Capítulo 24
Logan
—¿Qué coño haces aquí?— mascullo al segundo que Wendy se sienta en el taburete de junto.
No le he visto en tres meses, o un poco menos. Dudo soportar ahora su voz chillona o sus caprichitos tan comunes.
—¿Ya no puedo beber un trago contigo?— reclama. Asiento con la cabeza sin ánimo de discutir con ella. Pide un whisky tal como yo. Sonrío con sorna cuando choca su baso con el mío.
Me encuentro borracho por todas las copas que he bebido, pero aún puedo reconocer como sus ojos marrones brillan y tienen la esclerótica roja. Va colocada hasta los talones.
Bebe en silencio, y yo no puedo encontrarme más agradecido de no escuchar su voz. Pero no dura mucho. Como no, tenía que hablar.
—¿Sabes? Siempre fuiste ese algo imposible de alcanzar para mí—me suelta de golpe, tratando de sonar serena, aunque no lo está. Mentalmente agradezco no tener nada en la boca, o seguramente lo hubiese escupido. No es que sea la primera vez que me dice cosas como estas, sin embargo, no quiere decir que no me incomodan— Eras como ese príncipe que llegaba a salvarme las noches en las que papá me dejaba dormir fuera porque mamá nos había abandonado. Entrelazabas nuestras manitas y me llevabas a dormir en tu casa y me dabas de tu chocolatina.— ríe con cierto dolor impregnado y con los ojos brillosos.—Siempre significaste para mí más que un compañero de cama.
—No sabes si es realmente lo que sientes— recalco sonando más frío de lo que quería. Ya habíamos tenido esta charla demasiadas veces. Algunas habían terminado sumamente mal con Wendy llorando como una niñata que no le complacen al comprarle la barbie que tanto quiere.
—Claro que lo siento— murmura — Lo sé porque yo te deseaba más allá de lo carnal. Por una palabra linda tuya era capaz de todo ¿entiendes? Siempre creí que yo significaba algo parecido para ti. Siempre regresabas y me derretía en tus brazos, pero nunca fuiste capaz de verlo. Y cuando llego Noah consiguió algo que yo nunca pude. Todo fue de mal en peor. Ya no tenía que competir con otras chicas a las que usabas, sino con alguien que era completamente diferente a todo lo que te gustaba. Cuando esa santurrona se arriesgó por ti, sentí una envidia incomparable y quería creer que si fuese yo quien estuviese en esa cama sentirías más tristeza que con ella. Yo imaginaba que tu tristeza era por culpa, o eso quería creer. — murmura con la voz entrecortada— Porque la bala iba dirigida a ti, por su herida, porque ella arriesgo su vida, pero yo lo hubiera hecho cien veces más.
Wendy toma grandes bocanadas de aire, y cierra los ojos dando paso a una sonrisa triste llena de amargura.
—Imagine que a medida que despertara, ibas a volver a ser el mismo. Supuse que tus atenciones con Noah eran porque querías jugar con ella como lo hacías con todas. Era solo una más. Cuando la última noche que estuvimos juntos entraste por la ventana de mi cuarto, me alegre de una forma incomparable. Quise creer que al fin descubriste que sentías algo por mí. Para mí nunca fue solo sexo, siempre añore que me tocaras con amor, con cariño. Esa noche creí que lo hiciste porque tus caricias eran suaves. — Tenía razón. Esa maldita noche no veía su rostro, veía el de Noah— Creí que al fin se acabó todo— murmura— pero seguías con ella los días siguientes y cuando vi el collar de Joselyn colgando su cuello algo se me rompió dentro. Supe en ese momento que la amabas de la misma manera que yo te amo a ti. Y no quería aceptarlo.
No tenía palabras que decir. Era de esos momentos en los que digas lo que digas, nada es adecuado.
Su mirada se clavó en mí esperando una respuesta que nunca llego, haciendo que su declaración llego a su fin, y aún tras la capa de lágrimas que se estaba forzando por no derramar, pude ver que se había quitado un peso de encima, pero a la vez le había dolido no escuchar lo que ansiaba. No podía decirle que le quería y que intentáramos algo, porque nunca le vería con esos ojos. Y simplemente no podía.
—Me largo de este asqueroso sitio— afirma después de minutos en los que no soltamos palabra. Le despido con la cabeza, y ríe por lo bajo, pero es de esas risas cargadas de esperanza. Ya no está derramando tristeza.—Me marchó a la casa de una tía en Inglaterra, para estudiar allí la universidad. Me voy a ir al fin de este lugar— su voz se quiebra en la última oración. Y deja que lágrimas escapen por sus mejillas. No sé bien si es por lo que ha dicho, o porque realmente le alegra el marcharse. Siempre me fue fácil leer a Wendy, pero en esta ocasión no.
No alcanzo a diferenciar ninguna de sus emociones.
Su mirada se clava en una de las botellas de tequila del fondo, y me pregunto cuando fue que cambio. En que momento empezó a ser lo que ahora es. La espantosa persona en la que se ha convertido en estos últimos cuatro años.
Wendy era alguien común y corriente. No era la más inocente pero tampoco lo que es ahora. Crecimos en el mismo mundo. Ingresados en familias disfuncionales, rodeados de entornos peligrosos para solo dos niños. Cuidándonos el uno al otro. Ella cuidando más de mí a medida que crecíamos. Cuando estábamos cerca de cumplir los catorce, y todo empezó a ir de picada, se quedó conmigo. Empezó a ser molesto de manera desmesurada el que cuide de mí tanto. Y todo fue peor cuando empezó a perseguirme por las casas de algunos amigos donde bebíamos y fumábamos cualquier tabaco o droga. Wendy también empezó hacerlo. Al principio era divertido verla haciendo muecas cuando el whisky le quemaba la garganta, o cuando el tabaco hacia que tosa.
Tal vez el mundo en el que crecimos termino por absorberla, o fui yo. Tal vez ambos a partes iguales. Sin embargo yo nunca le di el primer porro, ni el segundo, ni el sexto, ni el porro que fumo esa fatídica noche que quizá fue la que termino de romper su poca cordura.
Wendy y yo compartíamos una larga historia más allá de la cama.
Cuando regreso mi mirada hacia ella, lágrimas bañan sus mejillas, y su cuerpo se mueve de manera frenética y aun en medio de sollozos, sus labios tiran para hacer una sonrisa por primera vez en años linda. No tiene kilos de labial rojo, y tampoco mascara de pestañas regada por los parpados y parte de las mejillas. Tiene un moño desarreglado, y viste con ropa deportiva, sin tacones, ni vaqueros cortísimos que apenas le cubren los glúteos. Su rostro va limpio y se ve mejor así.
—Tal y como Joselyn quería que hiciéramos— llora con más fuerza y sus palabras se me clavan en el pecho cuando comprendo que se refiere a mamá. Y porque lo que dice es cierto. Mamá siempre nos escuchaba cuando hablábamos de irnos lejos, e incluso nos alentaba para irnos en cuanto crezcamos y nos marchemos a la universidad. Y ahora ella lo está haciendo.
Tal vez podría dejar todo esto de lado y empezar desde cero yo también. Pero concienzudamente en el fondo, tanto ella como yo sabemos que huyésemos donde huyésemos, nunca nuestro mundo dejaría de perseguirnos.
—Solo vine a despedirme de ti— anuncia después de unos minutos, a la vez que se limpia algunas lágrimas que siguen rodando por sus mejillas. Levanto el vaso medio lleno de whisky para bebérselo de un solo trago sin hacer ninguna mueca cuando el líquido pasa por su garganta. Su mirada recae en mí, y sus ojos brillaron de una forma extraña.
Se levanta de su asiento, y se acerca hacia mí con pasos despreocupados. La falta de sus tacones le hacían lucir baja de estatura y más indefensa de lo que era. Pero no había duda que Wendy no era indefensa. Y tampoco tan mala como quería que todos creyesen. Incluido yo. Aún había algo dentro de ella que era bueno. Y lo comprobé el día en que no lastimo a Noah como podía haberlo hecho. A duras penas se llevó unos pequeños raspones, comparado con lo que Wendy podía haberle causado.
Su mano se coloca sobre la mía que sostiene el vaso con whisky. Su cercanía llena mis fosas nasales de un aroma suave y rico, incluso puedo decir que es el mismo que usaba de niña. No lleva ese perfume demasiado dulce y fuerte que marea.
Tal vez y en serio quería marcharse para cambiar.
—Tal vez y algún día podamos encontrarnos cuando dejemos de ser tan destructivos— la pequeña risita que suelta me descoloca. Porque después de toda la mierda que le hice en su vida, aún tenía la esperanza que yo me fije en ella.
—Cuando te vuelva a ver quiero verte como el abogado que siempre anhelabas ¿vale?
Sus labios viajan a mi mejilla sin permitirme reaccionar ante sus palabras, y no puedo evitar tensarme cuando se demora más de lo esperado en mi mejilla. Cuando se aleja, sus ojos me miraran de una forma diferente a la de toda la noche.
—Cuídate mucho ¿vale? — sonríe sinceramente cuando la imagen de Wendy con dos coletas, y un vestido azul tomando mi mano y repitiendo esas mismas palabras tras dejarla en su antigua casa, me invade.
Segundos luego, salió del bar caminando con la seguridad de siempre, y desapareció a través de las puertas de vaivén.
Dude por unos segundos si beberme el resto de contenido del vaso, termine dejándolo ahí sabiendo que, si me lo acababa, pediría otra, y otra copa. Pague todo lo que había bebido y me levante de mi sitio para marcharme. No había ido a casa en tres o cuatro días, y no estaba seguro de hacerlo, pero necesitaba dormir en algo cómodo.
En cuanto aparco el auto fuera de casa, siento la soledad a la que estaba volviendo acostumbrarme, y entre.
Como siempre papá no estaba, y me alegraba de ello. Megan se había marchado a casa de mis abuelos. No estoy en condiciones de cuidarla había dicho Martha, y tenía razón. De todas formas extrañaba a mi hermanita. Sabía a la perfección que se encontraba mejor con Martha, y podía ir a visitarle cada que yo quisiera y no me encuentre borracho o colocado. Esas habían sido sus condiciones.
En cuanto recaigo que no tengo mi móvil, salgo a buscarlo en mi coche.
Tras entrar a casa por segunda vez, repare en un pequeño papel que se encontraba tirado en la esquina derecha de la puerta. Detestaba que hagan eso, porque podían atravesar las puertas de metal de la entrada porque James nunca las aseguraba.
Subí a mi habitación y reparo que en el sobre la letra de Noah resalta. Mi respiración se acelera junto a mi pulso y la cabeza me empieza a palpitar.
"Pertenecemos a quien nosencuentra despedazados y rotos, pero nos ama hasta dejarnos completos"
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hola mis amores... Dios... cuanto tiempo que no he escrito nada hasta hoy.
Espero que tengan un excelente año nuevo y hayan pasado la mejor navidad del mundo junto a sus seres amados.
Los amo con todo mi corazón.....
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro