Noche 1- desconcierto
Es la primera noche y cómo cuesta comenzar a recorrerla, me da cierto pavor intentar conciliar el sueño, porque estoy seguro que será titánico lograr dormir un poco.
¡Cómo la puedo extrañar tanto! Ya me arrepentí de la decisión de escribir poemas, no sé si es por la idea de que no estará a la altura de ella o que tengo la cabeza en un caos anárquico, que siento que me va a explotar, pero lo tengo que hacer aunque sea como una catarsis que sinceramente, lo necesito mucho.
Aún no estoy seguro de que estos monólogos los vaya a leer ella en algún momento... definitivamente no.
Es la voz de mis miedos y aunque siempre desnudé mi alma ante ella, esto es un ensayo, un intento de ordenar mis ideas, que aún no están listas para que alguien más que yo lo pueda entender.
Quizá sea mejor solo escribir el poema, sin preámbulos y dejarme llevar por el ritmo de los versos y ya mañana intente ordenar mis ideas, sentimientos y cuestionamientos que hoy no me dejarán pegar un ojo.
POEMA 1
Mientras resbala lento cual hialino rocío el eco de tu silencio; alguna solitaria suspicacia, me acaricia con ironía. Se va formando la avalancha de celos que cubre mi piel , la noche se confabula con mi angustia, ¿dónde andará? ¿en quién habrá posado sus enormes ojos brunos como las sombras de mis insomnios y ese movimiento de sus labios parecido a un gesto tan peculiar ...
Mirada profunda, como el abismo que hoy nos separa , a veces algo tierna como la lozanía de un domingo de primavera , una hoja seca cansada es arrastrada por el viento y parece que ese aroma aparentemente disipado me inunda por un eviterno segundo.
El tiempo no ayuda, me llena de incertidumbre , me carcomen las ansias y algo obcecada todavía, agoniza mi ilusión.
Mi esperanza desangrada se acurruca en mis áridos y desolados labios, buscando el sabor de algún mendrugo de beso que durmió desde el último encuentro.
Mi piel saborea una arrugada caricia que todavía respira en los recodos de mi angustiada alma...
Mañana será otro día más para flagelar a mis errores, los que impulsaron tu decisión, quizá Dios se apiade de mí y en su gracia me cobije para descansar en uno de los tantos tiernos recuerdos que me abanican el alma.
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