Capítulo 13: Miedos
Aran cayó al suelo cuando las enredaderas le liberaron y, cuando supo que Tovar se había ido, pudo sentirse segura.
Vio el cuerpo de piedra tirado en suelo y a Peggy a su lado, llorando sin control alguno.
El hada se apresuró a llegar a ella, cayendo de rodillas al lado de la hechicera, quien no podía dejar de sollozar.
Lilith también estaba a su lado, tratando de consolarla tanto como podía.
Y Peggy... Peggy estaba destrozada.
Su corazón estaba hecho polvo, cada latido era el simple susurro de lo que alguna vez fue una vibrante melodia.
Una melodia que se desvanecía en el aire y que se ahogaba en su pena.
Las lágrimas quemaban su rostro y su mente estaba perdida, enfocada, en la última sonrisa del mago, esa que estaba dedicada a la muerte.
A la resignación.
Un portal se abrió a sus espaldas, del cual las dos diosas faltantes salieron al armadas y agotadas.
-¿Que sucedió?- interrogó Ming-Na.-¿Que le pasó al cielo? -
Nadie respondió temiendo que las diosas conocieran la respuesta. Ixchel paseó su vista por el templo, encontrando la estatua, el cuerpo de su esposo, convertido en piedra.
-No...- lloró la diosa.-No...Otra vez no.-
Mientras la Diosa de Luna lloraba la derrota de su esposo, Ming-Na se encargó de la interrogación.
-¿Que fue lo que hicieron? - cuestionó la diosa.
-Fue esa diosa.- habló Aran.- Tovar sabía que la runa estaba aquí.-
El rostro de la diosa cambió abruptamente.
-Entonces sabe donde están las que faltan.- habló para sí Ming-Na.
Haru.
Tovar sabía que Haru tenía una runa y seguro iba en camino a robarla. Aran comenzó a sentir como su corazón latía con fuerza, siendo invadida por el miedo al saber que su clan, su familia, estaba indefensa ante esta nueva amenaza.
-Mi clan.- balbuceo Aran.- Tengo que volver, tienen que ayudarme.-
Peggy se levantó del suelo y limpió las lágrimas de sus ojos y, con las pocas fuerzas en su cuerpo, intentó dar todo su apoyo al hada.
-Aún podemos detenerlas.- dijo la castaña.- Aún queda tu runa, eso debería ser suficiente.-
Ming-Na sonrió con sarcasmo, tomó la runa que colgaba de su cuello y se la entregó a Peggy.
Sin embargo, esta vez no hubo una corriente mágica que la acompañara.
La Runa de la Tierra se había vuelto como cualquier amuleto de festival.
Inservible.
-No lo entiendes.- dijo Ming-Na.- La magia está en desvalance... Ya... Ya no hay nada por hacer.-
Ming-Na caminó hasta la diosa de la Luna, quien aún lloraba sin consuelo y la envolvió en un abrazo.
-¿Eso es todo?- preguntó Peggy, su voz llenándose con rabia a cada segundo.-¿Solo van a aceptar la derrota?¿Decepcionar a todos los que....-
-Vete a casa, Nikté- dijo Ixchel.- Vayan y disfruten a los que aún viven...-
°°°°
Ming-Na había abierto un pequeño portal justo frente al Bosque Eterno, Peggy, Aran y Lilith, a quien le habían permitido pasar estas últimas horas con su familiar, caminaban en silencio.
Su mente aún reproducía el recuerdo de la pelea de hacía algunas horas y su corazón dolía a causa de tales recuerdos.
El cielo se había oscurecido por completo, ni siquiera había luna o estrellas que iluminasen la oscuridad y guiaran sus caminos.
-No puedes decir que no lo intentamos, Margarita.- dijo Aran al llegar donde sus caminos se separaban.
El hada se acercó a ella y la envolvió en un abrazo, el cual Peggy correspondió.
-¡Peggy!- exclamó la voz de Nari desde la distancia.
La castaña se soltó de los brazos de Aran para recibir a Nari.
-Peggy, algo terrible ocurrió.- lloraba Nari.- Tovar se llevó la Runa de Haru...-
-¿Que hay de mi clan?- preguntó Aran con angustia.
Nari limpio las lágrimas de sus ojos antes de responder.
-Muchas huyeron y las demás... son piedra... Haru también.-
Peggy no pudo evitarlo y abrazó a Nari con fuerza, mientras sentía las lágrimas caer por su rostro otra vez.
Aran comenzaba a respirar con pesadez, sin saber cómo sentirse al respecto. El estrés y la angustia lo comía vivo.
Peggy se soltó de Nari y tomó las manos de Aran entre las suyas.
-Necesitan a un Líder, Aran.- susurró la castaña y envolvió a Aran en un abrazo nuevamente.- Gracias por intentarlo.-
Aran la soltó y, con una sonrisa triste, corrió bosque adentro, dispuesta a encontrar al resto de su clan.
-¿Donde está Hisirdoux?- preguntó Nari.
Peggy sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
-Lo siento, Nari.- dijo Peggy.- No pude salvarlo... Yo fallé. -
-¿Que?- preguntó la Niña Planta.
-Tovar ganó.- respondió Peggy.- Azid ganó.-
Nari no respondió, su rostro no mostraba más que decepción y luto.
-Me voy a casa, Nari.- dijo Peggy, extendiendo una mano hacia la semidiosa, pero esta no la tomó.
-¿Te vas?- preguntó la semidiosa.
-¿Qué mas puedo hacer, Nari? - preguntó Peggy.- ¿Pelear sin magia? ¿Sin runas? -
Nari no respondió.
-Los dioses se negaron a ayudar por una razón.- continuó Peggy.- Pero quise creerme especial. Quise creer que podía ganar cualquier batalla...y ahora lo perdí todo.-
Peggy comenzó a caminar en dirección a la vieja guarida de Morgana, aquella choza en la que había vivido los últimos dos años.
El lugar estaba frío y parecía más abandonado que nunca. Al llegar, lo primero que hizo fue quitarse los zapatos.
Encendió el fuego, puso a calentar agua y comenzó a buscar entre las alacenas.
-¿Que es lo que buscas?- preguntó Lilith.
La castaña encontró lo que buscaba, mostrándole a Lilith un pequeño frasco con varias plantas y flores secas en su interior.
-Una infusión un poco... Mortal.- dijo Lilith.
-Solo quiero que todo esto termine.- dijo Peggy.- Esto solo acelerará el proceso.-
-Si eso es lo que deseas.- respondió Lilith.- Adelante.-
La respuesta de Lilith fue algo que la sorprendió un poco, pero no dijo nada para contradecirla.
Preparó el té y, con manos temblorosas, dio un trago grande a la bebida caliente.
Los efectos serian lentos, pero no dolería en lo más mínimo. El silencioso veneno ahora recorría su cuerpo y lo destrozaba con cuidado.
Caminó hacia la cama frente al fuego y se recostó, Lilith se recostó con ella, haciendo presión sobre su estómago al poner su cabeza, dispuesta a acompañar a su familiar hasta las puertas de la muerte.
Cerró los ojos y comenzó a respirar con calma, como si se preparará para dormir. Su mente comenzaba a sentirse ligera y su cuerpo frío.
-Así termina tu viaje entonces.- dijo una voz.
Peggy abrió sus ojos, viendo a la mujer sentada a los pies de la cama. Se veía igual que en sus recuerdos, con su cabellera rubia descuidada, el triste semblante en su rostro y sus ojos grises se veían igual de apagados y fríos.
-¿Vuelves ahora que estoy por morir?- preguntó Peggy.
-Debía volver en algún momento.- respondió la mujer.- ¿O no? -
Peggy esbozó una sonrisa.
-Eres una descarada... - dijo y sintió el nudo en su garganta crecer.- Esto no es real. Tu no estas aquí. Solo estoy alucinando.-
-Por supuesto.- respondió la ilusión.- ¿Cómo te sientes, florecita? -
El sueño comenzaba a invadirla y le costaba mucho enfocarse.
-Cansada.- respondió Peggy.- Y tengo mucho...miedo.-
La rubia asintió.
-El miedo nos hace tomar decisiones erróneas.- dijo la mujer. -Nos cambia.-
-Blinky dice... - dijo Peggy. - Blinky... Dice que... El miedo nos... Nos mantiene... Con... Con vida.-
El aire le faltaba, su mente se nublaba.
La muerte la estaba venciendo.
-El miedo en batalla, si.- dijo la mujer.-En todo lo demás, no. Nos hace vulnerables y egoístas.-
Concentrate.
Concentrate.
Concentrate.
-¿Por qué... Por qué te fuiste?- preguntó Peggy.- Yo te necesitaba y... Y tu... Te fuiste...-
-Tenía miedo.- respondió la ilusión.-De ti, de lo que implicaba cuidarte. Fui egoísta.-
Hubo un silencio que Peggy no pudo romper, pues todas sus energías se enfocaban en su lenta respiración.
-Te lastime mucho, Margaret.- la mujer se había acercado a ella y acariciaba su rostro con delicadeza, paseando sus delgados dedos por las majillas de la castaña.- Lo siento tanto, mi pequeña florecita.-
Peggy se enfocó en el tacto de su madre, aún cuando era una alucinación, cuando sabía que el veneno ya infecta a su cabeza, se sentía tan real que comenzaba a dudar que fuera una alucinación del todo.
Quería hablar, quería decirle que la había odiado y había maldecido su nombre muchas veces y que, al final, después de tantos años, la había perdonado.
Pero, simplemente, ya no tenía energía.
No quería irse sabiendo que su último recuerdo sería el de su madre abandonandola, pero era todo en lo que podía pensar en ese momento.
-Si te rindes ahora.- dijo la mujer.- tu miedo lastimará a todos lo que amas. No tengas miedo, como yo lo tuve.-
Dejó de escuchar la voz de su madre y se movió con dificultad, Lilith bajó de la cama, y Peggy cayó justo a su lado.
-Hay un... - intentó hablar la hechicera mientras avanzaba a gatas.- El... El antídoto... En la... -
Señaló hacia dónde, creía, estaba dicho antídoto para el veneno que ahora corría libre en su cuerpo.
El suelo se había vuelto frío, pero no parecía molestarle la sensación, sino que la recibió con placer.
Lo había intentado.
Su vista se oscurecía y sus respiraciones se volvían lentas. Escuchaba la voz de Lilith a la distancia, pero no parecía hablar con ella.
Pronto todo acabaría
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Hola hola
Como dicen que se encuentran?
Uhhh capítulo oscuro💀
Pot cierto, faltan dos capítulos (y el epílogo) para que se acabe esta historia ah🥺
Si sí hubiera seguido con la fecha que tenía planeada, hoy apenas estaría subiendo el primer cap de la historia jsjsjsj
En fin, nos vemos la siguiente semana✨
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