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Cap. 8

Los toques incesantes despertaron a los dos huéspedes del departamento, pero él menor, que escasamente había dormido, se quedó en la cama, sin fuerzas para levantarse, y los ojos hinchados.

Eithan por su parte tampoco había dormido mucho, seguía de mal humor, y su lobo le estaba aplicando la ley del hielo desde anoche.

Bastante enojado se puso de pie para ir a ver quién era el molestoso que tocaba. Mientras más se acercaba a la puerta pudo reconocer los olores de sus progenitores y padrinos, al igual que el de su hermana.

Eithan apretó los puños, sus músculos sintiéndose tensos, respiro profundo antes de abrir la puerta.

Las miradas con las que se topó eran una mezcla de preocupación y amor parental. Pero su hermana no lo miraba, sino que su vista estaba fija en el suelo.

—¿Nos dejas pasar? —la voz de su madre no dejaba lugar a una negativa. Quería cerrarles la puerta y gritarles que se fueran pero claramente no podía hacer eso, asi que tragándose su molestia se movió para dejarlos pasar.

El departamento olía tristeza, los supresores de Dayit no estaban haciendo efecto, y aunque Eithan no lo quería reconocer y le gustaría suprimir, su lobo también estaba triste.

Los padres del alfa menor no esperaron ser invitados, se dirigieron hacia las habitaciones, siguiendo el olor que su cachorro dejaba salir, pidiendo ser consolado, aunque era un alfa, todavía era su bebé.

—¿Qué le hiciste a Day ahora? —la voz molesta de Elena atrajo la atención de Eithan, y su molestia volvió a manifestarse.

—Tanto te preocupa el hijo de alguien más que primero te preocupas por él que por el tuyo

—Porque conozco al mío es que me preocupo. Siempre quisimos que se llevaran bien pero por alguna razón te empeñas en lastimarlo

—Oh claro, el inocente y débil Dayit por el que todos se preocupan y que todos quieren cuidar es imposible de defenderse o de hacer algo para lastimar a otros. Por qué mejor no vas y le dices que deje de meterse en mi vida, que me deje ser feliz y deje de estar arruinando mis relaciones.

—¿Crees que él nos dijo de tu noviecita?

—No fue él —Eimy se sentía muy culpable de prácticamente chivatear a su hermano, pero cuando fue interceptada no pudo mentir —Fui yo, yo le dije a nuestros padres de tu relación.

Eithan y Eimy no eran unos mellizos super unidos pero no se llevaban mal, no se contaban sus más íntimos secretos pero su comunicación era buena. Si bien se han pasado los últimos años viviendo separados siempre estaban hablando y manteniéndose al día sobre sus vidas. Por esto él jamás imagino que sería traicionado por ella, porque asi era como lo sentía, que su hermana lo había traicionado, que había elegido a Dayit por sobre él, y no sabía porque le sorprendió, siempre era Dayit, él siempre estaría por sobre él.

—Tú... no lo esperaba de ti.

—Lo siento...

—No, yo lo siento, por intentar tener una vida, por enamorarme y querer estar con esa persona, por intentar ser feliz, ya entendí que en esta familia todo debe girar en torno a Dayit, y que él es el único que debe ser feliz.

—Hijo...

Pero Eithan no se quedó a escuchar, chocando con su padre y hermana salió del departamento, importándole muy poco las llamadas, no le importo salir sin celular, sin bañarse ni cepillarse y con la misma ropa de ayer.

Carlos y Elena sintieron su corazón apretarse, su cachorro mayor estaba lastimado y al parecer ellos eran responsables.

—Dayit no abre, dice que está bien y quiere estar solo

David y Fátima regresaban, la expresión de la madre era triste, su hijo sufría y ella no podía hacer nada

—Yo intentare hablar con él —Eimy se ofreció

—Mejor no, dejémoslo solos por ahora, confió en que ellos sabrán arreglar sus diferencias —Carlos decidió hablar, sentía que ya se habían metido mucho en la vida de sus hijos.

—Pero no están bien, es claro que ambos están tristes, Eithan debe dejar de ser tan cabeza dura, porque tiene que ser tan cruel con Day, quiero que nuestros hijos vuelvan a ser unidos. —Elena no daba su brazo a torcer, entonces recordó ese acuerdo que hicieron. —Ya los chicos tienen dieciocho años, y no tienen a su destinado, ¿y si ponemos en marcha nuestro acuerdo?

—¿Qué acuerdo? —Eimy se veía confundida

—Nuestros hijos discutieron, no se están llevando bien ¿y tu propones que le digamos que tienen que casarse obligatoriamente? ¡¿Que tienes en la cabeza mujer?! —Carlos perdió la paciencia.

—¿Obligarlos a casarse? Mamá estás loca, no puedes hacer eso

—Claro que podemos, somos sus padres, y esto no es para su mal.

—No hablemos de esto aquí y ahora —David se dirigió hacia la salida —este no es ni el momento ni el lugar.

—Tú me apoyas ¿Verdad Fat?

—No lo sé, si eso le hace bien a Day no me opondría

—A Dayit claro que le hará bien después de todo está enamorado de mi hermano pero a Ei-than —una vez más Eimy tenía cuatro pares de ojos sobre ella, gracias a su gran boca —¡Ay no! Otra vez hable de más.

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