Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

39 - Satisfactorio accidente

AYLAH

Miró a Jelna, esta sonreía hablando con Lynne, estaba siendo muy amable, hasta podría decirse halagadora. La hija del marqués tenía una posición más alta que la suya, la hija de un conde. Entonces, ¿qué pasaría si Jelna era ridiculizada frente a ellos? ¿Si mostraba su verdadera naturaleza? Aylah encontró una manera perfecta de dejar salir sus negativos sentimientos. Su prima sería el chivo expiatorio, con quien desahogaría su frustración. Dudaba que el conde la castigara tan severamente como a la sirvienta si algo salía mal el día de hoy, pero aun si lo hiciera no le importaría en absoluto. Una sensación de cruel frialdad hizo que su sonrisa se ampliara mientras el momento perfecto aparecía de improvisto.

Mientras todos parecían estar entretenidos, Aylah deslizó su mano con intenciones de tomar un dulce. En el camino había una taza llena de té recién servido hasta el borde. Deslizó su mano y a propósito la volcó. Derramando el contenido en el lujoso vestido nuevo de Jelna. Se llevó las manos a la boca tratando de verse sorprendida y apenada, escondiendo en realidad una sonrisa de satisfacción. ¿Cuál sería su reacción? Sinceramente, esperaba que explotara en una sarta de insultos, mostrando su verdadero rostro.

Aylah tomó una servilleta y acercó su mano para intentar secar el vestido mojado en un gesto de disculpa. Jelna agarró su brazo con fuerza, su mirada fría reflejaba lo enojada que estaba. Sus fosas nasales se ensancharon mientras trataba de controlar su respiración agitada por la furia. Era tan divertido ver su cara tensa por el intenso conflicto que parecía desarrollarse en su cabeza.

—Te lo agradezco prima, pero eso no será necesario, fue un accidente —dijo mientras esbozaba una sonrisa tan forzada que la comisura de sus labios temblaba ligeramente—. Es algo inevitable, después de todo, aún te estás recuperando, así que no tienes mucho control sobre tu cuerpo.

—¿Es eso cierto? —preguntó Lynne mostrando un súbito interés

—En efecto, el accidente dañó mucho su cuerpo y su mente —Jelna sonrió de manera malvada—. Gracias a su tratamiento, mi padre ha logrado que al menos luzca presentable ante la sociedad

—Eso es muy interesante, había oído rumores, pero es incluso mejor si un familiar tan cercano como tú me lo cuenta —aunque la voz de Lynne sonaba casual, su mirada se veía oscura y calculadora en este justo instante—. ¿Podrías ser tan amable de contarme más?

—Ahora es como una niña pequeña, que necesita de constantes cuidados y es incapaz de valerse por sí misma —entornó los ojos mientras su sonrisa se ampliaba

—Entonces el accidente la incapacitó totalmente

—Podría decirse que dañó bastante su intelecto, ni siquiera puede hablar

—¡Ah! Pobre criatura —dijo Lynne sonriendo divertida, como si estuviera disfrutando la información que estaba recibiendo—, entonces el futuro de la familia real de Alstania está condenado —la ironía en su voz era evidente

—No precisamente —intervino Daren con voz fría—, si se casa con el general, al menos tendríamos un rey garantizado

—Hermano, ¿acaso crees que se casará con una idiota? —soltó Lynne seguido de una risita burlona.

No le molestaban los insultos; al contrario, eran totalmente infantiles. Solo le preocupaba la actitud de estos hermanos, su súbito interés. Le daba asco la actitud de la nobleza de este país. Al final esta fiesta de té, este despliegue era solamente un circo, para exhibirla a ella. Y el rumbo que estaba tomando era demasiado desfavorable. Si ellos esparcían rumores basados en lo que decía Jelna, todo empeoraría aún más.

Maldijo internamente su suerte. ¿Cuándo todo se había torcido así? La situación se estaba volviendo aún más desfavorable para ella. Jelna estaba ganando por un amplio margen. Su debut en la sociedad estaba siendo aplastado de manera contundente, haciéndola ver como alguien miserable, siendo objeto de burla y desdén. No podía permitir que continuaran las cosas distorsionándose por el rumbo equivocado, así recurrió a un último recurso, a algo que no tenía planeado usar precisamente ahora.

—Jelna me gusta —tartamudeó Aylah tratando de sonar convincente, como alguien que habla por primera vez

El efecto de sus palabras fue inmediato. La taza de Lynne cayó al suelo de manera estrepitosa, rompiéndose en pedazos y atrayendo a su vez la atención de los invitados. La cara de Jelna era un poema, tenía los ojos y la boca abiertos por la sorpresa mientras Aylah le dedicaba la más inocente de sus sonrisas.

—¿Acaso no había dicho antes que no era capaz de hablar? —La voz de Lynne sonaba acusatoria y molesta

—Es... Es un milagro —dijo Jelna entrecortadamente—. Mi padre estará muy feliz cuando se lo diga —añadió mientras sus manos temblaban de ira por la vergüenza que estaba experimentando en este momento.

Sabía que tendría problemas más tarde. Sus avances estaban siendo mostrados demasiado seguido como para ser considerado una casualidad. El conde ya sospechaba, pero esta situación no le había dejado otra alternativa que tomar acciones inmediatas. Ya lidiaría con las consecuencias después; de igual manera, si su tío la agredía, siempre aparecería el sanador para curarla.

—Mis oídos me engañan o acabo de escuchar tu dulce voz —dijo Ellies apareciendo de repente a su lado

—Ellies no me gusta —dijo Aylah con voz entrecortada actuando de manera rebelde. Giró la cara a propósito, esto la metería en serios problemas. Pero ahora mismo no le importaba.

—Creo que la princesa acaba de elegir quién es su persona favorita —Daren no pudo evitar soltar una sonora carcajada—. Parece que Ellies no se ha tomado muy bien que prefiera a Jelna

—Para nada, no soy alguien celoso —sonrió Ellies mientras su mirada le indicaba a Aylah que acababa de despertar a la bestia que apenas unos meses atrás casi había acabado con su vida.

Jelna y Lynne volvieron a entablar una alegre charla, donde en vez de personas parecían dos serpientes escupiéndose veneno mientras sonreían de manera hipócrita. Daren las miraba divertido, disfrutando del espectáculo. Mientras todos estaban entretenidos, Ellies se acercó a ella y comenzó a arreglar el encaje del cuello de su vestido, usando esto como excusa para poder decirle algo al oído. Algo que le heló la sangre, hasta el punto de arrepentirse de haber hecho algo tan temerario como haberlo retado antes.

—Muy bien hecho, debo admitir que eres valiente —su voz sonaba calmada, inexpresiva, mostrando hasta qué punto estaba enojado—. Pero olvidas un pequeño detalle: cuando la fiesta acabe, cuando todos se vayan, siempre quedaremos tú y yo...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro