Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

24. ¿Esto es real?

Lo siguiente que siento son sus labios sobre los míos en un beso que comienza delicado y poco a poco se vuelve duro, violento. Andrew me besa con intensidad, también con necesidad y yo me dejo arrasar por ella. Me aferro a su cuello y él a mi espalda, bajando despacio hasta acariciar mis muslos, me agarra fuerte haciendo que me impulse y termine abrazada a sus caderas.

Empieza a caminar conmigo a cuestas. Tengo los ojos cerrados mientras sigue besándome, pero sé a dónde se dirige, hacia mi cama. Me pone sobre ella rompiendo el beso y se arrodilla frente a mí.

Le miro un tanto desorientada porque lo único que hace es observarme, tanto que me ruborizo.

―¿Esto es real? ―pregunta.

―¿Qué... cosa? ―susurro, aunque debería ser yo quien la haga porque nunca esperé que mi deseo se volviera realidad.

―Esto. ―Nos señala a ambos con su vista―. En serio deseo esto contigo y aun sigo sin entender por qué.

«Se debe a quién eres en realidad», me gustaría decirle.

―Yo también. ―respondo en su lugar y me inclino para besarle atrayéndolo conmigo hacia la cama.

No se hace de rogar y se deja caer sobre mí.

―Ya quiero quitarte la ropa ―menciona pícaro poniéndose a gatas sobre mí.

Eso es muy Jeremy, y sin duda hay cosas que nunca cambiarán de él por mucho que haya olvidado.

―Entonces que esperas ―le apremio.

―Espera, por qué no lo hacemos juntos ―sugiere ladino.

No debería, pero me sorprende, porque es tan propio de él y me recuerda a aquella primera vez.

Hagámoslo juntos, Em. Eso dijo y las piernas se me aflojaron. No puedo evitar sonreír con los recuerdos que se agolpan en mi cabeza. Él me mira apremiante, así que me bajo de la cama. También lo hace y nos quedamos nos ponemos frente a frente.

―Vale ―acepto con la cara sonrojada y emocionada, hacía tanto que no me sentía... así.

Feliz, como si hubiera encontrado aquella pieza que me faltaba y que había creído que nunca recuperaría.

Mi respuesta lo hace sonreír amplio y travieso, y sin demora empieza sacándose la chaqueta, yo lo imito. Seguido nos quitamos el resto de ropa quedándonos solo en ropa interior.

―¿Qué hay de tus padres? ―gesticula hacia la puerta con gesto divertido.

―Eso debiste pensar antes de meterte en mi habitación.

―Nada me hará salir de aquí.

―Entonces tratemos de no hacer mucho ruido ―digo arrugando la cara con vergüenza porque se siente como aquella vez.

―Entonces voy a tener que mantener tu boca ocupada ―insinúa inclinándose y besándome la punta de la nariz despistándome, luego me sorprende y me besa en la boca, no me resisto y le sigo el beso mientras me abraza juntando nuestra piel, cálida al tacto.

Me lleva con él nuevamente sobre la cama dejándome debajo. Abro mis piernas para que se acomode haciéndome sobresaltar con lo duro dentro de sus boxes.

―Te deseo, Emily ―murmura sobre mi boca, refregándose sobre mí, sin dejar de contemplarme―. Es loco pero lo hago desde la primera vez que te vi desnuda en mi tina ―añade haciéndome suspirar.

No es un buen recuerdo porque estaba muy triste y confundida; y ahora entiendo por qué, y es que si se trataba de él.

―Yo también ―digo sin dudar, aspirando su cálido aliento y embriagándome con él.

Andrew lleva sus manos a mi espalda y desabrocha el sujetador haciendo que este resbale de mis hombros sacándolo de mis brazos. Me cohíbo un poco y me tapo, pero él me obliga a retirar mis manos y llevarlas sobre mi cabeza de modo posesivo. Pero no brusco.

―Así está mejor ―susurra acalorándome más. Se retira un poco y toma los bordes de mi panti, poco a poco los retira sacándolos a lo largo de mis piernas hasta dejarme completamente desnuda―, espera aquí ―pide mientras baja de la cama y busca algo en sus pantalones.

Cuando lo consigue descubro que son condones, me acaloro más. Me giro hacia un lado cuando se deshace de sus boxes y procede y ponerse el condón. Espero impaciente hasta que siento como se sube a la cama de nuevo y se pone sobre mí.

―¿Lo quieres, Emily? ―Amaga morboso sobre mi entrada.

Jadeo y me tapo la boca evitando hacer ruido. La sensación suavecita del látex sobreexcita mi cuerpo. Sin proponérmelo me revuelvo debajo de él ansiosa porque ya esté dentro de mí; sin embargo, él se toma su tiempo, besando la punta de mis rígidos pezones. Me muerdo el labio para reprimir las ganas de gemir a alto volumen.

Andrew me besa al tiempo que levanta sus caderas logrando que ahogue mí gemido en su boca por la inminente estocada. Sin embargo, no lo hace duro, entra lento probando, degustando cada milímetro de mi interior hasta abrazarlo y arropar por completo su miembro en toda su grosura, como si con esa acción entendiera la falta que me ha hecho todos estos años sin él. Ambos jadeamos en la boca del otro con satisfacción, y olvidándonos por este momento sublime que existe un mundo afuera de las paredes de mi habitación.

Con un poco de egoísmo seguido empieza a moverse logrando que lentamente me acompase con el duro vaivén de su pelvis. Abrazo con fuerza mis piernas a sus caderas y enredando mis dedos en su frondoso cabello, me dejo llevar por el glorioso frenesí al que soy llevada y que mi cuerpo anhelaba sabiendo que solo él podía hacerme sentir de nievo así.

∞∞∞

Soy la primera en despertar y cuando miro a mi lado soy muy feliz de saber que no es un sueño. Aunque aún no puedo creerlo, es verdad que Jeremy está durmiendo a mi lado como antaño. Tampoco puedo evitar que se me agüen los ojos con cada remembranza de él y yo juntos. Recostando mi cabeza en mi mano y apoyándome en mi codo, lo contemplo mientras duerme plácido. Me parece mentira; sin embargo, una gran duda carcome mi cabeza, ¿por qué no puede recordarme? ¿Qué le hizo su madre para que eso pasara?

Acaricio su cabello con cuidado de no despertarle mientras me deleito rememorando sus rudas facciones. Siempre pensaba en como se vería con el cabello largo, ya lo usaba al ras, y no se le ve mal.

―¿Te gusta espiar a las personas mientras duermen? ―murmura bajo y ronco espantándome.

―Lo siento ―me disculpo sintiéndome atrapada.

Se incorpora y se echa sobre mí dejándome plana debajo de él, la fricción de su cuerpo desnudo sobre él mío es sumamente provocadora.

―No tienes por qué disculparte, me encanta que lo hagas.

―Creo que ya pronto amanecerá ―digo con pesar.

―Entonces es hora de que me vaya ―susurra mientras refriega travieso su pelvis sobre la mía.

Es imposible no sentir su despierta erección. Abro mis piernas acomodándolo en mi centro de más excitación. Sonríe engreído ante mi insinuación.

―Qué lindo despertar así ―ronronea contra mi cuello.

Sin demora levanta sus caderas iniciando una lenta penetración. Despacio nos acomodamos hasta que encaja perfecto, intento no hacer ruido porque a estas horas de la madrugada es más factible qué todo se escuche. Se empieza a mover despacio arrebatando lentamente mis caderas. Ambos nos movemos buscando él ritmo acompasado qué poco a poco alienta él fuego en nuestro interior. Jadeo bajo y procuro no gemir cuando logra que la ola de caliente placer se expanda en mi interior. Se deja caer pesado sobre mi y se queda un rato así.

―Buenos días, dulce Em ―murmura en mi oído dándome un besito en la mejilla.

Me giro le doy un beso en los labios.

―Buenos días ―susurro de vuelta.

―No quiero irme ―refunfuña arrugando la cara haciéndolo ver tierno, y ahora cada gesto que hace me resulta natural, como si nunca se hubiera ido.

―Pero debes hacerlo.

―Vale, ¿puedo usar tú baño?

―Por supuesto que si ―contesto un poco apenada.

―Gracias.

Me besa de vuelta y sale de mí, levantándose de la cama.

―¡Mierda! ―masculla girándose hacia mí.

―¿Pasa algo?

―Olvidé ponerme condón.

Arruga su cara y rasca su cabeza.

―No tienes de que preocuparte, uso la píldora.

―¿En serio?

―Si, claro ―reafirmo risueña, su cara se me hace divertida.

Él ladea un poco la mirada.

―¿Alguna vez has pensado en tener hijos? ―pregunta de repente.

La pregunta me toma por sorpresa, pero luego no puedo evitar recordar aquella conversación sobre el escandaloso número de hijos que quería tener.

―Sí, pero no tantos.

―¿Con Ian? ―prosigue dejándome un poco confundida que lo mencione de repente, aunque sería lógico que lo pregunte.

―Él...

―¿Tú e Ian...? ―continúa ahora algo inquieto, y se la razón.

Sin embargo, entre Ian y yo aún no pasa nada. Y no ha sido por él, sino por mí, y reconozco que eso fue muy injusto, aunque él tratara de justificarme porque sabía que nunca iba a corresponderle.

―No, no pasa nada ―contesto algo abrumada.

―¿Lo dices en serio? Sería lógico, es tu novio, ¿no? ―repone y es increíble que esto se parezca a la vez que me estaba acusando de que Ian era mi novio.

En ese momento no era así, y es que no había pasado nada de todo lo que vivimos juntos después.

―Así es, pero... ―respondo suspirando y de repente sintiéndome mal por ello.

Él lo nota.

―No ha sido por él, ¿verdad?

Niego con mi cabeza.

―No ha sido mi intención hacerle esperar y ahora creo nunca fue buena idea que quisiera quedarse conmigo.

Mi respuesta parece gustarle, por como curva sus labios. Eso me hace esbozar una tonta sonrisa. Agradezco que no me pregunte nada más, no después de haberme acostado con él; sin embargo, no siento culpa. Me abrazo a la sabana y me quedo un poco más mientras espero a que salga del baño. Cuando lo hace sale con una toalla puesta en las caderas. Jocoso y sin ningún pudor se viste frente a mí. Lo miro anonadada.

―¿Viajarás hoy? ―pregunta esperanzado sentándose en la cama para ponerse los zapatos.

―Eso creo ―respondo.

―¿Entonces te veré en el trabajo, mañana?

―Sí, claro.

Él vuelve a meterse en mi cama y me besa. Su aliento ahora huele a pasta dental.

―No quiero irme, si de mi dependiera me quedaría metido en tú cama todo el día. ¿No te gustaría?

―Sería increíble, pero no creo que a mis padres le haga gracia que tenga a un hombre metido en mi cuarto ―flipo bajo.

―Tienes mucha razón ―contesta esbozando una sonrisa.

Él aprovecha para besarme de nuevo y salir de la cama. Lo veo ir hasta la ventana y bajar por ella. Cruzo lo dedos porque nadie lo vea, luego sonrío porque nuevamente volvía a sentirme plena. Me dejo caer sobre las almohadas con una gran sonrisa dibujada en mi boca.

∞∞∞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro