Capítulo 12: Un Acto De Amor
Cuando Peggy volvió su vista hacia aquella voz que, a pesar de haber estado con ella durante más de novecientos años, ya había olvidado, se encontró con la figura de un gran jaguar. Sin embargo, y aun en una forma distinta, Peggy la reconoció de inmediato.
Ya fuera en forma de un gran gato o un pequeño ratón, Peggy siempre reconocería a su familiar.
-Te ves terrible, niña- dijo el jaguar, caminando de manera elegante y delicada hacia la que alguna vez fue su protegida.
-Por mi madre...- dijo Douxie por lo bajo.
Peggy tomó la mano del pelinegro y dio un ligero apretón, solo para cerciorarse que lo que veía era real y que por ningún motivo era un mal sueño. Aunque, de ser un sueño, no estaba segura de querer despertar del todo.
Douxie le regresó el apretón y la alentó a dar un paso hacia el frente. Tomando este pequeño acto de coraje se acercó a la gran felina y se puso de rodillas.
Ella se veía diferente, tal vez porque no era el gran gato al que estaba acostumbrada a ver. Su pelaje brillaba con la misma luz de las estrellas y un aura celestial la rodeaba por completo.
Al ver sus ojos vio en ellos su vida completa, desde el momento en que la conoció, durante su niñez, hasta el momento que la vio caer rendida en batalla.
-Lilith...- susurró, aun sin poder creer por completo que aquel momento era real.
La felina se sentó frente a ella y restregó su rostro contra el de la castaña, ronroneando con fuerza. Peggy no pudo evitarlo y abrazo a la gran felina frente a ella, la sujeto con fuerza, temiendo que pudiera desvanecerse. Las lágrimas volvieron a brotar por su rostro mientras miles de emociones volvían a invadirla.
Admirando la escena, y sin poder creer, o entender, lo que sucedía, Douxie se acercó las familiares y puso una mano sobre la cabeza de Lilith. La felina levanto su profunda mirada hacia el mago.
-Oh vaya. - exclamó Lilith. -¿Aún sigues con este? -
Peggy soltó una risita y Douxie solo rodó los ojos con diversión.
-Hola también, Lilith. - dijo el mago.
Aran, quien observaba la escena en silencio, comenzó a sentirse fuera de lugar y, en silencio salió de ahí.
-¿Como es posible? - preguntó Peggy. -Yo te vi morir. -
-Kisiin no murió. - dijo Itzamná, quien aún estaba detrás de ellos. - Porque nunca estuvo completamente viva. -
-No comprendo. - respondió Peggy.
-Kisiin no es un familiar como los que acompañan a los magos. - dijo el dios. -Ella es una de las doncellas de Ixchel, una guardiana enviada a ti. Solo era cuestión de que volviera a nosotros. -
-El cuerpo que viste morir era prestado. - explico Lilith. -Mi alma está en las estrellas y fue mi Señora la que me permitió volver hoy aquí. -
-¿Solo hoy? - preguntó Peggy.
Lilith asintió con tristeza.
.....
Douxie dejó que Peggy y Lilith disfrutaran de su tiempo juntas mientras el salía a despejar su mente y distraerse un poco.
Sin embargo, en vez de encontrar la tranquilidad que buscaba, encontró a Aran observando el horizonte. El hada tenía una expresión seria y oscura en su rostro, abrazaba sus rodillas y descansaba su mentón sobre estas y su cabello rizado ocultaba su rostro.
Douxie sintió un poco de pesar al recordar la mirada de Aran en el bar, cuando los vio a él y a Peggy juntos. Su rostro se había visto tan roto y casi podía sentir como el dolor irradiaba de su cuerpo.
-Aran. - le llamó Douxie. -¿Estas bien?-
Aran no volvió su vista hacia él, simplemente negó con la cabeza.
-No sé qué es lo que siento.-respondió Aran.
Douxie se sentó junto al hada y dejo que hablara sin interrumpirle.
