Capitulo 9.
Hailey.
La primera sensación al despertar es el peso suave de la bata de baño envolviéndome aún húmeda y tibia, algo arrugada después de una noche de sueño profundo y tranquilo, sin pesadillas.
La claridad que entra por la ventana me obliga a entrecerrar los ojos cuando me despierto, extiendo mis brazos y piernas que se apresuran a incorporarme de pie.
Miro a mi alrededor mientras me siento en la cama, de pronto noto el vacío de la habitación. Un instante de confusión me envuelve: Caleb no está.
Me levanto despacio, con los pies descalzos en el suelo frío, y cruzo hacia el baño, esperando tal vez escuchar el sonido del agua o ver sus cosas esparcidas por el lavabo. Pero la puerta está abierta y el lugar, en silencio tal como lo deje yo misma anoche.
No, no, no. Caleb no puede irse también, él no, porfavor.
Siento un vacío extraño y un hormigueo de ansiedad; es irracional, lo sé, pero después de tantas pérdidas, la idea de que alguien más se desvanezca sin avisar me retuerce el pecho. La ansiedad comienza a invadirme mientras intento pensar en que debo hacer primero, ¿que habitación es la de las chicas? Debo preguntar ahí primero, si.
Me muevo hacia la puerta rápidamente, a medio camino me detengo mirándome al gran espejo de cuerpo completo y me miro a mi misma detenidamente. Sigo en bata de baño, despeinada y recién levantada, mi cara está hinchada y la mirada de desesperación me da el toque que necesito para lucir como una completa demente.
No puedo salir así, tengo que vestirme.
Me regreso a el baño en busca de la ropa que deje aquí la noche anterior, el clic de la cerradura me hace girarme hacia la puerta nuevamente. Caleb entra con sus habituales pasos calmados, pero hay algo en sus ojos, un brillo de despreocupación que no estaba allí antes. Luce feliz. Está vestido con ropa nueva y... extraña, casi parece un humano común. Lleva pantalones celestes de mezclilla gruesa y una playera negra de manga larga algo ajustada a sus musculosos brazos y pecho. Encima lleva una chaqueta negra que luce abrigadora y lleva unas botas negras algo gruesas.
Un suspiro de alivio sale de mis labios haciéndolo sonreírme.
— Hola — saludo sonriendo involuntariamente.
— Hola — responde el. — Perdón por irme sin avisarte — dice en voz baja, casi como si temiera molestarme —. Tenía que hablar con Mark y... traerte algunas cosas.
Me extiende una mochila. La tomo entre mis manos, sintiendo el peso inesperado y notando la textura áspera de la tela. Mis dedos tantean la cremallera, y apenas la abro, veo ropa doblada, y... algunas otras cosas, como un cepillo, algunas ligas para el cabello y accesorios extraños. Un rubor me sube a las mejillas mientras veo la ropa interior.
— Las chicas la compraron para ti —explica con una sonrisa apenas perceptible, sus ojos desviándose por un instante hacia el suelo.
Asiento rápidamente intentando no reír de vergüenza.
— Gracias — murmuro, aunque siento que la palabra se siente pequeña para el gesto. Caleb me observa, como si esperara algún tipo de señal para poder acercarse — . Voy a cambiarme — digo, señalando hacia el baño. Él asiente y se sienta en una de las camas, el colchón hundiéndose bajo su peso mientras yo me retiro.
Dentro del baño, cierro la puerta tras de mí y tomo un momento para observar la mochila. Siento una mezcla de curiosidad y aprehensión mientras deslizo la ropa fuera de su envoltura.
Es... diferente. La tela es suave, de un tejido ligero que se siente extraño entre mis dedos, casi como si no perteneciera a mí. Los colores son discretos, sin la intensidad de las prendas que suelo usar en la manada; tonos otoñales que me recuerdan al paisaje de este mundo humano. La ropa no tiene protección alguna más que la de cubrir mi desnudez.
Me pongo la ropa interior primero, es diminuta, de color gris claro, el sostén acentúa mis pechos haciéndolos ver mucho más prominentes y cuando tomo la camiseta de el mismo color gris al estirarla sobre mi torso, noto lo delicada que es, como si pudiera romperse con una uña. Aun así es abrigadora y muy cómoda, hay algo de confort en su suavidad y elasticidad que abrazan mi cuerpo. Respiro hondo, dejando que el aroma a nuevo de la prenda me envuelva; huele a algo que desconozco, a algún químico, pero de algún modo es agradable.
Los pantalones vienen después, y el proceso es más complicado. Luché con este tipo de prendas una vez en el pasado, es una tela poco flexible, pero no tan inflexible como el acero, puedo ponérmela, aunque, en este baño ajeno y tan pequeño, me resulta casi una prueba de fuego. Al fin, después de algunos tirones logro subirmelos hasta la cintura y abrochar el botón y subir la cremallera, por último me pongo una chaqueta de cuero color marron y me veo en el espejo. La chica que me devuelve la mirada es extraña: su rostro luce menos feroz, los colores parecen absorber el fuego de mis ojos, dejándome expuesta. Una humana... eso es lo que parezco. El pensamiento me incomoda y, al mismo tiempo, trae consigo un resquicio de alivio. Aquí, nadie me miraría dos veces. Nadie sabría quién soy.
Mis dedos alcanzan el cepillo de cerdas finas que también encontré en la mochila y empiezo a pasar las cerdas por mi cabello. Alisarlo se convierte en un acto que me calma, incluso cuando lo noto más opaco, más apagado y sin las ondas que normalmente se formaban, sin la fuerza de mi esencia. En el mundo humano, parezco menos... peligrosa, menos lobo. Por último me lavo la cara con agua y jabón y enjuago mi boca con agua, me seco con una toalla limpia y suspiro mirándome al espejo. No parezco yo.
Finalmente, me armo de valor para salir del baño. Encuentro a Caleb en la misma posición, sentado en el borde de la cama, pero esta vez sus ojos se alzan, recorriendo mi nueva apariencia. Alza las cejas y, aunque intenta ocultarlo, noto una sombra de sorpresa.
— ¿Cómo me veo? — pregunto, tratando de sonar despreocupada, pero mi voz tiembla un poco.
Él me observa en silencio, su mirada es suave, cálida de una manera que nunca había visto en los ojos de alguien que me mirara a mi. Sonrió un poco y el se pone de pie acercándose a mi con una sonrisa.
— Luces hermosa — me asegura poniendo una mano en mi mejilla y acariciandola con suavidad. Sonrió aún más. — . La ropa es de tu medida.
— Si, muchas gracias.
Caleb se separa un poco y se sienta en una de las camas, palmea el lugar a su lado y me acerco a sentarme junto a él.
— ¿Como dormiste? — me pregunta tomando mi mano de manera cariñosa.
— Increíble. — admito. Caleb ríe abiertamente. — ¿Y tú, qué tal dormiste?.
— Increíble. — responde el. Ambos reímos por unos segundos. Caleb habla de nuevo: — Dormí tranquilo otra vez. Contigo entre mis brazos, cada que me asustaba perderte solo tenía que abrazarte más fuerte y podía volver a dormir tranquilo.
Mi corazón se hace pequeño al escucharlo y una sonrisa enternecida aparece en mi rostro.
— Yo también dormí sin pesadillas esta noche — admito en un susurro, Caleb sonríe.
— ¿Cómo son tus pesadillas? — pregunta dejándose caer en la cama y mirándome con una sonrisa y la mano extendida hacia mi en forma de invitación. Sonrio y me recuesto también a su lado.
— Vividas, crueles — respondo alzando los hombros. Caleb frunce el seño levemente. — . Me muestran las cosas horribles que le pasaron a las personas que más amé.
Caleb asiente lentamente, ambos nos ponemos de costado, frente a frente, mirándonos a los ojos.
— ¿Que fue lo que pasó? — pregunta Caleb rompiendo el silencio, siento mi corazón comenzar a latir desenfrenado mientras los recuerdos azotan mi mente con fuerza, mostrándose uno a uno. El me mira atento. — ¿Por qué fuiste desterrada?.
Trago saliva antes de responder, mi mente intenta recordar el orden de los hechos y los muchos argumentos y preguntas que tenía en ese momento. Poco a poco lo logro. Respiro hondo.
— Mi mejor amiga era Blair Golden, hija y heredera de él Alfa Greco Golden, ella y mi amigo Cameron murieron frente a mi, fui culpada por su muerte — respondo, Caleb frunce el seño con curiosidad y antes de que pueda preguntar algo más, decido continuar.
Los recuerdos comienzan a invadirme.
— Bien, hora de festejar — dijo Blair con una sonrisa. — . Por mis dos chicos que pronto se irán a cumplir sus sueños.
— Espera, tengo algo para hacer esto más interesante — dijo Cameron con una sonrisa traviesa mientras sacaba un pequeño paquete de su bolsillo. Fruncí el seño al mismo tiempo que me acercaba a verlo de cerca, era una pequeña bolsa con hierbas trituradas.
— ¿Qué es eso? — preguntó Blair, aunque el tono de su voz ya sugería que lo sabía.
— Hierba. Del territorio humano, mi cuñado la trajo. — Cameron sonrió. — Dijo que un poco de esto nos dará el viaje de nuestras vidas.
Me acerqué para ver de cerca como comenzó a armar el cigarro improvisado con dedos hábiles.
— No sé si quiero probar eso — admitió Blair. — . He leído los libros de los humanos, la marihuana se convierte en una de las más peligrosas adicciones rápidamente. Si lo haces una vez, querrás hacerlo siempre.
— Aveces me asustas — dice Cam mirándola con una expresión extrañada. — . Deja de leer esas cosas, Blair. No nos haremos adictos por fumar un poco, además, es natural, hierba que crece de la tierra, solo que está tiene... propiedades — alzó los hombros con simpleza. — . No es gran cosa, solo algo para relajarnos — nos dijo mientras nosotras lo mirábamos llenas de duda.
— . Habíamos estado bebiendo y probando hierba de el territorio humano, celebrábamos que Cameron y yo habíamos estado a prueba frente a los miembros de el comité de justicia ya que nos estaban considerando para ser reclutados — le cuento con una pequeña sonrisa nostálgica, Caleb alza ambas cejas con sorpresa. — . Yo celebraba mi victoria en un entrenamiento uno a uno en el que vencí a mi amigo Cam, hablábamos de cómo serían nuestras vidas después de la cena a la que habíamos sido invitados, no dejamos de beber y fumar hasta que nos quedamos dormidos.
Los recuerdos se estaban apoderando de mi mente mientras narraba en voz alta lo que había sucedido.
— Sabes, Hailey, lo que hiciste hoy fue increíble — dijo Cameron de repente, su voz rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos, lo mire. —. Eres una gran guerrera, y no puedo esperar para luchar contigo a mi lado. Seremos un gran dúo.
Me sonrojé un poco, no solo por sus palabras, sino por el calor del vino y la droga que se arremolinaban en mi cuerpo.
— Gracias, Cam — susurre mientras me acercaba a él y lo rodeaba en un abrazo.
— Voy a extrañarlos tanto cuando se vayan — dijo Blair, me separé un poco de Cam para unirla a nuestro abrazo. — No puedo acompañarlos, pero estaré al pendiente de cada paso que den, se los prometo.
— Aún no nos aceptan oficialmente en el comité — dijo Cam mientras se separaba un poco, cada quien volvió a su lugar, permaneciendo más cerca esta vez. Blair apoyó su cabeza en mi hombro.
— Mi padre no invita a cenar a nadie — aseguró Blair. — . Si los invitó es por que planea darles la gran noticia. Se irán a Moonborn cuando el comité regrese, se los aseguro.
La gran noticia, que buen título.
