Lejanía
Encontró calma en la mano del Útero maldito, pero sus lagrimas se unieron al mar que una vez compartió en sus recuerdos con sus mejores amigos; esas almas gemelas.
Con la razón en su expresión de lejanía, Itadori se había deshecho de sus zapatos. Sintió el mar treparle por los pies y la noche ganaba en colores azules a los naranjas que iban desapareciendo de poco en poco, formando de ellos dos, las sombras de un desnudo y extraño color plata bajado por la luna.
—¿Puedes verlos? —preguntó Chōsō, cuando sintió que el silencio podía ser mortal.
Itadori asintió. Estaban solos, pero a ojos del castaño podía ver las figuras de sus amigos ir de un lado a otro en la arena; Toge estaba dibujando un panda con alas usando al mismo como modelo mientras dormía.
Itadori sonrió.
Observó a su izquierda y ahí estaban, entre risas Nobara y Maki huyeron de la ola más próxima, mientras que detrás de ellas estaba Fushiguro disfrutando en su silencio. Volvió la mirada a las sombras de sus fantasmas y como un par de ríos, sus lagrimas volvieron otra vez.
—¿Y qué hacen? —preguntó Chōsō.
—Son felices —respondió Itadori, seguido por el silencio del lugar.
El corazón se le atoró en la garganta y supo que era el momento correcto. De su bolsillo sacó un celular viejo, raspado y con la pantalla rota. Lo agitó y Chōsō lo observó.
—Aquí tengo la prueba de lo tan felices que fueron —dijo Itadori—. Jugaron tanto. Toge y Panda no dejaban de ser los niños infantiles de siempre...
Toge y Panda... no quería recordar lo que había pasado con ellos.
—¿Y los otros dos? —preguntó Chōsō.
—Ah, Nobara y Fushiguro —dijo y sólo una imagen se le vino a la cabeza—. Tan lejanos... discutieron un poco, Fushiguro me apuntó y Nobara me llamó. Dejé de grabar, y creí que no estaba solo porque me uní a ellos y compartimos la mayor de las felicidades.
El centelleo del mar con la luna les iluminó los rostros. Ahora que habían cumplido con el viaje, Itadori pudo sacar aquello que por tanto tiempo tuvo encerrado en llantos y alaridos.
—Entiendo... —repuso Chōsō—. Esto era lo que necesitabas para cumplir con tu destierro.
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