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Capitulo 1

Desastre 1/2


Lic:

"¿Por dónde empiezo?"

¿La escuela, o las clases finales?"

Por fin habían terminado, ya no tendría que mentirle a nadie. No esto, un cuerpo sin vida, el suelo manchado de sangre, el aroma a oxido que emanaba, con suerte se podía respirar, no era apetitoso, era asqueroso.

Se lo merecía—Fue la excusa de un ex amigo. Su personalidad era irritante y bromista—. No quería escucharlo más.

—No me haré cargo de esto, no pienso en revivirlo —el chico más listo que conozco hablo—, si nos descubren, nos expulsaran a los cuatro de la escuela, o, uno de nosotros estará en un psiquiátrico de por vida.

—Lacda, tú no tienes ese poder—mi compañero feliz hablo, llevaba el tatuaje del infinito en su rostro.

Revisé el cuerpo con atención, yo no lo había hecho, no podía compararme con el ser de Siyu.

—Al cuerpo le falta la cabeza, no puedo sanarlo si no está—Ide me miro. El estaba conmigo cuando un aroma dulce salió fuera de la sala—. Nos expulsaran.

—¡Siyu! La cabeza—Le grite al más pequeño de nosotros, cabello rubio, ojos celestes y su peluche de conejo, responsable de asesinar a dos estudiantes—¿Dónde la dejaste?

—No sé, salto por ahí

—¿Como que salto? —pregunté

—Así, tomé un hacha, jugué al béisbol y la cabeza salió disparada—explicó aquel niño, con una sonrisa, mi boca se quedó semi abierta unos segundos.

"¿Por qué me junto con él? ¿será maldición?"

—Este desastre no se limpiará solo, no nos queda mucho tiempo. Los estudiantes entrarán a clases—anuncio Lacda.

"Tiempo"

El chico más alto de nosotros, limpió sus lentes, al mirar el techo y girar su cabeza, este se prendió fuego falso:

—¿Que opinan de un incendió?

—¿Tienen un encendedor? El lugar lo debemos quemar —agrego Ide.

—Una persona sin cabeza, ¿un accidente? —Crucé mis brazos sin dejar de gritarle al chico de cabello rubio, él sujetaba con fuerza su peluche—. No puedes tener arranques de venganza y asesinar como si fuera normal, eso no se hace.

—Si dejas de gritarme, te daré un helado, vamos—Él intento convencerme; pero no, no podía caer en su juego—, prometo no hacerle daño a nadie, y eso incluye no molestarte

—No.

—Una semana sin burlas ni juegos.

—No—Insistí.

—Dos semanas.

Luego, el incendio comenzó.

***

La mayoría de los estudiantes salieron de clases asustados, sin duda, la peor manera de iniciar el verano. El director llamaba a los bomberos asustado y muy nervioso, era su escuela.

"Lo siento. ¿Debería preocuparme de ese estudiante?"

—Vivirá, ese chico vivirá—dijo mi amigo Ide, en sus manos sostenía una botella de agua, reviso su collar, donde llevaba la figura del infinito—. Esta habilidad nos ha salvado de varios desastres.

—¿Es mucho pedir un día normal? En mi último día de escuela, esperaba un día tranquilo

—No debieron molestar a uno de nosotros, ser un monstruo no es fácil de ocultar.

Desde pequeños, los cuatro éramos seres que deberían alimentarse de sangre humana. Si hubiera podido gritarles a todos y decirles la verdad.

"¿Sería un peso menos que cargar?"

Caminar mientras las burlas debíamos soportar, para ninguno de nosotros era fácil de llevar.

Siyu:

(Dos horas atrás)

Me encontraba solo en la escuela, buscando a mi conejito por todas partes, subí al segundo piso rápidamente, podía escuchar risas a través de los pasillos.

"Billy, espero que no te hagan daño"

Recordé a un grupo de dos compañeros, ellos me molestaron todo el año, solo porque hablaba con mi peluche; seguí corriendo hasta llegar al salón donde siempre se reunían: un lugar de paredes grises y piso de madera dañada. Apenas entre a la sala, el mas alto me empujo contra el suelo y cerro la puerta, aquel golpe no me dolió, sin embargo, sentía una presión en mi cuello.

—Billy —susurre.

—¿Que buscas? —cuestiono el contrario, en su mano sujetaba a mi peluche por el cuello.

—Mi conejito—Contesté fungiendo una sonrisa, me levante de inmediato.

—¿Esto? ¿es tuyo? Yo no sé—rio el segundo estudiante.

—¡Es mío! ¡devuelve eso! —le grite, hubiera corrido hacia él, de no ser porque el primer alumno me sujeto.

—Este muñeco debe estar maldito, da miedo.

Aquel chiquillo dejo a Billy en medio de una fuente de metal, de su bolsillo saco un encendedor.

"Le harán daño"

—¡No, mi conejito no !¡por favor!

Estaba asustado, sudor frio bajaba desde mi frente.

—¿Quieres que a Billy le ponga fuego?

Me estremecí, ese peluche era mas importante que mi vida.

—Tienes que volver a la realidad, no eres un niño—Susurró el, con una sonrisa.

A Billy lo tiraron al suelo, luego lo pisaron; en mi pecho sentía una gran presión:

—¡Ya basta! ¡Me han molestado toda la semana!, no quiero esto—miraba al peluche temblando—. Por favor, ayúdame...Billy, ayúdame.

—¿Hablas con un peluche? Que tonto—el chico comenzó a quemar las piernas de mi peluche.

