Logan

La vi por primera vez sola. Sin Gabriela, el toca bolas de Zed, o el cabrón de Jake. Iba borracha. Admito que me preocupe más de lo que algún día admitiría. Aun así, todo mi malestar desapareció cuando se río. Maldita sea su risa desvaneció todo aquello que nos rodeaba, incluso la música se calló.

En el momento que nuestras miradas chocaron, vi el mismo brillo en sus ojos que adoré demasiadas veces y me obligué a pensar que ese brillo que provocaba solamente yo fue por la añoranza de verme, y nada tenía que ver el alcohol que recorría por sus venas.

Al contrario de muchas veces en las que he presenciado cuando se atragantan con licor, en ella me resulta sumamente tierno. Me acerco más que por ayudarla, tocarla. Ansío tocarla.

Siento que vuelvo a respirar cuando su olor frutal me abofetea. Quiero abrazarla, y rogarle que me perdone. No me hubiese importado arrodillarme y suplicarle. Sé que ella estaba tan mal como yo. Quiero jurarle que nunca más le fallaría de esa forma. Incluso pienso en pedirle que se mude conmigo. Cuando estoy a punto de hablar, ella lo hizo primero haciendo que mi corazón de un vuelco. Pensé que me diría algo, tal vez un <<te extraño>> que mataría por escuchar. Pero no fue así.

—Te busca tu noviecita— habla con voz fría. Me descola su tono y algo ya muy conocido se me clavo en el pecho.

Dolor.

Cuando nuestras miradas volvieron a cruzarse ese brillo se desvanece a pasos presurosos. Veo como mi ángel se extingue en cada segundo recorrido. Se iba y quería que se quedara porque era mi única esperanza de su perdón. Pero poco a poco se fue, hasta solo quedarse con enojo, y dolor. O tal vez ni eso. Sus ojos se veían vacíos, tanto como los míos. Sabía que la había lastimado muchísimo, pero en ese momento me di cuenta que no solo fue eso, la rompí. Mi Noah ya no estaba. Yo había ocasionado que se ocultase, o que se marchara para siempre quizá.

Culpe a mi padre por ser un maldito hijo de puta y hacerme lo que soy; por no hacerme un hombre de bien. Por no enseñarme a respetar a las mujeres o las personas. Por mostrarme que todo se resuelve con dinero, o golpes. Culpe a mi madre por darme de padre un mal nacido; la culpe por nunca haberse marchado cuando pudo. Por haberle otorgado una segunda oportunidad. La culpe por no estar aquí. La culpe por haberme dejado solo a cargo de una niña, y de una vida de mierda. Culpe a mis abuelos por nunca haber intercedido por su hija, por su nieto. Culpe a mis amigos. Le culpe absolutamente a todo el mundo. Pero sabía que nadie tenía la culpa de mis errores.

Sentí un brazo enrollándose en el mío, y ese olor tan insoportable de Wendy. Ese olor tan extremadamente dulce que tanto detesto.

—¿En dónde te has metido?— se ríe, y en su aliento reconozco el olor a marihuana, diciéndome que tan colocada va.

Desengancho su brazo y me alejo. Ella hace un mohín y pestañea rápido.

¿En serio cree que se ve linda?

—Vuelve con Matt y Rick— le espeto. No tengo el mínimo interés por cuidarla. Rick va tan colado de ella, que gustosa le hace de niñera o la lleva a su casa a que haga la mona o alguna de esas mierdas.

—No

Pero que mierda ¿no entiende que no le aguanto? Me resulta asqueroso que este sobre mí todo el día. Me asquea su forma tan superficial de ser. En su tiempo me importaba una mierda como fuesen, solo era un polvo. Ahora es diferente. Me aterra y me entran ganas de matar a alguien cuando imagino que le hacen a Noah todo lo que yo les hice. Incluso me odio a mí mismo por haber sido un cabrón y haber hecho lo que hice.

—Lárgate Wendy— le grito perdiendo lo estribos, haciendo que pegue un brinco de la sorpresa. Ya le he tenido suficiente paciencia.

La dejo escuchando sus reproches y busco con la mirada a Noah por donde se ha ido hace algunos minutos. Grupo por grupo, parejas bailando, persona a persona, pero ninguna ella. Miro a los alrededores, pero no hay rastro suyo. Quizá se machó ya.

De pronto tanta gente me empieza a asfixiar, y siento como la garganta se me empieza a cerrar. Siento la imperiosa necesidad de largarme cuanto antes de tanta gente. Si de por si me resulta difícil soportar a mis "amigos" me resulta imposible soportar a un montón de chicos que ni siquiera conozco. No me gusta la gente y no me gusta estar rodeado de tanta gente. No lo soporto. Por ello cree mi propia coraza.

<<Coraza que ella rompió>>

Me alejo dando grandes zancadas, y camino lejos sumidos en pensamientos. Cuando me detengo me doy cuenta que me he alejado ya demasiado de toda la fiesta, lejos de mi auto para poder largarme. Antes de hacer lo propio, una pareja llama mi atención aún en la oscuridad. Están sentados en la orilla, tal cual pareja sosa todo felicidad.

Admito que llego a sentir una especie de envidia, al ver como él extiende el brazo a su dirección y ella se echa sobre su hombro. Pero en ese momento justo algo familiar me atrapa de la chica. Achico los ojos en un intento de reconocer de quien se trata, y cuando me acerco un poco más y diferencio ese gesto tan cotidiano, pero a la vez peculiar, cuando se retira ese rizo rebelde que le cae en la mejilla pese al moño desordenado que lleva en la coronilla, siento como si me hubiesen dado un puño en el estómago.

Sabía que era una mala idea venir a este maldito sitio. Sabía que no tenía que venir.

Se acurruca más contra su hombro haciendo que casi me doblegue. ¡Joder! Voy a matarlo. Mi respiración se torna agitada, y siento ese subidón de adrenalina y las ansias de volver a lastimarme los nudillos. Más le vale alejar sus putas manos de Noah si no quiere que le rompa todos los huesos. La vena del cuello me empieza a palpitar y cierro las manos en puños como acto reflejo cuando ese capullo rodea a mi ángel de la cintura y le diferencio cuando la luna le alumbra la cara como Jake.

<<Es mía, demonios. Es mi ángel>>

A la mierda con el rollo de dejarla ir.

Camino dando grandes zancadas, sintiendo como mis botas se hunden en la arena por la fuerza en la que doy los pasos.

—¿Qué crees que estás haciendo?

Como no, tenía que ser Gabriela quien me detiene para no romperle todos los dientes al adorado Jake.

No tengo idea de cómo Matt soportaba a esta tía. Es completamente insufrible e insoportable. Es una toca bolas.

—Ir a por ella ¿no es obvio? — farfullo con los dientes apretados señalando a Noah con la cabeza.

Como no me suelte y me deje ir, me va a conocer.

—Ya le has hecho suficiente daño Logan. Ella se merece ser feliz, así que déjala ir de una jodida vez. No es de tu tipo ¿no lo entiendes? Noah no es como Wendy, o tus polvos de una noche

¿Quién se cree esta tía para venir a darme sermones de lo que tengo o no que hacer?

—Será mejor que me sueltes Gabriela— advierto. Estoy a un pelo de zafarme de su agarre sin importarme si le lastimo o no en el proceso.

—Noah se irá lejos— suelta haciendo que le ponga verdadera atención.

Sonríe cuando ve mi reacción. Sus palabras me han tocado un nervio. Su confesión verdadera o falsa incluso me ha calado los huesos.

—Mientes— le espeto con veneno. Noah no se iría nunca. Ella no se alejaría de mi a millones de kilómetros ¿verdad?

—No lo hago. Va a estudiar en la WCU — me espeta con el mismo veneno que le he hablado yo. Siento como el aire abandona mis pulmones. —Y para tu mala leche, se irá... dentro de nada— articula dándome el golpe final.

¡No! Eso no puede ser cierto.

¿Tan ocupado me encontré siendo un capullo que nunca me di tiempo para saber sus sueños? ¿Adónde marcharía a estudiar? ¿Cuál sería el futuro que escogería? ¡¿En serio fui tan mezquino?!

¡¿Cómo putas llegue a esto?!

Retrocedo por acto reflejo, y me llevo las manos al pelo. Me alejo de Gabriela y de la playa con necesidad. Miles de pensamientos se arremolinan a mi alrededor. Un pensamiento en especial hace que tenga que parar mi auto a mitad de la carretera, y me arrime a la cuneta.

<<La he perdido definitivamente. Ya no hay esperanza, ya no hay nada>>

Doy puñetes al volante y con el brusco movimiento hago que la alarma suene.

<<Se irá lejos de mí, y toda mi mierda>>

Salgo dando un portazo, y empiezo aporrear un árbol. La corteza de una rama se resquebraja, tal y como estoy yo, y hace que una astilla se me clave en los nudillos. La sangre que brota de mi mano me importa nada. Continúo golpeando hasta que mis manos terminan con cortes en todos los nudillos, y con una profundidad que tardara en cicatrizar.

<<Termino rindiéndose conmigo>>