-Es una clase de dolor que no duele en sí... - continuó Aran. - Y también estoy molesta y me siento tan tonto. -
-Lamento que te sientas así, Aran. - se disculpó Douxie.
-No tienes que hacerlo. - respondió Aran. - No es tu culpa. -
Hubo un silencio corto.
-Pero... quiero que sea tu culpa. - continuo Aran. -Quiero gritarte y odiarte... pero sé que esto que siento me lo cause yo misma. Me dejé engañar por mis emociones, por su atención. Y salí herido.-
Las lágrimas corrían por el rostro del hada, mientras se castigaba internamente; Douxie no podía hacer más que sentirse un poco culpable por Aran.
-Si te hace sentir mejor. - dijo Douxie. - Hay más peces en el mar. -
Aran dirigió su vista hacia él, con la ceja arqueada en confusión.
- ¿Peces? - preguntó el hada. - ¿Por qué estamos hablando de peces? -
-Me refiero a que – continuo Douxie – Se que hay alguien ahí afuera para ti. -
.....
Peggy aún se sentía un poco asombrada por la idea de que Lilith estuviera viva; aun lo sentía como un sueño, como esos que había tenido durante esos últimos diez años.
Entendía la parte en la que Lilith no era en si un ser vivo, que nunca lo había sido. Así como entendía que su familiar era tan vieja como el tiempo o, en su caso, las estrellas. Que había existido desde antes que todo y probablemente existiría, incluso, después.
-Cuando te fuiste. - dijo Peggy. - Algo en mi cambio: dormía más, comía menos, solo quería estar dentro de casa. Douxie fue de mucha ayuda, pero, había dias en los que solo quería llorar durante horas. -
Lilith se recostó sobre su regazo y Peggy resintió el gran peso de la felina sobre su cuerpo, pero no podía hacer más que disfrutar y agradecer la cercanía.
-No quería irme. - confeso Lilith. - Sabia que no estabas lista para estar sola, e hice todo lo posible por volver, pero Ixchel insistió en que estarías bien. -
Peggy acarició el suave pelaje de la felina.
-Supongo que ahora tiene sentido porque mis recuerdos están volviendo. - dijo Peggy. - Si tu estas viva, significa que no los he perdido. -
Lilith se levantó de su lugar, y observo a Peggy con confusión.
- ¿Que dices, niña? - preguntó la felina con intriga.
-Mis recuerdos han estado volviendo últimamente. - respondió Peggy. - No vuelven completos, son más como flashes, fragmentos. -
Lilith no dijo nada al principio, solo observaba a la castaña con una confundida mirada.
-Eso no debería pasar. - dijo Lilith.
- ¿Qué? - preguntó Peggy.
-El hechizo de la memoria es eterno e inquebrantable. - respondió Lilith. - Ni siquiera esta ausencia de magia debería devolverte tus recuerdos, simplemente porque ya no deberían existir -
- ¿Entonces por qué vuelven? - pregunto la castaña, sus cejas bien alzadas.
-Seguro lo hiciste mal. - respondió Lilith. - Algo debió salir mal, que suerte que los efectos secundarios aun no te volvieron loca. -
-¿Eso significa que mis recuerdos pueden volver? - preguntó. - ¿Pero, por que los perdí durante casi mil años? -
Lilith se estiro en su lugar, extendiendo sus grandes patas de jaguar y sacando las enormes garras con placer.
-Supongo que solo fue temporal y en algún momento debían volver. - dijo Lilith. - O, en el peor de los casos, romperte la cabeza y destrozar cualquier rastro de cordura que pudiera quedar en ti. -
Peggy soltó una risita.
- ¿Significa que todos los demás afectados también pueden recuperar sus recuerdos? - preguntó, esperando poder obtener una respuesta positiva.
Algo que la ayudara a sanar las heridas que Douxie sentía.