Podía sentir mis rodillas arder, quería gritar del dolor, aprete mis dientes, mi cuerpo se retorció, no podía hacer nada para evitarlo.

"Al menos que..."

No podía pensar con claridad, mis piernas dolían.

—Al parecer le duele—el segundo se río, gran error

Los pequeños ojitos de mi conejo se volvieron color rojo sangre, el muchacho apago el fuego rápido. Caí al suelo de rodillas, entendí que nadie iba a salvarme.

—Por favor, quiero a mi Billy —suplique.

—Eres un niño, un gran tonto que juega con peluches.

A pesar de esas palabras, dudé en dejarlo con vida. Mis rodillas dolían, podía sentir las quemaduras dañando mi piel, me sentía triste; yo había sido bueno desde el inicio, nunca les había dado problemas, ni siquiera los había herido, siendo que tuve muchas oportunidades.

"¿Por qué ellos sí?"

Venganza—dije.

Frente de mi aparecido un hacha de color negro, una que Billy podía invocar. Los chicos me miraron en silencio durante largos segundos.

—¿Que rayos haces?

—Muerte, venganza —volví a susurrar.

Un nuevo impuso se apodero de mí, fui rápido. Moví el hacha hacia su abdomen, cortando sus intestinos delgados, quería cortarlo en dos, pero no funciono, apenas grito por el shock. El segundo sujeto intento escapar:

—¡Ayuda!

—Era mi peluche, mi dignidad —avance hasta llegar lo suficientemente cerca—. Lo siento — di un golpe hacia su cabeza, su cuerpo cayo al suelo inconsciente, pero, no me convenció, quería asegurarme de hacerlo bien. Volví a golpear con el hacha, esta vez con más fuerza, hasta que salió disparado el cráneo.

—¡Siyu! —cuando escuché a Lacda di un salto de miedo, hacía años que no asesinaba a alguien. El abrió la puerta—. Dios mío, ¿fuiste tu o Billy?

—Yo, lo siento—mentí, me pregunté sí eso había sido fue lo mejor, si mi mente era capaz de sentir culpa, si podía escuchar a mi corazón, y no mi sed.

"¿Miedo, culpa?
¿qué es la culpa para mí?"

Tres horas después.

Después del incendio nos reunimos en la enfermería, por suerte, la única sala ubicada al final de la escuela; allí podía curar mis quemaduras.

—¿Crees que estamos malditos? —Ide me pregunto, en sus manos traía unas bolsas de hielo y crema para tratar heridas.

—Quizás, es segunda vez que casi nos expulsan de la escuela. Debo ser el sospecho de esto, la mayoría en la escuela dicen que soy un raro.

—¿Eso te afecta? ¿a tu peluche también? —él con cuidado dejo los hielos en una fuente de plástico. Tomé la crema y me la eché en mis tobillos, aun dolían.

—A veces, no entiendo por qué debo ocultar quien soy.

—Somos bestias con apariencia humana, y cada vez que existimos, los cazadores querrán exhibirnos en un museo como si fuéramos trofeos.

—Lo‐lo siento, los metí en problemas —me encogí de hombros.

—Bastante, pero, no estábamos allí para ayudarte. Estabas solo, supongo que eso lo cambia.

—Ide, mi tobillo duele. Era mi conejito, sí él sufre yo, yo—mis pies tiemblan un poco, al igual que mis manos—, viviré con ese dolor, ¡debía hacer algo, lo que sea!

Ide me miro en silencio varios segundos, no hablaba, simplemente espero a que mis manos dejaran de temblar. Vi los cuerpos de esos estudiantes en camillas, nuevamente me pregunté si debía beber su sangre.

Mi amigo noto mi mirada:

—Siyu, no.

—Se lo merecía.

—No puedo revivir a alguien dos veces, te recuerdo que Lic no estará contento.

***

18:20pm


Lic.:
Aún seguimos en la escuela, Silla se está recuperando de sus heridas muestras juega a los rompe cabezas con su peluche. Ide lee una revista cuyo título es; Cien maneras para ser feliz. Lacada revisa sus calificaciones mientras que yo miro de mala gana a la directora, un ser inhumano

—¿Que hicieron? No, mejor aún—Mira a cada a uno con una sonrisa—¿Por qué lo hicieron?

—Fue un accidente—Ella ríe, no me creyó

—Quemo a mi peluche, tenía miedo y verá

—Empujé al chico al suelo—Lacada interrumpió a Silla—Estaba enojado ya que molestaba a mi amigo

—¿Y el peluche, tenía la línea con eso

—Señorita, lo lamento, los chicos nos iban a acusar y verá —Ide titubeó, mira a Lacada unos segundos y luego a la directora—Un accidente con mi encendedor, este cayó al suelo

—Sí sus padres se enteran, estarán en graves problemas

—En ese caso ¿qué hacemos? —La directora sonrió

Lunes 11:30am

"Saben, literalmente la vida me odia"

Cuando nos informaron que debíamos ir a una escuela de verano me sentí tan mal.

"Podría descansar, jugar con mi pley o ir a clases de arte. No estar aquí".

—Ánimo, lo haremos bien...espero—Ide fue el primero en entrar a la nueva sala de clases.

Teníamos una simple misión, encontrar a los nuevos cazadores ocultos del ciclo escolar de verano.

—¿Atrapando a un cazador? —pregunté

—Quizás, tardaremos un tiempo sí nadie confía en nosotros. Yo podría ser más amables con mis compañeros—Lacada abrió las grandes puertas de la escuela, reí

—Amigo, con suerte das regalo en Amigo, ¿con? ¿siendo amable?

—Al menos lo intentó

—Paso.

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