Natalie me citó en una cafetería casi a las afueras de East hill, seguramente no deseaba ser vista, pero si era así en primer lugar, no debió venir. Sin embargo, no estaba para criticar sus acciones sino para descubrir una gran verdad. Una que me tiene el corazón acelerado. Era imposible eludir tanta coincidencia. Era él, algo dentro de mi pecho que se alegraba y dolía me lo gritaba.

Me cambio de ropa y me coloco un vestido corto, una chaqueta y sandalias cómodas. Digo a mamá que voy a ir a casa de Phi porque no podría decirle que voy a verme con Natalie. Andrew ha sido quizás muy cauteloso, pero más de uno como mamá debe estar asombrado con él extremo parecido a Jeremy.

Llego al lugar en taxi y sin demora busco a la mujer que intenta camuflarse en una de las mesas al fondo con lentes de sol y sombrero elegante. Me acerco apresurada hacia ella.

―Hola, Emily, tiempo sin verte ―dice apenas me pongo frente a su mesa, haciendo a un lado su taza de café. Me repara de arriba a abajo.

―Sí, mucho tiempo ―digo tomando asiento luego de su escrutinio visual.

Había pensado que entre ella y yo se daría una especie de gran amistad por lo que compartimos, y aún lo creí cuando me dejara el auto de Jeremy, pero no fue así.

―Quieres tomar algo ―ofrece.

―No, gracias ―deniego su ofrecimiento.

―¿Seguro ya debes intuir por qué te llamé?

Que lo diga me hace pensar que no estoy errada y eso acelera más mis deseos.

―Eso es lo que intento averiguar y va a decírmelo todo.

―No tengo por qué hacerlo, pero dadas las circunstancias, lo haré.

―¿Circunstancias? Seguro. Esto solo tiene que ver con Jeremy ―acuso―. Andrew y Jeremy es la misma persona, ¿verdad?

Ni siquiera pregunto, afirmo cada cosa porque estoy segura de que ella sabe toda la verdad.

―Sí, es él. ¡Contenta! ―responde como si no tuviera importancia ese hecho tan relevante para mi vida.

Para mi significa todo. No puedo evitar llenarme de tristeza y nostalgia mientras ella parece como si no fuera la gran cosa; sin embargo, no creo que obvie que es una verdad que puede destruir cuales sean sus planes de quedarse con todo.

―Como pudo... ―sollozo y aprieto mis puños, me detengo solo para mirar su cara llena de cinismo.

Y no cambia. Es como si le importara poco la dimensión de lo que acaba de aceptar.

―Lo hice por él, y va a agradecérmelo.

Estoy sin habla, su calma en verdad me afecta. Me hace preguntar en que se ha convertido esta mujer que tiempo atrás se ganó mi apreció. Recordar todo de golpe me hace aguar más los ojos.

―En serio no lo entiendo. Como puede estar tan tranquila diciendo eso; acaso no recuerda lo mucho que sufrí y no solo yo, todos ―enfatizo.

―Emily, deja el drama. Esto no se trata solo de ti.

―¡Drama! ¿Habla en serio? ―Me exalto levantando la voz incapaz de comprender sus palabras.

―Baja la voz ―gruñe apretando los dientes.

Le lugar está casi vacío, y es imposible no llamar la atención de los pocos que están allí. Río con algo de histerismo.

―¿Que le hizo?

―No le hice nada, solo lo ayudé a no recordar lo que quería olvidar.

―Él nunca hubiera querido olvidarme, me amaba e íbamos a casarnos ―argumento con mucho dolor.

―Casarse, no seas ilusa. Eran demasiado jóvenes, tenía que detener esa locura.

―¡Mentira! Lo único que siempre quiso detener fue que la dejaran sin dinero.

―Que sabes tú de eso.

―Se más de lo que usted cree. El juez no le dejó nada, todo se lo dejó a Jeremy.

―Y eso qué. Soy lo más importante que él tiene, siempre iba a cuidar de mí.

―Era así, le habría dado todo si se lo hubiera pedido, pero asesinando sus sueños, ¿era así como haría que cuidara de usted?

―Yo no maté a mi hijo. Solo lo liberé.

―¿Por qué no dejó que él decidiera?

―Porque no hubo tiempo ―suspira hondo―, y ya que lo sabes, solo espero que lo dejes en paz. Él no necesita nada de su pasado, es feliz con el presente que tiene.

―¿En serio? ¿Aparentado ser alguien más?

―Él es quien es, y no vas a cambiarlo, nada de lo que fue volverá y tienes que resignarte. Jeremy está muerto y tú vas a alejarte de él. No hay manera de que lo revivas de las cenizas ― sentencia y se levanta de la mesa.

―¿Y usted cree que haré eso?

―Por su bien lo harás, Emily. Si tanto lo amas, lo harás.

No dice más nada y simplemente empieza a caminar. Como si no tuviera que dar explicaciones. Tal vez soy demasiado presuntuosa; pero Jeremy me amaba y yo lo amaba a él.

―¿Es todo lo que tiene para decir? ―cuestiono su posición.

Se detiene y me mira.

―Por supuesto. No hay nada más que agregar. Jeremy está muerto y Andrew está vivo. Fin del tema.

―Sabe bien que no lo haré, voy a recuperarlo de las cenizas si es necesario ―declaro y ella me mira con prepotencia.

―Él ya te olvidó Emily, acéptalo y sigue con tu vida. Cásate con Ian y deja de hacerlo sufrir con tus estupideces y se feliz. Jeremy tal vez lo estuvo, pero Andrew no está a tu alcance.

Sus palabras me hieren, solo un poco porque sé que no son ciertas. La veo marcharse y yo me quedo pensando y riendo como tonta en que ahora todo tenía sentido. Estaba segura de que él estaba vivo, ¡vivo! Me llevo las manos a la boca incapaz de sobrellevar una noticia tan grande. No puedo contener más mis lágrimas porque todavía no lo puedo creer. Permanezco un momento más en él lugar mientras limpio mis lágrimas. Pero sea la razón que tuviere para hacer lo que hizo no se lo iba a perdonar. Sin embargo, otro pensamiento no menos importante también asalta mi cabeza. Si Jeremy no está muerto, entonces, ¿a quién enterraron en su lugar?

∞∞∞