01: Herederos (Parte 1 Aquía y Jungkook)
REINO DE LOS HECHICEROS
En ese castillo, Aquía princesa de los Hechiceros, vivía junto a su Padre el Rey Thalos, y sus abuelos, los ancianos Hechiceros que habían gobernado el Reino durante siglos.
Aquía tenía algo especial ella era diferente, era la única de la familia real que controlaba los cuatro elementos: Tierra, Agua, Fuego y Aire.
Pov's Aquía
Estaba ahí en uno de los tantos balcones del castillo junto a mi Padre admirando el Reino.
— Un día todo esto será tuyo Aquía — mencionó mi Padre mirándome — Cuando Reines debes hacerlo con la misma sabiduría y compasión que tu Madre — dijo acariciando mi mejilla.
Al recordar a mi Madre mi corazón se sintió triste y pesado, la ausencia de ella me perseguía como una sombra.
Perdí a mi Madre en la última gran guerra, cuando tenía apenas cinto años. Desde entonces siempre recuerdo las tardes en la que ella me llevaba a un lugar secreto en el bosque, donde las hojas susurraban secretos y los arroyos cantaban melodías antiguas. Allí, entre los árboles centenarios, mi Madre me enseñaba a controlar los elementos con gracia y poder.
Al recordar a mi Madre le respondí a mi Padre con determinación.
— Así lo haré Padre, haré que tú y Mamá se sientan orgullosos de mí.
Su Padre la miró con orgullo en sus ojos.
•••
Después de desayunar y hablar un rato con mi Padre él tuvo que irse a realizar sus deberes de Rey, deberes que muy pronto realizaría yo.
Decidí ir a buscar a Alatus para ir a dar un paseo con él.
— Alatus, como esta mi hermoso corcel — dije sonriendo mientras lo acariciaba, él respondió con un relincho y me atrajo hacia él con sus enormes alas.
— Si yo también te extrañe.
Encontré a Alatus cuando era apenas una niña. En uno de mis paseos por el bosque, me topé con un claro donde las estrellas parecían descender a la tierra. Allí, en medio de un círculo de flores luminosas, Alatus yacía herido, sus alas estaban rotas.
No dude ni un segundo en ayudarle, extendí mis manos hacia él y susurré palabras antiguas. En ese momento la magia fluyo a través de mí, curando sus alas y creando un vínculo indestructible entre nosotros.
Alatus era más que un medio de transporte para mí, era mi confidente, mi protector y mi mejor amigo, cuando necesitaba escapar de las responsabilidades del castillo, él me llevaba a lomos de vientos hacia lugares desconocidos.
Aunque no hablaba con palabras humanas, él se comunicaba conmigo a través de emociones y sentimientos. Cuando estoy triste, él me rodea con sus alas y me consuela con su presencia cálida. Cuando estoy feliz, el relincha y se eleva en espirales de alegría.
— Vamos, iremos a nuestro lugar secreto — dije preparándolo para nuestra pequeña escapada.
Una vez listo lo monté y este desplegó sus alas y voló hacia el bosque. Allí, en el arroyo donde mi madre me enseñaba muchas cosas, cerré los ojos y extendí mis manos. La tierra templo bajo mis pies, el agua danzó en espirales a mi alrededor, las llamas se alzaron en una danza frenética y el viento susurró en mi oído.
Después de un rato practicando mis poderes y estar ahí con Atalus ya era hora de regresar al castillo, mi padre se estará preguntando donde estoy.
Cuando regresé al castillo y deja a Atalus en las caballerizas, entre al castillo y cuando uno de las criadas me vio me dijo que mi padre me estaba buscando, le agradeci por decirme el recado y me fui a ver a mi Padre.
Toque la puerta de su oficina y cuando escuche un “pase” entre y mi padre estaba sentado en su escritorio.
— Padre mi dijo una de las criadas que me llamaste.
— Si Aquía, tengo que decirte que llego esta carta — en sus manos sostenía un pergamino antiguo — La envío la Ninfa Madre por órdenes de los Dioses, debes asistir a la Escuela Cronos.
Aquía frunció el ceño, confundida. — ¿La Escuela Cronos? — repitió, como si las palabras fueran amargas en su boca. — Pero... ¿por qué? No entiendo.
— Es una orden de los Dioses — dijo su Padre, con una mirada seria. — Y si ellos están involucrados no puedo hacer nada al respecto.
— Pero no quiero asistir a esa escuela Padre, no me quiero separar de ti y de los abuelos — dije con la voz quebrada.
— Allí aprenderás muchas cosas hija — mencionó el tomándome de los hombros — Aprenderás a controlar tus poderes como nunca antes, además aprenderás cosas nuevas que te ayudarán a gobernar cuando seas La Reina.
Tome la carta con las manos temblorosas. La Escuela sería un nuevo ambiente para mí, y eso me hacía sentir nerviosa y un poco asustada, pero lo haría, era mi oportunidad para honrar el legado de mi madre y convertirme en la Hechicera que el Reino necesita.
Narrador Omnisciente.
Así comienza la historia de Aquía, princesa de los Hechiceros, y su viaje hacia el dominio de los elementos y sus otros poderes y la verdad oculta detrás de su linaje. El destino la aguarda, y ella está lista para enfrentarlo con valentía y magia.
REINO DE LOS LOBOS
La casa de la manada de los Licántropos se alzaba sobre una colina, al borde de un precipicio, sus estructuras hechas de piedra negra camuflajeandose en la oscuridad del bosque, ahí vivía Jungkook, príncipe Alfa de los Licántropos él vivía con su Padre y sus hermanos Jeon Somi su hermana menor y Jeon Won-woo él era su hermano mayor pero era un beta así que no podía gobernar.
La personalidad de Jungkook era tan salvaje como la de su forma de lobo. Era un chico frío, un depredador en busca de poder y venganza. Había perdido a su Madre en la guerra que sucedió años atrás, y su perdida había endurecido su corazón.
Pov's Jungkook
Estaba viendo por la ventana de mi alcoba, observaba cómo los miembros de la manada interactúan entre ellos, también observaba el bosque oscuro que se extendía hasta donde alcanzaba la vista.
La luna brillaba como un faro bajo la luz plateada filtrándose a través de las hojas de los árboles. Me gustaba cuando la luna brillaba así, me hacía recordar a mi Madre ella había sido una de las más poderosas de su linaje, pero también era dulce y amable con todos.
•••
El viento aullaba a través del oscuro bosque, había salido como todas las noches para escapar un poco de los deberes de Alfa. Me movía con agilidad entre los árboles, mis garras afiladas rasgando la tierra húmeda. La luna llena brillaba sobre mi, su luz plateada iluminaba mi pelaje negro como la noche.
Cada noche salía al bosque para distraerme un poco, corría a través de él saltando y esquivando todo lo que se atravesara en mi camino. Mi olfato agudo me permitía rastrear a las criaturas que se atrevían a cruzar nuestro territorio. Pero no sólo era fuerza física lo único que poseía, también afinaba mis otros sentidos, escuchaba el susurró del viento, el crujido de las hojas bajo mis patas y el latido del corazón de algún animal a kilómetros de distancia. Cada detalle era importante para mí.
A veces, me sumergía en los arroyos helados para refrescar un poco mi cuerpo, para los Licántropos, sobre todo para los Alfas, tenemos una temperatura muy caliente en nuestros cuerpos, y es muy refrescante para nosotros sumergirnos en algo muy frío que pueda refrescarnos.
Después de un tiempo ya era hora de regresar a casa. Cuando ya estaba saliendo del bosque en mi forma humana apareció mi hermano Won-woo frente a mi.
— Otra vez con tus salidas por el bosque — dijo mi hermano mientras caminábamos de regreso a la casa de la manada.
— Sabes que me gusta salir a despejarme un poco de todas las cosas que me agobian.
Los dos entramos a la casa y fuimos al comedor donde ya nos esperaban mi Padre y mi hermana, ambos nos sentamos y empezamos a comer hasta que mi Padre rompió el silencio.
— La Ninfa Madre ha enviado esto por parte de los Dioses Jungkook — dijo mi Padre entregándome una carta, estaba sellada con cera roja y su caligrafía era elegante — los Dioses han hablado, deberás asistir a la Escuela Cronos.
Mire a mi Padre con el ceño fruncido — No quiero ir a una Escuela Padre, no quiero dejar a la manada desprotegida — mencione mirando a mi Padre.
— La manada no estará desprotegida me tienen a mi su Rey y también tienen a tu hermano — dijo mi Padre — Es tu deber asistir Jungkook, como futuro Rey de los Licántropos.
Apreté los dientes, sintiendo una oleada de frustración y molestia. Sabía que no podía desobedecer las órdenes de los Dioses, pero eso no significaba que estuviera de acuerdo. Me quedó en silencio, sin decir una palabra, pero mi expresión hablaba por sí sola.
Mi Padre pareció notar mi molestia, pero no dijo nada. En su lugar, se limitó a asentir con la cabeza, como si esperara que entendiera mi deber.
Narrador Omnisciente.
Así comenzó una nueva etapa en la vida de Jungkook. En la Escuela Cronos aprendería a controlar su poder, a manipular las sombras y a luchar contra sus enemigos. Para también descubriría secretos, verdades que cambiarían su futuro para siempre.
Y así, el principal de los Licántropos acepto su destino. No sólo sería un Rey, sino también un líder capaz de proteger a su gente. Pero ¿a qué precio? Solo el tiempo lo revelaría.
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