Cosplay (1)
Siempre acababa claudicando, era su sino; a veces, no entendía por qué se obstinaba en resistirse, si al final terminaba por hacer caso a sus amigos y participar en sus planes absurdos. Se juró a sí mismo que la próxima vez diría "no" y después apagaría el teléfono y se escondería debajo de una roca hasta que todo hubiese acabado, pero ahora tenía que cumplir con su palabra.
- Me siento ridículo, Shaka. ¿Se puede saber en qué universo esto se considera cómodo? -preguntó mientras intentaba colocarse el cinturón de forma que el extremo no se le metiese entre las piernas al sentarse.
- No haces más que quejarte, Aioria, dijiste que querías algo sencillo y Chat Noir es el cosplay más simple que podíamos prepararte sin que parecieses un impresentable... Además, el rollo gatito va mucho con tu carácter -le ayudó a girar la correa para acomodarse en el asiento trasero del coche y le toqueteó el cascabel, haciéndolo sonar.
- La verdad es que no sé cómo puedes ir así y no morir de frío y de falta de dignidad -criticó Aioria, señalando el disfraz de Sailor Moon que lucía el rubio.
- Supongo que es cuestión de costumbre y de tener estilo -respondió él con una sonrisa-. Alde, arranca, que la princesa Aioria ya está a gusto después de rezongar un rato.
Ante la falta de consenso para decidir un tema que gustase a todo el grupo, habían optado por escoger cada uno libremente su personaje, con la única condición de que tuviese poderes y que no lo hubiesen llevado en años anteriores: de ahí habían salido ideas como la de que Shaka fuese Serena o Aldebarán estuviese estampando de verde el asiento del conductor disfrazado de Hulk, con el pelo recogido en un moño.
- La madre que nos parió, vamos hechos tres mamarrachos. ¿No os dije que lo suyo era vestirnos de Power Rangers? Nadie nos reconocería...
- Pues haber empleado tus encantos para convencer a Mu y a Angelo. Aioria, en serio, no sé por qué vienes si estás tan a disgusto...
- ¡Porque no paráis hasta que os hago caso! ¡Siempre es igual! ¡Me niego y me freís a mensajes hasta que os digo que sí por no aguantaros! -se pasó las manos por el cabello rubio, descolocándose las orejas, que Shaka enseguida le arregló con paciencia.
Llegaron a la convención y aparcaron en el recinto ferial, repleto de gente que, como ellos, homenajeaba a sus ídolos de ficción con vestimentas de lo más variadas. Aioria se tranquilizó un poco al sentirse diluido entre la multitud. Por lo menos, no había tenido que ponerse peluca ni teñirse el pelo, pensó, girándose el cinturón para dejar colgando por detrás el extremo que hacía las veces de cola del superhéroe. Al pasar el control de acceso, se vio reflejado en una de las puertas de cristal del recinto y tuvo que reconocer para sí mismo que no estaba nada mal, opinión que coincidía con la de la mayor parte de las chicas, a juzgar por las miradas que dirigían a su cuerpo, enfundado en un ceñido mono negro que marcaba sus formas atléticas, y a su cara, semioculta tras la máscara y las lentillas verdes propias del personaje. Algo más animado, entró junto a sus amigos, con intención de localizar los stands que más le interesaban.
Pasearon entre la gente, comprando algún recuerdo, haciendo fotos y discutiendo entre ellos, como era habitual, hasta encontrarse por fin con el resto del grupo, que les saludó gritándoles desde lejos:
- ¡Eh! ¡Serena, Hulk, Chat Noir! ¡Panda de cutres! -Angelo, con su habitual delicadeza, se acercaba agitando el brazo.
- Hola, chicos, ya pensábamos que no veníais...
- Este pesado decidió a última hora que Spiderman iba demasiado vestido y tuve que esperar a que se cambiase -Mu señaló a su compañero, ataviado tan solo con un slip y el pelo revuelto.
- ¿Y tú, Mu? ¿Se puede saber por qué vas de Serena Tsukino? ¡Ese es mi cosplay! ¡Tú tenías que ir de cualquier otra cosa! -Shaka perdió por un momento su acostumbrada calma al constatar que ambos habían escogido el mismo personaje.
- ¡Pero si no concretaste nada! Dijiste que "a lo mejor" ibas de Serena, ¡a lo mejor! Haber especificado... -respondió Mu con aire de divo, echándose hacia atrás las coletas pintadas con espray amarillo.
- Bueno, Angelo, ¿y de qué se supone que estás "no vestido"? -preguntó Alde, por cambiar de tema.
- Voy de Ohma Tokita, esconder este cuerpazo en un traje de Spiderman sería desperdiciar horas de ejercicio y un ADN excepcional. Las chicas merecen ver este paisaje, ¿no os parece? -dijo el aludido, girándose para exhibirse ante sus amigos.
- No seré yo quien te critique, porque Hulk no es que lleve mucho encima, pero juraría que Ohma lleva pantalón corto y no slip, amigo mío... -continuó Alde, riéndose.
- Ya, bueno, así estoy más favorecido.
Aioria puso los ojos en blanco: definitivamente, él era el único normal de todos sus amigos; en cuanto volviese a casa, borraría la agenda del móvil y se marcharía a vivir a un monasterio.
- Chicos, tengo calor, voy a tomar un poco el aire, ¿vale? -avisó, mientras comenzaba a alejarse.
- Claro, pero si no vuelves en veinte minutos, enviaremos a Angelo a buscarte para que te avergüence -aseveró Mu, mientras el italiano le gritaba, muy risueño:
- ¡Eso te pasa por ir de Catwoman! ¡Menos ropa la próxima vez!
El chico salió del recinto, dio la vuelta al mastodóntico edificio y encontró un lugar que los fumadores aún no debían de haber descubierto, a juzgar por lo tranquilo que estaba, así que se apoyó en la pared, sacó el móvil del bolsillo de sus ceñidísimos pantalones negros y se puso a leer un rato para distraerse. No pasó mucho tiempo antes de que otra persona localizase aquel remanso de paz y se acodase en la barandilla de la escalera, no lejos de donde él estaba. Aioria miró de reojo: era una chica que, con aire hastiado, se abanicaba con el programa de actividades del evento. Volvió a su lectura durante unos minutos y la miró una vez más; ella continuaba agitando el tríptico, abstraída en quién sabía qué profundos pensamientos. Su cosplay le resultaba familiar, pensó... Llevaba unos leggings amarillos y negros y una camiseta en los mismos tonos, con varias líneas en zigzag, además de un antifaz y el cabello rubio recogido en una coleta alta con mechas oscuras. La contempló fijamente hasta caer en la cuenta:
- ¡Eh, tú eres la Reina Aguijón! -le espetó, con una gran sonrisa.
Ella le miró como si llevase tres días abandonado en la basura antes de responder:
- Mira, paso de ligar, Chat Noir, vete con tus babosadas a otra parte, ¿vale?
- ¿Cómo dices? Solo te he saludado, niñata estúpida. Desde luego, te pega mucho ese disfraz. Y respecto a lo de irme... Yo estaba aquí primero, márchate tú si quieres.
La chica bajó la cara, confundida, y se tomó unos segundos para pensar su réplica.
- Perdona, tienes razón, me he pasado varios pueblos. Es que estoy harta de tíos que solo quieren ligar a toda costa y he dado por hecho que tú ibas a lo mismo -explicó, en un tono humilde.
- No es el caso, yo ni siquiera quería venir... Mis amigos me convencen siempre y acabo diciendo que sí a todas sus chorradas. He salido a distraerme un rato porque esto no es lo mío -dijo él.
- En ese caso, reitero mis disculpas. Yo sí tenía ganas de venir, pero no estoy habituada a tanto pesado. ¿Te puedes creer que un tío en calzoncillos se nos ha acercado diciendo que era un luchador de no sé qué?
- Eh... Esto... Yo ya me creo cualquier cosa... Por cierto, me llamo Aioria, alias Chat Noir -le tendió la mano amigablemente.
- Yo soy Sonia, Reina Aguijón para los frikis.
Sonia sonrió y él pensó que, debajo de la máscara, debía de ser una chica muy bonita.
- ¿Y sueles venir a este tipo de eventos?
- De vez en cuando, si no me coincide con exámenes... Pero mis amigas no se pierden uno y luego da mucha envidia ver las fotos y pensar que yo me tuve que quedar en casa... ¿Y tú?
- Yo no vengo casi nunca, me da bastante corte, y encima mis amigos son un poco "colgaos" a veces -confesó Aioria, sin dar más detalles-. De hecho, mi cosplay fue idea de ellos... Yo me veo un poco raro así.
- Pues te queda genial, además con tu pelo natural... Está súper logrado, un Chat Noir sexy y simpático -rio ella, completamente relajada.
Aioria sonrió y agradeció para sus adentros llevar puesta la máscara ante aquel coqueteo que le había sacado los colores. Continuaron charlando un buen rato, hasta que Sonia miró el móvil e hizo un gesto de fastidio:
- Mis amigas quieren ir a comer algo, ¿te apetece venir con nosotras? O podemos juntar grupos, si queréis...
- Bueno, vamos a su encuentro y lo decidimos todos, ¿vale?
La chica abeja asintió y volvieron al pabellón, en busca de sus amigas, que recibieron con afabilidad a Chat Noir y accedieron a encontrarse con los chicos. Recorrieron los stands mientras Aioria hablaba con Mu por mensajes, orientándose hasta encontrarlos.
- ¿Estos son tus amigos? -preguntó Sonia, al ver a Angelo sonriendo con todos los dientes a la pandilla de chicas.
- Esto... Sí, y este es el luchador en calzoncillos, ¿verdad? -respondió Aioria, abochornado.
- Bueno, son cosas que pasan -dijo ella-; es una pena, porque es tan guapo que no necesita ir de chulo por la vida... Mírate, tú eres aún más guapo y no presumes tanto...
Aioria pasó de la vergüenza al sonrojo mientras los dos grupos se presentaban formalmente y Angelo sacaba su lado amable y encantador de camino a la zona de restauración que se había habilitado en la planta superior del edificio.
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