Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

38. Jeremy

―Jere...my... ―Mi voz se quiebra por la mezcla de emoción y frustración.

Esperaba y no, que fuera él. Lo anhelaba; pero también, me aterraba. Él no verme había sido decisión suya, y me costaba comprenderlo.

―Trato... ―pronuncia y se queda mudo por un instante―. Trato, pero no puedo ―añade y me mira abatido.

Hay rabia y molestia en su cara, puedo percibirlo aun con su rostro oculto por la oscuridad.

―Yo...

―De odiarte, pero no puedo. Es lo que trato de decirte, Emily Barnes. Quiero odiarte. ―Voy a decir algo, pero me quedo muda la ver que quiere seguir hablando, y la verdad es que no sé qué decir―. Siempre me lo cuestioné, y quizás, solo ahora tengo la respuesta, aunque sigo sin comprenderlo. Sigo sin entenderlo... del todo.

―Jeremy ―menciono su nombre de nuevo, pero no responde y se baja de la cornisa, alejándose, perdiéndose en la noche. Me acerco a la ventana angustiada y observando cómo se aleja.

No lo pienso más y salgo por la ventana; pero no cuento con la misma agilidad de Jeremy y solo me quedo allí, observando frustrada como mi oportunidad de hablar con él se esfuma entre las plantas del jardín porque me da miedo tirarme y que termine rompiéndome un hueso. Sin embargo, se detiene y mira hacia donde estoy con mi patética cara. No se mueve de vuelta y solo saca algo de su bolsillo. Por el resplandor de la pantalla, es su celular. Espero atenta observando como escribe algo. Después escucho el sonido de notificación en mi teléfono y al ver que se marcha sin ninguna esperanza de que regrese corro hasta mi teléfono y lo miro. Es un mensaje de él.

"Ve al lago, mañana a las siete".

Solo dice eso, lo llevo a mi pecho sintiendo un sinsabor. Una agridulce sensación de alegría. Tiemblo con la idea, y con esa idea decido que es mejor ir a dormir porque no tengo cabeza para trabajar. Cierro la ventana y me quito las pantuflas para meterme en la cama.

Ni siquiera sé si duermo algo, me la paso cerrando y abriendo los ojos, incapaz de mantenerme en un estado de quietud. Mi corazón se acelera de solo pensar en lo que vendrá. No hay certeza de nada. Miro la hora y son las cinco y media de la mañana. Me quedo un rato mirando el techo hasta que escucho el ruido de la cocina. Es mamá que se ha levantado a hacer el desayuno para todos y luego ir a su trabajo con la mamá de Ian. Las cosas fueron muy bien en el almacén de productos médicos que ambas montaron, y ha ayudado a la madre de Ian a mantenerse ocupada mientras supera su divorcio. Que fue básicamente la razón del regreso de Ian a América. La separación de sus padres.

Al final, Ian se tomó muy bien el divorcio por lo que a veces me sorprende lo maduro que es para sobrellevar todo tipo de dolor. Cuando regresó hace cuatro años, había pensado que solo venía a molestarme y nunca imaginé que lo habían enviado de vuelta para que no estuviera en mitad del problema. Me sentí muy mal por mucho tiempo por no poder corresponderle. De verdad que lo intenté; no obstante, lo quiero, y quiero que sea feliz. Por eso, me agrada mucho que él y Phi tengan algo.

Durante el funeral de Max, se mantuvo a su lado guardando la prudencia. Pero ahora que eso ha pasado él y Phi se lo contarán a todos, será este sábado. Phi está muy nerviosa al respecto, le aterra pensar que la señalen por lo que Ian era mi novio; le he dicho que no se preocupe, y que estoy segura de que todo les saldrá bien. En cuanto a Cheryl, aun no sé si contarle.

Me dejo de pensar en todo eso y salgo de la cama, lo primero que hago es tomar una ducha para despejar la cabeza. Estoy emocionada por lo que pueda pasar en mi encuentro con Jeremy. El sentimiento sigue siendo agridulce. Al salir del baño, busco que ponerme, y me siento tonta tratando de escoger algo bonito. No es como si fuera nuestra primera cita ―contando de que sea eso, y no imaginaciones mías―, pero si será la primera vez que nos encontremos sin nombres de mentiras ni secretos.

Me decido por un vestido de tirantes a rayas y sandalias bajas. Estamos en verano, y de seguro habrá buen sol. Después de arreglarme y constatar que estoy decente bajo a la cocina. Allí encuentro a mamá terminando de poner la mesa, me apresuro en ayudarla.

¿Y a que debo que te hayas levantado tan temprano?

―Mamá, no molestes ―me quejo quitándole el plato que intenta poner―. Saldré un momento ―agrego y me mira con extrema curiosidad.

―¿Y adonde irás? Al trabajo no creo, no con esa ropa.

―Por allí ―respondo parca.

Lo cierto es que prefiero no decirle que voy a verme con Jeremy. Ni siquiera sé que pasará; porque de algo estoy segura. Nada volverá a ser como antes, y eso duele.

―Está bien, me alegra que decidas salir. Solo espero que no cometas una locura.

―¡Mamá! ―Me escandalizo.

Papá y Jacob llegan en ese instante y toman asiento en la mesa.

―¿Qué sucede? ―pregunta este último.

―Nada, solo que saldré un rato.

―Vaya, eso es bueno ―bufa Jacob.

―¿Y a donde irás? ―pregunta papá.

―Por allí, tal vez me vea con Phi.

―Me parece bien, hermanita, ¿y qué hay de tu trabajo?, ¿no piensan despedirte?

―¡Muy gracioso Jake! ―rechisto y me levanto de la mesa al ver que el reloj de la cocina marca casi las siete―. ¡Demonios! ―mascullo bajo y todos me miran―. Tengo que irme ―digo y no espero más.

Voy por mis llaves del Camaro y me apresuro en salir de la casa. Se que todos siguen mirándome; pero ya les explicaré. Cruzo los dedos porque el auto se porte bien, meto la llave y lo enciendo. El sonido que hace al rugir el motor me llena de alegría y piso el acelerador.

El lago no queda muy lejos por lo que aproximadamente quince minutos después estoy en la entrada. Busco un lugar donde estacionar y lo hago en el lugar preferido para estacionar de Jeremy. Como aquella vez... recuerdo llenado mi corazón de una nostálgica felicidad. Bajo del auto y luego de ponerle seguro miro a mi alrededor y no hay nadie. Intento que eso no me desanime, hasta que escucho ruido de alguien pisando ramas detrás de mí.

Me giro para encontrarme con Jeremy. Es raro, pero me he acostumbrado a verlo con melena, y no al rape como antaño. Era lo que se cubría anoche. De igual modo, se ve bien y es como si intentara reconocerse en quien es.

―Hola ―saludo levantando mi mano con una sonrisa tonta en mi cara.

Lo reparo y viste camiseta y pantalones remangados, y zapatillas. Como en el pasado.

―Ven, sígueme ―dice obviando mi saludo, o eso creo hasta que vuelve a hablar cuándo empieza a adentrarse hacia el camino de la parte boscosa―. ¿Siempre fuiste así de tonta, Emily?

―¿¡Eh!? ―gesticulo y empiezo a caminar detrás de él.

―Sabes a donde vamos, ¿verdad?

―Las ruinas de la casa del lago ―respondo segura de mi respuesta.

―Cuando vine a este pueblo para la boda de Kate, sentí una necesidad de ir allí como si el lugar me atrajera. Me pregunté por qué, pero la respuesta era confusa. Lo atribuí más a un estímulo; sin embargo, ahora sé que parte de las respuestas que siempre busqué durante cuatro años, estaban allí.

―Jeremy... ―pronuncio y él se gira brusco, encarándome.

―Soy él, ¿verdad? ―inquiere con un deje de incredulidad en su tono que le sube hasta los ojos―. Antes me molestaba, lo sentía extraño, odiaba que me confundieran con un muerto, ahora, no. Soy yo, ¿verdad? ―asevera―. Ella me lo confirmó porque ya no puede negarlo. Pensé que sentiría remordimientos por lo que hizo; pero al final no mostró nada. Ni lo hará. Ella no se arrepiente de nada. Según ella, lo hizo porque me amaba. Pero miente, solo lo hizo por el dinero. Por el maldito dinero, tanto que fue capaz de dejar morir a mi padre.

Eso me hace abrir los ojos consternada.

―Eso...

No lo sabía...

―Coleen la vio. Ella estaba allí, escondida, el día que discutió con mi padre, y no fue capaz de ayudarle.

―No... lo sabía...

―Nunca me quiso, y aunque no recuerde nada, sé que habría dado todo por ella.

―Jeremy.

―La odio. La odio...―masculla entredientes, e indudable rabia y rencor.

Me apresuro y me acerco a él, tomo su mano y la apreso con suavidad. Él me mira. Sus pupilas tiemblan con la rabia que debe tener acumulada en su pecho. No digo nada y cuando me atrevo a dar el paso para abrazarle, es él quien lo hace.

―Pero no te odio a ti, Emily ―declara estrechándome contra su pecho con tanta fuerza que me siento ahogar con las lágrimas que se acumulan en mis ojos.

―Creí que no querías verme nunca más ―sollozo y él me aleja para mirarme.

―No pude, todo esto me está sobrepasando. ―Sus ojos me repasan―. Me siento extraño, tan extraño, que no sé cómo continuar. Si volviendo a ser quien era o solo dejarlo en el olvido y continuar con lo que soy ahora.

―Puedes tomar lo mejor de los dos, seguro que puedes hacerlo.

―¿Y estarás a mi lado para ayudarme? ―pregunta y por primera vez siento un deje de necesidad en sus palabras.

Su pregunta hace que me sonroje de la emoción.

―Por supuesto que sí. Pero fuiste tú quien me hizo esa promesa.

―¿Qué promesa? ―Nuevamente pregunta rodeando mi cintura con sus brazos atrayéndome a él.

―Que estarías conmigo eternamente.