-No estoy segura. - confesó Lilith. -Pero lo más probable es que si. -
Sentía mucha paz, incluso cuando sabía que el resto del mundo estaba en peligro. Estar tan tranquila la hacía sentirse un poco culpable, pero no podía evitar sentirse así, con su querida familiar al lado.
Su calma, sin embargo, fue interrumpida cuando su vista se dirigió al horizonte y a la inmensa nube de neblina que crecía y se acercaba hacia donde estaban. Al ponerse de pie, también pudo notar como las grandes enredaderas aprisionaban la antigua estructura de piedra.
Corrió hacia adentro, gritando el nombre de Douxie y rogando por ayuda del Dios que, sabia, estaba dentro. Sin embargo, al entrar, encontró el lugar en una pesada oscuridad y Lilith ya no estaba a su lado.
Las enredaderas envolvían el lugar y la encerraban dentro, causándole una sensación de claustrofobia y escalofríos.
-Yo no te tengo miedo. - dijo al aire, sin saber en realidad a quien, o a que, hablaba.
-Mentirosa. - respondió Tovar, quien surgía desde la oscuridad. - Pero bueno, esa no es noticia nueva. -
Peggy dio unos pasos atrás, vulnerable ante esta nueva amenaza.
-Supongo que tú eres Tovar. - dijo Peggy.
Tovar sonrió y sus ojos violetas brillaron con emoción.
-La misma. - respondió Tovar. - Y tú eres la única e inigualable Hija de Morgana. -
-No diría que soy la "única". - dijo Peggy, fingiendo tranquilidad. - Hay muchos de nosotros, es solo una expresión. -
Peggy tomó un momento para examinar la particular figura de Tovar: era alta y su piel y su cabello eran tan blancos como la nieve del invierno, sus ojos violetas resaltaban en su rostro, al igual que las enredaderas que adornaban su cabello y su figura.
Verla eran ambos, un deleite y una sorpresa.
-Soy consciente. - respondió Tovar. - Debo admitir que ustedes, hechiceros, son mis favoritos de entre todos los humanos. -
Peggy paso saliva.
- ¿Ah sí? -
Tovar asintió con calma.
-No hay mayor mentiroso que una bruja que se esconde. - dijo Tovar. - Dime, niña ¿Cuantas vidas has tenido que inventar para no morir? -
-Cientos. - respondió Peggy.
-Que maravilla. - habló Tovar.
Peggy volvió a sus cinco sentidos: Tovar no venía a socializar ni a adularla. Tovar venía a dañarla, a robarle las Runas.
-No voy a darte lo que quieres. - dijo Peggy.
-Oh. - exclamó Tovar. - Creí que nos estábamos llevando bien. -
- ¿Dónde están mis amigos? - indagó Peggy.
Tovar sonrió y, con un movimiento de su mano, la oscuridad se dispersó, dejando ver a Douxie, Aran y a Lilith, siendo prisioneros de la magia de Tovar. Pronto, las enredaderas también tomaron cautiva a la bruja, quien luchaba en vano por salir de ahí.
La diosa se acercó con gracia hacia Peggy y sostuvo su rostro entre sus manos albinas.
-Yo te conozco. - le dijo Tovar. - Así como conozco a cada farsante y mentiroso en este patético pedazo de rocas. - Tovar movió un mechón de cabello que estorbaba en el rostro de la castaña. -Y sé que, aunque desees engañarte a ti misma, tienes miedo y que sabes lo patética que eres...-
-Tovar. - la voz de Itzamná resonó desde la espalda de la diosa, causando que esta volteara a verle. - Ya fue suficiente. -
Tovar soltó el rostro de la bruja y dirigió toda su atención hacia el dios.
-Oh, Itzamná.- habló Tovar. - Años sin verte -
- ¿Dónde está tu hermana, Tovar? - pregunto el dios.
Tovar rio.
-Como si no lo supieras. - escupió Tovar. - ¿No es ese tu trabajo? ¿Observar todo y luego ir de soplón? -
El dios intento ponerse en guardia, pero, con la ausencia de su Runa, no había mucho que pudiera hacer para enfrentar a Tovar. Así que, con sus conocimientos en batalla, se enfrentó a la magia de la diosa, siendo el que obtuviera la derrota.
Tovar le había rasgado con enredadera de sol, causando que, poco a poco, Itzamná cayera al suelo, convirtiéndose en piedra. Pronto, el cielo se oscureció.
La diosa volvió la mirada hacia Peggy, quien aún luchaba por librarse de las ramas que la aprisionaban. Tovar se acercó a ella y arranco de su cuello las Runas que resguardaba.
-Muchas gracias, héroes. - dijo Tovar.
-Yo también se quién eres. - dijo Peggy. - A ti también te fallaron. - Tovar alzo la cabeza con arrogancia. - Todos en los que confiabas te abandonaron y se fueron. -
Tovar frunció el ceño con molestia.
-Tú no sabes lo más mínimo de mí. - ladró Tovar.
-Se que a ti también te falló el amor. -
El semblante de Tovar, aunque fuera por unos cuantos segundos, se volvió débil y lleno de sorpresa.
- ¿Quieres un consejo, bruja? - preguntó Tovar. -Vuelvan a sus hogares y esperen su fin. Ya no van a ganar esta batalla. -
Las ramas que la sostenían la soltaron, provocando que Peggy cayera al suelo con un quejido, el dolor de sus huesos había vuelto. Tovar observo a Douxie, quien aún era prisionero de su magia, y una cruel idea cruzo su mente.
-Tú también eres un mentiros, mago. - canturreo Tovar. - ¿De verdad vas a perdonarlo? -
Peggy observo, desde su lugar en el suelo, como la diosa daba vueltas alrededor de Douxie.
-Cuando él te hizo tanto daño. - continuo Tovar. -Yo ya lo hubiera matado, como a todos los que me han lastimado. -
Peggy intento ponerse de pie una vez, sintiendo como sus rodillas quemaban en cada intento.
-Déjalo en paz. - rogo Peggy con voz quebrada y al borde de las lágrimas.
Tovar negó con la cabeza.
-Permíteme mostrarte, bruja, un verdadero acto de amor. - dijo Tovar.
La diosa apuñalo al hechicero en el costado y le dejo con suavidad en el suelo, mientras su cuerpo era consumido por roca. Peggy intento acercarse a él, pero Tovar la detuvo.
-Te lo ruego, por favor, basta. - lloraba la bruja.
-Deja que muera. - dijo Tovar. - Así no tendrá que sufrir como el resto de los humanos. -
Douxie podía sentir como su cuerpo cambiaba y se endurecía, envolviéndolo en un fuerte dolor imposible de soportar. Antes de ser completamente consumido por la magia, le dedico una última mirada a la castaña.
Una mirada tan dolorosa y cálida a la vez.
Una mirada que le prometía que se volverían a ver tarde o temprano, en alguna otra vida.
Y, con una última sonrisa, Hisirdoux Casperan, pereció ante la magia.
-He ahí. - dijo Tovar. - Tu último acto de amor. -
Tal y como había llegado, envuelta en sombras, Tovar desapareció.
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Oh sí, me encantan los suspensos trágicos.
Ufff muchas emociones en este capítulo. Primero felices porque Lilith volvió (teamo Lilith), luego tristes por Douxie, y muchas más emociones de por medio.
En fin.
Tragedia, mi motivo para existir.
Y, hablando de tragedias, este merequetengue ya se va a acabar. No estoy muy segura de cuantos caps queden, tal vez dos y el epilogo, aun no se.
Pero bueno, ya les dire.
Nos leemos el miercoles✨
⚠️Contexto rápido⚠️
Segun la leyenda Itzamná, Dios del cielo, le regaló a su esposa Ixchel las estrellas y, según dicen, cada una de ellas es una mujer que murió joven y que entonces se convierte en una de las doncellas de Ixchel✨
Así que Lilith es una de esas doncellas y... Si
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