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Capítulo 10: Lazos irrompibles

—Derek jamás mencionó una hermana —digo con indiferencia, aunque en realidad me sorprende demasiado conocer a una tía y mucho más en estas circunstancias.

Jade se encoge de hombros.

—No lo culpo. Yo tampoco lo presumo —dice con obvio sarcasmo y sin ninguna lástima— No nos llevamos muy bien que digamos.

Ella posa su mirada en sus uñas pintadas de un color azul metálico. Miro a Joe preguntándome internamente para qué Jade está aquí. Él parece comprender el mensaje y comienza a hablar.

—Jade sabe que Derek posee información directa del presidente. Todo está en un pendrive —mi ceño se frunce. ¿Por qué jamás me percate de eso? Es mi padre.

—Quizás por eso lo secuestraron y claramente son las personas que ustedes buscaban en un principio —se pone de pie y me observa fijamente— No sé por qué Derek estuvo recibiendo información directa del presidente, ese no es su puesto, pero lo hasta donde sé, lo hacía.

—¿Y qué clase de información recibía? —pregunta Peter, cruzándose de brazos.

—¿Te perdiste la parte de "No nos llevamos bien"? —casi río ante el sarcasmo de Jade, pero mi desconfianza hacia ella lo evita.

—¿Por qué deberíamos confiar en ti? —le pregunto arqueando una de mis cejas. Jade entrecierra sus ojos, viéndome casi indignada— No te ofendas, Jade. Yo no confío.

Se pone de pie, estando a unos centímetros de mí gracias a sus tacones. La sonrisa que esboza hace que eleve un poco mi mentón. Jade puede ser mi tía, pero no confío para nada en ella. No es solamente porque se lleva mal con Derek, sino porque esa es la imagen que me da. Además, me siento un poco ofendida porque mi padre no me habló de su familia. En realidad me había dicho que sus padres fallecieron por causas naturales de la vida y no tenía hermanos. Tampoco proteste, ni desconfié e intente investigar. Estoy conforme con todos mis familiares maternos.

—Acompáñame —Peter se pone tenso ante eso, sus brazos se colocan a cada lado de su cuerpo y me observa atento, al igual que Joe— Te enseñaré que en verdad no miento.

—¿Te perdiste la parte de "Yo no confío"? —utilizo su mismo sarcasmo. A diferencia de mí, ella si suelta una leve risa.

—Tus guardaespaldas pueden venir también —dice con un poco de alegría.

Nos quedamos en silencio pensando en cómo esta elegante mujer nos podría hacer daño. Casi entorno mis ojos al escuchar mi pensamiento. Pero que estúpida, agh. Yo podría verme exactamente igual a ella y al mismo tiempo romperle el brazo a Peter. Nunca juzgues al libro por su portada, Soph. Me digo mentalmente. Después de todo, creí que Joe era maduro y termino siendo un estúpido inmaduro que me ilusiona y luego rompe poco a poco mi corazón.

—Tráela aquí. No saldremos de aquí —dice Joe y aprieta sus labios, como si supiera que estaba pensando en él, sus ojos verdes se posan en mí.

—No, ¿Sabes qué? —hablo sosteniéndole la mirada y entonces una pequeña sonrisa aparece en mis labios— Vamos. Nosotras dos solas. Ustedes dos quédense. Estoy segura de que tienen cosas de Olivia que averiguar.

Jade no espera a que los demás me den su aprobación. Sonríe y pasa por medio de Peter, y yo para salir del departamento. Hago lo mismo pensando en qué posiblemente esté en peligro porque hace solo segundos estaba diciendo que no confiaba en ella y el sentimiento sigue siendo el mismo, pero aun así ya no puedo cambiar de opinión.

Joe me detiene, sosteniéndome del brazo. Miro donde su mano hace contacto con la piel descubierta de mi brazo y mi corazón comienza a latir con más rapidez.

—¿Estás loca? —me pregunta con el ceño fruncido— No vas a ir con ella.

—¿Estás sordo? Dije que iré —pregunto zafándome de su agarre— Deberías ir a un médico. La edad te está afectando la audición. Con permiso.

Se queda mirándome con desaprobación por la decisión que tome y entonces sonrío una vez más a Peter que parece confundido con la situación. Cuando voy a dar otro paso más, oigo algo que me hace enfurecer.

—No seas inmadura, Sophie. Por favor.

Me detengo. Mi sonrisa de suficiencia ahora es una sonrisa de enojo puro. La naturalidad de mi gesto se vuelve forzado y mis puños se cierran. Volteo caminando lentamente hacía donde está Joe. Sin importarme que Peter escuche lo que voy a responderle, me paro frente a él, puedo ver el arrepentimiento en sus ojos. No sé si porque tenemos audiencia o porque se siente culpable por decirme inmadura.

—Yo no soy quién está jugando con los sentimientos de alguien y excusándose con que son impulsos —le respondo con una sonrisa que poco a poco comienza a debilitarse— Puedo ser estúpida por irme con Jade sin conocerla, pero el único inmaduro aquí eres tú, Joe.

Cuando me volteo me siento un poco mejor por dejarle indirectamente en claro que me siento atraída por él y que también está siendo demasiado imbécil conmigo. Sin embargo, la culpabilidad se hace presente —sólo un poco— al dejar que Peter presencie mi reclamo. Bueno, si va a estar con nosotros dos en este viaje tiene que enterarse del confuso drama que tenemos.

—Creo que me perdí de algo yo también —oigo como dice Peter y suelta un suspiro.

Y ahora, estoy en el auto de Jade, mi tía que acabo de conocer. No sé si eso es bueno o malo. Pero, aquí vamos.

Jade y yo vamos en silencio en el auto. Ella no parece para nada incómoda con mi presencia, pero yo sí. Es decir, somos familiares y apenas nos enteramos de la presencia de cada una. Finalmente enciende la radio está pasando una canción Love is a bitch de Two Feet. Casi chilla de la emoción.

—Es una de mis canciones preferidas —me dice emocionada. No respondo sin saber que decirle.

Nos detenemos en un café. Frunzo el ceño. Aunque me bajo sin decir nada, cuando Jade está a mi lado y asegura el auto, caminamos hasta adentro. Miro a mi alrededor buscando algo conocido pero no hay nada. Al sentarnos en una mesa y ordenar nuestras respectivas cosas, comienzo.

—Creí que iríamos a tu casa —le digo llevando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—Lamento que se haya malentendido —responde observándome fijamente.

También me dedico a analizarla. Sus ojos son idénticos a los de Derek y los míos, pero no es igual a él. Mi padre mencionó que se parecía mucho a su madre, así que supongo que Jade a su padre. Sin embargo, hay algo que los hace idénticos hasta el momento y es ese extraño gesto que hacen con las cejas al sonreír. Me parece un poco divertido.

—Entonces, ¿Jugaremos a la familia feliz? —le pregunto un poco cansada de que se quede mirándome— Vinimos para qué me enseñes qué escondía Derek, no para convivir.

La sonrisa en su rostro desaparece y una mueca de irritación aparece. No la culpo, pero tampoco seré amable cuando está actuando extraño y no me habla sobre Derek. Que es la razón por la cual nos conocimos.

—Hey, tranquila. Ya te contaré que sé de mi hermanito mayor —apoya ambos codos sobre la mesa y posa su cabeza en sus dedos entrelazados— Sólo te observaba. Eres idéntica a tu madre, salvo por los ojos de Derek.

Mi ceño se frunce.

—¿Conoces a mi madre? —pregunto incrédula.

Entorna sus ojos.

—Emily Harrison, sí, nos conocimos una vez —se encoje de hombros— Sin ofender, pero no me cae bien. Es una perra.

Asiento comprendiéndola. Después de todo, aunque sea feo decirlo, mamá jugó inconsistentemente con Derek. Aunque sea un tema bastante interesante para debatir y comentar, prosigo con lo que nos compete. Dando una profunda respiración y soltándola al instante, comienzo.

—¿Qué es tan importante?

Jade asiente con la cabeza y relame sus labios, dándose cuenta de mi carencia de interés por entablar una conversación que sea fuera del círculo Derek y Gobierno. Oh, y que también llamó a mi madre perra.

