguna va directamente y detiene a Joe, quién venía tras Sophie.

—¡Sophie! ¡Sophie! ¡¿Qué demonios intentas hacer?!

Sophie lo lamenta, pero no quiere que vaya a evitar que haga el acuerdo con Cameron. Lamenta no serle fiel al plan que crearon juntos pero los planes cambiaron en el momento que una bomba se colocó sobre ella. Ya no es seguro estar a su alrededor por eso ideó otro plan a último momento.

Stella tira del brazo de Sophie llevándola con Cameron, ella tampoco se opone a que la lleve, después de todo es justamente lo que busca. Lo que nadie nota, son las esposas que escondió dentro de su ropa. Se reencuentran con Cameron quien viene cojeando por su pierna, pero firme a seguir con todo lo que planeó desde años.

—Te propongo un trato —dice Sophie mirando a Cameron con firmeza y pronunciando las palabras con una seguridad increíble que hace al mencionado reír.

—No estás en posiciones de reclamar algo —le responde Cameron sonriendo falsamente. Se pueden observar partes enrojecidas en su rostro a causa de los golpes que más tarde se transformarán en hematomas.

—Si aceptas mi trato yo misma le exigiré a Derek la información estúpida que tanto quieres —eso hace que la sonrisa de Cameron se borré y comience a pensar en sus palabras.

—¿Cuál es tu trato? —pregunta Cameron sonriendo sin gracia alguna.

—Libéralos a todos y me quedaré contigo. Sólo nosotros esperando a Derek. Cuando venga yo te prometo que conseguiré la información.

Cameron piensa en sus palabras y entonces, no. Algo anda mal. Si se quedan solos serán Derek y Sophie contra él, y así la pelea no sería justa. Aunque... ella no tiene por qué saber eso, piensa tras fingir seriedad.

—Trato —dice asintiendo con la cabeza. Posa sus ojos en Stella, quien observa cautelosa la conversación— Encárgate de todos.

Stella capta lo que intenta decirle y ella misma también pensó que lo de quedarse a solas con Sophie y Derek sería una completa estupidez. Así que sólo asiente con la cabeza y se aleja con rapidez de ellos para ir tras los demás.

Aunque... Sophie tampoco es estúpida y sabe perfectamente que Cameron tampoco lo es. En cuanto Stella está lejos, saca las esposas y coloca un lado en la mano de este, y la otra en la suya.

—¿Qué demo...? —intenta decir Cameron, pero aprovechando que su pierna está mal, lo empuja dentro de una habitación con ella.

(...)

Mientras tanto en el primer piso, Olivia pelea con Peter. Le arroja unos libros que encuentra furiosa, él los aleja con golpes.

—¡¿Por qué... —arroja un libro, Peter lo golpea con su puño, alejándolo— demonios... —vuelve a hacerlo y él repite la acción— haces esto?! —termina lanzándole un jarrón que estaba cerca.

Peter toma el jarrón entre sus manos y se lo lanza devuelta mientras que ella lo esquiva olímpicamente.

—No tenía otra opción —le dice Peter con intenciones de terminar la pelea, pero Olivia insiste en derrotarlo.

—Tenías la opción de decir que no —le dice acercándose para golpearlo, entonces Peter le dobla la mano y ella chilla del dolor, pero luego aprovecha la posición para darle una patada en la entrepierna.

Eso lo hace caer al suelo del dolor. Se coloca boca abajo mientras gruñe enojado. Con sus dos piernas estiradas logra hacer que Olivia caiga a un lado, entrelazado sus piernas con las de ella. La rubia se parte el labio y cuando se voltea se encuentra con Peter apuntándole.

—Cameron es mi medio hermano —le confiesa.

Olivia se queda sorprendida mirándolo y no puede creerlo. En todo este tiempo de relación jamás lo mencionó, ni siquiera se lo esperaba. Aunque la sorpresa sólo le dura segundos porque aprovecha que Peter crea eso para usar la misma táctica de las piernas con él, sólo que no suelta la pistola cuando cae al suelo y logra dispararle a Olivia en el brazo.

—¡Mierda! —exclama Olivia cayendo al suelo del dolor punzante en el brazo.

Peter se incorpora con la rapidez de un robot, como si la caída sólo hubiera sido respirar. Olivia intenta moverse con las piernas hacia atrás para alejarse mientras a comienza sentir la sangre salir de su cuerpo. Cuando lo observa apuntarle con la pistola, sabe que todo acabó para ella.

—Lo lamento, Olivia —le dice Peter en verdad sintiéndolo, pero la familia está primero y ella no era su hermano Cameron.

Olivia cierra los ojos antes de que estos se llenen de lágrimas y su labio inferior comienza a temblar. De un momento a otro, escucha el cuerpo de Peter caer en seco producto de un fuerte golpe con algo de aluminio. Abre sus ojos, sobresaltada. Una lágrima se escapa de sus ojos.

—Es realmente sorprendente cómo funcionan estás cosas —dice la castaña sosteniendo el sartén de la forma más delicada y elegante posible.

Olivia sonríe poco a poco.

—¿Emily?

(...)

En una habitación al otro lado de la casa, Dean amarra a Joe a una silla.

—Si no te quedas quieto, voy a dejarte inconsciente —le avisa Dean, cruzándose de brazos y observándole como si le aburriera. En realidad eso sucede, lo aburren. Las cosas que él paso fueron más interesantes.

