Capítulo 14
Hace un mes nunca siquiera imaginé que pudiese llegar a la semana viva. Supuse que estaría corriendo a su casa en busca de sus besos, y su cariño, algo que estuve a punto de cometer tantas veces, pero me detenía a mí misma. Porque si él no hacía nada por recuperarme, significaba que nunca le importe. Pero no me hubiese importado perder la poca dignidad que me queda por él. Con ganas de llorar, y gritar han transcurrido cuatro semanas.
Este mes se me ha hecho completamente eterno. Los días parecían años, y las noches donde mis pensamientos daban rienda suelta, se habían convertido en siglos.
Un solo pensamiento me rondaba siempre la cabeza: <<¿Volveré a ser la misma Noah?>> tantas veces la misma pregunta, y tantas veces la misma respuesta: no.
Cada día el dolor aumentaba, y me esforzaba rotundamente por tratar de seguir, y recuperarme. Pero ni la ardua compañía de Jake podía contra mis recuerdos, contra mis sentimientos. Las palabras de Zed no surtieron el efecto necesario conmigo, y los regaños de mi mejor amiga, solo me hacían aferrarme más a un recuerdo que me negaba rotundamente a soltar. Y me sigo negando a soltar.
Internamente sigo teniendo esperanza en que llegue a casa, y me diga que todo ha sido un engaño, una broma de mal gusto. Pero los días transcurren, y yo continúo estancada en un punto sin saber a dónde dirigirme.
Marcharme a estudiar en la WCU, era mi sueño adorado. Mi madre nunca lo supo, porque en el fondo sabía que me haría cambiar de opinión, y solo sería un sueño inalcanzable más. Pero ahora el marcharme lejos a estudiar ya no es solo un sueño, es una necesidad. Este lugar tiene recuerdos que solo abren más mi llaga interna, y necesito ir a un lugar diferente. Empezar lejos de todo lo que duele.
Huir es de cobardes, pero no puedo continuar una ciudad que empezó siendo lo mejor que me había pasado, para convertirse en el lugar que en un año; he llorado, y me he encontrado en constante peligro y amenaza de muerte, más que en toda mi vida. Si me encuentro a miles de kilómetros de distancia de Logan, tal vez, solo tal vez, pueda superarlo. Pueda seguir con mi vida.
Cuando se abre la puerta de entrada, reacciono y me pongo derecha. Por instinto me llevo la mano al pómulo y trato de secarme una lágrima inexistente. Tenía la certeza que he vuelto a llorar. Son dos semanas que no he lanzado una sola lágrima. A veces incluso pienso que en la primera semana y media llore tanto, como para no volver a llorar en toda mi vida. Las ganas de llorar se marcharon, y con ello las ganas de todo. Ya no había lágrimas, pero si un dolor penetrante que no se marcha.
Respiro profundo para hablar con Carmen sobre mis planes. Enviare las solicitudes en dos días, y pronto rendiré las pruebas de admisión.
—Hola mamá— saludo nerviosa. Se gira en mi dirección y me da una sonrisa dulce, que me recuerda a los días antes de mudarnos a este enorme país. —¿Puedo hablar contigo un momento?— le pido.
Se sienta junto a mí, en el sofá doble, y me hace un movimiento de cabeza animándome a empezar. Me seco las manos sudadas por los nervios, en la tela de mis vaqueros, y respiro profundo evitando ver su maquillada cara. Estoy segura que, si miro sus ojos perfectamente delineados, me pondré aún más nerviosa y no podré pronunciar palabra.
—Tengo que enviar las solicitudes para la universidad dentro de dos días, mamá
—¿Y a que universidades vas a enviar solicitudes Noah? He oído de Sara que aquí hay una universidad muy buena para seguir derecho. Podemos preguntar cuando son las pruebas de admisión, y estoy segura que te otorgaran una beca, y si no, podemos hacer algunos préstamos y solventarnos.
—Mamá no voy aplicar a esa universidad— su mirada se torna confusa— ni a ninguna de Madrid— murmuro
—¿De qué estás hablando Noah?— su tono pasa de suave a ser duro, y su mirada es tan severa, que temo que me coma viva en cualquier instante.
—Voy a enviar solicitudes a la WCU, y otras universidades que yo crea convenientes para mi futuro— mi madre se descoloca por unos segundos, y cierro los ojos para evitar que su mirada me perfore haciéndome doblegar en mi decisión — Y tampoco voy a estudiar derecho, voy a estudiar medicina.
Mi madre me mira con furia, y yo levanto la barbilla para que sepa que esto no está en discusión. Ya he tomado mi decisión y no voy a cambiar de opinión.
—No voy a permitirlo—vocifera— eres menor de edad, y necesitas mi autorización.
—Dentro de poco cumpliré dieciocho, mamá, y con la autorización de papá también puedo tramitar mis papeles
Aunque me pese tener que nombrar a mi padre y usarlo en contra de Carmen, es mi única opción para poder tener la autorización de hasta ahora, mi tutora legal.
—¿Qué tienes en la cabeza Noah?— estalla.
—La decisión ya está tomada mamá
Seguido subo a mi habitación, y dejo los gritos de mi madre en la sala. Escucho el repiqueteo de sus tacones e incluso creo escuchar el chillido de sus dientes apretados. Está furiosa, sin embargo, esta reacción es nada comparada al escenario que se formó en mi cabeza. Imagine a Carmen sacudiéndome de los hombros, y diciendo que me dejara encerrada en mi habitación, y atada a una silla de ser necesario, si no quiero entrar en razón.
Falta tan solo un mes, y dos semanas para mi graduación, y todo terminara; el dolor, los gritos, y regaños de mi madre. Enterrare todo.
Tomo una hoja de papel en blanco del escritorio junto a un esfero, y me siento. Observo detenidamente la hoja varias veces, y trato de encontrar las frases adecuadas, pero ninguna palabra parece ser suficiente buena para esto. Respirando profundo, junto a mi corazón dolorido, y con manos temblorosas tomo un bolígrafo y empiezo a escribir:
Voy admitir que los primeros días fueron los peores de toda mi vida. Nunca había tenido un corazón roto, y ya que lo he sentido, duele más de lo que alguna vez me platicaron e imagine.
Se puede amar locamente una sola vez en la vida, aunque sea la última.
Lagrimas ruedan por mis mejillas con velocidad mientras yo continúo escribiendo. Cada palabra que se plasma en la hoja, es un nuevo cuchillo empalándose en mi interior. Mi labio empieza a temblar haciendo que un sollozo salga desde lo más profundo de mi alma. Mis ojos se nublan por completo unos segundos impidiéndome continuar escribiendo. Me seco los ojos con el dorso de la mano, y continúo escribiendo.
Si quiero seguir adelante, necesito hacer esto; necesito cerrar este círculo. Aunque no me encuentre segura de nada, ni siquiera que me atreva a entregársela alguna vez, sé que necesito hacerlo. Es una forma en la que al fin dejo fluir todo.
¡Adiós!
Cuando plasmo aquella palabra, sin poder evitarlo una lágrima cae sobre, ahora, ya la escrita hoja de papel con sentimientos encontrados. Haciéndome la adolescente más patética del mundo.
Con la vista borrosa, y arrastrando los pies, doblo la hoja a la mitad y la guardo dentro de un cuaderno. Me tumbo en la cama, y dejo que los sentimientos me inunden. Sé que no estoy lista para una despedida porque no puedo renunciar a su recuerdo, pero lo dicho, necesito cerrar un ciclo para continuar, o siquiera tratar de continuar.
En el fondo sé que Logan volverá a encontrar a otra chica que le hará completamente feliz. Sabrá abrirse con ella como yo siempre quise que hiciera conmigo. Conocerá su oscuro pasado, y le tendera su mano para ayudarlo a salir del agujero oscuro que está. Hallará a la mujer que realmente sea su salvación, y se entregará completamente a ella; confiando, amando, dejándose llevar.
Y eso es lo que realmente me duele, lo que me mata. Yo no fui esa persona pese a la magnitud de mi amor hacia Logan. Yo jamás iba a ser la mujer que lo incentivara a ser mejor. Yo jamás sería por quién cambio. Otra persona sería su ángel, su salvación.
Pero estoy segura que nadie, absolutamente nadie, lo amara más. Probablemente nuestro destino no sea estar juntos. Pero mi corazón siempre le pertenecerá, y en lo más profundo sé que siempre esperare a por él. Lo sé porque no paro de buscar similitudes en todas las personas. Trato de buscar sus ojos grises, y su forma lenta de hablar. Esa manera tan encantadora de poner la lengua tras sus dientes mientras ríe. Y esos hermosos hoyuelos que se forman cuando sonríe de medio lado y se dibujan más cuando sonríe abiertamente.
Y no continuo porque no quiera hacerlo, sino porque simplemente, me temo que no podré volver a entregarme de tal manera a alguien más.
Mi alma y la suya son una sola destinada a la tragedia.
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