—Hace un tiempo, Derek fue a visitarme, sólo convivir. Era mi cumpleaños —se encoge de hombros— Así que cuando se fue a dormir, podría decirse que... revisé algunas cosas de él —elevo mis cejas y la observo con desaprobación— ¿Qué? Soy un poco chismosa. Además, detesto al gobierno, pero me gusta estar al tanto de las cosas que hacen.

—¿Qué cosas encontraste mientras invadías su privacidad? —Jade suelta un bufido y me encojo de hombros.

—El presidente, le mandó los códigos de las bóvedas donde se encuentran nuevas armas de guerra que ocultan hasta que sean necesarias —me cuenta con un tono más bajo de voz y atenta por si alguien nos escucha— Además de que envió muchos nombres con datos personales de esas personas. Fui inteligente y los copie para mí misma.

—¿Por qué enviaría eso? —pregunto confundida— ¿Realmente lo querrían por eso?

—Las armas no me llaman mucho la atención porque para robarlas deben pasar por un ejército de dos mil personas entrenadas para matar —hace un gesto de irrelevancia con la mano y continua— Los nombres, sin embargo, parecen importantes. Son personas relevantes dentro del Gobierno.

Me quedo pensando. Eso tiene bastante sentido, pero, ¿Por qué enviaría esos nombres que tendría que ver con su secuestro? ¿Y con Olivia?

Ya en camino al departamento de Rolly. Puedo ser consiente del vago mensaje que Joe me envió hace cuarenta y cinco minutos diciéndome que necesitaba hablar conmigo, y no tenía nada que ver con todo esto. Automáticamente mi ritmo cardíaco se intensificó y obviamente la curiosidad de saber que me dirá, apareció. Pero lo haré sufrir un poco, no será como el dolor emocional que él me causó, pero dejarlo con la duda será divertido.

Jade detiene el auto y me entrega un pendrive azul. Me quedo observando con desconfianza unos segundos y lo tomo.

—Gracias por tu ayuda hoy —le digo con sinceridad, manteniendo una pequeña sonrisa en mis labios.

—Es mi hermano, por más que sea un idiota y nos llevemos mal, haría lo que fuera por él —responde con tono calmado, sonriéndome de a poco.

—¿Por qué se llevan mal? —cuestiono.

No conozco a nadie más que se lleve mal con Derek que a Stefan, pero ellos por un tema de ego de paternidad bastante extraño simplemente.

—Odio al Gobierno. No me agrada la idea de que sirva para personas corruptas, arriesgando su vida como si la de ellos valiera. Diferentes opiniones nos separaron.

Me pongo a pensar en Ashton y yo, en cómo nos distanciamos porque estaba todo el tiempo con su novia Brooke y yo lo necesitaba. O cuando una vez divulgue un secreto bastante personal y triste de ambos en una fiesta, sólo para vengarme. Sí, era una persona horrible antes. Sin embargo, a pesar de distanciarnos y posiblemente no soportamos en algún punto. Los dos estábamos dispuestos a hacer lo que sea para que el otro esté bien. Lo mismo veo en Jade con respecto a Derek.

—Por eso quiero que te alejes de todo esto, Sophie. No es un buen camino... —niega con la cabeza— Sé en lo que estás metiéndote y la verdad, es mejor mantenerte alejada.

—¿Tú también fuiste agente? —le pregunto, interrumpiéndola.

—Te aseguro que no los odiaría tanto si hubiera sido agente —confiesa riéndose por algo que solamente entiende— Es una larga historia. Quizás para otro día.

Sonrío un poco confusa.

—Fue un gusto conocerte, Jade.

—Igualmente, Sophie.

Bajo del auto y espero a que arranque el mismo, lo hace en unos segundos. Me quedo observando hasta que se pierde en el tráfico. Sosteniendo con más fuerza el pendrive me adentro al edificio sabiendo que tendré que verlo de nuevo y emociones contradictorias me abruman. Agh, ¿Por qué esto me sucede a mí?

Al entrar, Peter y Joe vienen de inmediato a la puerta principal. Los ojos preocupados del segundo hacen que sienta un poco de lástima y me hace reconsiderar por un segundo mi opción de ignorarlo, pero luego la tristeza de ser utilizada vuelve a hacerse presente en mí. No reconsideraré nada.

—Ya me estaba poniendo feliz porque dormiría en la cama de Rolly —me dice Peter, diciéndome sutilmente que creyó que moriría. Su sonrisa divertida me hace sonreír también.

—Tengo la información de Derek —digo elevándolo en mis manos y prosigo a cerrar la puerta, y caminar hasta la sala donde había visto la laptop de Rolly— ¿Cómo van con Olivia?

—Nuestra ayuda viene en camino —escucho que Joe comienza a hablar a mis espaldas— La computadora de Olivia, según nos dijeron, tiene algunas cosas extrañas. También contacto directo con el presidente.

Su voz penetra en mi persona como su fuera un cuchillo adentrándose en mi piel. Me duele escucharlo hablar porque mi mente no deja de enfocarse en sus palabras y lo mucho que me hirieron. Suelto un gran suspiro alejando —o intentando— enfocarme únicamente en este tema. Mis emociones, lo que yo quiera en estos momentos, es lo de menos.

—¿Y la laptop de Rolly? —pregunto, fingiendo ignorar su presencia, pero manteniendo en mente que tanto Derek como Olivia mantenían contacto directo con el presidente.

Peter la busca sacándola de un cajón del mueble donde se encuentra la televisión. La coloca sobre sus piernas y comienza a teclear. Maldice. Frunzo el ceño esperando que no sea lo que tengo en mente.

—Contraseña.

—¿Tienes el número de Rolly? —le pregunto. Peter niega con la cabeza.

—Aunque lo tuviéramos, Rolly no quiere que lo llamemos. Podemos estar aquí pero sin involucrarlo. Esa fue la condición —dice Joe, me abstengo a prestarle atención.

—¿Qué haremos? —le pregunto a Peter. Sus ojos oscuros se mantienen en mi unos segundos que parecen eternos.

—Esperar a que mi arma secreta venga. Esta noche estará aquí —dice cerrando la laptop y poniéndose de pie, para guardarla en el mismo lugar donde estuvo en un principio.

Me quedo pensando en todo esto y me siento tan nerviosa. Traeré a Derek, aunque sea lo último que haga. Él haría lo mismo por mí. Es mi padre por más que me haya enterado hace sólo un año de ello, lo amo demasiado para permitirme perderlo y lo que más me exalta es que eso no está en mis manos.

—Iré por algo para almorzar. Muero de hambre —nos dice Peter poniéndose de pie y yéndose sin decir nada más.

Joe y yo nos quedamos solos, pero antes de que diga algo, comienzo a caminar hasta la habitación de Rolly. Por supuesto que él me sigue detrás.

—Quiero que hablemos, por favor —me dice con tono cansado, a unos pasos de mí.

—Considerare tu petición —le digo con un falso tono alegre— Mientras tanto, déjame descansar.

En cuanto la puerta cerrada nos separa puedo respirar con tranquilidad. ¿Cuándo todo se volvió tan complicado entre nosotros? Saco mi celular y llamo a Skyler, tarda un poco más que Thomas en responder, pero cuando lo hace el alivio crece en mi interior.

¡Hola! Estaba esperando a que me llames —me dice contenta. Asiento a mí misma ante lo que voy a hacer.

—Me gusta Joe. Hace un año y temo que estoy enamorada de él —comienzo a hablar en un tono donde solamente ella pueda oírme— Nos besamos. Dos veces. Y las dos veces me dijo que fue un impulso y no significo nada para él.

Sophie... —dice lastimosamente y bajo la cabeza esperando algún tipo re reclamo o su cuestionamiento sobre si estoy loca o qué— Es un idiota. Me gustaría abrazarte, pero mientras llegues, quiero que sepas que eres la mejor del mundo. No dejes que su estupidez te haga creer lo contrario.

Una sonrisa de agradecimiento se expande en mi rostro. Me gustaría tanto haberle dicho hace tiempo, pero estaba esperando que me juzgará y pensara que estoy loca por estar enamorada de alguien siete años mayor, y que es, además, la mano derecha de mi padre. No sé por qué, aun conociendo a Skyler, no esperaba esa reacción de su parte, pero estoy completamente aliviada de haberlo soltado, por fin.

¿Qué vas a hacer? —me pregunta.

—M-me dijo que quería hablar —hablo un poco temerosa, pensando que podría salir de eso— Y le dije que lo pensaría, pero claro que tendré que aceptar.

Déjale en claro tus sentimientos y lo mucho que te lástima que sea tan idiota —dice— ¿Por qué no me lo dijiste antes?

No quería que me juzgaras...

Ay, Soph. Jamás lo haría conscientemente. Perdón si dije algo que te hizo pensar de esa manera —se disculpa arrepentida— No sé qué decirte sobre Joe. Pero si lo quieres, ve por él, prima.

—Gracias —digo sonriendo un poco.

Abriendo paréntesis... ¿Puedo decirte algo? —pregunta algo temerosa.

—Dime, Sky.

Ten mucho cuidado.

(...)

Estamos yendo hacia el bar donde me encontré ayer con Iván Lynn. Mi peluca roja ya está sobre mi cabello y decidimos que cambiaríamos el outfit esta vez. Un jean negro y un top del mismo color que deja ver mi abdomen, están cubriendo y resaltando mi cuerpo. El plan es demasiado simple y debo completarlo esta vez, me pone un poco nerviosa el hecho de fallar y que terminen muertos o yo.

Esta vez, el bar está mucho más recurrido que anoche. Nos separamos y hago contacto visual con Joe, por unos segundos, su mirada transmite algo que jamás vi en él. Pero no me detengo a resolver la incógnita, tenemos asuntos más importantes que nuestros sentimientos.

Voy a sentarme en la barra donde al cabo de unos segundos, Iván Lynn ya está haciéndome compañía. Me sorprendo un poco porque creí que tomaría más tiempo. Ni siquiera vi donde fueron a sentarse Joe y Peter.

—Hey, no creí que vendrías —le digo con falsa alegría de verlo. La verdad es que si no supiera que es un mafioso narcotraficante, parecería un hombre de casi treinta años normal.

Sus ojos grisáceos me observan por unos segundos, analizando mi conjunto. Me sonríe complacido por mi respuesta o aspecto, y le indica al chico de la barra que nos traiga unas bebidas.

—Soy un hombre de palabra —se encoje de hombros— Y si no quieres que tus amiguitos terminen muertos en el puente de Brooklyn, vas a decirme en este momento que quieren de mí.

Mi sonrisa falsa baila un poco, pero se mantiene firme ante su revelación.

—¿De qué estás hablando? —le pregunto fingiendo que no sé de qué demonios habla y que no estoy nerviosa como el infierno por saber que están bien.

—¿Qué haría Sophie Harrison intentando conocerme si no hay algo detrás?

Intento ponerme de pie para salir corriendo, pero una de sus manos se posa sobre mi muñeca, deteniéndome y aplicando fuerza en la zona. La sonrisa que mantiene en sus labios hace que la situación pase desapercibida.

—Suéltame. No sé a qué diablos te refieres —le digo frunciendo el ceño y preocupándome por no encontrar ni a Peter, ni a Joe.

—Ven conmigo si no quieres que te rompa la muñeca —dice con una sonrisa forzada. No me muevo— Andando —ahora lo dice con un tono amenazante que me obliga a ponerme en pie.

Aprieto mis labios mientras caminamos hacía la salida trasera que lleva al callejón donde debía llevarlo yo y no él a mí. Me siento frustrada. Es la segunda vez que tenemos para realizar este plan y desde el paso uno ya lo arruine diciéndole mi nombre. No creí que habría ningún problema. Después de todo, tengo diecisiete años y soy una adolescente normal que vive en California. ¿Cómo diablos me conoce?

En cuanto salimos al callejón el frío viento me golpea en el rostro y doy una gran bocanada de aire al encontrarnos con la poca iluminación de la luna. Iván cierra la puerta detrás de él, sin percatarse de que estamos solos. Miro hacia ambos extremos buscando miradas familiares, pero no.

—Traigan a... —se detiene apreciando que no hay nadie más aquí. Se voltea unos segundos para observar la puerta por la que salimos y parece preocuparse al ver que no hay pomo de este lado.

Rápidamente Joe y Peter bajan del techo de un salto, preparados para atacar a Iván, por lo que él saca una pistola y me apunta en la cabeza. Mantiene uno de sus brazos alrededor de mi cuello, pegándome a él y dificultándome la tarea de respirar, y tragar.

—Un paso más y adiós Sophie —dice claramente disfrutando que ninguno puede hacer nada por mi porque se encuentran parados frente a nosotros— Van a decirme en este momento que quieren conmigo.

Ninguno de los dos contesta y eso me pone más nerviosa. Abro mi boca para poder inhalar algo de oxígeno y aprieta más su agarre en mi cuello, cierro los ojos.

—Mi padre —logro decir— Estoy buscando a mi padre. Lo secuestraron y creo que tú puedes saber quién lo hizo.

La risa que suelta a continuación me parece escalofriante y puedo sentir que son los últimos momentos de mi vida. Vuelvo a abrir los ojos. Mi mirada de posa justamente en la de Joe.

—Que equivocada estás, pequeña Sophie. Tan inocente y dulce —dice al finalizar su risa y manteniendo una voz dulce— Escucha bien, porque no lo repetiré —una chispa de esperanza se aviva en mi interior. Acerca su boca a mi oído, puedo sentir su cálido aliento ahí — Jamás ayudaría al gobierno.

—Tú no pero yo sí.

Volteamos con rapidez, sólo un segundo de distracción hizo falta para que Joe golpee el arma y la haga caer al suelo. Peter y la persona misteriosa que no logro distinguir en las sombras, golpean a Iván que también da lucha. Empuja a uno de ellos con sus piernas mientras el otro lo intenta sostener, finalmente Joe se acerca y le rompe el cuello.

—Tú... ¿Lo mataste? ¡Sabes que no nos dejarán en paz ahora! —exclama Peter, enojado.

—¡Vivo era mucho peor! —le grita devuelta Joe, pareciendo frustrado— Llevaré a Sophie al auto. Encárguense del cuerpo.

Sin decir nada más, tira de mi mano suavemente hasta salir de allí. Caminamos hasta el auto y me suelto de su agarre, para poder inhalar una buena bocanada de aire. Me abrazo a mí misma sin poder creer lo que pasó, nuevamente me paralice.

—Soy una estúpida —digo enojada— ¡Soy una gran estúpida! —vuelvo a repetir enojada.

—Sophie... —intenta darme la mano nuevamente, pero lo aparto viéndolo furiosa.

—¡Sophie nada! ¡Deja de intentar justificarme! Arruine el plan y nuestra última oportunidad de saber dónde están. ¡Lo arruine, Joe! —le grito y me doy cuenta de que mi voz es lo único que se escucha en la oscura calle— Y me paralice. No hice nada. Soy insignificante aquí.

Joe vuelve a intentar tomarme de las manos y esta vez me dejo. Sus manos frías y las mías hacen que la temperatura entre ambos suba. Me observa con tranquilidad y sigo viendo ese extraño sentimiento en su mirada, ese que jamás vi y que no entiendo.

—Tu único error fue decirle quién eras —me dice con lentitud y calma. Me estremezco por el frío— Si no lo asesinaba no sólo nos buscaría a Peter y a mí, sino a ti también. Por eso tuve que hacerlo.

—Sólo le dije mi nombre. Jamás creí que sabría toda mi vida y que veníamos por el Gobierno —digo con arrepentimiento, la calma de Joe desaparece y frunce el ceño.

—¿No? —niego con la cabeza. La preocupación nuevamente se hace presente en su semblante y frunzo el ceño, antes de preguntar qué sucede, cambia el tema— Temí que te pasara algo.

Y allí vamos otra vez. Ahora mismo estoy rompiendo conmigo misma el acuerdo que hice para ignorarlo por un tiempo para que se lo piense dos veces antes de jugar con mis sentimientos.

—Ya te dije que la única persona que puede lastimarme eres tú —digo posando una de mis manos sobre la suya. Relamo mis labios— Aunque el arma también me haría un poco de efecto —asiento con una mueca divertida.

Joe y yo nos reímos por unos segundos, olvidándonos de la situación de hace unos minutos y olvidándonos de nuestra propia situación. Las palabras de Skyler se repiten en mi cerebro. Debo decirle que sucede. Trago saliva y relamo mis labios haciendo que sus ojos se posen allí.

—Joe, yo... —comienzo a decir y rápidamente su ceño se frunce como si supiera lo que voy a decir— Me importas demasiado. Mucho más de lo que me gustaría y siendo sincera, no me agrada ese sentimiento. Solamente tú puedes hacerme feliz y extremadamente triste a la vez. Y lo odio. Así que por favor, aleja tus impulsos de mí. Contrólate porque me lastimas.

Nos quedamos en silencio. Mi voz fue el único sonido, además de los autos pasando, que se escuchó. No espero una respuesta de su parte, después de todo dije lo que tenía para decir y me siento mucho menos agobiada. Confesarle indirectamente mis sentimientos hacía él fue como quitarme una pesada mochila que hace tiempo venía cargando. Conforme con lo que hice me volteo para adentrarme al auto.

—Sabes que también me importas —me detengo al escuchar su voz grave resaltar en el silencio— También sé que actúe como un idiota y lo lamento tanto. Pero decir que eran impulsos era la única excusa medianamente coherente para besarte.

Volteo, mirándolo con confusión. ¿Acaso entendí mal? Lo único que me falta ahora es ilusionarme con palabras y luego me diga que las malinterprete. Me gustaría que sea lo más claro posible en esta conversación.

—¿Quieres decir que no fueron impulsos? —repito. Espera unos segundos y asiente— ¿Qué sientes?

No puedo explicar la sensación de adrenalina que me recorre por las venas. Ni siquiera cuando le rompí la nariz al tipo en aquella habitación en Las Vegas, me hizo sentir de esta forma.

Sin previo aviso, su mano tira de mí acercándome a su cuerpo. Frunzo el ceño, extrañada, mientras en sus labios una sonrisa de suficiencia aparece en él. Cuando sus labios fríos se posan en los míos, hacen que la temperatura de ambos suba y otras cosas también. Esta vez, a diferencia de los otros dos besos, es distinto. Como si lo hiciéramos con más cariño que deseo, no soy un cristal en sus manos y mis movimientos no son lujuriosos. Estamos sincronizados, tratándonos de la misma forma. Expresando los mismos sentimientos.

Cuando nos separamos, vuelvo a abrir mis ojos con rapidez. Sus ojos verdes, casi oscuros en la sombría noche, me observan emocionados. Relamo mis labios sintiendo los latidos de mi corazón por todos lados.

—Sólo para que quede claro. Esto no fue un impulso —dice sonriéndome.

Nos separamos al escuchar unas pisadas acercándose hasta nosotros. No logró distinguir quién es la figura negra que aparece en la oscuridad, pero poco a poco reconozco esa sonrisa de chico malo que enamoró a todo el instituto.

—¿Eithan Hilder? —pregunto confundida y emocionada a la vez.

Cuando está a unos metros de distancia de nosotros, puedo verlo bien. Ojos verdes, cabello negro y sonrisa peligrosa. Sin duda el novio de mi prima esta frente a nosotros y por un segundo, me pregunto si nos habrá visto.

—Que gusto verte, Sophie —me dice y eleva sus cejas, dándome una leve mirada hacía Joe, confirmando mis sospechas— Y de nada por evitar que te disparen. 

Por fin llego el día que publico el dia de actualización y no el día después jajajaj 

Perdonen si hay errores, lo escribí en el celu y no lo edite  :( 

Sí, acertaron. Jade es la misma de Distintos, otra novela que pueden encontrar en mi perfil ahre  

¿Qué tendrán Olivia y Derek en común para que los secuestraran? ¿Qué son esos nombres que Derek recibe? ¿Iván Lynn era sólo una distracción? ¿Cómo sabía que Sophie, bueno, era ella? jajaja (ustedes entienden) Eithan se unió a la misiónnnnn, se cumplió lo que dije. Joe por fin dejó de ser un estúpido, pueden pedir un deseo ahre. 


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