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Parte sin título 35

—¿Te apetece salir a cenar? La competencia de gritos que hemos tenido me abierto el estómago. Tengo la sensación que esta igual de desesperado que yo para romper el silencio y tensión.

Nos hemos quedado solos, y cuando digo solos es porque no hay siquiera un mosco que vuele para romper la tensión.

Asiento y Logan toma su cazadora, se la calza cerrándose completamente para no dejar ver la suciedad de su camiseta, asumo. Caminamos uno a lado del otro, pero a una distancia prudente. Me pone de los nervios estar cerca suyo, aun cuando solo caminemos. A medida que recorremos el pasillo, tengo que retener mi instinto homicida cuando las universitarias hormonales se le comen con la mirada. Algunas incluso le detienen para pedirle el número, con lo que a Logan se le ve completamente incómodo. Algo que si me sorprende. Sin embargo, yo me adelanto sin querer saber si les ha dado su número o no. No las culpo, es la clase de chico que llama la atención sin quererlo, siquiera.

<<No tengo derecho a enfadarme>> me repito una y otra vez <<No tenemos ninguna clase de relación>>

Me detengo en cuanto atravieso la puerta de entrada. Después de unos minutos me alcanza, y echo andar sin decir una palabra.

—¿Te has enfado? No ha sido mi culpa— se defiende y sé que tiene toda la razón.

—No estoy enfadada, tengo hambre— miento estrepitosamente. Una mueca burlona aparece en su rostro. Me ha pillado. —¿Pedimos un taxi? — pregunto con intención de que no me pinche con el tema. Asiente y nos subimos a un taxi. Le doy la dirección de applebee's, la cafetería bar dónde he pedido trabajo. Durante el trayecto los dos hacemos silencio, pero yo me muero por preguntarle un montón de cosas que no me atrevo.

—Noah— musita llamando mi atención. Regreso la mirada hacia sus ojos grises, sintiendo la intensidad y la seriedad de su mirada —¿Eres consciente que quiero retomar nuestra relación?

No tendría que tomarme por nuevo el poco tacto que tiene por decir algo, es completamente normal y nato en Logan. Sin embargo, a mí me ha pillado desprevenida y no es muy bonito que me quede balbuceando sin saber que contestar.

Tomo grandes bocanadas de aire mientras maquilo una respuesta coherente, pero ninguna tiene un sentido completamente neutro. Ya me imagino diciéndole que: "No solo porque hayas venido hasta Washington significa que retomaremos algo que dejamos completamente dañado" y su reacción mientras aporrea el asiento del piloto, y el taxista moliéndonos a gritos por dañarle el coche. Y Logan tras rejas.

—¿Podemos hablar de eso más tarde? No creo que sea un lugar adecuado— murmuro señalando con la cabeza al taxista que ha empezado a mirarnos por el retrovisor, regalándonos miradas extrañas. —Tampoco es el único tema que tenemos pendiente

Con mi última respuesta su cuerpo se tensa, aprieta tanto la mandíbula que temo que se rompa algunos dientes y dañe esa sonrisita moja bragas tan propia suya.

Asiente y no vuelve hablar hasta que llegamos a applebee's. Cuando atravesamos el umbral, veo que han retirado el letrero de se necesita mesera. Se me cae el alma a los pies, porque de verdad necesito el empleo, aun así, buscamos una mesa libre y me las apaño para no dañarnos la cena.

Una mesera que no había visto la anterior vez nos toma la orden. Logan pide una hamburguesa con patatas extra grandes y una soda, yo por el contrario pido un sándwich de pollo con un refresco de fresa. Logan enarca una ceja pero no dice nada.

—¿Qué te ha pasado en el brazo? — me atrevo a preguntar cuando casi hemos terminado de comer.

—Le he dado un puñetazo a una pared de ladrillo

Tengo ganas de darle tortazos por ser autodestructivo, pero solo me dedico a asentir y terminar mi comida. No es un buen lugar para hacer una discusión. En especial cuando sus tendencias son aporrear todo lo que tiene en frente cuando se molesta.

Cuando nadie se acerca para cancelar nuestra cena, nos levantamos directamente a caja, pero no está la misma señora enfurruñada que la anterior vez, se encuentra el dueño de la cafetería. Le sonrió y cuando me dispongo a pagarle de nuestro pedido, Logan le pasa la tarjeta. El dueño la coge y Logan me sonríe socarronamente. En cuanto le devuelve la tarjeta, Jared, el dueño se me queda viendo unos segundos hasta que parece reconocerme.

—Noah— pronuncia mi nombre con una alegría tremenda— he estado a punto de llamarte, tienes el empleo si aún lo necesitas

—Claro que sí— respondo contentísima.

—Puedes pasarte mañana a las ocho para que firmes el contrato y ponernos de acuerdo con tu paga y horarios

—Claro que si señor Jared— le respondo aun sonriendo. Hace una mueca cuando digo señor, pero no me reprende. Nos despedimos estrechándonos las manos, y le vuelvo agradecer.

Aun cuando salgo de applebee's tengo una sonrisa impregnada en el rostro. No puedo creer que me han dado el empleo. Aunque sea solo de medio tiempo, me caerá muy bien la paga.

—¿Vas a trabajar? ¿Tú madre no te está apoyando?

—Quiero mudarme de la residencia, no me hace gracia tener que compartir las duchas. Y Carmen me está pasando dinero mensual y mi padre igual, pero eso no significa que no necesite dinero extra. Además, quiero comprar un coche — le respondo.

—Vale...— dice con el entrecejo fruncido

El camino de vuelta a mi residencia se hace sumamente corto. En cuanto entramos nuevamente a mi habitación me percato que Charly ha venido por la montaña de ropa desarreglada sobre su cama, pero se ha vuelto a marchar.

Dejo a Logan en la habitación y corro al baño con mi bolsita de aseo. Me ducho para tratar de borrar todo rastro de estrés que he adquirido a lo largo del día. Cuando entro a la habitación por segunda vez en menos de una hora, me repito que tenemos que tener esta conversación que hemos aplazado tanto. Me convenzo que no voy a terminar llorando y decido sentarme en la cama de Charly, quedando frente a frente. Tomo grandes bocanadas de aire, y me alisto mentalmente.

—¿Por qué has venido hasta Washington?

—Eres mi ángel, Noah— mi corazón da un vuelco al escuchar "mi" — no podía seguir como he estado todo este tiempo

—¿Eres consciente que no solo porque hayas venido a Washington voy a olvidar todo lo que me hiciste? — grazno con cierto odio impregnado en la voz. No le he perdonado nada y ahora que empezamos hablar no logro mantener a raya todo mi enojo y frustración.

—Ya te he dicho mil veces que lo siento— habla con frustración. —Estaba enfadado y...

—¡Vale! Entonces cada que te enfades voy a tener que asumir que te estas follando a otra tía— interrumpo. Se levanta de la cama y se aleja hasta la puerta.

—¡No, joder! ¡no! —grita tan fuerte que me hace pegar un brinco —Me he cargado todo y soy consciente de ello. Pero no tienes una puñetera idea de cómo ha sido extrañarte todos los jodidos días. Ha sido el peor castigo que he podido tener; anhelarte tanto que percibía tu olor sin que tan siquiera estés.

Su rostro se contorsiona en una mueca de dolor tan profunda que me hace pensar que tal vez, solo tal vez, me ha echado de menos tanto como lo he hecho yo, pero tan pronto como esos pensamientos inundan mi mente se desvanecen al percibir nuevamente el dolor de su traición. Y en un momento de pura rabia y dolor no resisto más.

—¡Eres un egoísta! — grito con lágrimas en los ojos —¿Qué no sé cómo la has pasado? ¡He llorado cada maldita noche! Te di algo que lo usaste y lo desechaste sin detenerte a pensar el dolor que me ibas a causar. ¡Tomaste algo que no te pertenecía! — bramo echándome a llorar desconsoladamente— Me arrebataste algo que estaba predestinado a quién me amase de verdad, quien me valorase y me cuidara y tratara bien. ¿No lo entiendes?

Mis palabras le pegan como un baldazo de agua fría y sus ojos rápidamente pasan de la rabia al dolor y por último a la culpa.

—Yo lo sé— murmura con los ojos teñidos de rojo— Sé que no soy la persona adecuada para ti, pero ¿No me has echado de menos, Noah? ¿No sentías que te faltaba el aire? ¿Qué cada hora que pasaba era más difícil inhalar que la anterior? ¿Cada minuto recorrido perdías una parte más de ti? ¿Qué te habían arrancado algo del pecho?

Mas que preguntas son afirmaciones, afirmaciones a los cuales no me atrevo a responderle y desvío la mirada hacia la pared.

Mientras busca que nuestras miradas se conecten, se acerca dando grandes zancadas. Se pone de cuclillas frente a mí y me acaricia la mejilla con sus callosos y ásperos dedos, pero lo hace con tanto cuidado, como si temiese que me rompiera en cualquier segundo. Esa leve caricia hace que mi corazón se acelere de forma frenética, tanto, que incluso temo que Logan escuche su tamborileo. Me llega su aroma a menta y rápidamente me doy cuenta qué ya no huele a la extraña mezcla que tanto me gusta. Tal vez ha dejado de fumar.

—¿Lo has sentido?

Quiero decirle que se aleje, porque su aliento acariciándome la quijada no hace más que distraerme y ponerme de los nervios.

—¿No has extrañado mis caricias? — vuelve a preguntar poniendo su mano en mi cintura, trazando círculos que me erizan la piel. Se pone de rodillas frente a mí, y me abre de piernas para posicionarse entre ellas. Coloca ambas manos en mis muslos para equilibrarse y yo contengo la respiración — ¿Mis besos? — murmura acercando sus labios a mi mejilla. Me dibuja la quijada y baja hasta el cuello dejando un camino de besos húmedos y termina lamiéndome la clavícula izquierda.

A estas alturas, tengo la respiración agitada y no puedo abrir los ojos por las caricias que me da en los muslos internos de las piernas.

—Porque yo, si que lo he echado de menos

—¿Cómo puedo volver a confiar en ti si a las semanas te vi con otra chica? — rompo la pequeña burbuja que nos encierra y le suelto la bomba

—No ha sido una cita ángel, era mi psicóloga

—¿Qué? — pregunto entre el asombro y desconcierto

—Necesitaba ayuda— se limita a contestar— necesitaba contarle a alguien de ti, de mi vida, quería empezar a ser bueno para ti. Mira hasta dónde me llevaste— habla con ternura

Y esa confesión por primera vez hace que crea que tal vez, puede ser diferente. Porque si con lo cabezota que es, busco ayuda, si significo algo para él.

Sé que no puedo sacar conclusiones tan temprano, pero no puedo evitar que todo en mí, se acelere con su presencia. Mis pensamientos son torbellinos sin inicio o fin

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Mis amores, nuevooo cap y estoy demasiado emocionada. 

Oigan, quiero decirles que de mi nuevo libro ya están tres capítulos y les apuesto que va a encantarles, pásense  y los voy amar muchísimo más, a parte de que voy a estar eternamente agradecida. 

Les amoooooo


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