Escuchar aquello me invadía de una felicidad y euforia absoluta. Cameron también sonrió y mordió su labio ansioso.
— ¡Vamos celébrenlo! — exclamó Blair enderezando su cabeza. — . Aunque no me vaya con ustedes estoy feliz de que cumplan su sueño. Mi sueño. Estaré encantada de escuchar sus grandes aventuras llevando la justicia hasta cada rincón de los reinos de la luna, enfrentar enemigos peligrosos y todo eso.
El recuerdo de aquella última tarde deja estragos en mi mente a medida que intento no dejar que la tristeza y nostalgia me invadan, pero es imposible, los recuerdos son tan vividos y distantes a la vez, solo hay una cosa clara en ellos: los rostros felices de mis mejores amigos. Creí que esa tarde sería una despedida, pero no una para siempre.
— Cuando despertamos era tarde para la cena, teníamos que llegar rápido y decidimos transformarnos. Corrimos tan rápido como podíamos, pero la hierba y el alcohol seguían ahí... me empecé a quedar atrás y de pronto... un grupo de vampiros apareció en nuestro camino — las lágrimas se agrupan en mis ojos.
Las imágenes aparecen de nuevo, el bosque obscuro, los vampiros que aparecieron como sombras, los gritos de dolor de Blair y Cameron, sus cadavéres.
— Nos atacaron sin piedad, peleamos con ellos, matamos a algunos, pero no teníamos oportunidad... cuando empezamos a huir, mis amigos murieron uno tras otro, frente a mi, creí que era la siguiente, pero los lobos de mi manada aparecieron y enfrentaron a los vampiros. Salvaron mi vida para después entregarme al Alfa Greco. Él estaba furioso, me arrestó sin dejarme explicarle lo que había pasado, me resistí, mis padres le suplicaron por piedad... — las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas y me siento rápidamente para ocultar mi rostro y limpiarlas rápidamente. Caleb se sienta a mi lado y pone una mano en mi espalda tratando de calmarme, lo cual logra. — El Alfa no quiso escucharlos y los arrestó también. Me golpearon y perdí el conocimiento. Desperté días después, cuando los amigos de mis padres, la servidumbre de él Alfa, me estaba liberando, me dijo que él estaba como loco, él quería matarme al igual que... que a mis padres. Pero ellos no podían permitir que eso me pasara, se rebelaron contra quienes me custodiaban y me ayudaron a escapar, me dijeron que ellos también escaparían y que fuera al norte, a Exiled Moon... Arriesgaron sus vidas por mi, todos ellos, me ayudaron a escapar sabiendo que se ponían en riesgo. Todos me conocen desde que nací, saben que no soy una delincuente, que yo me esforzaba por ser la mejor por que una omega debe esforzarse más que cualquiera... Yo tampoco quería que Blair o Cam murieran, yo los amaba...
Caleb me abraza sin previo aviso cuando las lágrimas comienzan a abandonar mis ojos de nuevo, su abrazo es fuerte y su olor masculino invade mis fosas nasales brindándome un alivio rápido. Acaricia mi cabello con cariño y besa mi sien.
— No puedo creer que te culparan — susurra.
— Ni siquiera me dejo explicarle, mato a mis padres cuando ellos solo le suplicaban por mi vida... — digo mientras las lágrimas no dejan de fluir. — . Ellos eran sus fieles sirvientes, lo respetaban, y yo también, creí que era un hombre bueno y justo, pero...
— Tranquila, tranquila — susurra Caleb abrazándome con fuerza para después separarse un poco y mirarme a los ojos — . No puedo devolverte a tus amigos o a tus padres, pero te prometo que el no va a encontrarte, yo voy a protegerte siempre, ¿me oyes? No va a hacerte daño.
Los ojos de Caleb están fijos en los míos, puedo ver la certeza de lo que dice, creo en lo que dice. Asiento lentamente, las lagrimas dejan de salir de mis ojos, Caleb limpia mis mejillas con sus pulgares y besa mi frente repetidas veces antes de abrazarme de nuevo.
— Te adoro Hailey — susurra mientras acaricia mi cabello con cariño, mis brazos rodean su torso de manera cariñosa y hundo mi cara en su pecho tratando de perderme en su aroma. — . Quiero protegerte siempre, cada día de mi vida. Y eso haré.
Me separo un poco para verlo nuevamente a los ojos, el pone una mano en mi nuca de manera suave y antes de que pueda pensar en alejarme se acerca lentamente hasta unir nuestros labios en un beso perfecto. Sus labios son suaves y húmedos, se mueven lentamente guiando a los míos en una danza sensual. La mano de Caleb me hace acercarme más a él y mis manos suben tímidamente hasta sus hombros. Cierro los ojos dejándome llevar por la placentera sensación que me invade mientras beso a Caleb, la intensidad del beso sube poco a poco y la mano libre de Caleb viaja a mi cintura y me atrae aún más hacia el hasta que me toma con ambas manos y me hace sentar sobre sus piernas, en ese momento mi estómago comienza a gruñir exigiendo comida. Sonrió entre el beso mientras siento mis mejillas arder, Caleb también sonríe y suelta una risa adorable mientras abandona mi cintura y acomoda un rebelde mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
— Hay que comer algo — dice sonriéndome con ternura. Asiento poniéndome de pie y abandonando sus piernas. Caleb se pone de pie también y toma mi mano de manera cariñosa para guiarme afuera de la habitación.
Mientras camino con él por los pasillos del hotel, tomada de su mano, siento que esta paz podría ser más larga de lo que creo.
— Hailey — me llama Caleb, lo miro sin dejar de caminar y cuando comenzamos a bajar las escaleras el me ve también. — . ¿Que es eso de Exiled Moon?.
Frunzo el seño levemente, tratando de recordar lo que me dijo el viejo cocinero Ed cuando me ayudo a escapar.
— No mires atrás, huye hasta llegar al territorio humano y después entra por otro lado del territorio de los reinos de la Luna — me pide mientras me apremia a caminar con su bastón. — . Cuando entres de nuevo, busca la manada Exiled Moon, al norte, más allá de Luna sangrienta. Ahí es a donde iremos todos.
— ¿Exiled Moon? — preguntó frunciendo el seño. — No existe tal manada, no he leído sobre ella en ningún libro ni mapa...
— Es por que es una manada independiente a los reinos de la Luna, siempre se rehusaron a arrodillarse ante Las hijas de la Luna así que ellas omitieron su existencia por completo durante siglos — me dice el. — ¡No hay tiempo para explicaciones niña! ¡Huye! Recuerda, territorio humano y después de regreso, Exiled Moon, al norte.
— No puedo hacerlo — murmuro con un hilo de voz, mientras el miedo y la inseguridad se apoderan de mí. — No sé cómo sobrevivir sola, menos sin nada...
— Tienes que hacerlo. Busca la manada, Exiled Moon, al norte del territorio — insiste Ed mientras me empuja a entrar al túnel, sus palabras son un grito desesperado en medio de la noche. — Y corre, Hailey, corre por tu vida.
Trago saliva. El recuerdo de Ed y de todos aquellos que me ayudaron a escapar es tan vívido como los de Blair y Cameron, como los de mis padres, no dejo de preguntarme, ¿dónde están ellos ahora? ¿Sobrevivieron y pudieron ir al norte? ¿O fue su destino el mismo que él de mis padres?.
— Es una larga historia — respondo sintiendo el nudo en mi garganta. He llorado suficiente por hoy. — . ¿Podemos dejarla para después?.
— Por supuesto — responde Caleb asintiendo, aunque puedo ver sus ojos destellando con una curiosidad que intenta disimular con una sonrisa. Me anima a seguir bajando las escaleras y eso hago aún sosteniendo su mano.
Si quiero mantener esta paz necesito quedarme en este lugar. Si no salgo de aquí, el Alfa perderá mi rastro y no me encontrará.
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