―¡Dios!, eso es realmente cursi. ―Se ríe de sí mismo―. Per cuéntame más de esas cursilerías que te dije.

―¡No lo son! ―replico―. Nos casaríamos, y tendríamos una familia.

―Muchos hijos, ¿verdad?

―Ves como si recuerdas; pero no serán muchos, eh ―repongo sonriente, hasta que paro de hacerlo por la forma firme y escrutadora como me mira.

―No sé cómo descifrar esto o lo que siento, solo sé que te quiero, Emily.

―Yo nunca dejé de amarte, Jeremy.

―¿Y cómo creería eso? Estabas de novia con Ian.

Eso me hace sonrojar de vergüenza.

―Luego del accidente donde te declararon muerte Ian estuvo allí para mí, fue de gran ayuda, y...

―¿Y?

―Me salvó como tú lo hiciste la primera vez, y siempre voy a agradecerle por eso.

―¿Yo te salvé?

―Me enseñaste a creer en la vida y en el amor.

―Creo que era tonto del bote.

―No eras tonto, siempre aparentabas ser el chico rudo, pero por dentro eras un pan de dios.

―Por favor, no siga, eso daña mi nueva reputación.

Su reacción me hace reír, y a él también.

―¿En serio pasó algo entre ustedes?

―Eh, no, ya te lo dije, nunca.

―Emily Barnes.

―¡Es cierto! ―exclamo―. No fue por él, fui yo.

―Fueron cuatro años, es un poco difícil de creer, de todas maneras, no tendría por qué juzgarte. En ese tiempo estuve con muchas chicas antes de conocer a Michelle

―Lo sé, y no me agrada que ella haya estado tan cerca de ti.

―No voy a excusarme por eso. Ni siquiera sé por qué estuve con ella. No niego que es bonita, pero nunca sentí nada.

―Hay una razón para eso ―digo.

―¿Cuál?

―Ella siempre supo que estabas vivo. Sabía que eras tú desde que te vio porque lo había descubierto y nunca quiso decírmelo. Después de tu supuesta muerte me la volví a encontrar y ella me dijo algo que ahora estoy segura se refería a eso.

―Estuvieron engañándome todo este tiempo, y esa era la razón del porqué no querían que regresara. Temían que ocurriera esto. Mi madre se encargó de que no recordara nada; sin embargo, no lo logró.

―¿Sabes qué va a pasar con ella?

―Irá a juicio, y yo tengo que testificar en su contra.

―¿Y lo... harás? ―pregunto con mucho temor.

―Supongo que tengo que decir la verdad.

Eso me hace suspirar.

―Cuenta conmigo ―digo con los ojos empañados.

El me mira y acuna mis mejillas en sus manos, uno de sus pulgares repasa mis labios.

―Es lo que más deseo. Que estés conmigo, necesito algo en que aferrarme para no caerme.

―Te amo, Jeremy ―digo con la ansiedad propia de la primera vez que se lo declaré, cuando realmente acepté que me había enamorado completamente de él.

Él no responde, en su lugar me besa, me besa tierno y apasionado, me abrazo a su cuello y el a mi cintura fundiendo nuestras bocas con desenfreno, hasta que ambos nos despegamos por aire, respirando agitados. Me aleja y eso me confunde, luego levanta su y me muestra su antebrazo donde tiene un tatuaje. Mis ojos se abren con sobrada emoción y me tapo la boca. Ni siquiera lo había notado por estar en la cara interior y yo concentrada en otras cosas.

"Jemily", leo con devoción, y lo miro interrogante.

―Estuve averiguando sobre el tatuaje de mi hombro, y llegué al lugar donde me lo habían hecho. Sabía que era allí por la conversación que tuve antes con el tatuador, se llama Mike, y la primera vez se asombró mucho al verme; pero como ahora soy noticia en este pueblo y sabe que soy el mismo, me contó que éramos amigos, y que él me hizo el tatuaje del hombro. Y también el último del que le dije era muy especial. El que había mandado a borrar mi madre. Me dijo que ese día estaba como loco y quería inmortalizar mi amor por mi chica. No tuve dudas de eso, y le pedí que lo rehiciera exactamente como lo pedí en ese momento.

―Esa noche cuando me lo mostraste habíamos hecho planes de estar juntos por siempre...

―¿Y aun quieres que lo hagamos? ―Lo miro extrañada, confusa por su pregunta―. Es una cara de sí, o no.

―No quiero que te apresures con todas las dudas que tienes en la cabeza.

―Sí te lo propuse en ese momento es porque estaba seguro de ello. Debía estar loco por ti.

―¿Y ahora?

―Siento que es extraño, pero no quiero otra cosa.

Me inclino y lo beso.

―Mi respuesta es un sí ―respondo y lo abrazo, tan fuerte como si me aferrara a un sueño vívido, como esos que tenía cuando soñaba con él y me aferraba a ello para no despertar a la realidad de no tenerlo, de perderlo... para siempre.

∞∞∞

Jelou!! La próxima semana ya acabamos de resubir esta historia y lo cierto es que no recordaba cuantas lágrimas me había sacado jejej!

Gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro