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01

En la pequeña ciudad de Kuri, el crecimiento que los avances económicos les dejaba era evidente, porque el mismo lugar donde las casas eran con patios grandes y espacios extensos ahora había casas que tenían un tamaño completamente comercial, lejos quedó aquella zona de campo y esto porque los habitantes estaban recibiendo mejores trabajos y por consecuencia mejores salarios, esto hizo que más casas se construyeran cercanas a la residencia de los Kim, pero para ese lugar todo seguía igual, al menos en el entorno, la personas sabían que un excéntrico millonario era el que vivía ahí y nunca nadie lo había podido ver aunque los que recordaban a los Kim sabían que era la propiedad seguía siendo de ellos, no sabían que había sido de aquella hermosa familia que antes habitaba en ese lugar.

Al pasar por aquellos muros nadie decía nada, la verdad había quedado oculta y en silencio porque solo le pertenecía a los Kim, muchos ahora se habían prestado a rumores diciendo que la familia se había ido lejos y que ahora solo vivía ahí un viejo cascarrabias que no salía nunca para ver a las personas, que al parecer odiaba al mundo y que de vez en vez solo veían una gran camioneta blindada salir con vidrios cerrados y sin saber qué rumbo podría llevar, en ese tiempo había un supermercado que era el que proveía a todos en la localidad, y era ahí dónde el misterioso habitante de la residencia Kim hacían sus compras pero todo era en línea, las cosas las llevaban y ponían en un cesto que más tarde era llevado al interior pero nadie sabía quién o qué lo llevaba, todo aquello era tan curioso y mucho incluso sentían miedo y prefieren no indagar.

Park Hansen era una de las encargadas de hacer las entregas a los clientes que solían pedir grandes cantidades, podría decirse que los que hacían el súper para dos semanas en adelante, por lo que para ella era habitual llegar a la residencia que tantas emociones diferentes causaba a los habitantes, la chica que siempre estaba vestida con unos pantalones de mezclilla celestes y una camiseta blanca en donde al costado derecho tenía bordado en nombre de "supermarket", nombre del local en el que trabajaba, uniforme que se completaba con una gorra también blanca, ese día como cada dos semanas había llegado a entregar el pedido y lo estaba colocando en aquel cesto que tenía el tamaño suficiente para los alimentos, luego estaba el de los detergentes, desinfectantes y limpiadores en general y luego uno para otro tipo de cosa.

─ A veces pienso, que eres un viejito que perdió a su esposa y quiso aislarse del mundo para que nadie más interrumpa el duelo que tu alma siente, quizá solo necesitas un abrazo y que te digan que puedes disfrutar de la vida porque era lo que ella hubiera querido ─ decía Hansen mientras ordenaban cada cosa, ella solía hablar con la soledad de ese lugar y gustaba de hacerse novelas en su cabeza sobre el habitante de aquel lugar.

Lo que no sabía la joven era que las cámaras de seguridad aparte de grabar imágen también lo hacían con sonido y era escuchado por el joven habitante que gustaba mucho de escuchar sus conjeturas, esta no era la excepción, estaba sentado frente al monitor con sus piernas cruzadas en posición de loto, con su codo apoyado sobre el escritorio y su mano colocada desde su mentón cubriendo parte de su rostro porque tenía la costumbre de tapar su boca cuando algo le hacía reír, estaba ahí con sus pantalones holgados, tras lavados, una camisa sin mangas porque él mismo se las había cortado y su cabello rubio plata ondulado al natural, la persona más relajada que podía haber en el mundo, riendo en algunas ocasiones a carcajadas.

Ese era el joven Kim Taehyung que algún tiempo fuera el bebé que los Kim amaban tanto, había creado un mundo completo dentro de aquella casa, era tan diestro con la tecnología que había logrado intervenir las cámaras de seguridad de toda la ciudad y de ese modo podía saber en tiempo real lo que pasaba en su entorno, por eso entendía bien como la vida se había desarrollado, Hansen terminó de acomodar todo y se subió a su coche, para Taehyung era como recibir una visita, ella siempre lo hacía reír con sus historias, otra parte que le gustaba era ver a las parejas que bailaban en algún antro, aquellas personas que salían por las noches y se divertían.

Fue sacado de sus pensamientos cuando el pequeño compañero que se había quedado atrapado con él en ese encierro le ladró, quería comer, Taehyung sonrió y lo tomó en sus brazos como solía hacerlo para trasladarlo ─ Creo que ambos debemos comer, la mañana está empezando a irse, ¿dormiste bien?, ¿fue una siesta relajante? ─ le preguntaba al pequeño Yeontan que se limitaba a responder con ladridos finos que le causaban gracia al joven Kim.

Fue al comedor y así como le sirvió alimentos a Tan, como solía llamarlo, se sirvió algo para sí mismo, pese a que el joven de 27 años estaba encerrado cumpliendo una condena que no quería, que no pidió y que no debía, tenía claro que lo único que le quedaba era cumplir la última voluntad de su padre, ser feliz sin importa lo que tuviera que pasar, por eso seguía sonriendo y cuidando de su salud, quería vivir más que sus padres, porque su sueño era crear un mundo de fantasía en el que pudiera sentir que no estaba solo, que había parte de allá afuera en su hogar, era una idea loca pero la estaba construyendo día con día, por eso había intervenido las cámaras de la ciudad, porque quería conocer dónde estaba, el lugar en el que creció, los días del joven distaban de ser aburridos desde que había empezado ese proyecto de realidad virtual, mismo que le había llevado a conocer a muchas personas que no tenían idea de su existencia.

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