๋࣭ ⭑ ♱; 𝓝𝓸 ⨾𝓮𝓷𝓽𝓲𝓮𝓷ᯤ𝓭𝓸❝ †
⁺‧𝟐𝟎𝟏𝟗₊˚ ཐི⋆5 𝖆ñ𝖔𝖘 𝖆𝖙𝖗á𝖘⋆ཋྀ ˚₊‧⁺
—¿Qué?
—Quiero que seas mi novio. —repetí un poco avergonzado, mi corazón se apretujó dolorosamente en esos segundos en silencio que creó.
Mordió su labio inferior y miró a su costado.
La respuesta era un claro no, no había nada más para pensar ni decír.
—Chris, quiero —ahí viene —, pero no estamos en un buen momento, apenas nos vemos, no quisiera que se vuelva algo formal y no poder mantenerlo.
—Si no nos vemos todas las noches ni compartimos los días juntos es por ti, Erick, tú eres el que se aleja, el que no responde mensajes, el que ni siquiera me mira. —reclamé enojado, nunca era mi intención llegar a una discusión, este sentimiento de abandono en mí garganta desde hacía dos meses me estaba consumiendo.
—Ya te dije por qué.
—¿Y qué?¿Tengo que compadecerte? Una vez puedo entenderlo, dos, tres, ya dos meses, Erick, no. Te mando mensajes y me ignoras. Hablamos y nos vemos cada vez que tú quieres, cada vez que te acuerdas de mí y sigo siendo el imbécil que te espera y te responde. Me destrozas. —me giré para que no vea mis lágrimas. Esto era inaguantable.
—Chris. —tomó mi rostro, quiso voltearme a él y me negué, quité su mano.
—Estoy... estoy cansado. —sollozé, lo miré.
Me miraba con lástima y tristeza, el puchero inconsciente en sus labios se quedarían grabados en mi mente para siempre.
—¿Quiéres ser mi novio, si o no?
—Chris... no estamos listos.
Asentí y quise quitarlo de encima mío.
—N-No te enojes. Tú sabes que quiero estar contigo, Chris, ¿No nos ves? No tenemos una vida de casa. Nuestro trabajo nos compromete muchísimo, tenemos un grupo musical, tenemos una vida pública, equipo de staff, tenemos un grupo de fans enormes. No podemos comprometernos así como así a una relación formal, mucho peor, una relación de entre miembros.
—¡Erick ya! —alcé la voz, sentí su cuerpo retraerse al escucharme —. L-Lo siento, perdón.
Comencé a desesperarme, no estaba bien.
Subí mis manos a mi cabello y tiré de este.
—No quiero ponerme mal, menos alzarte la voz... no quiero eso.
—Christopher, mi Chris, no necesario tomar esta desición ahora podemos hacerlo más adelante, cuando estemos mejor.
Tomó mis manos buscando mi mirada.
—No entiendo, Erick. Dijiste, hace cuatro meses cuando te esperé en mi habitación con las rosas y la carta que soy el hombre de tu vida. Prometiste que íbamos a estar juntos y desde ese día no paran de ser más los ratos en que me ignoras, que me esquivas. Cada vez te alejas más de mí.
—Quiero cambiarlo, Chris, pero me da miedo. Cada vez es más el miedo que tengo.
—¿Entonces por qué seguír intentándolo? Tú te alejas cada día más y con cada mirada que me evitas es una noche más que lloro por todo esto.
—No digas eso... —tomó mi rostro. Acercó nuestros labios, volteé a mi lado contrario.
—Erick... no tengo ganas.
—Por favor.
Nos quedamos en silencio un momento.
Inseguro, acerqué nuestros labios y correspondí a sus labios desesperados.
El beso seguía pero mi cabeza estaba en otra parte.
No entendía que es lo que Erick quería con todo esto. Dice que me quiere cuando estamos solos pero fuera de esta habitación sólo me ignora. Nos vemos cuando se acuerda de mí y en nuestra soledad sólo me toca y busca mí calor.
Me sentía un idiota completamente, a esta altura, era obvio en mí mente que Erick sólo quería calentarse y que alguien lo toque, no le importaba mi corazón ni mucho menos si me dolía todo lo que hacía, él solamente me veía una vez al mes para satisfacerse y convencerme de que esto era algo real pero "Complicado" para que su nombre permanezca en mí corazón.
Volví a la realidad cuando su lengua comenzó a pasearse por mi cuello y gemí inconscientemente.
Tomé su cabello para quitarlo y sin darme lugar a nada bajó su cabeza a mi entrepierna frotando su mejilla por encima de la tela.
Mordí mi labio, no quería tener sexo, era siempre lo mismo.
Venía y fingía amor por unas cortas horas y cuando menos lo esperaba ya estábamos así, me sentía tan... engañado.
No quería tener sexo, quería que hagamos el amor.
—E-Erick. —ahogué un gemido con mi mano al sentír su boca chupando mi miembro, podía sentír su ardiente garganta rodear toda mi masculinidad.
Comenzó a subír y bajar mientras que con una mano cubría el resto de mí que su boca no alcanzaba.
Mi respiración se aceleró lujurioso con tal placer, tomé su cabello para incitarlo a que sus movimientos sean más rápidos.
La habitación estaba inundada por mis gemidos y el sonido de los ahogamientos de Erick por esa velocidad y profundidad que lo obligaba a mantener.
Terminé en su boca y solté su cabello, cerré mis ojos mientras sentía a Erick posicionarse sobre mis caderas.
Abrí mis ojos al sentír como me posicionaba en su entrada, lentamente, dejó caer su cuerpo y estaba dentro suyo.
Me tomó de los hombros y me abrazó mientras subía y bajaba, permitiendome oír sus placenteros gemidos en mi oreja, chupando y mordiendo mi lóbulo de a ratos.
Tomé sus caderas para ayudarlo, comenzando estocadas más profundas y rápidas.
Erick se separó un poco por el involuntario moviento de su cuerpo a tal magnitud, arqueó su espalda y ladeó su cabeza para atrás. Frenético, paseaba mi lengua por su cuello perfectamente expuesto.
Ahora eran gritos suyos entre estas cuatro paredes con el sonido nítido de nuestros cuerpos chocar.
Terminamos y antes de reaccionar simplemente se movió y me tomó por los brazos para ponerme detrás suyo.
Se inclinó en cuatro de espaldas a mí, lo penetré y no tardó en apoyar su frente sobre la cama, sus manos tomaban el respaldo rasguñando y buscando de dónde sostenerse mientras lo chocaba sin parar.
Mis manos en sus nalgas ahora rojadas, cacheteando y llenándome de lujuria con cada grito doloro de Erick.
Apoyé mi pecho en su espalda, tomando su abdomen con mi brazo abrazándolo y mi restante mano entrelazada con una suya.
Completamente pegados, piel a piel.
Mis penetraciones continuaban y Erick estaba completamente a mi merced.
Lo tomé por el cuello y apreté.
Mi rostro al lado de perfil, con mi inquieta lengua lamí su rostro, su oreja.
Erick sólo podía gemír sin tiempo ni a respirar.
Acabé dentro suyo y lo vi estremerce por terminar él y mi al sentír mi líquido caliente rondeando en sí.
Lo volteé de un tirón en su brazo y sus ojos cansados de lujuria me observaron débilmente.
Lo próximo que se escuchó fue el estruendoso tacto de mi palma con su mejilla.
Abrió la boca de dolor, sus párpados achinados.
Otro golpe más fue a parar.
Sujeté sus brazos y lo obligué a mirarme.
—C-Chris...
—¿Qué?
—Te... t-te amo.
—Yo también te amo, mi Erick.
Me recosté a su lado y dejé que se acurrucara en mí.
Sabía que mañana él sólo se iría y me ignoraría de nuevo.
No había nada de amor entre nosotros.
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