Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

—Supongo que no es divertido que pase algo de eso, Scott, estoy seguro —mientras le comentaba, sentí que me estaban viendo y, por un segundo, me sentía incómodo, porque no era nadie más que Sandy y Simon las personas que tenían clavadas sus ojos en mí—. Si acepto, ¿dejarán de mirarme, Scott? Ya me estoy incomodando un poco con sus ojos clavados en mí —levanté mi pulgar y lo llevé por encima de mi hombro, esto para señalar indirectamente a Sandy y a Simon.

—Sandy, papá, por favor —Scott los llamó y, como por arte de magia, ya no estaban mirándome. Debieron dejar de hacerlo en el momento en el que los señalé indirectamente con mi pulgar—. Ya basta, dejen de estar fingiendo, Richard se quedará en casa esta noche —le pregunté a Scott si era verdad que me iba a quedar y me respondió que sí, sí era verdad—. Solo paren, yo sé que no es nada cómodo que la gente te esté viendo fijamente por algo tan estúpido como esto.

—Gracias, Scott —le di un fuerte abrazo; un fuerte y cálido abrazo que me recordaba a cuando Lezley abrazó a Louis Gerald y tuvieron que fingir que estaban saliendo ya que su mamá no sabía que Louis Gerald era gay (ni siquiera él mismo lo sabía), pero no hubo problema porque la señorita Theresa Brown le dijo que lo aceptaba fuese como fuese a final de cuentas—. Entonces yo creo que contaré la historia de cómo fue que mi novio murió frente a mis ojos y no pude hacer nada al respecto —carraspeé y me decidí a hablar, otra vez iba a contar esa historia—. Todo empezó un día que fuimos a una entrevista y, en dicha entrevista, Louis Gerald anunció la llegada de su nuevo disco de estudio. El cual hubiera llevado por nombre Eclipse, ese día cantó tres canciones, de manera incompleta, las versiones completas hubieran estado en la versión Deluxe de Eclipse. Después de esto su representante, Jair, nos invitó a una fiesta para festejar el lanzamiento de Eclipse. Fuimos y yo me quedé platicando con otra gente que también estaba invitada, a la vez me arrepiento tanto de ello porque eran sus últimos momentos de vida y no pude aprovecharlos bien, además de que no tenía ni idea. Pero después, Jair y su jefe, nos pidieron ir a la tienda de doña Leticia, fuimos, mas nunca encontramos la maldita tienda porque estábamos bastante ocupados viéndonos el uno al otro y mejor fuimos al Oxxo más cercano, ahí había un señor discutiendo por qué no le vendían un poco de alcohol. Pero a nosotros dos sí nos vendieron alcohol; bastante alcohol, de hecho. Louis y yo ya íbamos de regreso a la fiesta y pasó lo que no nos imaginábamos: el señor nos iba siguiendo, de pronto se puso frente a nosotros y nos comentó que no podía ser posible que a una persona normal, como él, no le vendieran alcohol y a nosotros dos que éramos raros, sí. Después dijo algo de que nosotros no nos podemos reproducir, Louis le ofreció todo el alcohol y los cigarrillos que compramos en ese momento, dijo que no iba a aceptar algo «contaminado», por nosotros dos aunque no lo hayamos tocado. Nos pidió jugar ruleta rusa, hasta me amenazó con darme un golpe. Las balas no daban y en la ronda final, hablé con Louis: le dije que todo estaría bien y que saldríamos de esa, así como salimos de muchas otras, pero el imbécil le disparó directo en el corazón, en resumen: el tiro de gracia fue para él y no para el maldito que nos acorraló y nos llenó de miedo. Tomó todo el alcohol; lo cual es bastante incongruente si me lo preguntan, y se largó, yo empecé a gritar por ayuda. Casi media hora después fue que la ayuda llegó. Me culparon a mí, ¿pueden creerlo? ¡A mí! ¿Yo por qué carajos lloraría y estaría como loco desesperado si hubiera sido yo quien mató a Louis? Me llevaron al Ministerio Público, me interrogaron, todas mis versiones coincidían y se abrió una carpeta de investigación. Fin de la historia.

—Sí pero Sandy no sabía la historia ¿y quién más podría contársela que el mismísimo protagonista de dicha historia? Pero dime una cosa: ¿tuviste que enfrentarte a eso tú solo? ¿Por qué alguien más no los acompañó, como el dueño de la casa o Jair? —Simon preguntó, con un hilo de voz, le respondí a Simon que no tenía la menor idea—. ¿Louis Gerald no pudo conseguir un trabajo en Estados Unidos o en Francia? ¿Tuvo que ser en México? Me parece un poco curioso —le pedí a Simon que hablara con cuidado sobre México porque ese país era realmente un tesoro mundial y muy hermoso—. Está bien, pero Scott fue a verlo a Francia e incluso pasó a conocerlo y a tomarse una foto con él. Creo que hubiera estado mejor si se hubiera quedado en Francia.

—También viajó a Suiza a filmar un video musical, era un cover de una canción que escribió Taylor Swift; por ese video es que Taylor le dijo que se sentía decepcionada de él y me llovió odio masivo en mis redes sociales. Es solo que era odio por parte de niños que ni siquiera eran mayores de edad mundialmente y lo sé porque le respondí a una persona que me escribió, le pregunté si era en serio que me odiaba o por qué me decía todas esas cosas que realmente herían bastante —ya se me estaba haciendo costumbre contar la historia de cómo murió Louis Gerald sin llorar y estaba bien.

—Debió ser traumático y abrumador para ti ver morir a la persona que más amaste en la vida, justo frente a tus ojos, sin poder hacer nada —ya me había olvidado de la presencia de Sandy en la habitación, le respondí que y que tenía razón—. Si eso me hubiera pasado cuando yo no padecía de Alzheimer, tal vez no sería la misma nunca más, nunca me repondría y creo que jamás hubiera padecido Alzheimer, ¿sabes? —Sandy sonrió, le comenté que eso podría ser incierto; aunque sí pudo haber pasado como un efecto mariposa si Simon hubiera muerto frente a ella.

—De igual manera, entiendo lo que pasó y que debes sentir por la muerte de Louis Gerald —Simon se acercó a darme un abrazo que yo le correspondí—. ¿Le has contado a alguien más, además de mi amada Sandy, mi hijo Scott y a mí? Creo que es una historia que no se puede ocultar —le conté que mi hermana, Cindy, sabía sobre el tema.

—A ella le dije sobre cómo es que iba vestido y su aspecto físico. Incluso le recordé cuáles fueron las palabras que utilizó para jugar con nosotros, pero no dijo nada antes de matarlo de un disparo en el corazón —quise volver a intentar llorar, pero simplemente no pude hacerlo, algo me lo impedía y por momentos pensaba que ese algo era Scott. ¿Lo amaba? ¿Me había enamorado de él?

—Pero ya hay que pasar página, hay que olvidarlo —una excelente sugerencia que dijo el joven Scott Robinson Hamilton—. ¿Por favor, podemos? —Scott ahora lo estaba sugiriendo de una forma menos agresiva y un poquito más comprensiva o congruente—. Mamá, cuéntame cómo estás, cómo te ha ido o si has presentado cierto tipo de dificultades en tu día a día porque podemos cambiar algo si a ti te molesta.

—Creo que tu mamá está bien, Scott, pero por lo mientras, creo que todas las personas aquí ya necesitamos dormir un poco —Simon soltó un largo bostezo—. Ven, cielo, vámonos a la cama —Simon tomó a su esposa en brazos, apretó un poco los labios y se fueron directamente a su habitación. No hizo falta que preguntara si dormían en la misma cama, Scott me confesó que no era así, por el Alzheimer.

—Creo que es válido que ahora duerman en camas separadas porque, quiero decir, no creo que sea lo políticamente correcto para la señorita Sandy que «un desconocido» se duerma con ella —intenté no sonar tan despectivo o tan pedante por Scott; le expliqué por qué entrecomillé a su papá y me referí a él como un desconocido, él lo entendió a la perfección.

—Ya es tarde, tu papá tiene razón y es hora de dormir ¿no lo crees, Richard? —Scott estuvo a punto de llamarme «cariño», no lo hizo porque él seguía pensando que todavía no era el momento adecuado para hacerlo, pero yo hubiera estado encantado si lo hubiera hecho—. Te llevaré a mi habitación, no creo que haya problema alguno con mamá y papá, ¿de acuerdo? —Scott guiñó un ojo, le contesté que sí e inmediatamente me acerqué a presionar mis labios contra los suyos.

—Nunca tomamos esa taza de café, ¿sabes? Creo que, tal vez, vendría bien ahora —le recordé a Scott, él me comentó que si quería esa taza. Solo quería que le diera un par de minutos y estaría lista en la cafetera—. No hace falta, mejor hay que dormir o me tendré que ir a mi mansión, Scott —tal vez no soné nada humilde.

—Solo escúchate, Richard —supe que había cruzado el límite no escrito ni hablado—. Eres el típico estereotipo de estadounidense; alto, blanco, rubio, musculoso y rico, ¿dónde quedó la humildad? Es que, quiero decir, ¿usar la influencia de tu familia para poder cantar en el restaurante al que yo te invité? Creo que eso da mucho qué pensar al respecto de ti —y Scott tenía razón, algo me pasaba que ya no era yo mismo en verdad.

—Disculpa, Scott, no fue, para nada, mi intención sonar así o incomodarte y lo siento muchísimo —sentí que Scott merecía una disculpa; una sincera, tal vez, porque era Scott—. Últimamente me has hecho sentir muy bien y no es de extrañarse que ya empiece a desarrollar sentimientos por ti, tengo que confesarte que sí lo he hecho; desarrollé unos sentimientos algo reales y se siente bien…

—Pero no soy él, ¿no es cierto? Y lo sé, sé que piensas en él y quisieras que Louis estuviera en mi lugar —yo no pensaba decir eso, todo había sido un malentendido—. Sé que aún tienes pesadillas, heridas y cicatrices que muy difícilmente se van a quitar, porque ver morir a alguien no es fácil, peor aun si es la persona que más amas en la vida; como lo era Louis Gerald para ti.

—Sí, tienes toda la boca llena de razón, Scott —volví a carraspear—. Y digo que tienes razón, porque son heridas y cicatrices que muy difícilmente se van a borrar, o sea, lo vi morir, estuvo en mis brazos y no pude salvarlo —de nuevo, no sentí ganas de llorar y me sentía más ¿liberado? ¿Feliz? Quise convencerme a mí mismo de que necesitaba a Louis Gerald para ser feliz, pero me di cuenta, a buen tiempo, de que solo me necesitaba a mí mismo para ser feliz y necesitaba pedirme perdón para sanar esa herida que me causaba tanto malestar en mí interior y era porque yo creía no haberlo amado lo suficiente para evitar que muriera, necesitaba tomarme a mí mismo y pedirme una sincera disculpa.

Scott se percató de que algo en mí ya estaba bien, lo tomé de forma nupcial, lo llevé a su cama, le puse la pijama, lo acosté y le apreté mis labios contra los suyos. Le dije que algún día tendríamos sexo, que apenas comenzaba a sanar, también le hice saber que necesitaba más tiempo porque una reconstrucción no se hacía de un día para otro.

Como decía un viejo dicho «Roma no se construyó en un día» y tenía razón, tal vez no sabía cuánto tiempo tomó para construir Roma, pero no fue en un día porque es el ciclo de la vida: los bebés crecen y se alejan de ti. Sin embargo, Scott no parecía un bebé, él ya se veía más como un señor y eso me pareció tan sexy, no porque me gustaban mayores o me disgustaran los twinks (consideré a Gerald un twink), sino porque era una gran experiencia estar con alguien así.

Me desnudé casi por completo, solo me dejé mis calzoncillos y mis calcetas. Scott me estaba devorando con la mirada puesto que parecía que la vista le agradaba bastante. Se levantó de su cama para besarme, y acepté el beso, pero no dejé que tocara mi miembro viril porque eso ya era demasiado. Así que le mantuve sus brazos sobre mis hombros mientras me acercaba cada vez un poco más a él y yo lo tomaba por la cintura y lo acercaba más a mí.

Después de nuestra larga sesión de besos, fuimos a dormir; aunque tardamos un poco, porque no parábamos de mirarnos el uno al otro. Quise que ese momento se quedara congelado para siempre y así quedarme con él: eso era lo mínimo que me merecía después de tanta mierda por la que tuve que atravesar para llegar a él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro