˙- . ꒷𝓜í 𝓓𝓾𝓵𝓬𝓮 𝓔𝓻𝓲𝓬𝓴 . ࣪ ִֶָ☾.
Terminaba de preparar carne con papas mientras Erick todavía seguía en la cama, con todo el llanto de anoche parecía ser que su cuerpo necesitaba recuperar mucho energía.
Apenas pude descansar con tanto que desconocía, era como si mi vida hubiese sido un engaño todo este tiempo, el más mínimo pensamiento que tuve sobre los sentimientos de Erick fue derrumbado con una sóla lágrima que cayó por sus divinos orbes del cielo.
Cabos sueltos en mí mente se hilaban de la noche a la mañana, después de tantos años sin respuestas, a pesar de cada noche que pasé llorando por el inentendimiento podía sentír a mis manos temblar por el deseo irreparable de abrazarlo, de perdonarlo.
No había nada por lo que sujetarse para poder culparlo, nada en él era malvado ni impuro, nada de este amor fue una farsa ni una terrible calentura, si existía tanto amor en mí alma para ese hombre era porque él también entregaba aquello por mí.
Mis manos se deslizaron por su cuerpo esta noche tan brillante y delicada como si las yemas de mis dedos fueran la chispa que derivó al sofocante incendio que sentí en su piel, las mismas llamas que tocaron mis labios en un beso tan cálido y sincero que podrían ser la gota que desatara mí alma a la locura del placer.
Después de comer, simplemente pasamos el día en casa mirando televisión y jugando, divirtiéndonos con nuestra compañía, no necesitaba más que esto para ser feliz.
Los años llenos de melancolía se esparcieron en el humo del mal sueño, parecía una pesadilla que sólamente había soñado, nunca fue real... Nunca.
Ahora con ese cálido cuerpo abrazado a mí, riéndonos y charlando de nuestra gran época en aquel grupo no hay nada que pueda perturbarme, nada que sea capaz de arrebatarme de mis brazos a mí dulce Erick.
Con esos ojos de naturaleza infinita dónde me he perdido en la lujuria, dónde he encontrado un amor indescriptible, tan enorme que me perdí en ellos, deseando que sean míos, únicamente míos más que de él.
Esa piel morena reflectante, dónde el sol se veía más brillante y dominante en su reflejo, dónde la creación divina de la vida se veía en los átomos de sus mejillas con esa luz dorada.
Esos labios carmesí más dulces que la miel, cuya ternura permaneció impregnada en mís labios todos estos años de desolación hasta esta noche dónde me estrujó y abrió la puerta a la cúspide del amor.
Llegué a su puerto en mí barco nostálgico y en sus aguas comprendí la verdad detrás de su armadura, pude abrazar aquel silencio que tanto resonó en mí vida.
Ese chico cual amo más que a nadie en el mundo, quien con una mirada desarma mí vida al completo, con él, soy un alma desnuda, entregado en carne y hueso a la honestidad del ser.
Erick, mí dulce Erick, nunca sabrás cuán profundo es mí corazón desde que llegaste con tus dientes chuecos a mís brazos, aunque hayas cambiado tanto, desde tu mechón virgen que ha quedado en el pasado, desde el áspero de tu barba que has dejado crecer, desde las prendas que has portado y olvidado hasta tus dulces manos que han tocado y acariciado rincones del mundo donde nunca imaginaste estar.
Y si hay algo que nunca cambiará es mí amor por ti.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro