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Capítulo 6: Puerta cerrada


Para cualquier individuo, el reencuentro después de un largo periodo puede evocar sentimientos de alegría y nostalgia. Sin embargo, en mi caso me vi sumida en la perplejidad, tras un lapso de tiempo, cuando por fin había logrado encaminar mi vida, encontrarme con él significaba únicamente una cosa: la llegada de nuevos problemas.

-Hola, Irene.

-Hugo...-La toalla se me resbaló de las manos-¿Qué haces aquí?

—¿Puedo pasar?—sus manos estaban metidas en los bolsillos de su pantalón.

—No—intenté cerrar la puerta.

—Espera...—su pie se interpuso.

Mientras intentaba liberar el espacio entre su pie y la puerta, el sonido de una motocicleta estacionándose en la entrada captó mi atención. Mis sospechas se confirmaron al escuchar la voz de Miguel resonando segundos después, no me quedó más opción que abrir nuevamente la puerta.

—Ha llegado su pedido, majestad— dijo haciendo una reverencia.

Aquel apodo lo había ideado desde el primer momento en que me vio, según él, yo era una princesa en un palacio, con su melena rubia y la imponente magnitud de la residencia. Por un instante me desvinculé de quien me acompañaba y me permití soltar una risa. Estaba convencida de que gracias a los encantos del repartidor, las ventas habían experimentado un incremento significativo.

—Muchas gracias Miguel, siempre es un gusto verte.

Escuché un carraspeo a mi lado, me volteé instintivamente y observé al moreno con una expresión grave dirigida hacia Miguel, quien al percatarse del imponente porte de Hugo optó por despedirse apresurado

—Por favor, extiende mis saludos a tu amiga—él se apresuró a encender su motocicleta y partir.

Pretendía dejarlo afuera, pero estaba más que claro que su intención era otra, ya que al girar nuevamente, él ya se encontraba instalado en la sala. Entré frustrada, llevé las cajas de pizza a la cocina y conté hasta diez antes de caminar hacia él. Me senté y finalmente lo miré. Estaba notablemente transformado, luciendo un traje negro que no contrastaba con su antigua vestimenta de chico relajado que vivía el día a día. Las facciones de su rostro se habían endurecido y el brillo característico de sus ojos grises había desaparecido; era una versión de él que jamás pensé presenciar.

Era factible que una persona experimentara una transformación física notable, sin embargo, también existía una ínfima posibilidad de que su ser interno experimentara una metamorfosis similar. Las personas tienden a contemplar la vida desde una perspectiva distinta ante imprevistos o contratiempos en su camino.

—Vamos a comer...—Ana se detuvo en medio de la sala—¿Qué estás haciendo aquí?

—Soy Hugo y ¿Tú quién eres?—Se levantó tendiéndole la mano.

—Soy Ana, su mejor amiga— me señaló, luego lo apuntó con un dedo— Quién te va a romper las piernas si no te largas de aquí, ahora.

—¡Vaya! Sé que no puedo esperar un mejor recibimiento—intentó excusarse— Pero...

—Nada—La castaña lo interrumpió acercándose—Vete ahora.

En tres años de conocer a Ana, jamás la había visto tan contrariada. Ella, más que nadie, era consciente del esfuerzo que me había costado desligarme poco a poco de toda la historia con Hugo. Me enamoré ingenuamente, mientras él desapareció sin dejar rastro alguno.

—No tengo intención de abandonar este lugar —afirmó con determinación—. No me iré hasta que Irene me escuche.

—Está bien, Ana—la miré para que se tranquilizara— Tienes 10 minutos— miré el reloj de la pared.

Ana me observó con cierta reticencia, pero comprendió la necesidad de entablar una conversación para concluir un ciclo. La vi retirarse a la cocina con desgana. Después de todo, expresar lo que llevamos dentro nos otorga fortaleza. Ya no deseaba albergar resentimientos, pues para seguir adelante era imperativo liberarnos y avanzar.

Había sido testigo de cerca de cómo mi madre había sido objeto de críticas a lo largo de su vida. Albergar rencores, crecer con dolor y ser blanco de críticas no puede considerarse verdaderamente vivir.

—He reflexionado mucho antes de venir hasta aquí—susurró, cerrando sus ojos con pesar—Soy consciente de que no puedo simplemente presentarme y fingir que todo está bien entre nosotros.

> Fue un dilema dejar atrás mis sueños, Irene. Me vi obligado a partir en contra de mi propia voluntad. Me distancié de todos, motivo por el cual opté por desactivar mis perfiles en las redes sociales y nunca responder a ninguno de tus mensajes. Te ruego sinceramente que me perdones...

—Ya es muy tarde para dar explicaciones Hugo, cada quien hizo su vida.

—Te extrañé todo este tiempo—dijo mirándome con la voz entrecortada.

—No se puede tapar el sol con un dedo.

—Entiendo que estés a la defensiva...—Se detuvo.

—Sabes algo, pensé que te había pasado algo muy grave para irte así y no despedirte—Mordí mi labio impidiendo un sollozo.

>Corrí hasta la salida aquel día, grité tu nombre una y otra vez pero tú solo doblaste en la esquina sin mirar atrás. Tan solo un mensaje habría sido suficiente para estar tranquila Hugo, pensé que éramos amigos. No considero que bloquear a todos haya sido la mejor solución, luego de un tiempo comencé a especular que habías fallecido, nadie tenía noticias tuyas y jamás tuve una dirección a la cual acudir para indagar.

Él me contempló con pesar y sus palabras resonaron en mi corazón:

—Yo jamás te vi como una amiga.

«No puedes llorar Irene» «Mantente fuerte» Me estaba dando ánimos.

Cerré mis ojos por un segundo para contener las lágrimas, al abrirlos me encontré con Hugo arrodillado frente a mí. Me quedé inmóvil, después de tres años, tenerlo tan cerca resultaba asombroso. Tomó mis mejillas entre sus manos y las acarició con ternura.

—Te prometo que no me marcharé esta vez—susurró—Te pido perdón por haberte dejado sola—Acortó la escasa distancia que nos separaba y depositó un suave beso en la comisura de mis labios.

Con toda la audacia del mundo y el deseo de preservar mi integridad, me levanté con determinación, incapaz de aceptar que él pudiera tratarme de esa manera después de tanto tiempo.

—Tu tiempo ha llegado a su fin, te ruego que te retires—indiqué con molestia señalando la puerta.

—Regresaré las veces que sean necesarias—declaró—hasta que me permitas regresar a tu vida.

Una vez percibí el cierre de la puerta, caí en el sofá; Ana se aproximó a mí y simplemente me envolvió en un abrazo. Fue la señal precisa para liberar toda la angustia que me consumía por dentro.

Derramé lágrimas por cada momento en que dudé si algo malo le había ocurrido, por las ocasiones en que revisé sus perfiles en redes sociales con la esperanza de que algún día me desbloqueara, tan solo para confirmar que seguía bien, por aquellos momentos en los que creí que mi presencia nunca tuvo significado alguno en su vida.

—Está bien llorar, rubia, saca todo lo que tienes por dentro—comentó mientras acariciaba mi espalda.

—Realmente me desconcierta, esas palabras que nunca imaginé escuchar salieron de su boca en un instante.

—No permitirás que esto te cause daño—se apartó y sujetó mis hombros—Eres una persona sumamente fuerte y ese despreciable no merece tu atención.

> Aquel que te aprecia en su vida buscará la manera de tenerte, no habrá obstáculo que valga para las veces que intentará hacerlo realidad. Tú mereces a alguien que luche por ti, que no tenga que ocultarse o marcharse sin ofrecer alguna explicación.

—¿Cuánto le debo por la consulta, psicóloga Ana?— Hice una mueca.

—Creo que una fortuna.

Ambas nos reímos, ella tenía toda la razón. Yo merecería a alguien que estuviera a mi lado en todo momento, no a alguien que se ausentara en los momentos difíciles y no tuviera la capacidad de comunicármelo. Esa persona que no tuvo ni un mísero segundo para responder un mensaje con el típico: "Estoy bien". Ni siquiera su excusa fue lo suficientemente persuasiva como para que yo me sintiera satisfecha de su presencia en la residencia, para mí su viaje fue en vano. Reflexionar sobre la verdadera razón me hacía comprender que él tenía mucho que ocultar y poco que revelar.




Hola mis queridos lectores,  gracias por esperarme unos días. Espero que disfruten el tan esperado capítulo del encuentro de Hugo con Irene, por otro lado, les comento que ya tengo el próximo listo y lo subiré el jueves.

No se olviden de votar y comentar, nos leemos pronto con amor Ale.

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