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Capítulo XIV

Hello there! Acá nuevo capítulo.

El doctor Organa no entendía muy bien para que Palo quería tomarse unos días libres, pero considerando que llevaba más de un año trabajando allí, le correspondían sus vacaciones. 

Palo agradeció que le dieran sus vacaciones, aún cuando estaban muy escasos de personal, pues nadie quería trabajar en un posible objetivo militar. Eso era obvio. Todos tenían miedo de ser víctimas de un ataque separatista, y muchos médicos habían renunciado para recluirse a la seguridad de sus casas o clínicas privadas. 

Palo compró un pasaje de autobús a Tatooine y fue repasando sus notas durante el viaje. 

Tenía poca información sobre Shmi Skywalker y sobre Qui- Gon Jinn, pero esperaba a su regreso de Tatooine ir hasta Naboo para conseguir que un viejo amigo, o más bien enemigo lo ayudara. 

Cuando fue el novio de Padmé, se llevaba muy bien con un amigo en particular de Padmé, Tonra, Tonra había sido algo así como el guardaespaldas de Padmé contratado por los Naberrie, aunque Padmé no estaba feliz con eso, pero había llegado a un acuerdo con su guardaespaldas de que la dejara en paz y él tendría todos los días libres, así se habían hecho amigos, y Palo también se había hecho amigo de él, pero luego las cosas entre él y Padmé terminaron mal, y Tonra le dejó muy en claro que no lo quería cerca de ella nuevamente. 

Ahora necesitaba de Tonra, para ayudar a Padmé, estaba seguro de que él aceptaría, además, estaba seguro de que a Tonra le gustaba Sabé, y Palo tenía una buena oferta laborar para Tonra en el hospital de Coruscant, ya había hablado con el doctor Windu de un buen amigo, que era guardia, aunque Tonra no fuera su amigo específicamente en ese tiempo.

Iría a Tatooine, conseguiría información, y luego iría con Tonra. Haría lo que fuera para ayudar a Padme, y para expiar su culpa por lo que había sucedido con la sobrina de Padmé. 

En otro lugar Teckla corría a informar a Clovis algo muy importante, pero Clovis estaba ocupado en una reunión de economía sobre inversión en armas nucleares. Los separatistas estaban interesados en el negocio de las armas químicas, pero las armas nucleares serían más efectivas. Ya habían fallado una vez con armas biológicas, las armas nucleares podrían darles la supremacía sobre la república si hacían la inversión correcta y Clovis se encargaría de eso. 

No por nada había vuelto de la muerte para vengarse de todos sus enemigos. 

Palpatine reconocía que el muchacho era un excelente economista, él sabía de inversiones y ayudaría a los separatistas de la mejor manera. 

Vio a Teckla esperar a Clovis nerviosa, y se acercó a ella.

- ¿Qué sucede muchacha?- preguntó Palpatine y el rostro de Teckla se puso pálido.

- Mi lord, buscaba hablar con Rush Clovis- dijo ella agachando la mirada. Uno de los políticos más influyentes tanto para la república como secretamente para los separatistas, le estaba dirigiendo la palabra. No era que nunca hubieran cruzado palabra, pero ahora estaba sola con él.

- Puedes contarme a mí lo que sucede, Clovis tardará, sabes que sus negocios son muy importantes- dijo Palpatine tomándola con suavidad de la espalda, y dirigiéndola hacia su oficina. 

Teckla respiró nerviosa y supo que tal vez esta era su oportunidad de aliarse con Lord Sidious, eso sería mil veces mejor que aliarse con Clovis. 

Después de todo si Clovis no había podido con Anakin una vez, era solo una esperanza que pudiera con él dos veces. Pero Palpatine era mucho más poderoso, él si podría vencer en solo un segundo a un simple general y doctor de la república.

- Palo va rumbo a Tatooine, lo siguieron y lo vieron comprar un boleto- dijo Teckla y Palpatine arqueó una ceja.

- ¿Un boleto? Creí que el sueldo de un doctor no era tan malo como para no permitirse un viaje en automóvil- dijo Lord Sidious  y Teckla lo miró asustada.

- ¿Cree que sabe que lo seguimos?- preguntó Teckla.

- Claro que lo sabe, y creo que debe habernos dejado un mensaje en su automóvil, ve con unos hombres a ver que nos ha dejado Palo en su automóvil- dijo Lord Sidious y Teckla asintió.

Esa podía considerarse como una de las primeras misiones que tenía siendo enviada por el mismísimo jefe de Rush Clovis, básicamente ahora trabajaba para él.

- Mi lord- dijo refiriéndose a él con su título nobiliario- Pero ¿Qué haremos con lo de Tatooine? ¿Cree que él descubrirá la verdad?- preguntó Teckla y Palaptine sonrió.

- Tú ex novio ha estado poniendo mucha resistencia a esa enfermedad militar, tal vez ni siquiera la tenga, pero todos piensan que si, y queremos que piensen eso para quitarles a los niños, deja a Palo descubrir la verdad, eso hará que explote, y seguramente acelerará su enfermedad, he visto los suficientes soldados volver de la guerra, y saber que un 80% de ellos sufren esa enfermedad, en el caso de Kenobi y Skywalker es básicamente imposible que no la desarrollen, estuvieron en el frente dos veces, en los lugares más horribles, solo es cosa de tiempo- dijo Lord Sidious y Teckla asintió. Aunque tenía sus dudas.

- Con todo respeto mi lord- dijo Teckla haciendo una reverencia respetuosa- Nadie conoce a Anakin como yo lo conocí, el suele ser muy testarudo- dijo Teckla y Palpatine asintió.

- Nadie, ni siquiera él puede contra mi- dijo Palpatine confiado, él haría caer a Anakin Skywalker por quitarle la victoria a los separatistas. Y a su esposa, aquella molesta doctora, la entregaría a Clovis para que él hiciera todo lo que quisiera con ella. 

Teckla salió de allí rumbo a localizar el automóvil de Palo, lo que fuera que el sujeto les había dejado, debían ver que era. Aunque tenía miedo de que pudiera ser, solo por eso fue sola y sin los hombres que Lord Sidious había dicho. Ella había matado a la hija de Sola Naberrie, y Palo lo sabía. Teckla necesitaba eliminar a Palo ¿Pero cómo lo haría si Lord Sidious lo necesitaba para su plan? 

¿Tal vez si lograba hacer que Anakin lo matara? Ese sería un mejor plan. Solo necesitaba saber cómo hacer que el ''héroe de la república'', se volviera loco y matara a Palo. Era difícil, pero tal vez si inmiscuía a los niños en eso. Tal vez pudiera lograrlo. Pero no sería aún, Palo no la delataría aún, estaba segura, si ella caía, él caía como su cómplice y encubridor. 

No, Palo no era tan estúpido como para entregarla aún. O eso esperaba. 

Palo llegó a Tatooine y notó de inmediato lo diferente que era la vida en Coruscant con la vida en Tatooine. Hacia un calor tan grande, que parecía como si hubieran dos soles en lugar de solo uno. 

No quería imaginar como era la noche en un lugar como ese, seguramente el frío era tan grande que incluso congelaba los huesos. 

Fue directamente al hospital de Tatooine y miró con decepción como la ley no existía en ese lugar.  Sería fácil infiltrarse allí. Se puso su bata médica, y se dio cuenta que los guardias ni siquiera corroboraban su identidad, eso sería bastante fácil, y en efecto, lo fue.

Entro hasta donde se guardaban los archivos del hospital y se tomó su tiempo para buscar.

- ¿Lo puedo ayudar en algo doctor?- preguntó una enfermera que ni siquiera se cuestionó si lo conocía o no. 

- ¿Ni siquiera preguntas qué hago acá?- preguntó Palo sorprendido.

- Está buscando archivos, todos los nuevos doctores lo hacen, discúlpeme por no preguntar, pensé que al igual que todos los nuevos doctores, no le importaba siquiera saber mi nombre- dijo ella y Palo se rascó el tabique nasal. Ese hospital estaba comenzando a estresarlo. 

- Me importa- dijo Palo y ella salió de allí sorprendida de que él se hubiera preocupado por saber su nombre.

Palo siguió buscando, y encontró el archivo que necesitaba, era toda la información sobre los Lars y Shmi Skywalker disponible en ese hospital. 

Él miró nuevamente y observó a una anciana que lloraba con una niña en sus brazos. La niña temblaba por una herida en su pierna y nadie la atendía porque estaban demasiado ocupados. 

Él se acercó, cargó a la niña y la atendió sobre la mesa de la cafetería del hospital. Logró curar la herida pidiendo a alguna enfermera unos pocos implementos. Cuando terminó de atender a la niña, la anciana le agradecía y él negó. Eso era lo que un doctor debía hacer. Ayudó a algunas personas más, las que pudo, y luego salió de allí con los documentos. 

Aquel lugar sin ley y sin conciencia siempre estaría en su memoria. La galaxia se caía  a pedazos, la gente sufría por la guerra, todos tenían miedo en Coruscant, pero allí, en medio de la nada, en un estado casi salvaje, la gente moría día a día, los hospitales no daban a basto, médicos iban y venían porque seguramente para todos era un castigo trabajar allí. 

Eso ocurría en un lugar olvidado como Tatooine, y todo el resto del mundo lo ignoraba. La pregunta que él mismo se hacía era ¿Podría el mismo seguir con su vida ignorando lo que ocurría en Tatooine?

Rentó una habitación en un motel en una calle llamada Mos Eisley, estaba lleno de gente, y fiestas clandestinas por donde mirara. Las cantinas abarrotadas, y se dio cuenta que el alcohol ayudaba a la gente a palear la desgracia de vivir en Tatooine. 

Miró la cama y sintió náuseas, no dormiría allí. Tomó su chaqueta y prendió el calefactor que por milagro funcionaba, luego se sentó en un sofá frente a la cama, y entonces comenzó a leer el expediente. 

Todo parecía indicar, que había estado en lo cierto. Ese expediente no mentiría, y solo necesitaría visitar la antigua casa de los Lars, para descubrir toda la verdad. 

Esperaba que para esa hora, Teckla ya hubiera encontrado el obsequio que dejó para ella en su automóvil. Si esa maldita insistía en seguirlo, él respondería. Después de todo ella tenía mucho que perder. 

En Coruscant, Anakin se estaba duchando cuando las imágenes volvieron a su mente. Sangre, y las palabras de sus torturadores, todo lo que le harían a su familia. 

Ignoró las palabras, él podía hacerlo. Su familia estaba a salvo, él se había asegurado de eso. 

Terminó de ducharse, y se vistió. Salió del baño y revisó las cerraduras. Caminó hacia el armario y buscó en la parte alta. Revisó la escopeta, y revisó que las balas estuvieran a mano. 

Tuvo un leve impulso de tomar el arma y ponerla en un lugar de fácil acceso, pero luego negó.

Estaba bien allí, a mano pero sin ser un peligro para los niños. El seguro estaba puesto, y él sabía como sacarlo rápidamente para poner las balas. No era necesario mover el arma de allí. 

Revisó las ventanas y la alarma, y cuando estaba revisando molesto que la cuarta chapa no estaba bien cerrada, sintió dos brazos rodearlo por la cintura. 

Se quedó quieto con la cabeza recargada en la puerta y dejó que Padmé se apoyara contra él.

- Estamos a salvo Ani- susurró ella en voz baja. Ella estaba triste y Anakin odiaba verla triste- Estamos bien- dijo ella y él se dio la vuelta para estrecharla entre sus brazos. 

Se quedaron allí en medio de la oscuridad. Las pesadillas se iban cuando ella estaba cerca, ella era su cable a tierra, y siempre lo sería.

- Prometo cerrar bien la puerta la próxima vez- dijo Padmé y Anakin sonrió.

- Padmé, honestamente no espero que cierres bien las cuatro cerraduras- dijo Anakin burlándose- Tú eres la persona que incluso deja el automóvil abierto

- Oye- dijo ella riendo ofendida- Bueno está bien es cierto, pero prometo al menos intentar cerrar bien la puerta- dijo ella

- Una promesa está bien- dijo él bromeando y regresaron a su habitación.

Todo estaba bien cuando estaban juntos. Estaban a salvo, y eso era lo importante. 


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