Capítulo 15
Como era de esperarse mamá estaba de viaje en el día más decisivo de mi vida. No he dormido absolutamente nada en cinco días y no me he despegado de mis libros un solo minuto. Aunque he de agradecer que durante esta última semana no he tenido tiempo ni siquiera para pensar en mi ruptura. Estudiar no me ha permitido llevar a cabo pensamientos dolorosos. Pero me encuentro sumamente estresada y mortificada. No pudo creer que hoy es el día donde mi futuro será definido por una respuesta afirmativa o negativa probablemente dentro de una o dos semanas.
Deseo con todas mis fuerzas esa beca, y la necesito muchísimo más. Es mi única salida obtenerla si deseo estudiar en esa universidad. Y si deseo salir de este lugar con tantos recuerdos.
Releo una vez más las hojas esparcidas por todo mi escritorio y corro a cepillarme los dientes. Reviso la hora y calculo los minutos de viaje hasta el lugar donde los encargados me tomaran la prueba de ingreso y cuánto tiempo sobrante puedo emplear para continuar estudiando. Nada más que quince minutos. Empiezo a memorizar en voz alta y cuando la alarma de mi móvil anuncia que ya pasaron los quince minutos respiro y bajo corriendo hasta mi coche. Los nervios empiezan hacerme una mala jugada cuando aparco y veo a varios chicos entrando. Algunas caras salen sumamente largas, y otros con alivio.
La forma en la que las universidades han decidido tomar sus pruebas de ingreso este año es por especialización, y a quien pedían la beca al final de todos. Con una prueba de admisión más compleja en dos grupos diferentes por la cantidad de alumnos que hemos solicitado la beca. Yo estoy en el primer grupo.
Salgo de mi coche y entro con las piernas temblorosas. Me siento en la parte de en medio, dejando mi bolso a un lado.
Me va a dar un ataque al corazón.
—Guarden todo por favor— habla un hombre canoso de no más de cincuenta años. Los demás chicos y yo cerramos lo que teníamos sobre nuestras mesas y guardamos, dejando solo un esfero, lápiz y borrador.
Somos un grupo aproximado de quince personas, lo que dice que todos somos unos empollones y hay posibilidades que saquen mejores puntajes que el mío.
En el momento que dejan un montón de hojas en blanco sobre mi mesa, respiro profundo y coloco mi nombre.
Mi corazón parece querer salir cuando doy la vuelta a mi examen lleno y salgo del salón. El maestro se mantuvo impasible durante todo el examen, y no le ha tentado el corazón en hacernos saber que si descubre alguna clase de trampilla nos despojara del salón sin permitirnos una segunda oportunidad.
No he sido ni de las primeras, ni de las últimas en acabar, pero ahora siento un peso menos sobre mis hombros. Ahora solo queda esperar y saber si soy apta o no para una beca. Mientras llenaba la parte cuantitativa trate de relajarme y hacer lo mejor que pueda. Cualquier fallo sería un punto menos, y en este preciso instante un punto menos sería dar paso a alguien antes que yo, para que pueda obtener la beca.
Sorprendentemente los ejercicios que Jake me enseño, los resolví con facilidad y dándome tiempo para volver a revisar algunos ítems de los que no me encontraba segura. Le agradeceré en cuanto le vea.
Algo se mueve en mi interior cuando salgo y encuentro a muchos chicos siendo abrazados por sus padres, mientras les preguntan cómo les ha ido. Tragándome un nudo en la garganta, continúo avanzando tratando de no echarme a llorar cada vez que veo a una madre abrazar a su hija fervientemente. Intentando ignorar a todas esas familias, me subo a mi coche y envió un mensaje a Gaby diciéndole que ya he terminado mi examen, y que me avise cuando lo termine ella. Hago lo mismo con Jake, y tras terminar enciendo el coche y me marcho a casa. Con el último no me he visto una semana o un día menos. Él tanto como yo hemos estudiado sin cesar. Cada uno por su cuenta. Pero sé que Jake se esmeró, y que desea y necesita la beca tanto como yo, o más, si nuestra ambición es marchar a estudiar lejos.
Los ojos me empiezan a pesar desmesuradamente haciéndome entender que necesito recuperar todas las horas de sueño perdidas. Me lanzo sobre la cama, y me convenzo de llamar a mamá y decirle como me ha ido. Necesito alguna palabra de ánimo por su parte. Pero totalmente equivocada al pensar que me iba a contestar, me manda al buzón y una lágrima de decepción amenaza con rodar por mi mejilla izquierda.
<<Todo acabara tan pronto me llegue la respuesta de la WCU>>
De pronto todo el sueño se ha marchado, y respiro frustrada. Necesito descansar un poco ya que dentro de poco tendré que dar las pruebas finales para mi graduación. Falta muy poco para que todo termine y todos los malos ratos solo se queden en esta ciudad junto a todo. Un mes para ser exactos.
Entro a la ducha arrastrando los pies y cuando salgo tomo After entre mis manos. La carta que Logan me dio por segunda vez, la guarde en donde él coloco la primera. Con manos temblorosas desdoblo el papel y me muerdo el labio para no echarme a llorar.
La carta prácticamente está grabada en mi mente pese a tantas veces que la he leído. Su caligrafía y sus sentimientos están plasmados en una hoja de papel que ahora es lo más preciado que tengo. Pese a que posiblemente todo haya salido mal es algo atesorado.
Respiro y me dejo llevar por los sentimientos que están atragantados en mi garganta. Gimo con fuerza cuando vuelvo a leer esa parte que tanto me gustaba.
<<Eres mi única esperanza para ser feliz; para ser salvado>>
Entro a la ducha dejando la carta y el libro en su sitio. Mientras las gotas de agua caen sobre mi cuerpo no puedo evitar imaginar que si nada hubiese ocurrido ahora mismo Logan estaría junto a mi molestándome incesablemente. Me recostaría a su lado y pasaríamos la tarde tonteado disfrutando de la compañía del otro. Probablemente dos días atrás nos hubiésemos encontrado hablando sobre la Universidad a la que vamos aplicar, y completar detalles. Yo sin pensarlo dos veces hubiese seguido sus pasos sin chistar.
Todo lo que se acumula en mi cabeza me hace pensar que los vicios de cada persona son escapatorias para tratar de escapar de su realidad. Algunos escogen; drogas, sexo, porros, alcohol, tabacos. ¿El mío? Logan. Él era mi escapatoria de todo. Él y mis libros. Me sumergía en ambos para tratar de escapar de una realidad que no me gustaba. Logan y yo hacíamos y buscábamos lo mismo. Salir del mundo al que estamos condenados a vivir. Él en torno a la clandestinidad, y yo a estrictas normas de una mujer infeliz.
Viviendo una condena que nos fue destinada sin consultarnos.
Dejo de atormentarme a mí misma, y salgo de la ducha para vestirme con lo más cómodo y meterme bajo las sabanas. Me obligó a cerrar los ojos y tratar de conciliar el sueño.
Los parpados me pesan cada vez más y no lucho por impedirlo, y como otras noches anteriores a esta, la imagen de Logan sonriéndome es lo que consigue calmar mis pesadillas, mis malestares, mis dolores. Haciéndome caer en la inconciencia con la esperanza de encontrar tranquilidad en mis sueños junto al chico de ojos grises.
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Esta semana habrá capítulo doble.....
Las quiero muchísimo
"Con amor Belén"
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