A veces no puedo evitar sentirme como un estúpido e imbécil, por las cosas que hago y digo muchas veces sin meditarlas, y otras, quizás muy consciente de ellas; y lo cierto es que Emily no tiene la culpa de ello. Al final la tengo yo por no detenerme, por dejarme envolver, por dejarme ir. No recuerdo que me haya pasado antes, es más, hay muchas cosas que no recuerdo. El médico y el psicólogo concuerdan en que es un trauma normal luego de sufrir un accidente tan aparatoso como el que tuve. Tía Natalie dice que no le dé más vueltas al asunto, que lo que importa es que estoy vivo y a su lado llenando el vacío que le dejó su hijo Jeremy. Suena fácil de digerir, pero no es como parece. Es tan extraño, pero después de conocerla y dejarme envolver por su obsesión, ahora tengo la sensación de que estuve muerto, como él lo está y estoy tratando de revivirme.

Dejo la Leica a un lado, sintiéndome nuevamente estúpido por no dejar de mirarla, contemplando un rostro que se debate entre la alegría y la nostalgia, y que no puede decidirse por ninguna. Espero que no se moleste por retratarla dormida; quizás el que se moleste soy yo por escucharla decir entre sueños. ¿Eres tú, Jeremy? Mintió cuando se lo pregunté y eso dolió. Maldigo mil veces por ser tan parecido a él y no poder remediarlo. Se siente como luchar por una mujer contra ti mismo y llevar todas las de perder.

¿Por qué me haces esto, Emily Barnes?

Por qué te metes en mi vida, y tengo la extraña sensación de que no puedo sacarte de ella porque... ya estabas allí...

Exhalo hondo, hago a un lado los pensamientos que me aterran y decido que es tiempo de empezar a ordenar todas las cosas. Habría querido descubrir lo del tatuaje, pero la rienda estaba cerrada por vacaciones; además, no tendría sentido, no tengo un atisbo de recuerdos de haber estado allí. De camino a la agencia llamo a Michelle, quedo con ella para desayunar. No duda en aceptar de inmediato e indicarme el lugar donde quiere ir. Acepto sin reticencias y solo pensando que podamos terminar todo en paz.

Me dirijo hacia Lisa's Bakery, su lugar escogido. No está mal, se ve agradable. Estaciono en el andén porque no pretendo demorare mucho, también tengo mucho trabajo que hacer. El aroma a pan recién horneado invade el lugar haciéndolo agradable y apetecible. Miro hacia las mesas y como es de esperarse, ya está instalada en una cerca a la ventana. Se le ve ensimismada observando la calle.

―Hola, Michelle ―saludo retirando la silla, haciendo ruido.

Ella se gira de inmediato, emocionada. Luce hermosa en su vestido de flores. Puedo apreciar esos detalles de ella por verse bonita y coqueta, pero no logran encantarme.

―¡Hola! ―saluda muy emotiva, no te vi llegar.

―Estacioné en el otro lado.

―Sí, ya veo.

―¿Ya pediste algo?

―No. Te estaba esperando para hacerlo juntos.

―Michelle ―espeto firme.

―¿¡Qué!? ¿No desayunarás conmigo al menos?

―Lo siento. Preferiría no romantizar esto.

―¡Romantizar! ―bufa como si hubiera dicho un chiste―. Creí que tú y yo nunca romantizamos nada. Ya veo que vienes a poner punto final a lo nuestro para poder quedarte con esa loca.

―Michelle ―vuelvo a espetar y esta vez levanto un poco el tono.

―Pensaba que querías verme y arreglar las cosas. Que dejarías toda esta locura y volveríamos a ser como antes de venir a este maldito lugar. Te dije que no era buena idea, te dije...

―Para ―gruño molesto porque mi petición no se dio como esperaba―. Siempre fui claro contigo.

―Respecto a salir y follar, sí. Pero no a que me ibas a dejar por una desconocida de buenas a primeras. ―Suspiro hondo. Esto definitivamente va a ser más difícil de lo que esperaba―. No sabes cuánto la odio ―gruñe con rabia apretando sus dientes.

―Sé que es lo que piensas; pero no es así. ―Uso un tono más calmo, porque no hay peor cosa que tratar de razonar con alguien que se siente herido, y más cuando tiene algo de razón―. No te estoy cambiando por Emily, simplemente esto se acabó.

―¡No lo hagas, Andrew! No me dejes por ella. Solo te traerá problemas. Natalie hizo lo posible por alejarte, no... lo arruines ―exclama y aunque hay un deje de rencor en sus palabras, no puedo pasar por alto lo que dice.

―¿A qué te refieres con que tía Nat me quiso alejar de ella, si no la conocía de antes? ―pregunto con más intriga de la que creo.

Ella hace silencio, incluso hace gestos nerviosos para hablar y se detiene.

―Bueno... ―empieza―, no puedes negar que ella se acercó a ti porque te pareces a su novio muerto, y tú tía nunca estuvo de acuerdo con eso. Ella... no era buena influencia para Jeremy, está loca ―afirma―. ¿Sabes que intentó suicidarse cuando su novio la dejó?

―¿De qué hablas?

―No te lo ha contado, ¿cierto? Su tormentoso pasado. Es una chica con problemas, todos lo saben en el pueblo. Ella se obsesiona fácilmente y cuando quiere a alguien no deja de perseguirlo hasta que lo conquista, incluso lo hizo con Jeremy.

―Al parecer la conoces muy bien ―chasqueo molesto.

La verdad no quiero oír nada de eso, pero no puedo evadir la realidad.

―Ella me quitó a Jeremy. Él era mi novio y es su culpa que esté muerto ―grita con odio―. Y ahora te quiere a ti porque te le pareces. No caigas en su trampa ―termina sollozando, y yo sin poder digerir lo que dice.

―Entonces no es diferente de ti, que solo te acercaste por el mismo motivo ―mascullo frustrado.

Me levanto de la silla justo cuando se acerca una mesera a atendernos. La chica se queda de pie mirándonos a ambos sin saber qué hacer.

―Andrew... ―gime impotente mi nombre, que cada vez que lo pronuncian demasiado no tiene eco y se escucha cada vez más hueco.

―Es suficiente. Esto se acabó ―sentencio poniendo un forzado final a esta discusión. Miro a la mesera―. Sírvale un café bien cargado, le hará bien ―le índico.

Michelle no protesta, y es lo mejor. Quizás entiende que ya no queda nada más por decir.

Al final, es lo mismo. Salgo de allí sintiéndome más frustrado y confundido que nunca, y pensando que en algo tiene razón. Esa chica de mirada alegre y nostálgica al mismo tiempo será mi perdición.

«¿O mi redención?», escucho otra vocecilla esperanzadora en lo más profundo de mi cabeza.

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