—¡No puede estar ahí sola! ¡Déjame! —le grita Joe moviéndose para intentar liberarse, pero Dean lo amarró bien.

—La chica es fuerte, astuta... deberías confiar. Sabe lo que hace —le dice Dean con tono tranquilo.

—¡No permitiré que nada le pase! —grita Joe, enojado por la actitud de Dean y preocupando por los impulsos de Sophie.

—Ya. Si tanto te preocupa, voy a ver cómo está —dice Dean entornando los ojos y preguntándose si él alguna vez llegó a ser así de insoportable e insistente con algo.

Dean sale de la habitación en dirección a donde Cameron está con Sophie. Joe se mueve para todos lados intentando romper la silla pero sólo consigue caerse hacia atrás, golpeando su cabeza y no logrando su objetivo. Maldice frustrado.

Alguien vestido completamente de negro se adentra en la habitación y se encarga de levantar la silla. Joe le observa con el ceño fruncido y cuando se quita el pasamontañas...

No puede creerlo.

—Derek —dice Joe en forma de alivio y sorpresa. Después de tanto tiempo ver su rostro le parece una alucinación y se pregunta si realmente no se golpeó tan fuerte la cabeza que ahora está imaginando cosas

—Llévame con Sophie.

Derek corta con un cuchillo las cintas que lo amarraban a la silla, sin expresión alguna, tanta que alarma un poco a Joe. Se pregunta si realmente es él.

—¿Cómo... es qué estás aquí? —pregunta Joe, aún sorprendido por si aparición.

—Con mi ayuda —dice Dean apareciendo tras Derek. Eso confunde más a Joe.

Derek sonríe a Dean y entonces, ambos se ríen por el rostro de confusión de Joe. Tienen mucho que explicarle.

—Cameron siempre monitorea todo. Desde donde estaba encerrado, podía ver todo lo que ocurría con Sophie dentro de la base y me informaron de que la traerían aquí porque estaba evitando que avancen en la investigación, además porque querían utilizarla para amenazarme.

"Lo que ocurría con Sophie dentro de la base" esas palabras hacen eco en la cabeza de Joe y las imágenes de ellos dos besándose se hacen presente, provocando nerviosismo en él.

—Entonces... —Joe intenta hablar pero Derek lo interrumpe.

—Ya hablaremos Brixtòn —dice Derek con una media sonrisa— Vamos a darle el pendrive a Cameron y salvemos a mi hija.

(...)

—¡Pero, ¿Qué tienes en la cabeza?! —le pregunta Cameron a Sophie observándole con molestia. Que lo haya esposado con ella fue un gran error.

—Si voy a morir, tú también lo harás conmigo —espeta Sophie con molestia.

—¿Sabes qué estoy dispuesto a morir por esto, no? —pregunta Cameron fingiendo no tener miedo, pero por dentro comenzó a temerle. Su plan jamás fue morir en esta misión.

—Pues, morirás junto a la persona que asesinaras —le responde Sophie sintiendo una ira incontrolable. No quiere morir y no puede creer que por ideas locas de un psicópata lo esté por hacer.

—Ve el lado bueno, no estarás para cuando todo sea un desastre.

—¿Cuál es el fin de tu... plan macabro? —pregunta Sophie mirándolo mal.

—La información que tu padre posee es sumamente importante. De armamento especializado guardado en una mina abandonada en lo más recóndito del mundo... Si llegó hasta ella podré brindarle esa información al gobierno asiático y se encargarán de quitar la corrupción de este país. Me pondrán al mando y yo mismo me encargaré de eso.

—¿Armamento especializado? ¿Te refieres a armas? —Cameron asiente con la cabeza.

—Son armas que han estado probándose y estudiándose detenidamente por años. Son... totalmente letales. Para ello hicieron pruebas con humanos.

Sophie comienza a atar cabos.

—Uno de esos humanos es Dean... —dice Sophie sorprendida— Por eso está ayudándote. Tú le prometiste su libertad para que pueda ir en busca de Lauren, ¿No es así?

Cameron se ríe. Pero qué inteligente la adolescente entrometida, piensa. El escuchar su plan salir de los labios de alguien más le produce un orgullo gigante y su ego sube mucho más allá de las nubes.

—Supuestamente. Dean... no se reencontrara con Lauren —niega con la cabeza. Se siente confiado de contarle su plan a Sophie porque puede ver en ella la misma esencia de competitividad que él tiene y no se equivocaba, sólo que ella no está dispuesta a pasar a los demás por encima para lograr sus objetivos— Mataré a Dean y Stella en cuanto todo esté listo.

—¿Por qué harás eso? —pregunta dolida con su decisión.

—Porque ambos son vengativos y crueles. Arruinaran mis planes de un gobierno mejor con sus ideas de venganza. No puedo permitirlo.

—¿Te das cuenta de que quieres un gobierno mejor pero tú eres como los que intentas destruir? Corrupto, asesino, cruel... —le dice Sophie negando con la cabeza.

Sophie lo observa con miedo. Está muy segura de que él perdió la cordura. Sus ambiciones lo llevaron al límite y ya no puede diferenciar entre lo bueno, y lo malo. Lo único que ve es su objetivo y está dispuesto a pasar a cualquier persona para llegar a él.

Cameron apunta con la pistola a Sophie enojado por las palabras que ella acaba de propiciarle. Ella eleva el cuello respirando con dificultad.

—No te atrevas a ponerle un dedo encima a mi hija.

Al escuchar esa dulce, amable y elegante pero al mismo tiempo amenazante y filosa voz. Emily Harrison está parada junto a Olivia apuntando a Cameron quién no entiende nada.

—Olivia... —dice Cameron viendo después de mucho tiempo a su prometida.

Cameron de verdad amaba a Olivia. Lo que primero comenzó como un plan para ver los documentos que escondía, terminó con él enamorándose perdidamente de ella. Aunque ese amor no era más fuerte que sus deseos de ambición.

—Hola imbécil —le responde Olivia con dureza.

Si bien ella no lo amaba con la misma intensidad, si lo quería y el haberle traicionado de esta manera la lastimó.

Emily no entiende muy bien el ambiente tenso que se creó entre estos dos personajes y tampoco tiene tiempo para comprenderlo. Así que interrumpe presentándose con arrogancia.

—Dame a mi hija, Cameron —le ordena Emily, apuntándole más con el arma, acercándose a ellos. Cortando el momento tenso de Cameron y Olivia.

—Un paso más y tendrás el cuerpo sin vida de tu hija —responde Cameron con una sonrisa cínica.

—Si no nos das a mi hija con vida no te daré esto, Cameron.

Derek se adentra en la habitación junto a Joe y Eithan quienes apuntan a Dean. Este último eleva ambas manos y sólo se encuentra enojado. Cameron enfurece al ver a su hombre más fuerte en esa posición y lo reconforta pensar que pronto lo matará. Los ojos del joven ambicioso se encuentran con el pendrive que sostiene Derek en sus manos y siente alegría. Aunque aquí no termina todo...

—Creí haberte dicho que me esperaras en el auto —le dice Derek a Emily con un evidente disgusto por su presencia aquí.

—Y yo pensé que me conocías —le responde Emily dándole una mirada de superioridad.

Ashton, el hermano de Sophie, le había informado a Emily que ella no había vuelto a Los Ángeles como le prometió. Entonces, su madre se encargó personalmente de hablarle a Derek, quién había estado evitándola desde hace meses. Justamente la llamada llega cuando estaba escapando de la casa en Las Vegas de Cameron, donde lo tenía secuestrado. Obviamente Derek pensó que era una mala idea ocultarle que su hija estaba secuestrada en el área 51, así que se lo confesó y Emily no tardó en pegar el grito en el cielo, y por supuesto, querer ir por su niña. Y así fue.

—Pero miren que lindo. Toda la familia está aquí —comenta Cameron sonriendo— Mamá, papá... hasta el novio.

—¿Novio? —pregunta Emily, confundida.

—Eso no importa —responde Sophie— No es tiempo de actualizaciones. Entrégale el pendrive, Derek.

Lo último que Sophie quería era que sus padres se enteren de su... relación o lo que sea que tiene con Joe, gracias a Cameron. Aunque por la mirada de Emily sabe que no le dejará pasar y en cuanto todo acabe le hará miles de preguntas sobre eso.

—Hasta que no te tenga en mis brazos y lejos de aquí. No entregare nada, Sophie —le responde Derek centrando sus ojos en Cameron.

Siente tantas ganas de golpearlo por meterse con lo que más quiere en el mundo; su hija.

—Pues... veras, tu hija se encargó de que estemos juntos en esto. Así que tendremos que ir hasta abajo para quitarnos esto —señala las esposas con la mirada— Y detener los fuegos artificiales.

—¿Fuegos artificiales? —pregunta Emily, nuevamente, confundida.

Olivia, Eithan y Derek observan la muñeca de Sophie entendiendo rápidamente a qué se refiere Cameron. Su padre lanza una maldición.

—Una bomba, mamá —le explica Sophie elevando su muñeca con lentitud. Sólo queda media hora para que la bomba explote.

Los ojos de Emily Harrison observan con desprecio al hombre que su hija tiene al lado y por primera vez en su vida, no llora aun sintiendo un nudo en la garganta. Eleva el mentón y se acerca más con la pistola hacia Cameron.

—Desactiva esa maldita bomba o lamentaras haberte metido con mi hija —le dice Emily seriamente.

Cameron por supuesto que teme. Con todas las personas en la habitación fácilmente podrían derrotarlo, pero el tener a Sophie esposada y con una bomba es su salvación en estos momentos. Aunque, su sonrisa cínica flaquee, se mantiene firme como todos aquí.

—Vayamos al control —es lo único que dice.

Eithan y Joe se encargan de mantener vigilado a Dean, para que Cameron no sospeche nada, mientras que Derek, Emily y Olivia van apuntando a Cameron, quién apunta a Sophie. Caminan todos centrados en sus objetivos, encontrando en el camino los guardias que los hermanos Hilder dejaron inconscientes y amarraron a algo.

Stella está sentada en la habitación de control donde Dean monitoreaba las habitaciones y alrededores de la casa, y también donde se encuentra la computadora que desactiva la bomba de Sophie. Por su mente pasa que Cameron aún no ha venido y tampoco se molesta en observar las cámaras, ya que en la habitación que se encuentra, la sala de entrenamientos, como la llamaban, no se encuentra en vigilancia. Ya no más.

Por ello guarda su pistola en el bolsillo de su chaqueta y camina hasta la puerta. Al encontrarse con Cameron esposado a Sophie y apuntándola, frunce el ceño.

—¿Qué demo...? —al ver detrás de ellos a Olivia y Derek comprende que está ocurriendo— Oh, mierda.

—Sólo entra —le ordena Cameron entredientes.

Una vez dentro sólo Derek y Emily apuntan a Cameron, quién esta con Sophie. Stella corre a buscar una llave que pueda abrir las esposas ya que las que utilizaron los guardias tienen la misma cerradura, entonces no había mucho problema en abrirla.

Cuando logran separarse, él sostiene a Sophie del cuello, apuntando el arma allí.

—Dame a mi hija, Kraist —le dice Derek.

—Dame el pendrive, Hamilton —acota Cameron.

—Háganlo al mismo tiempo —ordena Emily, frustrada y preocupada.

Cameron sostiene fuertemente del brazo a Sophie mientras la adolescente se acerca con lentitud hacía su madre y Derek le tiende el pendrive al sostener en sus brazos a su hija. Sienten que tienen todo lo que necesitan en el mundo cuando la adolescente está con ellos. Su nerviosismo disminuye, pero el de sus padres no...

—Sophie, Emily, salgan —dice Derek con seriedad, lo cual a ninguna les parece extraño porque es siempre así, sin embargo, Emily sabe la razón.

Sophie camina con su madre, abrazadas hasta la salida de la casa. Emily siente que tiene el mundo en sus brazos al tener a su hija al lado, aunque aún su nerviosismo no termina. Tiene que cumplir con su parte del plan; sacarla de ahí cuando antes.

—¿Vas a contarme quién es tu novio? —le pregunta Emily, intentando que Sophie no sospeche nada de lo que planea.

—Creí que ibas a regañarme primero —le dice Sophie riendo levemente y algo nerviosa por contarle lo de Joe. Después de todo, las únicas personas que sabían eran Thomas y Skyler.

—Bueno, también pensaba hacerlo. Pero sabes que soy muy curiosa —dice Emily elevando las cejas.

—Es Joe, mamá —revela Sophie mirando de reojo a su madre para ver su reacción.

Emily se encuentra tranquila, como si no estuviera prestando atención al tema, o por lo menos eso es lo que quiere que Sophie piense. Por dentro se muere de los nervios de sacarla de esa casa cuanto antes, de lo contrario, posiblemente su mundo se derrumbe.

—Si tú eres feliz, yo también lo soy, Sophie.

Eso es lo único que Emily le dice por el momento. Está sorprendida porque jamás espero que sea Joe la persona que le interesaba a su hija, después de todo, Connor también estaba tras ella. Sólo no es el momento para conversarlo, luego lo charlaran con más detenimiento.

Cuando están afuera pueden encontrarse con Joe, quién esperaba ansioso que ambas salgan. Sophie al verlo suelta levemente los brazos de Emily, quién observa con atención la escena.

Ambos se abrazan como si no se hubieran visto en años, las manos de Sophie le tiemblan como si fueran gelatina y el corazón de Joe late a mil por segundo, sonríe pensando que podría darle un paro cardíaco en cualquier momento.

—Mjm... —carraspea Emily a lo que solamente Joe le hace caso.

Con un movimiento de cabeza Emily le indica que la lleve al auto. Joe enseguida capta lo que intenta decirle.

—Vamos al auto, ¿Sí, capitana? —le dice Joe con un tono de ternura.

—Me gusta cómo suena —asiente Sophie sonriendo.

Van juntos en dirección a la camioneta que está esperándolos a unos metros de la casa. Emily camina con un poco más de prisa ya que confía en que Joe la llevará allí. De un momento a otro Sophie se detiene.

—Espera, ¿Dónde está Derek? —pregunta dejando de sonreír y frunciendo el ceño.

Joe aprieta sus labios y observa a Emily quien tampoco sabe que decir, y simplemente coloca su mejor sonrisa para luego intentar decir...

—Tu padre...

La oración o mejor dicho, mentira, queda en el aire porque el antes mencionado la interrumpe mientras trota hasta ellos.

—¿Creyeron que se iban a ir sin mí? —pregunta sonriendo.

Entonces la calma de Sophie vuelve a ella. Sus padres están bien y para ella, eso significa que lo tiene todo. Siguen caminando hasta llegar a la camioneta donde Emily toma asiento en el copiloto y Derek tras el volante. Al abrir las puertas traseras se encuentran con Olivia, Eithan y... Dean.

—¿Qué haces tú aquí? —pregunta Sophie, confundida. Ver a Dean le hace sentir una presión en el pecho, como si tuviera que recordar algo que está relacionado con él.

—¿Quién crees que ayudó a Derek a escapar de su secuestro en Las Vegas? —le pregunta Olivia con una sonrisa cansada. El hombro le duele horrores.

—Pero... tú y Stella... —suena muy confundida. Lo que debe recordar casi... casi puede hacerlo.

—¿Cuánto le das a mi actuación? —le pregunta Dean sonriendo de lado.

Y entonces Sophie lo recuerda, y agradece que Joe ya no está sujetándola.

—¡Stella! —exclama antes de salir corriendo nuevamente en dirección a la casa.

—¡Sophie! ¡Mierda! —exclama Joe yendo tras ella.

Derek y Emily quienes estaban delante, sin saber nada de lo que ocurría detrás, se sienten incomodos con la presencia uno del otro. Antes estaban tan preocupados por encontrar a su hija, que no sentían la tensión de dejarse de hablar.

—Ya, puedes... decirlo —suelta Emily de la nada.

—¿Decir qué? —pregunta Derek, confundido.

—Decir que te lastimé y que soy una perra. Vamos, descárgate, Derek. Es tu momento.

—No diré eso, Emily.

Anteriormente Emily y Derek estaban en una especie de relación, pero ella lo termino abruptamente para casarse con Luke, con quién siempre tuvo un apego amoroso, pero por diversas circunstancias no pudieron estar juntos.

—Derek, te lastimé —espeta Emily indignada. Que Derek la trate mal le hará sentir menos culpa por haber actuado como una completa estúpida inmadura.

—Lo hiciste, Emily. Sin embargo, eres la madre de mi hija y lo que menos quiero es tener una mala relación contigo —se sincera Derek— Ya lo supere y creo que somos lo suficientemente maduros para seguir teniendo la relación que manteníamos antes, sin lo amoroso, claro.

Emily siente que le duele el corazón al ver lo increíblemente genial que es Derek y lo mucho que lamenta haber jugado con sus sentimientos. A veces detesta no detenerse a pensar en los demás y en cómo le afectaran sus decisiones. Y él, es claramente un ejemplo de ellas.

Derek, estamos llegando. ¿Cameron está allí? —le hablan desde el woki toki, cortando el momento entre ambos.

—Sí, ya le di el pendrive falso. Tu tranquilo —le responde a su compañero de grupo del otro lado. Están viniendo a arrestarlo.

Mientras tanto, Sophie se adentra en la casa buscando por todos lados a Stella. Finalmente la encuentra en la habitación donde estuvo ella secuestrada al principio. La rubia se encuentra de espaldas cuando escucha las pisadas de la adolescente y voltea, escondiendo dentro de su pantalón lo que tenía en manos, nadie se percata de ello.

—¿Qué haces aquí? —le pregunta Stella mirando con desprecio a Sophie. Cameron está en la habitación de al lado, intentando ver los archivos del pendrive que le está apareciendo error y cree que lo conecto incorrectamente— Vete.

—Cameron... él va a matarte. Tienes que salir de aquí —le avisa Sophie en susurros, preocupada por ella.

—Te dije que te vayas —le advierte Stella poniendo mala cara. Lo último que le falta es tener una escena.

—Por favor, ven conmigo... —dice Sophie. Después de todo, no le tiene ningún rencor a Stella. Es sólo una más engañada por Cameron.

—No te disparé antes, no me obligues a hacerlo ahora, niña —espeta con molestia.

—¡Son falsos! —se escucha el grito de Cameron del otro lado.

Lo cual hace que Sophie se estremezca y entienda porque Emily la quería sacar cuanto antes. Porque todo fue tan apresurado y sin violencia. Querían engañarlo, lo hicieron, de hecho y ahora ella está ahí dentro cuando Cameron ya supo la verdad.

Stella observa a Sophie con molestia y se aproxima hasta ella, demasiado tarde porque Kraist ya se encuentra allí con ellas. Frustrado y sumamente molesto.

—Ya sabes que hacer, Stella —Cameron se dirige de la forma más sería posible a Stella y ella sin parpadear asiente ante sus órdenes.

Mierda, piensa Sophie y entonces entiende que es el momento en el que debe correr. Pero, lamentablemente es demasiado tarde. Stella se apresura a sostenerla del brazo y apuntarle con el arma que escondió en un principio dentro del bolsillo de su jean. Cameron se acerca a la computadora y vuelve a activar la bomba que tenía en la muñeca, además de eso cierra todas las entradas de la casa.

Joe en ese momento llega hasta la habitación y Cameron lo apunta también, haciendo que el primero eleve los brazos en forma de rendición y que solamente viene a buscar a Sophie. No le interesa nada más.

—Ustedes pensaron que soy imbécil... —dice Cameron en un tono calmado.

—Dame a Sophie, Cameron. Puedes matarme luego si quieres, pero déjala vivir —dice Joe con lentitud y mirando con detenimiento la pistola con la que lo apunta.

Cameron asiente con la cabeza, como si eso le sonara una idea razonable aunque la realidad es otra.

—Claro, no la mataré —asiente tranquilamente— También le daré un millón de dólares a Derek y en vez de matarte a ti, me mataré. Y tendremos un final feliz.

—Por favor, te daré lo que quieras... —dice Joe suplicando con la mirada.

—Hablo en serio. No la mataré —responde sonriendo.

Joe frunce el ceño. Stella y Sophie se miran confundidas.

Cameron camina hasta Joe y le tiende la pistola.

—Tú lo harás.

(...)

—¡¿Cómo demonios abrimos esto?! —exclama Emily golpeando la puerta con el sartén.

—Es un vidrio blindado, ni con balas podrías romperlo —responde Derek sin demostrar su nerviosismo.

Se pregunta por qué demonios tardan tanto en venir la policía nacional. Se aleja de los demás para demandar que vengan cuanto antes por el woki toki.

—Joe está con ella —le dice Dean a Emily, quién se mantiene calmado y lamenta no hacer nada— No permitirá que le suceda nada a Sophie.

Emily ignora lo que le dice Dean y sigue golpeando con el sartén. Dean niega con la cabeza y se queda pensando cómo podría ayudar. No puede hacer nada ante los vidrios blindados, podría ocasionar algo más pero entonces la vida de Sophie estaría en peligro, inclusive mucho más de lo que está ahora.

Entonces lo recuerda... una entrada secreta que daba directo al sótano y una vez allí podrán adentrarse a la casa. La utilizó sólo una vez y fue hace veinte años. Recordar eso hace que sienta una punzada en el pecho, pero eso es cosa de otra historia.

—Derek —le llama Dean— Sé por dónde entrar. Síganme.

SOPHIE

Joe camina de un lado a otro nervioso. Niego con la cabeza pensando que sólo está perdiendo tiempo en vano. No quiero morir dispersa en miles de pedazos, me gustaría no morir, pero por lo visto eso no está en mi destino. Así que si puedo elegir es que el me dispare y detenga la maldita bomba.

—Ya sabes lo que tienes que hacer, Joe.

Mis palabras suenan duras y frías, pero no pasaré los últimos minutos de mi vida llorando.

—No. Tiene que haber otra manera —dice, sin mirarme.

Me pongo de pie e impido que siga caminando. Mis ojos serenos, compasivos y sin miedo alguno, se encuentran con los suyos inquietos, nerviosos y llenos de temor de perderme. Coloco ambas manos sobre su pecho. Su corazón late a mil por segundo, haciéndome sentir mal. Me gustaría que no sufra por mí.

—Joe, gracias por siempre protegerme. Realmente todo lo que tengo para decirte se resumiría en un gracias y que te quiero tanto... —me interrumpe.

—No hables como si fuera una despedida, Sophie. ¡No es una despedida! —me grita enfadado.

La risa de Cameron se escucha a nuestras espaldas. Stella a su lado sonríe como si fuera el mejor día de su vida.

Joe intenta ir contra ellos, pero lo detengo tomándolo de la mano. Sus manos aprietan las mías, intentando calmarse y puedo sentir como poco a poco lo logra. Sin embargo, comienzo a pensar en todos. En mis padres, Ashton, Skyler, Thomas. Oh, Dios. Mi Thommy, no le podré contar todas las cosas que pasaron con Joe.

—Tienes razón, no es una despedida... —le digo dulcemente— No existen las despedidas. Siempre nos reencontramos con quienes queremos. No importa el tiempo que pase. Siempre volvemos a vernos.

—Sigues hablando como si fuera una despedida... —me dice entre dientes.

Me río secamente.

—Lo siento —me disculpo sintiendo como un nudo enorme se crea en mi garganta.

—¿Sabes qué? Estaba pensando en que luego podríamos salir. Tener nuestra primera cita.

¿Nuestra primera cita? Esa palabra hace que sienta una patada en mi corazón y mis deseos de no querer morirme aumenten.

—Me encantaría —asiento sonriendo— También me encantaría que fueras mi acompañante en el baile de graduación. Ya sé que falta mucho...

Y no estaré. Reprimo eso.

—Me siento honrado —responde sonriendo.

Bajo la cabeza. Tengo que ser fuerte. Si no me muero yo, la bomba no se detiene y entonces él también morirá. No debo ser egoísta. No permitiré que Joe muera por mi culpa.

Como si se tratase de un intercambio de emociones, Joe comienza a sentirse más tranquilo y yo desesperándome porque realmente no quiero morir, pero no hay otra alternativa. Me alejo de él para que no pueda verme así.

—Dispárame —digo con un hilo de voz y controlando que mis labios no tiemblen en el acto. Fallé.

—No lo haré —responde casi al instante sin quitar sus ojos de la bomba que tengo atada en muñeca. Los segundos pasan con rapidez, solo quedan cinco minutos, si él me dispara todo estará bien porque al hacerlo la desactivaran.

—No seas idiota, ¿Acaso quieres morir? ¡Debes matarme! —exclamo enojada acercándome a él y con un movimiento rápido coloco la pistola sobre mi pecho. Sus ojos no dejan de verme con tranquilidad, muy ajeno a todo el miedo que siento recorriendo mi sistema.

¿En qué diablos me metí?

—Juré protegerte. Si tú mueres, yo también —dice esbozando una pequeña sonrisa, esa que solo aparece cuando los planetas se alinean y el universo esta de mi lado.

Ahora, con un movimiento rápido, la pistola está apuntando su cabeza y tira del gatillo borrando esa sonrisa que solo apareció para mí. Mi ritmo cardiaco se acelera y cuando quiero decir algo para detenerlo o siquiera intentar hacerlo, el sonido del disparo me detiene.

Un disparo. Sí, acaba de ser un disparo.

Frunzo el ceño y observo a Joe permanecer de pie frente a mí. También confundido. El disparo no fue de su arma. Rápidamente alejo eso de él para que no piense si quiera en volver a hacerlo y cuando volteamos, vemos a Cameron en el suelo y a Stella sosteniendo la pistola de la cual se produjo el disparo.

—Tú... ¿Qué? —pregunto confundida.

Stella eleva ambas cejas divertida y se acerca a la computadora para detener la bomba de la cual solo se detiene en treinta segundos. Joe y yo nos miramos confundidos. No podemos creer que se terminó, pareciera que esto no es más que la calma que viene antes de la tormenta, pero en realidad acabó.

—Escuché cuando Cameron te dijo que me mataría —me explica calmadamente mientras camina hasta nosotros.

Frunzo el ceño. No podría haber escuchado. Yo cerré la puerta y además, ella estaba en otro lado haciendo algo que Cameron le había ordenado.

—¿Cómo? —pregunto.

—Le coloque un micrófono en la ropa —se encoje de hombros— Te dije que no confiaba en nadie.

En ese momento mi madre, Derek y Dean se adentran en la habitación. Los dos hombres apuntan a Stella y la obligan a soltar el arma. Ella la arroja al suelo sin importarle demasiado tener que hacerlo. Emily Harrison no tarda en sostenerme entre sus brazos como si fuera un plato de porcelana y fuera a romperme en cualquier momento.

—Esperen, ella mató a Cameron —me apresuro a decir.

Dean y Derek van bajando las armas lentamente, pero tampoco dejando de estar alerta.

—¿Por qué lo hiciste? —le pregunta Derek.

—Cuando Sophie volvió solamente para advertirme y ayudarme a salir de aquí sentí que le debía algo —responde Stella con la mirada baja— Arriesgándose justamente a esto —señala todo el lugar, haciendo referencia a la bomba— Ella volvió por mí.

Todos nos quedamos mirándola sin creerlo. Joe parece estar orgulloso de las palabras que Stella acaba de decir. Puedo sentir la admiración brotar de sus ojos.

—Te dije que no confiaba en nadie, Sophie —me recuerda Stella y es verdad, anteriormente ella me lo había mencionado.

Le sonrío en forma de agradecimiento. Stella también lo hace y por primera vez desde que la conozco, puedo dejar de ver en ella esa mirada calculadora y fría. Entonces, escuchamos un sonido de algo incrustándose. Sucede todo en una secuencia tan rápida que todos nos quedamos sorprendidos.

Peter acaba de dispararle a Stella. Esta abre la boca y de ella le sale un poco de sangre, lleva su mano hasta allí y al ver el líquido rojo oscuro se desvanece. Dean, Derek y Joe se apresuran a dispararle devuelta a Peter, dejándolo de la misma forma que a Stella.

—Mierda —espeto poniéndome de cuclillas.

Joe a mi lado le toma el pulso y aprieta los labios, puedo ver sus ojos cristalizados. Mamá a mi lado me acaricia el hombro al mismo tiempo que siento una lagrima deslizarse por mi mejilla izquierda.

Nos quedamos guardando silencio por Stella y escuchamos desde el woki toki de Derek que la policía nacional está afuera. Entonces, él se adentra en el sistema de seguridad de la casa para volver a abrir todas las entradas.

—Vamos, cariño —me dice mamá llamándome.

Me pongo de pie y me quedo observando a Joe apreciar al cuerpo muerto de Stella. Debe ser horrible ver a tu ex, alguien a quién quisiste mucho de esta forma. Pero lo dejo. Después de todo, él la quería y necesita tener su tiempo. Camino junto a mi madre sintiendo pena por ella.

Al llegar afuera, están atendiendo a Olivia en una ambulancia y Eithan junto a ella. Nos acercamos a ambos hermanos para ver cómo está el hombro de la rubia.

—¿Qué pasó? —pregunta preocupado.

—Stella murió —le digo sintiéndome triste por ello.

—¿Y eso es malo? —pregunta Olivia.

—Stella mató a Cameron —cuento lentamente.

Eso parece interesarle a Olivia. Se queda en silencio procesando la información y finalmente hace una mueca triste, pero no dice nada más. Bueno, era su prometido. Es entendible que le duela.

—Y Peter mató a Stella por matar a su hermano —agrega mamá.

—¿Peter y Cameron eran hermanos? —preguntamos Eithan y yo al mismo tiempo.

Mamá asiente con la cabeza. Observamos cómo algunos policías sacan a los guardias de Cameron, que la gran mayoría estaba inconsciente por todos lados. Eithan para levantarle el ánimo a Olivia, dice:

—¿Cuántos derribaste tú? —le pregunta el chico de ojos verdes a su hermana.

—No recuerdo. Cinco quizás... —dice sin levantar la mirada.

—Oh, yo cuatro. Me ganaste, Olivia —Eithan me guiña un ojo, indicándome que es mentira, pero dice eso para hacerla sentir mejor.

Olivia sonríe.

Derek sale de la casa y corro con rapidez hasta llegar a él. Al verme acercarme me observa extrañado, pero no me importa y lo abrazo. Durante todo este lío en el que decidí meterme, temí por él y fue algo que debí haber considerado desde un principio, esa noche que llame a Thomas y Skyler para que me ayudaran a involucrarme en esta misión secreta del gobierno.

Esto me sirvió para que deje de hacer cosas sin pensarlo. Cada pequeña acción que realice tiene su consecuencia y eso es algo que antes, no veía. Por supuesto que esta no fue una pequeña acción, porque vamos, infiltrarse en la CIA no es algo muy irrelevante que digamos, pero si me sirvió para reflexionar sobre mi manía de actuar por impulso.

—Te extrañé, papá —le digo sin separarme de él. Realmente creí que jamás volvería a llamarlo de esa forma— Lo lamento.

—Sophie, creo que... Dios, jamás imaginé que harías algo así eres... —se queda en silencio unos segundos— Increíble.

—¿Increíble? —pregunto y me separo de él— No, está es la parte donde me regañas y me dices que no puedo hacer estás cosas.

Derek se ríe.

—Yo no voy a decirte que hacer, Sophie. Tienes la edad suficiente para diferenciar las cosas buenas de las malas —me dice elevando las cejas— Antes de venir sabías que esto estaba mal.

—No, sino no habría venido. Acabo de reflexionar mentalmente sobre eso, papá —eso también lo hace reír.

—¿Ves? Lo reflexionaste. Eso era todo lo que necesitaba. Ahora sabes que en un futuro no vendrás más a estas cosas.

—Prometido —digo elevando una de mis manos— Entonces... ¿No me castigaras?

Niega con la cabeza y entonces vuelvo a abrazarlo. Estoy tan contenta y agradecida de que él esté bien. Pasaré todo mi verano con mi padre.

—No tendrás castigo de su parte, pero de la mía sí —entorno mis ojos al escuchar esa voz y ese tono.

Me separo de mi padre para observar a Emily Harrison, vestida con ropa totalmente negra y un chaleco antibalas, observarme y lucir esa prenda como si fuera la más elegante del mundo. Está cruzando sus brazos y sus ojos parecen enviarme dagas. Ya me parecía raro que tardara tanto en reaccionar.

—Dime en qué pensabas, Sophie Anne —me regaña arqueando una ceja— ¿Sabes que sucedió cuando me enteré de que mi hija adolescente estaba secuestrada por alguien de la CIA? ¡Casi me muero, Sophie!

Entorno los ojos. Mamá siendo una drama queen, como siempre.

—¿Sabes a quién me recuerda? A una chica de veintidós años que entro con un sartén en pleno secuestro para salvar a quién hoy en día es... su esposo —frunzo el ceño. Derek no lo dijo como si le doliera, más bien como si le sonara algo increíble y lo es, supongo.

—Derek, no me ayudes —le dice mamá.

—¿Qué? Tenemos una hija genial, no deberías olvidarte de ello y culparla por sacar los locos genes Harrison —dice Derek encogiéndose de hombros.

En ese momento Joe sale de la casa charlando con Dean. El segundo parece emocionado y sonrío, después de todo, con Cameron muerto queda libre de seguir con el gobierno.

Joe camina hasta nosotros y entonces, puedo observar de reojo como mamá y papá se dan una mirada picara. Se acerca tranquilo hasta que nuestros ojos se reencuentran y entonces, entiende que no estamos solos.

—Derek, vayamos a ver cómo está Olivia —dice mamá, tirando del brazo de Derek.

—Bien —asiente mirando a Joe— Ya tendremos tiempo de conversar amistosamente, Brixtòn.

Derek está serio aunque sé que en realidad no es una amenaza para Joe. Después de todo, él fue quién lo ayudo a adaptarse a esta vida. Ambos se tienen mucho cariño y respeto.

En cuanto mis padres están lejos, sus manos se acomodan en mi cintura y las mías detrás de su cuello. Puedo ver sus ojos verdes brillar producto de las lágrimas que seguramente fueron por la pérdida de Stella, decido no tocar el tema, pero si animarlo.

—Eres genial, capitán —le digo.

—¿Yo genial? ¿Acaso no te das cuenta de todo lo que tuviste que hacer teniendo solo unos pocos meses de entrenamiento? Permíteme arrodillarme ante ti, Sophie Harrison —me dice sonriendo de esa forma tan tierna y única que él tiene.

Es como si esa sonrisa existiera solamente para mí.

—¿Sigue en pie nuestra cita? —pregunto y me muerdo el labio apropósito, sus ojos rápidamente van hasta allí.

—Por supuesto que sí —asiente volviendo sus ojos hacía mí— ¿Sigue en pie ser tu acompañante en el baile de graduación?

—¿En serio lo preguntas? —respondo y se ríe, esa es mi típica respuesta para decir que sí, aunque hace mucho no la mencionaba— Estás destinado a ser mi pareja para el baile.

Se ríe y entonces con sólo mirarlo siento que el corazón me va a explotar de tanto cargar con lo que Joe me hace sentir. En realidad es algo inexplicable que jamás me hubiera sucedido con nadie. Bueno, no tuve nada serio con nadie y este último tiempo me negaba a involucrarme o si quiera intentar algo con alguien. Quizás porque inconscientemente era mi forma de protegerme, de evitar que me lastimaran, porque estaba en un proceso de reconstrucción de mi misma. Aprendiendo a amarme y quizás tenía miedo de que alguien viniera y destruyera todo lo que me costó construir. Quién sabe. Aunque de lo que sí estoy segura, es de que quiero a Joe, lo quiero demasiado y estar a su lado no me da miedo, no me pone nerviosa. Es más, me hace sentir segura y fuerte. Cada pequeño roce, cada mirada, inclusive el simple hecho de escuchar su voz, genera demasiadas cosas en mí. Cuando estoy con él siento un remolino de emociones y paz al mismo tiempo. Siento como si estuviéramos destinados a estar juntos...

Poco a poco, nuestros rostros van acercándose más y más, al punto de que nuestras frentes se chocan, y justo cuando íbamos a besarnos...

—¡Andando! ¡Debemos irnos! —escucho gritar a Derek desde la camioneta y sé que en realidad lo hizo apropósito, y podría habernos dado un tiempo.

—¡Derek! —exclama mamá, regañándolo.

Niego con la cabeza y Joe se ríe. Tomo su mano y caminamos bajo el cielo totalmente lleno de estrellas, y cuando lo observo, me siento emocionada por volver a Los Ángeles. 

Todavía falta el epilogo!!! (: Gracias por leer, votar y comentar. 

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