Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 3.

Hailey.

El aire fresco de el día aún llevaba el eco de la última pelea. Mis músculos estaban tensos y mi cabeza amenazaba con una migraña, pero había una satisfacción latente en cada paso que daba que me hacía sonreír como tonta mientras caminaba detrás de mis amigos.

Había vencido a Cameron frente a los miembros de el comité de justicia, puse mi valía en prueba frente a todos, algo que nunca creí posible que pudiese suceder. Todos los años de estudio y entrenamiento me habían preparado solo para ese momento de mi vida.

Blair caminaba delante de nosotros, su cabello castaño y liso brillando bajo la luz tenue mientras susurraba instrucciones poco entendibles.

Algo curioso de la casa manada de New Moon es que estaba llena de pasadizos secretos que llevaban a cada habitación principal de el gran castillo de piedra.

Estábamos frente a la entrada oculta que conectaba el patio de entrenamiento al almacén de vinos de el Alfa y después a la biblioteca principal de el castillo, donde solíamos pasar el tiempo libre casi siempre. Sobre todo cuando nuestras acciones eran legales. Respire profundo la última bocanada de aire fresco antes de sumergirme en los túneles de el castillo.

Dentro de ellos el aire se sentía denso y lleno de polvo, era estrecho, teníamos que ir uno detrás de el otro, Cameron incluso debía caminar encorvado para poder hacerlo más rápido. Usé la luz de la lámpara de gas para seguir a Blair por los estrechos corredores. Los muros a nuestro alrededor parecían cerrarse con cada paso, y el crujido bajo nuestras botas se amplificaba en la oscuridad.

Cameron iba delante de mí, su linterna rebotando en las paredes de piedra. Su expresión parecía molesta y ciertamente lo estaba, no me creía eso de que no le molestaba perder así frente a una chica.

— Lo que yo no entiendo — comenzó a hablar, rodé los ojos sabiendo lo que se venía. Un gran discurso de cómo hice trampa, probablemente. — , es cómo Blair ha podido seguir robando cosas de su padre sin que la atrapen, es decir, velas aromáticas para la choza, varios barriles de vino, y muy buen vino, la plata, el oro...

Vaya, si que soy egocéntrica.

— Mi padre tiene demasiadas cosas — alza los hombros Blair. — . Ni siquiera el sabe cuantas, así que no nota para nada lo que falta.

— ¿Pero que tal su chismoso mayordomo? ¿O el cocinero? Ese cocinero es un chismoso — susurró él, con una sonrisa irónica que pude sentir más que ver. Fruncí el seño en automático al escuchar como se refería al viejo Ed. — Seguro que un día nos encontrará aquí, irá a chismearle a tu padre y el nos colgará a los tres.

— No puede, soy su heredera — respondió Blair con una sonrisa. Su paso era ligero, casi despreocupado, siempre había sido la rebelde entre nosotros, desafiando a su padre con una gracia que parecía inquebrantable. Yo no podía evitar admirarla por eso. — . Y en cuanto a Ed, nos atrapará si no te callas la maldita boca, ¿de acuerdo?.

Cameron rodó los ojos y siguió caminando con molestia, por fin salimos al pasillo en donde estaba el almacén de vinos. Respire profundo sintiendo el aire fresco inundar mis pulmones.

Blair camino decidida hacia la puerta, y fue en ese momento en que por fin sentí el nudo en mi estómago comenzar a crecer alimentado por mis nervios. Trague saliva y me acerqué más.

— No estoy segura de esto — admití mientras veía a Blair comenzar a forjar la cerradura.

— Esta es la manera de festejar una victoria, TÚ victoria — responde Blair, su sonrisa brilla con travesura mientras continúa moviendo hábilmente el pequeño palillo de fierro. Cameron la miraba de cerca, con esa expresión habitual de arrogancia y valentía.

— ¿Estás segura de esto, Blair? Si tu padre nos descubre... — dije, pero mi voz apenas tenía convicción.

