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7.

Más de cuatro días llevaba sin poder sacarle ninguna palabra de lo sucedido a Écarlate, trato de todas las formas posibles pero el pelirrojo no se lo dejaba nada fácil siempre evitando sus preguntas, decidió mejor dejarlo tranquilo que él mismo procesará lo que sea que le haya pasado y cuando se sintiera listo le dijera lo que lo
atormentaba.

En las noches lo había escuchado llorar muchas veces, haciéndose el dormido la abrazaba por la espalda sentia como se sobresaltaba del susto, esperaba unos segundo hasta que lo sentia abrazarse a su persona como buscando consuelo pero sin despertarlo, suponía que no quería preocuparlo con sus problemas. Quería ayudarlo, quería saber que pasaba por su cabeza para estar así de mal, Écarlate es fuerte, no es de las personas que se quiebran por cualquier cosa y por tanto tiempo, eso ya lo preocupaba y mucho.

No obtuvo respuestas hasta el otro día. Cuando escucho un grito de sorpresa de Kardia y uno de dolor de Manigoldo.

- ¿¡Ese maldito estaba vivo!?- con la rabia que le dio saber que su ex pareja fingió su muerte le dio un golpe a la primero que vio.

- ¿¡Por qué te desquitas con mi pierna!?

- Porque era lo que tenia más cerca para maltratar.- volvio a golpearla esta vez solo porque quiso.

- ¡Eres una salvaje!

- Así me quieres, ahora te aguantas.

No le siguió prestando atención a la pelea de ellos cuando se dio cuenta que Écarlate no miraba la televisión y que apretaba sus puños con fuerza. Se levanto del sillón donde se encontraba sentado antes de que pudiera preguntarle si estaba bien, fue hay que entendió que la muerte de Dégel él la supo de mucho antes. Lo siguió antes de que se encerrará en la habitación que compaertian, casi recibe un portazo en la cara.

- Écarlate, ¿Estas bien?

Su expresión de preocupacion no paso desapercibida por el pelirrojo, lo menos que quería era preocuparlo pero ya lo estaba haciendo ocultandole esa cosa en particular. Decidió decirle la verdad, que supiera que no era la buena persona que él creía. Le contó todo cada detalle de esa misión y porqué lo hizo.

Cuando termino de hablar se esperaba de todo, que lo abrazara como siempre lo hacia calmando sus penas o que lo insultará como pensaba que se lo merecía, no se espero una mezcla de sus opciones.

Una fuerte cachetada fue a parar en su mejilla derecha, quedo con el rostro ladeado y sin poder creer la fuerza que llevaba. Aún mirando hacia otro lado escucho la rabia de Mystoria.

- ¡Estas loco!- si lo estaba por acabar con la vida de una persona a sangre fría sin importale nada- ¡Estas realmente loco si piensas que soportando todo esa presión solo vas a estar bien! Esta semana me preocupaste mucho, me imaginé un millon de posibilidades, incluida esta, pero creí que me tendrías más confianza Écarlate, espere pacientemente que me dijeras que te estaba pasando, que te tenia tan mal. Más de una noche te escuche llorar, me di cuenta de que en verdad te afecto y ahora entiendo porqué... aunque lo hayas hecho para protegernos, no tenias que llevar esta carga tú solo.- tomo su rostro con sus manos para poder verlo a la cara, ver su sorpresa y confusión- podías habérmelo dicho antes, te hubiera ayudado a proteger a tu madre, a nuestra madre. Recuerda que Camus también me entreno a mi, y ahora que sé todo esto no me voy a quedar quieto viendo como arriesgas tú vida.

- No quiero que les hagan daño ni a ti, ni a ella y los Dioses me perdones hasta me preocupe por Manigoldo. Pero Mystoria de verdad no quiero que te involucres, sé lo fuerte que eres aun así...

- Aún así nada, no voy a dejarte solo lo sabes.

Asintio, abrazando por la cintura a su pareja sonriendole con cariño, era la única persona en la tierra que podía hacerlo entrar en rrazo. Los brazos del menor se aferraron a su cuello, mientras iba acercando su rostro al del contrario. Sus labios se unieron en un beso que llevaba todo los sentimientos que sentían entre ellos. Las manos de Écarlate bajaron de su cintura a sus glúteos de una manera lenta acariciando cada centímetros de esa pálida piel que la ropa ocultaba, los apretó con ligera fuerza recibiendo un gemido sobre su boca.

- Pervertido.

- ¿Me detengo?

- No he dicho eso.

Sin que se lo esperara Mystoria lo empujo sobre la cama subiendose encima suyo, sus manos comezaron a subir la polera que utilizaba dejando su abdomen al descubierto. Se relamio ante esa vista.

- Parece que el pervertido es otro. Nos van a escuchar.

- Que importa que nos escuchen.- sonrió seductor despertando por completo el libido de su pareja.

Écarlate como pudo se dio la vuelta dejando esta vez a Mystoria en la cama con él encima, subió sus manos sobre su cabeza para atacar con besos desesperados su cuello, su mano izquierda se paseaba libre por su cuerpo, retorcía sus pezones e incluso jugaba con su miembro sacando bellos gemidos a flote. Le gustaba escuchar esos sonidos salir de su boca, queria escucharlos más fuertes y para ellos se deshizo de sus pantalones lo más rapido que pudo, dejandolo vestido solo con su polera y el boxer. Con besos y lamidas comenzo a bajar por su cuerpo hasta llegar a esa erección que se podía ver aún bajo el boxer, soplo sobre ella logrado que su amante se estremeciera por completo ante la sensacion tan fuerte que le dio.

Sonrió ladino, su propia ereccion era demandante pero primero quería hacer disfrutar a Mystoria luego saciaría sus propios instintos. Siguio con los jugueteos, caricias descaradas por todo su cuerpo, no quedo ningun rincón de piel sin ser acariciada. Su propio cuello contaba con marcas rojas de los chupetones que Mystoria había dejado en él.

Giro a su cubito azul dejando su cadera alzada y con el pecho pegado al colchón. Su mano derecha recorría su espalda y tras ella su boca marcando también la piel de su espalda, dejando en claro para cualquier persona que lo viera que bello chico de cabellos azules tenia dueño.

Masajeo su entrada aún por sobre la ropa interior ganando como recompensa gemidos más fuertes y deseosos.

- Ya deja de jugar...

- Oh, ¿tanto así me quieres dentro de ti?

- No te imaginas cuanto.- su rostro sonrojado y esas palabras lo dejaron fuera de juego.

- No conocía esa parte de ti, me gusta.- susurro en su oído.

Sin perder más tiempo se deshizo de la única que prenda que aún resguardaba ese paraiso. Lo preparo de la forma más rapida que pudo y sin avisarle siquiera entro de una vez por todas en su apretado interior.

- Oh, si. Muevete.

Comenzo con un vaivén desesperado, le encantaba sentirse rodeado por todas partes. Los gemidos volvieron a subir de volumen casi gritando su nombre, olvidándose por comoleto que Kardia y Manigoldo estaba en la casa, pero no les importo, ellos seguirian disfrutando de lo carnal de su amor.

Un gemido exquisito llego a sus oídos cuento toco su punto, el cual al encontrarlo no dejo tranquilo para nada, lo tocaba con la punta de su miembro una y otro vez, disfrutando ver como se arqueba su espalda, su rostro hacia el techo aunque mirando un punto muerto, la saliva que bajaba por su menton. Su mano derecha recorrió con tortuosa lentitud su cuerpo hasta llegar a su cuello, acaricio su garganta con la punta de sus dedos hasta llegar a su boca, donde metio dos de ellos. Mystoria de lo exitado que estaba solo atino a chuparlos como si del miembro de su pareja se tratara.

Sus pedidos entre cortados por más velocidad y fuerza lo volvían loco, con su mano libre sujeto con más fuerza su cintura para darle lo que deseaba. Una y otra vez torturando su próstata. Quito sus dedos de su boca solo para llevarla a su entrada y meter uno de ellos ahí. Mystoria tembló de pies a cabeza y perdió la fuerza en las piernas cayó por completo sobre la cama. Écarlate tomo su cadera con ambas manos para levantarla un poco y dar las ultimas embestidas en ese interior que se apretó más por culpa del resiente orgasmo.

- No pares... no pares.

Rió entre dientes lo tenia justo como quería, perdido y rendido por completo al placer de su cuerpo. Dio los últimos movimientos con verdadera fuerza hasta llenar con su semilla a su amante. Salio de él despacio, se acosto a su lado viendo como trataba de regular su respiración, quito unos cabellos que se habían aderido a su frente para besarla con cariño.

- Deberíamos repetir esto.- dijo al mismo tiempo que lo cubría con una sabana.

- No te prometo nada.

Rió por bajo viendo como cerraba sus ojos, lo mejor seria descansar. Agradecía que por primera vez en su vida su madre no hubiera abierto la puerta de repente.

Desde lejos alguien había visto todo.

- Oh, vaya. Parece que no era solo su hermano. Tenemos objetivo nuevo.

💫

Niños lujuriosos que se les olvidan los problemas haciéndolo, nada mal para su primera vez 😏

Creo que esta historia también llegará solo a 10 capitulos, cortita pero consisa o a lo mejor se alarga unos cuantos capitulos más.

ScorpioNoMilo.💕


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