A la mañana siguiente me despierto con dolor de piernas. No estaba acostumbrada a caminar por una hora entera. Agradezco que un compañero de la fraternidad de Jake se haya ofrecido a darme un aventón hasta mi residencia.

Jake parecía encajar completamente en el ambiente. El meollo era que últimamente era yo, la que no encajaba en ningún lugar, ni siquiera conmigo misma.

La cama de Charly seguía siendo el desastre tal cual estaba cuando yo había llegado, lo que significa que no había dormido aquí. Hice mi cama, tomé mi bolsa de aseo y salí para dirigirme a los baños.

Lo que más detestaba hasta ahora eran los baños compartidos. Daban las seis y media de la mañana y me había despertado temprano a posta. No me entraba en gracia tener que ver cuerpos desnudos femeninos. Camine aun restregándome los ojos para aclararme la vista, y entre a través de la puerta de vaivén.

Las duchas eran pequeñas; con el espacio suficiente para un cuerpo y colgar la toalla.

Me desvestí poco a poco y abrí la llave de agua, no sin antes colgar la ropa que iba a usar y la que me desprendía. No me tome el tiempo que me tomaba en casa porque temía el toparme con alguien. Me vestí tan rápido como me era posible, y en los apuros terminé por votar mi polo blanco sobre el suelo mojado de la ducha.

No iba a pasarme por los pasillos de la fraternidad con toalla, arriesgándome que me vean así. Me pase el polo blanco mojado por la cabeza, y continúe por cepillarme los dientes. Vi mi reflejo a través del espejo vaporoso y me pasé el peine por el cabello sin pasar por alto la profundidad de mis ojeras y mi piel pálida. Salí del baño asegurándome de no olvidarme nada y me encamino hacia mi habitación a paso rápido.

Aun antes de cerrar la puerta a mi espalda, escucho la voz ronca de hombre, haciéndome pegar un brinco y sobresaltarme.

—Lindo— murmura el amigo de Charly

Tardo en comprender a que se refiere hasta que su mirada da directamente hasta mi pecho.

La tela del polo blanco que llevo se encuentra transparente en las partes mojadas, dejando transparentar el color negro de mi sujetador. Subo la bolsa de aseo hasta que me cubra el pecho, llamando aún más la atención de Stefano.

—¿Qué haces aquí? No esta Charly— le digo

—Hemos quedado— responde de mala gana.

—¡Vale! Pero te he dicho que no está, vete por favor— medio grito medio hablo. Su actitud tan antipática me dice que no piensa marcharse.

—No pienso irme— responde con los hombros encogidos comprobando mis sospechan. Aprieto los puños y me preparo para irme justo a su yugular, en el momento justo que la puerta se abre dejándome ver a Charly con la misma ropa de ayer y con el delineador de ojos regado por los parpados inferiores.

—Siento haber tardado, pero la fiesta la reunión en el bar con los chicos estuvo de muerte. Tenías que haberte pasado, Audrey termino vomitando sobre las piernas de Lion. Dame cinco minutos y estoy lista— pide—Oh, lo siento Noah, no te había visto

Por unos segundos me pregunto si sus amigos serán igual de imponentes que los dos y que tan acostumbrada esta a salir de fiesta.

—Hola Charly— contesto

Me siento sobre la cama cubriéndome el pecho con la bolsa de aseo y siento la mirada de Stefano sobre mí.

Charly abre el armario y sin vergüenza alguna se saca la pequeña blusa por la cabeza, y la deja caer al suelo. Stefano no se inmuta cuando se queda solo en sujetador y bragas delante de él, y se pasa una nueva blusa corta de encaje, y una falda aún más corta de la que llevaba hace unos segundos. Se limpia los ojos con un algodón y crema, y vuelve hacerse la línea negra en el parpado superior. Se pone una nueva capa de rímel y se ata la maraña rosa de cabello en un moño desordenado.

—Me pasare más tarde— me dice al momento justo que Stefano sale de la habitación. Charly se despide con la mano, y yo me pregunto si esos dos tienen algún tipo de relación.

Me hago una nota mental, sobre que tengo que hablar seriamente con Charly sobre quien puede venir a la habitación.

Me aseguro de poner el pestillo en la puerta, y me mudo de polo. Mi cabello se encuentra casi seco. No me tomo la molestia de maquillarme, solo me pongo un poco de rímel y espero a que Jake llegue a por mí, para visitar los lugares de venta de coches que había visto por internet ayer.

Después de conseguir un coche, necesito salir a buscar un empleo de medio tiempo que me ayude a solventarme. El dinero que me mandará mamá mes a mes, y el de papá, junto a mis ahorros, no serán suficientes para marcharme a vivir sola y solventarme.

Aún ni siquiera he hablado con Carmen sobre esa posibilidad, pero no pienso dejar que se interponga en ello. Ya le ha quedado claro que yo soy la dueña de mis decisiones, y no puede seguir interfiriéndose en ellas como cuando era una niña de doce años.

Mi móvil vibra en el bolsillo de mi vaquero, con un mensaje de texto de Carmen.

07:43 HRS

Mamá: No me has contestado las llamadas Noah. Estoy preocupadísima.

El mensaje de mamá me sorprende e inevitablemente reviso el historial de llamadas. Me siento culpable por no contestarle en cuanto recaigo la diferencia de los usos horarios y cuán desesperada se debe encontrar para enviarme un mensaje si en Madrid son pasadas las dos de la mañana.

Marco su número para no mortificarla más, y me contesta al cuarto timbre.

—Noah— contesta con un tono de voz de preocupación que no le escuchaba hace varios meses atrás.

—Hola mamá— respondo sintiendo cierta calidad en la parte baja del abdomen al escuchar su voz.

—Me tenías preocupadísima, si no fuera por Sara que hablo con Jake, ni siquiera sabría si habías llegado ya

—Lo siento, pero con todo lo que tenía que hacer, no sé me paso en contestar siquiera el móvil— me excuso

—Vale, ¿Cómo has llegado? ¿te has instalado ya?

—Si mamá, la WCU es aún más grande que en las fotografías y folletos, aún falta un día para iniciar el semestre, y dentro de poco iré a buscar con Jake un auto. También tengo que escoger mis clases.

—Espero que lo encuentres pronto Noah, aquí es tardísimo y tengo que trabajar mañana temprano.

—Descansa mamá— me despido y cuelgo la llamada.

La búsqueda de autos con Jake resulto ser bastante cansada. Jake encontró uno bastante lindo, y en buenas condiciones, con un costo razonable, al cual no se pudo negar y lo compro. Pero yo no tuve éxito.

Visitamos cinco lugares más, pero no encontré nada acorde a mis necesidades.

—Debiste comprar el corola blanco— se mofa

—Tenía pinta de desarmarse a penas salir

—Quisquillosa

—Segura— me defiendo.

—Vaaale...— dice alargando la a

—Necesito salir y buscar un empleo— murmuro pensando en que se hacer.

—He visto por el Starbucks de la fraternidad que buscan mesera, y Max nos ha dicho ayer que su compañero de taquilla en el cine ha renunciado, pero ese me caería mejor a mí porque el turno termina bastante tarde, y aún no consigues auto

—Me pasaré por allí mañana, después de la última clase

Cuando aparca fuera en el estacionamiento de la WCU, y salgo del coche me detiene sujetándome la muñeca.

—Si necesitas algo no dudes en llamarme ¿vale?

Me sorprenden sus palabras, porque Charly no parece ser tan mala persona como para lastimarme. Sospecho que tiene que ver sobre lo que le he platicado sobre el incidente con Stefano esta mañana.

—Vale

Enciende el motor con la mirada seria, y arranca el auto dejándome sola en medio del estacionamiento.

En cuanto llego a mi habitación organizo mis cuadernos para mis primeras clases de mañana, y empiezo a sentir los nervios y ansias de tener ya mi primer día como universitaria.