La relación entre Eithan y Adele avanzó rápidamente, ambos tenían mucho en común y se atraían mutuamente, así que para finales de octubre, poco más de dos meses de conocerse, empezaron a salir.

Durante este tiempo las veces que ambos alfas se vieron podían contarse con los dedos de las manos y sobraban dedos. Dayit era muy cuidadoso con su olor, pero Eithan empezó a ser descuidado y su olor comenzó a ser dominante en el departamento, aparte Adele se volvió una visitante recurrente, por lo que su aroma también estaba presente. El alfa menor nunca pregunto sobre el aroma a omega, pero le dolían las ideas que se hacía, y como resultado su estado de ánimo era muy cambiante.

—¡Hey chico lindo! ¿Qué es lo más rico que puedes servirme? —Eimy también se había vuelto una gran amiga para Dayit, a pesar de estudiar en una universidad distinta, y que quedaba lejos, sacaba tiempo para visitarlo.

—Lo mismo de siempre, un chocolate bien caliente para este mal clima —sin querer su tono había sido un tanto cortante.

La alfa miró en dirección a Oscar, que estaba limpiando una mesa cercana, este solo se encogió de hombros, diciéndole con señas, que llevaba rato con ese mal humor mal disimulado.

—Si chocolate es lo que hay chocolate tomaré. Tú descanso empezara pronto, te espero en la mesa de siempre.

Sin darle tiempo a negarse, se apartó para ir a sentarse, haciéndole señas a Oscar de que la siguiera, quería averiguar la razón de ese humor, pero el chico desconocía la causa.

—Aquí esta tú chocolate —cuando su descanso inicio, y sin muchas ganas, se dirigió hacia donde estaba Eimy.

—Deberías de comer algo dulce

—¿Algo dulce?

—Si, a ver si se te endulza el ánimo

Dayit la miro unos segundos antes de dejar salir un pesado suspiro, ponerse a mirar a través de la ventana.

—Hey, Day, ¿Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, verdad? —Eimy tomo una postura seria, como pocas veces lo hacía.

—Estoy bien, es solo que llevar la universidad y el trabajo no está siendo tan fácil como creía.

La alfa se quedó viéndolo sin creerle una palabra, le dio un trago a su bebida antes de seguir hablando —Estas mintiéndome, hay algo más que te preocupa o molesta, aparte tu eres él que quiere estudiar y trabajar, bien puedes solo dedicarte a los estudios y mis padrinos estarán más que contentos. Pero no te obligare a que me digas la verdad, ya sabes que estoy aquí para ti, cuando quieras desahogarte aquí estaré. Por el momento, me conformare con prepararte mi platillo estrella.

—¿Tu platillo estrella?

—Termina de trabajar y vamos a tu departamento, te prepare algo tan rico que tu cansancio, preocupación y mal humor se irán para no volver.

—Eso en vez de alegrarme me asusta, ¿desde cuándo sabes cocinar?

—Pues desde siempre, soy una chef cinco estrellas.

—Tendré que preguntarle a Carly sobre eso

—No tienes que, mi hermanita no sabe nada de la buena comida

La verdad la receta estrella de Eimy solo eran unos fideos instantáneos con huevo y algunos vegetales.

A Dayit se le olvido la razón de su mal humor, y su estado de ánimo mejoro un poco. Al terminar la jornada laborar, se dirigió al departamento junto a Eimy y Oscar. La primera solo había estado allí en dos ocasiones: el día de la mudanza, y semanas antes cuando ayudo a Dayit con las comprar, y cuando el olor de Adele no estaba muy marcado; y el segundo ya había estado allí un par de veces, como también usaba neutralizadores su aroma no se quedaba.

Desde que entraron la melliza de Eithan frunció el ceño por el olor a omega

—Day ¿Tienes novia y no me habías dicho nada?

El cuestionado solo suspiro con molestia, su enojo volviendo, y viéndose afectado —No tengo novia, es el olor de la novia de tu hermano

—¿Eithan tiene novia? —ella tenía buena comunicación con su hermano, intercambiaban aunque fuera un 'hola' todos los días, pero este nunca menciono una novia. Y por la intensidad del olor habían estado hace poco en el lugar, y al parecer no conversando, pues cuando pasaron a la sala notaron los cojines en el suelo, y la pequeña maseta que estaba sobre la mesa de la sala hecha añicos, con restos de tierra todavía en el suelo.

Este escenario hizo que el mal humor de Dayit aumentara, su decepción y dolor fue casi imposible de ocultar, y aunque Oscar no lo comprendía del todo, Eimy empezó a atar cabos en su mente, llegando a una conclusión que no sabía si le agradaba o no.

Abriendo las ventanas y encendiendo un aromatizante, la única chica del trio, se propuso eliminar aquel olor, con prisa hizo su mágica sopa, cuyos efectos no fueron visibles en esta ocasión.

—¿Estarás bien? —Eimy no quería irse, pero tenía que hacerlo

—Claro que sí, ¿Por qué no lo estaría?

Eimy quería responderle 'porque al parecer tienes un corazón roto', pero prefirió callar. En su trayecto a casa estuvo llamando a su hermano, pero este se tomó su tiempo para responder. Sin proponérselo terminaron discutiendo, la joven alfa ya había llegado a casa, pero permanecía fuera, ajena a su entorno

—No te estoy diciendo nada malo, solo que seas más considerado y dejes de llevar tus conquistas al departamento, es realmente desagradable el olor que dejas, nadie quiere saber tus intimidades, y Dayit no se merece lo que estás haciéndole

—Dayit, Dayit, me tienen alto con él, no gastare en moteles teniendo un departamento, y si el santo no puede soportarlo que se mude.

—Ese departamento es de los dos, quien debería de mudarse eres tú, te recuerdo que ese departamento lo compraron nuestros padres para que vivan no para que lo uses para tus cochinadas, si no vas a ser respetuoso con tu compañero por lo menos con nuestros padres

Pero estas palabras no llegaron a oídos de Eithan quien ya había colgado, a los oídos que si llegaron fueron a los de sus padres que también venían llegando y escucharon lo dicho por Eimy

—¿Quién tiene que ser respetuoso con nosotros?

—Pues Eithan, quien tiene la desfachatez de llevar a su novia al departamento que comparte con Dayit sin importar los sentimientos de Day...

Se detuvo abruptamente, no porque había insinuado en voz alta sus suposiciones sino porque acaba de chivatear a su hermano.

—Papá, mamá, padrinos

Los cuatro la miraban sorprendidos, pero la molestia pronto fue visible en los ojos de su madre, que era la más explosiva.

—Eimy Robles Almonte, ahora mismo me vas a explicar que es lo que acabas de decir.