Cap. XX
—Te amo, te amo como nunca he amado a nadie.
Nezuko recuerda esas palabras mientras la fiebre domina su cuerpo, la adrenalina sube por todo su ser. Por qué justo ahora me siento tan débil. Le grita su subconsciente.
—¡Calma! ¡Todo estará bien, Nezuko! ¡Tú puedes!
—¡¿Crees qué la medicina haga efecto y Nezuko pueda volver a ser humana?!
Unas voces graves mascullan a sus costados mientras la cabeza le da vueltas y siente un frío inmenso. Se encuentra recostada sobre el futón, que extrañamente no sabe cómo llegó ahí.
Poco a poco los nubosos recuerdos llegan. Todo es tan raro.
—Cuando vuelva iremos a un campo de flores —le dirige una sonrisa creciente—. Florecen sobre el monte y sólo cuando hay luna llena. Son tan hermosas como tú. ¡También te haré una corona! ¡Me quedan de maravilla!
Esa voz le acaricia los sentidos. Ahora recuerda quien es.
—Zenitsu...
Nezuko abre los ojos con lágrimas, se levanta apresurada totalmente enérgica y sale de la finca a una velocidad sobrehumana. Las personas que se encontraban con ella intentan seguirla, sin en cambio ella es mucho más rápida por lo que le perdieron el paso.
Las lágrimas no paran de caer, no le gusta el dolor que ahora le golpea el pecho, el alma. Todo.
Llega a un barranco callendo de rodillas, cubriendo uno de sus ojos totalmente cansada. Los cazadores, su hermano, amigos y Zenitsu cruzan su mente. Ahora todo tiene sentido para ella.
Por otro lado, Zenitsu se encuentra de pie totalmente desconsolado y sufriendo.
—¡Aguanta, Zenitsu! ¡Ya casi amanece! ¡Sólo un poco más!
—Le exige un pelirrojo.
Ya no le queda aliento, tiene frío, le duele el cuerpo. Cierra los ojos soltando su espada a punto de caer al suelo.
—P-perdoname, Nezuko.... soy tan débil...
Los mejores momentos pasan sobre sus ojos. Tal vez es la muerte, tal vez su último aliento, o su salvación. No lo sabe.
Unos brazos le rodean por detrás. Se asusta y voltea impredecible.
—¡No mueras!
Le grita la azabache derramando lágrimas amargas.
—¡Perdóname! ¡No pude hacer nada por nadie! ¡No hice nada por ti! —Dice ella.
La cálidez de las palabras de la joven tocan su corazón.
—N-nezuko...
—Lo siento...
—Sal de aquí...
—P-pero...
—¡Corre!
—¡No puedo dejarte morir!
—¡Si no te vas moriremos juntos!... huye... házlo por mí...
Nezuko suelta a Zenitsu, toma la espada del suelo, sujeta las manos del joven y le devuelve la Nichirin.
—Prometiste que me llevarías a un campos de flores...
—Eso haré...
—Si mueres yo muero contigo —contesta igualitaria.
—No digas eso...
Nezuko le toma el rostro y junta sus labios con los de él. Un beso corto y lleno de pasión, amor y dolor.
Zenitsu retoma un poco de fuerza, le toma la mano y la lleva a un lugar seguro aunque no lejos del lugar de batalla.

Nezuko llora, está junto de Zenitsu con sus frentes juntas.
¿Por qué nos tocó esta vida?
—Lo siento... no pude salvarte...
Fallé.
¿Eso me hace un mal novio?
¿Soy culpable de tu sufriendo, Nezuko?
—Shhh...
Nezuko recibió un ataque en un intento de apartar a Zenitsu. El golpe es mortal. Zenitsu se está desangrando y no puede ayudarla.
—Perdóname...
—No digas nada... —intuye acariciando los cabellos enredados del rubio.
—Soy el peor novio, Nezuko.
—Fuiste el mejor. No pude tener mayor felicidad a tu lado.
El cazador extiende su mano, le acaricia desde su oreja hasta el mentón. Nezuko ladea su rostro y cae al pecho del muchacho.
—Me hubiese gustado conocerte mejor, hablar contigo todo el día hasta el amanecer...
—Tranquilo...
—No me olvides... —murmura Zenitsu.
—No lo haré...
—Me gustas, eres perfecta y, te amo...
—Te amo, Zenitsu.
—Sólo quisiera pasar un día más contigo...
El chico tose y su respiración depende del esfuerzo.
—No te esfuerces en hablar...
—De cualquier manera moriremos...
Tanjiro se acerca con Inosuke rápidamente. Al estar con los enamorados se hinca frente a ellos.
—¡N-nezuko! ¡Zenitsu!
—Hermano... los siento...
—¡No, no, no! ¡Esperen!
El pelirrojo con lágrimas en los ojos se levanta pero es detenido por Inosuke.
—¡Suéltame! —Le exige Tanjiro.
—No vayas... —constriñe el orbes verdes.
—Tanjiro —interviene Zenitsu con murmuros—. Amigo, perdóname...
—Cuando estén bien hablaremos —le responde angustiado.
—No. Escúchame ahora.
Tanjiro percibe como el pulso de Nezuko, es débil. Las defensas como la presión de Zenitsu está en su punto final.
Ellos no sobrevivan.
—Siento haber sido imprudente, un tonto y mal amigo... —suelta Zenitsu—. Gracias por salvar mi vida docenas de veces...
—Hermanito... —suspira con pesadez la de iris rosados—. Me disculpo por todos los malos momentos que te hice pasar...
Finalmente Tanjiro vuelve a sentarse de rodillas, sabiendo que no se puede hacer nada por su hermana y amigo.
¿Acaso esto lo que llaman carma?
¿Nuestro destino estaba preterminado?
O tal vez solo fue un error mío.
Nuevamente te hice sufrir.
—No se disculpen. Yo fuí quien no pudo comprenderlos y hasta te golpeé, Zenitsu...
No contiene más sus lágrimas y se desahoga justo ahí. Nezuko le sonríe levemente y le toma la mano.
—Si en otra vida reencarnamos, espero y seamos hermanos otra vez. No hay mejor persona que tú... por favor, se feliz.
—Pero...
—Te amo, hermanito, gracias por cuidar de mí, gracias por todo lo que hiciste por todos...
—¿N-nezuko...?
La joven voltea a mira a Zenitsu dedicándole una suave sonrisa dibujada con los labios.
—Te amo y te amaré siempre, Zenitsu.
El latir del corazón de la azabache se detiene, Zenitsu con las pocas fuerzas que le sobran la abraza fuerte y llora con sus últimas lágrimas junto con Tanjiro e Inosuke.
Y entonces, Zenitsu cierra los ojos.
Mil promesas sin cumplir.
Mil promesas ocultas en el corazón.
Una un millón de sonrisas perdidas.
Mi última promesa es hacerte feliz en la siguiente vida, Nezuko.

Han pasado cuatro años tras la derrota de Muzan.
Tanjiro, Inosuke. Todos han vivido en paz. El pelirrojo vive en armonía tal y como Zenitsu lo deseaba. Feliz como su querida hermana le pidió.
Cada día después del crepúsculo, se sienta afuera de la finca con su prometida Kanao a mirar el atardecer. Pensado si Nezuko será feliz junto con Zenitsu en la siguiente vida.
FIN.
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