Capítulo 39
Noah
Despierto al escuchar gritos. Me cuesta saber que pasa hasta que otro grito vuelve alertarme. Me quito las sabanas de encima al reconocer la voz de Logan, seguido enciendo la luz de lamparilla de la mesita de noche para dar claridad.
Y lo observo, tiene el rostro contraído en una mueca de dolor mezclado con ira, y no para de gritar. Tardo en ver que está cubierto en una capa de sudor.
—Logan, despierta— murmuro con la voz media dormida. No despierta y sigue pataleando contra la sabana.
—Para, joder, para— grita— ¡¡No la toques!! — sus brazos y piernas se mueven como si estuviese golpeando algo —¡¡No...!! ¡Por favor, no! —lágrimas empiezan a rodar por sus mejillas y a mi se me comprime el pecho.
Me lanzo sobre su cuerpo y lo abrazo del torso mientras siento como un nudo me empieza a subir por la garganta. —Despierta, por favor— ruego hablando con más fuerza y moviéndole de los hombros.
—¡Ayuda! ¡Que alguien me ayude! — grita
Me destroza ver que sufre incluso en sueños.
—¡Logan despierta! — grito volviendo a moverle
Sus ojos se abren, luciendo confundidos y desorbitados por largos minutos.
—Noah— mi nombre sale de sus labios como si no creyese que estoy aquí.
—Si, cariño, soy yo— murmuro abrazándome con más fuerza hacia su cuerpo. Me estrecha con fuerza y nos quedamos así durante largos minutos.
Me levanto de su torso para tumbarme en mi cama, y le indico con la mano que haga lo mismo. Se tumba a mi lado sin chistar, y nos cobija con las mantas. Me abraza por la cintura y no reclamo.
—¿Has soñado con tú...?
—Sí, con mamá— interrumpe.
—¿Desde cuando tienes pesadillas? — pregunto por segunda vez, temiendo la respuesta.
—Desde siempre.
Asiento. No encuentro que más hacer o decir.
—No sabes cuánto odio a tu padre— pronuncio con la voz rota —¿Siempre son tan frecuentes?
—Cuando estoy contigo no.
—Pero las has tenido hoy— musito sujetándole la mano con fuerza
—¿Vamos a dormir vale? Mañana hablaremos.
Asiento abrazándome a su pecho.
Despierto sintiendo excesivamente calor. Cuando trato de moverme, un peso enorme en mi abdomen me impide hacerlo; siendo casi asfixiador. Tardo en comprender lo que pasa hasta que fragmentos de la noche anterior se hacen presentes y con ellos la amargura de sus pesadillas.
Su cabeza reposa en mi estómago y se aferra con las manos. Enrollo mi mano en su maraña de cabello castaño. Lo lleva más largo desde la última vez que lo tuve tan cerca. Maldigo entre dientes cuando suena la alarma en mi móvil dando aviso que tengo que prepararme para ir a mi primera clase del día.
Le muevo ligeramente el hombro tratando de despertarlo, sin embargo, lo único que consigo es un gruñido de su parte.
Se ve guapísimo con los ojos cerrados y el rostro sonrosado por el calor que nuestros cuerpos emanan.
—Voy a llegar tarde a clase— le informo con tono de reproche
—¿Qué hora es? — pregunta sin mover un dedo con la voz extremadamente ronca.
—Las seis menos veinte
—Tus clases empiezan a las ocho y treinta, ángel— medio gruñe, medio habla. —puedes quedarte una hora más sin problema — protesta abriendo los ojos por primera vez dejándome sin aliento unos segundos al observar el precioso color de su iris. Jamás voy acostumbrarme a la intensidad de su mirada.
—No me apetece ver cuerpos de chicas desnudas— hablo desviando la mirada.
—Vale...— sisea entre dientes. Me da un corto y casto beso en los labios y gira sobre su cuerpo hacia el otro extremo de la cama otorgándome espacio para salir de la cama.
Salgo de la habitación con una sonrisa impregnada en el rostro y mi bolsa de aseo. Mientras me ducho, siento un pequeño escozor en mi entrepierna, pero nada grave. Para cuando termino me demoro unos segundos en el espejo, dándome cuenta que mi reflejo luce completamente diferente a como lucia tan solo una semana atrás. Mis ojos han vuelto a brillar y mi rostro ha recuperado el color, incluso mis mejillas tienen un tinte rojo, pero no voy a negar que en un rincón dentro de mí, sigo temiendo desmesuradamente a todo esto.
En cuanto regreso a la habitación, Logan duerme boca abajo abrazando a la almohada y con marcas de la tela en su rostro; con la sabana cubriéndole sola la espalda baja, dejando al descubierto los músculos de su espalda.
—¿Buenas vistas eh? — escucho la voz de alguien a mi costado, haciéndome pegar un brinco por la sorpresa.
—Hola Charly— saludo al ver su delgado cuerpo recostado sobre el colchón.
Me sorprende no haberla visto antes, pero me encontraba tan concentrada examinando a Logan como para notar su presencia.
—¿Quién es ese tío? — pregunta con cierta superioridad en la voz, dejándome descolocada por unos segundos.
—Es... es— tartamudeo sin saber que responder consiguiendo que Charly se carcajee, sin embargo, parece una sonrisa irónica, incluso sombría. —Es un amigo — medio miento, medio digo la verdad.
—Vale— sonríe enarcando una ceja con la misma mirada sombría anterior.
En ese momento Logan empieza a removerse, asumo que por el ruido de nuestras voces.
—Me he de ir ya, tengo clase y he quedado con Stefano. Te llamo al móvil luego ¿vale? — dice tomando su bolso y colgándose al hombro.
—Adiós— me despido sabiendo que no me ha escuchado. Ha salido pitada de la habitación, como sí temiese de algo.
Me quedo aturdida durante unos segundos, mirando hacia la puerta, sin comprender bien que es lo que acabado de suceder.
—¿Por qué miras tanto la puerta? — escucho la voz burlona de Logan. Regreso mi mirada hacia él para darle una explicación, pero toda respuesta coherente deja de formarse en mi cabeza cuando observo como se levanta de la cama solo en bóxer, metiendo sus largas piernas dentro del vaquero. Me encanta ver como se le tensan los músculos.
Giro sobre mis talones haciendo un esfuerzo descomunal de alejar mis ojos de sus increíbles abdominales, y tomo una chaqueta del armario mientras escenas fragmentadas de la noche anterior se reproducen en mi cabeza.
No para de imaginar que tan traumático es ver cómo alguien le dispara a tu madre, y más aún si ese alguien es su esposo o tu padre.
—¿Me estás escuchando? — reacciono cuando la mano de Logan se posa sobre mi hombro haciéndome pegar un brinco. —¿estás bien? — vuelve a preguntar con el ceño fruncido. Por alguna razón sé que sabe que me pasa.
Zarandeo la cabeza en señal de que si.
—Que no te afecten mis pesadillas— susurra alzándome la quijada. Desvío la mirada para evitar responderle.
Sus brazos se cierran sobre mi cuerpo, y yo me regocijo, sintiéndome retornar a casa.
—Tengo que regresar a Madrid hoy — sus palabras son como una bofetada. No quería siquiera pensar en que tenía que marcharse. Me separo de sus brazos, observando su rostro sumamente serio.
Asiento sin saber que más hacer. Ahora solo me apetece meterme bajo las sabanas hasta que el corazón deje de dolerme.
¿Por qué siempre tengo que terminar reteniendo lágrimas?
—He de marcharme ya a clase— me excuso tratando que mi voz suene normal
Cuando giro la manija de la puerta su mano se cierra sobre mi antebrazo deteniéndome.
—No es cómo crees, ángel, voy a regresar— dice con el ceño fruncido— he hablado con el rector hace dos días— mi cuerpo se tensa, esperando ansiosa una respuesta— unos minutos antes de esperarte fuera de tu clase. — por alguna razón empiezo a sentirme mal por haberme enfadado con Logan, cuando probablemente quería contarme lo que le había manifestado el rector de la WCU —Empiezo el lunes
Un grito sale de mi garganta, mientras Logan me sonríe con ganas.
—¡Santo cielo!
Me decido por saltarme la primera clase para desayunar con Logan y despedirme. No lo veré hasta el domingo en la noche, y sé que estos días se me harán sumamente largos. Hemos quedado que después de su regreso hablaremos sobre todo lo que tanto hemos estado evitando. Es algo crucial para continuar y no estancarnos.
Los dos somos conscientes sobre que tan grave es que estudiemos dentro de la misma universidad, en un país ajeno al nuestro.
No hemos hecho nada más que pelear, sin embargo, esto es mucho mejor que solamente vivir sujeta a un recuerdo suyo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro