Extra: Most Joyfull Life
Los meses pasaban rápidos y tranquilos, sin problemas ni desgracias que amenazaran con arruinar la tranquilidad en la que vivían.
Sino hasta el séptimo mes del embarazo que todo, de alguna manera, dejó de funcionar.
Todo había iniciado desde el momento en que había dejado de ver sus pies. Aún le era impresionante la idea de que alguien pudiera verse tan grande.
-¿Segura que sólo es uno?- preguntó Zoe una mala mañana.
Peggy no respondió, sólo se limitó a gruñir, como solía hacer cuando no quería hablar.
-Si, solo es uno.- respondió Douxie en su lugar.
-Y uno muy pesado.- dijo la castaña con simpleza.
Douxie y Zoe se envolvieron en su conversación mientras ella solo se dedicaba a escucharlos y a embarrar una inhumana cantidad de jalea en su tostada.
Últimamente su gusto por las cosas dulces había aumentado, desde las frutas hasta lo que ya era dulce, todo debía ser bañado en azúcar para que ella pudiera disfrutarlo.
Zoe puso su mano sobre el vientre de la castaña, la cual sólo arqueó una ceja ante la acción.
-¿Ya saben que será?- preguntó la pelirosada.
-Si.- respondió Peggy.
Zoe aguardó unos segundos, esperando el resto de la respuesta.
-¿Vas a decirme?- preguntó.
-No.- respondió Peggy sin levantar la vista de su plato.
Zoe frunció el ceño mientras se dejaba caer en su silla.
-¿Por qué?- cuestionó.
-¿Eres policía o por qué haces tantas preguntas?- exclamó la castaña.-Si te lo digo entonces tengo que decirle a todos y no quiero hacer eso.-
Justo en ese momento, Marius entró por la puerta, sin llamar, en pijamas y con un tupper en la mano derecha.
-Bonjour! - saludó, a la par que se sentaba en la mesa con ellos.
Lilith pronto se acercó a Marius y se dejó acariciar por este, ronroneando con fuerza cada vez que el niño acariciaba detrás de sus orejas.
-Miren quién salió al fin de la casa de su novia.- dijo Peggy.
-Solo porque está de viaje con su hermana y su mamá.- respondió Marius.
El muchacho destapó el tupper, dejando ver una gran cantidad de macarrones con queso, la cual comenzó a comer con tranquilidad.
-¿Haz estado comiendo esa porquería todo este tiempo?- preguntó Zoe.
-Por supuesto que no, pero lo único que venden en este pueblo son waffles con tocino.- se quejó el francés.-¿Por qué alguien comería waffles con tocino? Es asqueroso.-
-Los estadounidenses tienen una extraña obsesión con el tocino.- dijo Douxie.
Marius rio por lo bajo antes de dar otra cucharada a su comida.
-Si Chio estuviera aquí moriría de hambre.- dijo Marius antes de seguir comiendo.- Odia la comida estadounidense.-
Los demás guardaron silencio, esperando a que Marius explicara la repentina mención de la tal Chio.
Sin embargo, Marius no habló sobre el tema.
-¿Quién es "Chio"?- preguntó al fin Peggy.
-Rocío, compartimos casa en Francia.- respondió Marius.
De pronto, los ojos del joven se abrieron con preocupación, alertando a los demás presentes.
Se levantó con rapidez y se apresuró a la salida.
-¿Que sucede?- preguntó Zoe.
-¡Luego les llamo!- exclamó antes de salir y cerrar la puerta detrás suyo.
°°°°
-No creo que vaya así.- dijo la castaña al observar la cuna que habían estado armando durante la última hora.
-Pero seguimos las instrucciones.- se quejó el pelinegro.
Lilith saltó dentro de la cuna, la cual se tambaleó ante su peso, causamos que la felina erizara su pelaje.
-No se siente muy segura.- afirmó Lilith.
-No creo que esté diseñada para soportar a gatos de diez kilos.- respondió Peggy.
Lilith saltó nuevamente fuera de la cuna antes de que Peggy pudiera desarmarla con su magia, solo para volver a ensamblarla con facilidad.
La castaña puso su mano sobre la madera y la movió con suavidad.
-Listo.- dijo con orgullo.
Sin embargo, al volver la vista hacia Hisirdoux, este la veía con desaprobación.
-No deberías usar magia para tareas sencillas.- reprochó el pelinegro.-La magia no es un atajo admisible para...-
-Douxie.- lo interrumpió Peggy.- Cariño, juro que si tuvieras una moneda por cada vez que has escuchado esa frase serias millonario.- dijo.- Además, solo arreglé la cuna.-
-Pero no es sólo la cuna.- objetó Douxie.- También son los platos y las luces y las escobas. Haces todo con magia ¿Que clase de mal ejemplo es ese?.-
La castaña arqueó una ceja ante las acusaciones en su contra.
Sin embargo, antes de que pudiera responder, alguien llamó a la puerta.
-¿No vas a abrirla con magia?- preguntó Douxie al verla caminar hacia la puerta.
-No pienso hablar contigo.- respondió la castaña sin voltear a verlo.
Al abrir la puerta, la primera en saludarla fue Nari, quien, por cierto, había estado desaparecida durante algunas semanas.
Y, a la par de la semidiosa, Aran apareció por la puerta y la envolvió en un cálido abrazo.
-Me alegra mucho que hayas venido, Aran.- dijo Peggy cuando el abrazo terminó.
-Cuando Nari me dijo que estabas en cinta, no pude evitar venir a visitarte.- dijo el hada a la vez que entraba a la casa, pasando su vista curiosa por todo el lugar. -Mi clan ha hecho esto para ti.-
Aran le entregó una caja adornada y desde dentro, Peggy sacó lo que parecía ser una campana móvil hecha de madera, de la cual colgaban diferentes tipos de cristales, de todos tamaños y colores.
-Yo ayude a hacerlo.- dijo Nari.- Así que es seguro que lo acepten.-
Peggy se acercó a la cuna y puso la campana en uno de los barandales, observando como está daba suaves vueltas.
-Es hermosa.- dijo la castaña.- se los agradezco mucho.-
La visita de Aran y Nari llevó toda la tarde, dejando en pausa la discusión que los magos habían iniciado antes de su llegada.
Ninguno de los dos hablaba con naturalidad y Douxie no había hablado más de lo requerido.
No fue hasta el momento en que se marcharon que la casa se hundió en un extraño silencio que le generaba incertidumbre.
Sin embargo, y pese a que los pensamientos intrusivos le deborsban la cabeza, no quiso continuar con la conversación y solo se resignó a continuar con su noche.
Mientras estaba sentada en la cama, con la espalda en el respaldo, lamentando no poder dormir boca arriba y recordando lo pesada que era la barriga para dormir de costado, Douxie entró a la habitación.
Se sentó a un lado de ella y puso su mano sobre su barriga, soltando un pesado suspiro.
-Tienes razón.- dijo Douxie.-Si sería millonario.-
Peggy soltó una carcajada que la tomó por sorpresa, mientras ponía su mano sobre la de Douxie.
De pronto, el peso del ambiente se disolvió entre sus risas y volvió a ser pacifico y ligero.
-También tienes razón.- dijo ella.-Si es un mal ejemplo.-
El pelinegro dejó caer su cabeza sobre su hombro y soltó otro suspiro.
-De todos modos no quería volver a armarla.- dijo Douxie.
°°°°
A finales del octavo mes, el nuevo departamento ya estaba listo para recibir a su nuevo integrante. Era apenas más grande que el pasado, con una recamara extra y una cocina menos angosta.
El lugar rebosaba de mantas, juguetes y ropa, al igual que monitores infantiles en cada habitación.
Aquella tarde, mientras Peggy doblaba la ropa recién lavada y Douxie la guardaba, recibió una llamada de Marius.
En realidad, no había entendido muy bien lo que había dicho pues el niño cambiaba de idiomas a la par que explicaba las cosas. Sin embargo, si se le oía urgente.
-¿Me acompañas a casa de Marius?- preguntó Peggy.
-¿Sucedió algo?- preguntó el mago.
La bruja se puso de pie, se deslizó las zandalias sin quitarse los calcetines y se estiró hacia el frente.
-No lo sé.- respondió Peggy.- Algo sobre un problema de no se que.-dijo.- habla muy rápido y a veces no le entiendo-
Sin más, subieron al auto y comenzaron su camino. Aún cuando la ciudad de Arcadia no era grande, siempre le gustaba observar el camino por la ventana, incluso cuando lo sabía de memoria.
Ese día era especialmente encantador, a pesar de que el cielo estaba vestido de nubes oscuras y pesadas, el calor era agradable y, por mucho, soportable y el aire llevaba ese olor a lluvia que la relajaba.
Cuando llegaron sólo ella y Lilth bajaron del auto, pues Douxie insistió en quedarse dentro.
Agradecía que este edificio sí tuviera un elevador funcional, incluso cuando sólo eran tres pisos por subir, no planeaba hacerlo por las escaleras.
Cuando llegó al departamento de Marius, este no dudó en abrir la puerta, incluso antes de que Peggy pudiera llamar.
-Al fin llegas.- dijo Marius.-Tardaste siglos.-
La castaña suspiró con cansancio.
-Ni siquiera debería estar aquí, y lo sabes.- respondió ella.- No cuando estoy a punto de reventar.-
Marius le dio el pase al departamento, sin embargo, la detuvo justo al cruzar la puerta.
-¿Recuerdas la otra vez que mencioné a Chio?- preguntó Marius.-Pues hablé con ella y la invité a venir aquí.-
Peggy arqueó una ceja y, antes de poder hablar, Lilith salió desde su bolsillo.
-¿Llamaste a tu madre hasta aquí para hablar sobre tu amiga, niño?- preguntó la roedora.
Marius negó con la cabeza.
-Es que yo no espera a Chio aquí tan pronto y llegó justo cuando Olivia y yo salíamos de cita.- hablaba Marius a gran velocidad.-y tuvimos que cancelar y ahora Chio esta en la sala y creo que Olivia esta molesta conmigo.-
Las familiares guardaron silencio, el interés había dejado sus rostros.
-¿Entonces estoy aquí para resolver tu drama adolescente?- preguntó la castaña.
Sin dejar que Marius respondiera, Peggy siguió su camino hasta llegar a la sala donde, en efecto, estaba Olivia hablando con otra mujer.
La desconocida pronto llevó su vista hacia ella y se puso de pie casi de inmediato.
-Tu debes ser Margaret.- saludó al estar frente a ella, estrechando su mano con vigor. - He escuchado tanto sobre ti ¡siento que te conozco desde hace años!-
Su cabello oscuro y ondulado no llegaba ni al raz de sus orejas; una playera sin mangas que delataba la diferencia de tonos entre sus brazos y su rostro; y un delineador morado que resaltaba sus vivos ojos marrones.
-Ojalá pudiera decir lo mismo.- respondió Peggy al retirar su mano del cálido saludo.
La joven se sonrojó ante su propio vigor.
-Lo siento.- dijo- Soy Rocío Liliana Alvarado, mis amigos me llaman "Chio", es un placer conocerte al fin.-
Chio hablaba con energía, incluso cuando su apariencia sugería lo contrario, la joven bruja era alegre y parlanchina.
Sin embargo, un fuerte dolor bajo su vientre la hizo quejarse, logrando que Chio dejara de hablar de golpe.
-¿Estas bien?- preguntó Marius, pronto corriendo a asistirla.
Y, justo cuando creía tener una respuesta, su fuente se rompió.
-No.- respondió Peggy al ver el charco bajo sus pies.
°°°°
Después de varias horas, las cuales habían sido las más dolorosas de su vida, al fin podía decir que había terminado.
Su cuerpo aún estaba exhausto y adolorido pero ver al pequeño, quien dormía pleno en sus brazos, compensaba todo el dolor que pudo haber sentido.
Douxie pasaba su manos por su pequeña cabeza, mientras las lágrimas recorrían su rostro.
-¿Por qué lloras?- preguntó la castaña antes de depositar un beso en su mejilla.- Tu no hiciste nada- bromeó.
Douxie la abrazó por los hombros mientras reía con suavidad.
-No lo arruines.- respondió Douxie.
La puerta se abrió con lentitud y la cabeza de Zoe se asomó con cautela, seguida de Marius y Olivia.
-Fue niño, me debes veinte dólares.- le dijo Marius a Zoe, quien solo rodó los ojos con fastidio.
El bebé aún dormía, pese a las risas de los presentes. Parecía tranquilo y, esperaba, fuese así.
Lilith salió desde uno de los bolsilloa de Marius y se recostó en la cama junto a Peggy y sólo se dedico a observarla con adoración.
-¿Como se llama?- preguntó Zoe.-¿O tampoco vas a decirme?-
Ambos, Peggy y Douxie, rieron.
La castaña pasó su dedo índice por la curva de la nariz del pequeño, recordando los gestos de amor de su propia madre hacia ella y sonrió.
-Joy.- respondió.- Se llama Joy.-
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Yo: Ay no, no quiero hijos, parir debe ser horrible 😔🙅🏻♀️
También yo: Ay sii que mi oc tenga un bebé todo bonito😻😻
Anyway bienvenido a este mundo de locos baby Joy🙌🏻❤️ tqm
Ya les había dicho el nombre por mi insta y además estaba oculto en el título del capítulo pasado🤭✨
Se llama Joy porque hace a sus papis felices uwu
Olivia de LaChicaEterea hace acto de presencia uwu
Además que introducimos a ✨Rocío✨
Ya sabremos un poco más sobre ella😼✋🏻
Como sea, espero que les haya gustado este cap corto e irrelevante (hasta el momento del parto xd)
Nos leemos en unos días (espero🥴)
Bai✨
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