Ya había ganado, y tal vez esta era la celebración que necesitábamos antes de enfrentar lo que vendría después. Tal vez después de hoy no volveríamos a compartirlo todo. Tal vez nuestros caminos se separen para siempre.

— Hailey, ¿de verdad piensas que es la primera vez que hago esto? — Blair se giró, su bonito rostro se adornaba con sonrisa suave y atrevida que desbordaba despreocupación. — Confía en mí pequeña lobita.

Sonrió al mismo tiempo que niego con la cabeza y miró fijamente como sigue moviendo el palillo y tras unos segundos de forcejeo, el chirrido de la cerradura nos permitió el paso.

Los estantes dentro estaban repletos de barriles y botellas, las mejores cosechas que el Alfa Greco guardaba para las grandes celebraciones de la manada y su vino de diario. Blair, sin dudarlo, se dirigió a uno de los barriles pequeños en una esquina oscura y lo deslizó hacia nosotros. Lo sostuve unos segundos antes de sentir que era demasiado pesado y pasárselo a Cameron.

— Este será suficiente... — dijo Blair pensativa mientras miraba las botellas más pequeñas al fondo.

Cameron asintió, casi exasperado mientras tomaba a Blair de la muñeca y la hacía retroceder con nosotros, yo revisaba el pasillo desde la entrada, cuidando que nadie estuviese cerca.

Al escuchar nada más que nuestros propios pasos, la tensión en mis hombros se aflojó un poco, los tres juntos abandonamos la pequeña bodega. Cameron llevaba el barrilillo bajo su brazo como si no pesara nada, y Blair nos dirigía de nuevo hacia los pasajes ocultos.

Respire profundo una vez más, inhalando todo el aire fresco que pude antes de entrar a los estrechos túneles. La caminata se volvía más difícil cuanto más avanzábamos, había bordes en el suelo que nos hacían tropezar y zonas más bajas que hacían que Cam se pusiera de rodillas. Los túneles torcidos y antiguos parecían haber sido diseñados para confundir a cualquiera que no conociera su intrincada red. El aire se volvía más frío con cada giro, mas terroso y escaso, el suelo estaba cubierto de una capa fina de humedad, pero no la suficiente para que no hubiese tierra suelta. Las lámparas que llevábamos proyectaban sombras alargadas y distorsionadas que parecían seguirnos en la oscuridad. Si no conociera estos pasillos como la palma de mi mano, me asustarían.

Blair iba delante, su linterna parpadeando de vez en cuando, como si los túneles mismos trataran de tragarnos en su obscuridad. La sensación de estar tan lejos de la seguridad de la casa manada era inquietante, nadie podía encontrarnos aquí, vernos o escucharnos, era riesgoso, si, pero no podía evitar el hormigueo de emoción que venía con ello, la adrenalina. Éramos rebeldes en nuestra propia tierra.

— No te quedes atrás, — me dijo Cameron en un murmullo, notando que mis pasos se ralentizaban. Lo mire y di un par de pasos rápidos para acercarme más a él y su paso. Lo seguí más de cerca, enfocando mi atención en el objetivo: la libertad que nos esperaba más allá de esos pasadizos.

Finalmente, después de lo que parecieron horas en la penumbra, llegamos al último tramo del túnel. Salimos justo en la biblioteca, detrás de los estantes más olvidados y viejos, la zona que nadie frecuenta. Nuevamente entramos a los pasadizos, esta vez eran más amplios y fáciles de caminar, Blair decía que eran los más usados y conocidos, que muchos Alfas de generaciones pasadas los usaban para tener una salida más rápida al bosque o una vía de escape.

Blair se detuvo, me asomé un poco y pude ver una escotilla medio oculta por raíces y piedras. Cameron y yo compartimos una mirada. Con un suspiro, Blair empujó la escotilla, revelando el bosque más allá. El aire fresco nos envolvió, y el crujido de las hojas bajo nuestras botas reemplazó el eco inquietante de los túneles.

— Al fin — murmuré mientras respiraba profundo.

— Vamos, no se detengan ahora — dijo Blair, señalando el bosque. — . Si los guardias están patrullando y estamos aquí harán demasiadas preguntas.

— ¿Me disculpas? Creo que me trague media carreta de tierra — bufa Cameron de manera molesta mientras comienza a caminar bosque adentro.

Blair rueda los ojos divertida y engancha su brazo al mío de manera cariñosa, le sonrió y me dejo guiar por ella.

Apenas nos adentramos en el bosque el aire se vuelve cada vez más denso con el olor a tierra mojada y hojas secas en descomposición bajo nuestros pies, miro los colores otoñales y las formas irregulares de cada hoja con mucha atención. El camino me era familiar, pero hoy había algo en el que lo hacía diferente, ¿El clima? ¿La humedad?
Las ramas arañaban nuestras ropas y la humedad del fango bajo nuestras botas hacía que cada paso resonara con un chapoteo suave.

— Este bosque nunca es tan silencioso — dijo Cameron, su voz baja irrumpió el silencio.

Blair rió suavemente.

— Eres un cobarde — se burló rodando los ojos.

El resto de el camino fue en un silencio cómodo interrumpido cada cinco minutos por las quejas de Cameron. Blair intentaba responder sin exaltarse, pero Cameron la desesperaba en pocos segundos y todo terminaba con ambos peleando.

El viejo puente apareció en la distancia, cubierto por la vegetación, pudimos verlo desde el acantilado más cercano a él. Desde que construyeron una nueva entrada para la manada, este puente había quedado olvidado, erosionándose con el tiempo, llenándose de plantas y hierbas.

Para los demás, era solo una reliquia inútil, pero para nosotros, era el umbral hacia otro mundo. Bajo el puente, justo en una curva oculta, estaba nuestra choza. Una cueva pequeña, oscura, que habíamos acondicionado a lo largo de los años. Era nuestro refugio, nuestro lugar más seguro.

— Al fin — murmuró Cam.

Blair se limitó a rodar los ojos con molestia. Seguimos caminando, en total desde la casa manada siempre caminábamos alrededor de cuarenta minutos y después lográbamos llegar hasta el puente.

— Y aquí estamos — dijo Blair mientras me soltaba el brazo suavemente y se deslizaba entre los matorrales. — . Vengan acá, chicos.

Blair comenzó a moverse frente a nosotros, moviéndose hábilmente hasta llegar a la base del puente donde se inclino y entró por fin. Seguí sus pasos hasta llegar a su lado, sentí el fresco y húmedo aire de la cueva chocar contra mi piel, un contraste bienvenido tras la caminata.

La cueva olía a musgo y tierra húmeda, era solo un gran hoyo, pero nosotros la habíamos transformado en algo más cómodo. Habíamos traído un viejo colchón que teníamos cubierto con mantas viejas, algunas velas y una linterna de emergencia que siempre dejábamos allí para cuando quisiéramos escapar del mundo. Las sombras bailaban en las paredes de piedra, dándole al lugar una atmósfera íntima. La humedad era intensa bajo el puente y más con el eco distante del río a nuestras espaldas. Se sentía como si estuviéramos aislados del mundo, en un espacio solo para nosotros. Un lugar donde las reglas no aplicaban.

Blair dejó caer el barrilillo de vino en el centro del espacio con una sonrisa traviesa. Sonreí también mientras me acercaba hasta sentarme en el colchón, Blair se sentó a mi lado y apoyo su cabeza de manera cariñosa en mi hombro. Cameron se sentó frente a nosotras.

— Bien, hora de festejar — dijo Blair con una sonrisa. — . Por mis dos chicos que pronto se irán a cumplir sus sueños.

— Espera, tengo algo para hacer esto más interesante — dijo Cameron con una sonrisa traviesa mientras sacaba un pequeño paquete de su bolsillo. Fruncí el seño al mismo tiempo que me acercaba a verlo de cerca, era una pequeña bolsa con hierbas trituradas.

— ¿Qué es eso? — preguntó Blair, aunque el tono de su voz ya sugería que lo sabía.

— Hierba. Del territorio humano, mi cuñado la trajo. — Cameron sonrió. — Dijo que un poco de esto nos dará el viaje de nuestras vidas.

Me acerqué para ver de cerca como comenzó a armar el cigarro improvisado con dedos hábiles.

— No sé si quiero probar eso — admitió Blair. — . He leído los libros de los humanos, la marihuana se convierte en una de las más peligrosas adicciones rápidamente. Si lo haces una vez, querrás hacerlo siempre.

— Aveces me asustas — dice Cam mirándola con una expresión extrañada. — . Deja de leer esas cosas, Blair. No nos haremos adictos por fumar un poco, además, es natural, hierba, solo que tiene... propiedades — alzó los hombros con simpleza. — . No es gran cosa, solo algo para relajarnos — nos dijo mientras nosotras lo mirábamos llenas de duda.

Sabía que no deberíamos, que era un riesgo innecesario después del vino que habíamos robado, pero el ambiente ya estaba cargado de adrenalina y de esa sensación de que éramos invencibles. Nos sentíamos jóvenes, poderosos, capaces de cualquier cosa.

Mire a Blair, ambas compartimos miradas cómplices.

— ¿Solo una vez? — dijo Blair, dudando un poco. — No pasará nada si la probamos, ¿cierto?.

— Creo que no — admití alzando los hombros.

— Por supuesto que no — aseguró Cameron mientras terminaba de liar el cigarro. — . Lo único que pasará es un buen rato desconectados de el mundo.

Encendió el cigarro, dándole una primera calada larga. Miré el humo grisáceo que se elevaba en el aire, disolviéndose en la penumbra del puente. Cameron lo hizo de nuevo, entonces contuvo una tos mientras me extendía el cigarro a mi.

Lo mire pensativa unos segundos, respire profundo mientras lo tomaba entre mis dedos, di una calada, pude sentir el sabor extraño en mi boca y como pequeñas boronas de la hierba se adherían a mi lengua húmeda, el humo invadiendo mis pulmones, quemándolos y haciéndome sentir como si estuvieran en llamas. Tosí de inmediato, una tos seca y fuerte que sacudió mi cuerpo, haciéndome doblarme hacia adelante. Cameron sonrió mientras la tos lo atacaba a él también.

— ¡Demonios! — jadeé, con los ojos aguados. El ardor me recorría desde la garganta hasta los pulmones, pero Blair y Cameron solo se rieron.

— ¿Primera vez? — se burló Cameron, dándome una palmada en la espalda.

— ¿Tu lo has hecho antes? — pregunte frunciendo el seño con curiosidad. Le di una calada más, esta vez con más suavidad evitando la tos exitosamente.

— Con mi cuñado, todo el tiempo — aseguró con un aire de superioridad.

Alce ambas cejas sorprendida.

— ¿Y dices que no se convierte en una adicción? — pregunta Blair escandalizada.

No evitó soltar una carcajada al mismo tiempo que Cam. No se por que río, solo se que me gusta hacerlo, aunque aún sentía que el fuego seguía quemando en mi pecho. Le extendí el cigarro a Blair, ella lo miro dudosa y después lo tomo con suavidad.

— ¿Que se siente? — me pregunta.

La miro fijamente, sin saber que responder.

— Nada — respondo y de pronto siento que estoy algo mareada. — . Mareo.

— Estoy flotando — responde Cam con una sonrisa. Sonrió también y asiento repetidas veces.

Agarré el barrilillo de vino, le di un trago largo, dejando que el líquido suave y fuerte mitigara el ardor. El efecto fue inmediato; la sensación de quemazón se desvaneció y en su lugar quedó un extraño mareo que me adormecía los sentidos.

Mis ojos se sentían pesados y mi mente tenía tantos pensamientos a la vez que me era imposible concentrarme en uno solo.

Blair tomó el cigarro después de mí, inhalando de manera más cuidadosa, aunque también terminó tosiendo de la misma manera violenta que nosotros.

— Por la Diosa, no sé si soy lo suficientemente rebelde para esto — dijo entre risas mientras intentaba darle otra calada al cigarro. — . ¡Esto quema!

Cameron río abiertamente, lo mire con atención notando que su cara lucía más bobalicona que nunca, sus ojos lucían pequeños e irritados y su sonrisa habitual lucía más perezosa.

Le di nuevamente un gran trago al vino antes de pasárselo a Blair, ella le extendió el cigarro a Cameron y tomó el barril con las dos manos para beber de él a grandes tragos, el tiempo siguió transcurriendo, pasamos el cigarro entre los tres hasta que se acabó por completo.

— Sabes, Hailey, lo que hiciste hoy fue increíble — dijo Cameron de repente, su voz rompiendo el silencio y sacándome de mis pensamientos, lo mire. —. Eres una gran guerrera, y no puedo esperar para luchar contigo a mi lado. Seremos un gran dúo.

Me sonrojé un poco, no solo por sus palabras, sino por el calor del vino y la droga que se arremolinaban en mi cuerpo.

— Gracias, Cam — susurre mientras me acercaba a él y lo rodeaba en un abrazo.

— Voy a extrañarlos tanto cuando se vayan — dijo Blair, me separé un poco de Cam para unirla a nuestro abrazo. — No puedo acompañarlos, pero estaré al pendiente de cada paso que den, se los prometo.

— Aún no nos aceptan oficialmente en el comité — dijo Cam mientras se separaba un poco, cada quien volvió a su lugar, permaneciendo más cerca esta vez. Blair apoyó su cabeza en mi hombro.

— Mi padre no invita a cenar a nadie — aseguró Blair. — . Si los invitó es por que planea darles la gran noticia. Se irán a Moonborn cuando el comité regrese, se los aseguro.

La gran noticia, que buen título.

Escuchar aquello me invadía de una felicidad y euforia absoluta. Cameron también sonrió y mordió su labio ansioso.

— ¡Vamos celébrenlo! — exclamó Blair enderezando su cabeza. — . Aunque no me vaya con ustedes estoy feliz de que cumplan su sueño. Mi sueño. Estaré encantada de escuchar sus grandes aventuras llevando la justicia hasta cada rincón de los reinos de la luna, enfrentar enemigos peligrosos y todo eso.

De un segundo a otro mis ojos ya se encontraban aguados mientras escuchaba a Blair. La abracé sin pensarlo y un instante después sentí como Cameron nos abrazaba a ambas.

— Vendremos tan seguido como podamos, — prometió Cameron separándose para después tomar el rostro de Blair entre sus manos y mirarla a los ojos. Asentí en acuerdo con el. — no sentirás que nos fuimos, lo prometo.

— Claro, tenemos que ver de cerca como será la manada cuando por fin esté en tus manos — sonreí mirando a Blair. — . No solo serás la mejor Alfa. No, serás la primer mujer alfa que la historia recordará. Los libros hablarán de ti, Blair, serás quien demuestre que las mujeres pueden gobernar igual que cualquier hombre.

— ¡Mejor que cualquier hombre! — agregó Blair con una sonrisa amplia cargada de confianza.

— Brindemos por eso — acota Cam mientras toma el barril y le da un largo trago. Blair y yo lo imitamos.

Nuestra tarde continuó convirtiéndose en una mezcla de risas y promesas. El tiempo comenzó a desdibujarse, y antes de darnos cuenta, el sueño nos envolvió de manera profunda, como si el tiempo bajo el puente se hubiera detenido.

. . .

No sé cuánto habíamos dormido, solo sabía que no era suficiente. Parpadeé un par de veces mientras me estiraba poco a poco. Cuando abrí los ojos por completo la luz del atardecer ya se filtraba a través de las vigas viejas del puente.

Todo a mi alrededor parecía envuelto en ese tono dorado que anuncia el final del día. Pero en lugar de calma, un hormigueo inquietante se arrastró por mi piel, y sentí una sacudida de adrenalina cuando escuché a Blair levantarse de golpe.

—¡Mierda! —exclamó, con los ojos bien abiertos y su respiración acelerada—. ¡Es tardísimo! ¡Mi padre va a matarnos!

Cameron y yo apenas estábamos empezando a sacudirnos el sueño de encima. Mientras Blair ya caminaba de un lado a otro, el mareo del vino y la hierba seguía nublando mi mente. Mi cuerpo estaba entumecido, pero la creciente ansiedad de Blair comenzaba a activarme.

La urgencia en su voz me hizo darme cuenta de que habíamos dormido más de lo previsto, al parecer, suficiente. La luz del atardecer ya estaba desvaneciéndose en el horizonte.

—¡Tranquila, Blair! — le dije mientras me sentaba, frotándome los ojos —. Solo llegamos un poco tarde.

— ¡No! — replicó Blair, mirándonos con desesperación —. ¡Mi padre odia la impuntualidad! ¡Y no llegaremos a tiempo para la cena! Ustedes no lo conocen enojado, en serio chicos, tenemos que irnos ahora.

— Tranquila, Blair — repitió Cameron con una sonrisa perezosa mientras se estiraba un poco antes de ponerse de pie. —. Nos transformamos y llegamos en un santiamén, ya está. Solo debemos cambiarnos rápido.

La verdad es que yo no me sentía muy bien. Mi lobo parecía estar aletargado, mis sentidos más apagados de lo habitual. Pero Cameron tenía razón: podíamos transformarnos y correr de vuelta a casa mucho más rápido que en nuestras formas humanas. Blair gruñó mientras se empezaba a quitar la ropa con molestia.
Respiré hondo, tratando de calmar los temblores en mis piernas, y me empecé a desvestir también. Cameron salió de la cueva primero, seguido por Blair, al final lo hice yo.

El proceso de transformación fue más torpe de lo que debería. Normalmente era una sensación fluida y poderosa, pero esta vez sentí cómo mi lobo luchaba por tomar el control de mi cuerpo. Que extraño.

Mi pelaje gris emergió lentamente mientras la fuerza volvía a mis extremidades, y al final, me levanté sobre mis patas, sintiéndome más estable, aunque aún algo desorientada.

Es la hierba, mierda.

Blair y Cameron ya estaban listos, sus formas de lobos majestuosas y musculosas, era un gran contraste al lado mío. Mi lobo era más pequeño, cercano a lo común.

Cameron comenzó a correr, Blair lo hizo también y yo les seguí, aunque más despacio, mucho más.

Blair y Cameron estaban adelante, la urgencia en sus movimientos era evidente. Yo, en cambio, me quedé un poco rezagada, el cansancio y los efectos de la hierba aún pesando sobre mi cuerpo. Sentía como me faltaba el aire y ardían mis pulmones. El aire frío rozaba mi pelaje, despejando parcialmente el aturdimiento, pero a medida que corríamos más profundo en el bosque, sentía que algo estaba mal, algo en el bosque estaba mal. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Era un instinto, un sentido de peligro inminente que me hizo frenar un poco y alzar mi nariz intentando olfatear.

De repente, el hedor llegó.

Sangre. Muerte. Vampiros.

Una sensación de náusea me golpeó justo cuando los vi saliendo de las sombras del bosque, veloces como rayos, con sus ojos rojos resplandeciendo bajo la luz menguante del día. Se movían con una agilidad aterradora, más rápidos de lo que cualquier humano, o incluso lobo, pudiera ser.

Mi vista se desplegó rápidamente a mis amigos al frente, Blair y Cameron no tuvieron tiempo de prepararse, iban tan concentrados en su carrera que en cuestión de segundos, fueron derribados por al menos cuatro de esas criaturas, sus garras y colmillos brillando mientras atacaban con una furia desmedida. El sonido de huesos crujientes y gruñidos de agonía resonó en el aire.

Mi corazón se aceleró, y sin pensarlo, me lancé hacia ellos.

Salté sobre uno de los vampiros que estaba sobre Blair, hundiendo mis colmillos en su cuello. Su piel era fría y dura, pero logré desgarrarla, sintiendo el repugnante sabor. El vampiro soltó un chillido inhumano antes de que lograra arrancarlo de Blair, ella se puso en pie, aturdida y con sus patas traseras lastimadas, aún así se lanzó al ataque de los vampiros con los que peleaba Cam. Me acerqué también y juntas logramos ayudarlo a liberarse.

Habíamos matado a tres de ellos, pero había demasiados. Otros dos se abalanzaron sobre Cameron, inmovilizándolo mientras luchaba desesperadamente.

Mis garras rasgaron la carne de otro vampiro, pero ellos seguían viniendo. Podía oír los gruñidos de Blair mientras trataba de liberarse de otros vampiros que la rodeaban, y los jadeos de Cameron mientras peleaba con todas sus fuerzas.

Miré alrededor, contando rápidamente: once. Once vampiros. ¿De donde salieron? ¿Como entraron a el territorio? ¿Quien los invito?.

No había manera de que pudiéramos ganar, eso era seguro.

— ¡Debemos huir! — grité mentalmente a mis amigos, esperando que me escucharan a través de nuestro vínculo de manada.

Blair y Cameron parecieron entender. En un parpadeo, nos dimos la vuelta y corrimos, esta vez yo llevaba la delantera, Cameron y Blair estaban heridos, comencé a aullar pidiendo ayuda. Pero los vampiros eran más rápidos, sus cuerpos delgados y pálidos casi se deslizaban entre los árboles con una velocidad antinatural y sanaban tan rápido...

Escuché el grito de Cameron antes de verlo. Me detuve en seco y me giré, el horror me invadió mientras veía cómo lo atrapaban. Se lanzaron sobre él, desgarrando su carne con sus colmillos afilados como cuchillas. Blair también se detuvo, girando para ayudarlo, pero fue inútil. En cuestión de segundos, los vampiros la atraparon, arrancándole un desgarrador alarido de dolor mientras arrancaban su cabeza. Mi corazón latía con fuerza mientras veía a mis dos mejores amigos ser devorados vivos.

Mis patas querían correr hacia ellos, pero de repente, mi lobo me abandonó. Sentí mi cuerpo retorcerse de dolor, cambiando sin que yo pudiese tener control alguno sobre el. Grité de desesperación mientras mi forma humana tomaba el control. Ahora estaba ahí, desnuda, vulnerable, y sin el poder de mi lobo.

Estaba acabada. Sabía que iba a morir.

Los vampiros se giraron hacia mí, sus ojos rojos fijos en mi cuerpo indefenso. Dientes manchados de sangre se acercaban, pero justo en ese momento, un rugido rompió el aire. Una estampida de lobos emergió de las sombras. La manada había llegado respondiendo a mi llamado.

Los vampiros fueron arrojados a un lado como muñecos de trapo, desgarrados por la furia de los lobos. Sentí una mezcla de alivio y desesperación al verlos atacar. Mis amigos ya no estaban. Blair y Cameron yacían inmóviles, y aunque los vampiros estaban siendo destrozados, el daño ya estaba hecho.

Un vampiro logró escapar en la confusión, pude ver su cabellera cobriza perdiéndose entre los árboles, corriendo hacia la oscuridad antes de que los lobos lo alcanzaran.

Me quedé allí, temblando, rodeada de cuerpos y sangre, con el sabor amargo de la pérdida en mi boca. Había sobrevivido, pero había perdido todo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro