28 - Planes Secretos
- Por el momento tenemos cosas más urgentes que atender, pero confío en que usted se encargará del tema de la princesa – dijo Kadir con un extraño tono de voz – ahora mismo esto es más importante – añadió tocando el mapa con uno de sus dedos como si no estuviera convencido de tener que escoger entre Aylah o irse a proteger el reino de esta nueva amenaza
- Ya tengo un plan en marcha – dijo el rey haciendo un gesto con su mano
Una joven mujer usando un uniforme de sirvienta se adelantó. Jens bufó como un gato molesto, ni siquiera se había dado cuenta de que las sirvientas reales aún estaban en la habitación. Como solía ignorar a las personas en las que no tenía interés alguno, no había sentido su presencia en ningún momento; le desagradaban totalmente. Eran unas malditas sombras que siempre estaban presentes, apareciendo de la nada, escuchándolo todo, invisibles si así lo querían.
- Ya sabes qué hacer Tione – dijo dirigiéndose a ella – Hazle llegar mi mensaje, necesito que se mueva lo antes posible – la joven asintió - y en cuanto a ti Kadir necesito que liberes a su hijo de otras misiones, por el momento quiero que se enfoque solo en esto, si todo sale bien expondremos al conde y sacaremos a la princesa de esa mansión muy pronto.
- Si su majestad – dijo Tione con voz solemne haciendo una profunda reverencia – me permite un consejo antes de retirarme, no debería sonreír así cuando esta reunido con los nobles, sus intenciones asesinas eran demasiado visibles – ella sonrió de repente con una expresión fría en su rostro, su suave voz estaba cargada con una extraña cadencia, como la de una madre que regaña a su hijo con una dulzura amenazante.
- Lo tendré en cuenta – dijo el rey incómodo ante el regaño, mientras la joven se ponía seria de nuevo y salía del lugar
- Comenzaré con los preparativos para partir de inmediato – dijo Kadir haciéndole un gesto a los caballeros que entraron junto con él para que lo siguieran mientras salía del lugar
- No hay garantía de cuándo será nuestro regreso, así que lo dejo todo en tus manos - dijo Jens dirigiéndose al rey mientras seguía al general
El rey caminó lentamente hacia el trono pensativo. Hasta el momento había logrado mantener una paz duradera evitando conflictos innecesarios, pero ya estaba demasiado mayor. Francamente, deseaba dejar el reino en buenas manos, por eso había nombrado a Serhem como príncipe heredero. Era inteligente, amable y el candidato perfecto entre sus tres sobrinos. Pensaba abdicar al trono y simplemente retirarse a disfrutar de la compañía de la familia del príncipe heredero y de sus hijos, esos dos pequeños niños que llenaban el palacio real con sus risas contagiosas. Con eso en su mente había mandado a construir otro palacio solo para que ellos lo disfrutaran. Pero el accidente había derrumbado todos sus planes.
Durante toda su vida había tomado buenas y malas decisiones, a fin de cuentas era un ser humano común y corriente que heredó la responsabilidad de reinar sin haberlo elegido siquiera. Había perdido también a sus otros dos sobrinos, y esto le provocó un dolor inimaginable. Luego de que su hermana falleciera, los había criado como sus propios hijos, pues su padre era un caballero real que había muerto cumpliendo con su deber. Siempre fue especialmente condescendiente con Ghaenia, la más pequeña. Ella nunca conoció a ninguno de sus padres.
Tal vez eso provocó que fuera una niña dulce e inocente que cayó en las garras del maldito conde Ellerys. Apretó los puños enojado. Debió haber impedido ese matrimonio a toda costa, aunque le rompiera el corazón. Quizás si lo hubiera hecho, ella aún estuviera viva.
Deriam por su parte, siempre había sido el más intrépido y rebelde de los tres hermanos. Se lanzaba al peligro sin pensar en las consecuencias y defendía el honor por encima de todo. Sus principios eran irrompibles. Quizás por eso nunca había tenido una relación apropiada con Kadir y por otros asuntos que ahora formaban parte de un pasado secreto. Tal vez era la razón por la que se había alejado del palacio tanto como le fue posible y mantuvo a su esposa e hijos fuera de la vida de la aristocracia.
Tantos arrepentimientos, aciertos y desaciertos rondaban su mente. Ahora, sinceramente, no había más que perder. La imagen de la familia real debía mantenerse intacta, pero no por eso iba a permitirse cometer ese error por segunda vez. Definitivamente, sacaría a Aylah de esa casa, no dejaría a otra persona desaparecer ante sus ojos en las garras de ese maldito. Primero agotaría las vías en las que no hubiera violencia, pero de ser necesario, le dejaría saber a ese hombre que el rey no es un adorno en Alstania, sino la más alta figura de autoridad. Su cara se iluminó con una oscura sonrisa.
- Lo intentaré por las buenas y, si no funciona, entonces será por las malas
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