Capítulo 16: Tregua
En un mes, se puede dar comienzo y concluir una guerra, o simplemente desfallecer en la batalla. Estuve tan absorta en la resolución de mis dilemas que el tiempo pasó velozmente. Se hizo imperativo guardar mis emociones y empezar a razonar con serenidad; aunque mi corazón dictara otra cosa.
Después de exponer mi caso a la coordinación de pasantías de la universidad, logré obtener un programa especial para llevar a cabo las prácticas profesionales. A pesar de la firme negativa de Alex, no alteré mi postura, ya que mi graduación dependía de ese informe.
Durante las últimas dos semanas, había establecido una especie de tregua con Hugo. Como era de esperar, Ana casi cae de espaldas y Alex se incomodó. Él pensaba que le estaba brindando una oportunidad al pelinegro de acercarse a mí, pero la verdad es que todo tenía un trasfondo.
***
-Necesito que me respaldes en esto Ana.
-Oye Rubia, solo espero que estés consciente de tus acciones.
>Alex es una persona excepcional y no me parece justo que lo excluyas en favor de Hugo.
-No es tan simple como parece-coloqué mi cabeza entre las manos-me comprenderás cuando conozcas la verdad.
-Espero que entiendas que ya no eres una adolescente y que cada decisión conlleva consecuencias.
-Tu tono suena a mi madre-reí amarga.
-La transparencia siempre ha sido nuestro mejor recurso-se levantó y extendió las manos en mi dirección.
Sabía que Ana se opondría, pero no dejaría de respaldarme, de eso se trataba nuestra amistad.
***
Mi instinto periodístico me incitaba a indagar, percibía que existía algo tras la apariencia de José Ignacio; y no se equivocó, pues al iniciar la investigación comenzó a emerger gradualmente todo aquello que él intentaba ocultar.
Mientras examinaba una tarde las solicitudes de amistad en Facebook, divisé el nombre de Gerardo. Despertó mi curiosidad y me percaté de que se trataba del joven agente de policía que había conocido cuando cursaba el bachillerato y que intervino cuando intentaron asaltarme. Él me brindó su ayuda y me ofreció su número en caso de que enfrentara algún contratiempo.
Revisé entre los contactos almacenados y noté que aún conservaba su número. Había olvidado completamente que nunca le había escrito. No obstante, me sentía tan desesperada que decidí hacerlo, con la esperanza de que recordara al menos mi nombre. Cuando uno sigue el camino correcto, no hay obstáculos que lo hagan retroceder, y cuando Gerardo vio mi mensaje, inmediatamente me llamó. Tras esa conversación, todo comenzó a desenvolverse de manera favorable.
Todos tenían una vulnerabilidad y José Ignacio no sería la excepción. A pesar de mantener un perfil discreto, cada día lograba recopilar más información gracias al policía. Estaba convencida de que Saavedra era un individuo despreciable. Él intentaba proyectar una imagen, pero en realidad era un ser despiadado.
***
-Nadie debe percatarse de mi colaboración contigo, Irene -murmuró al otro lado del teléfono.
-No te inquietes, un periodista jamás revela sus fuentes.
-Ese individuo podría representar un peligro, no te expongas.
-Tranquilo y cuéntame todo.
Se rio y aclaró su garganta.
-En este preciso instante, te están llegando a tu correo los documentos relativos a apuestas ilícitas en casinos clandestinos.
«Bien, Irene, esto es grande»
-¿Solamente eso?
-Paciencia -resopló-. Hace cinco años, fue detenido por un altercado... el hombre afirmaba que él lo engañó con una supuesta inversión y jamás regresó su dinero.
«¿Qué opinarán mis queridos abuelos al respecto?»
-Gracias, Gerardo. Si tienes más información, por favor, házmela llegar.
-Claro que sí, cuenta con ello-Colgó.
No deseaba arriesgar lo que habíamos alcanzado, por lo tanto, acordamos mantener todo de forma estrictamente confidencial. Era imperativo que nadie supiera que poseía información del expediente secreto del prometido de mi madre. Era consciente de las posibles repercusiones que esto podría acarrear para Gerardo en caso de que alguien se enterara.
***
Ordenaba la vestimenta mientras escuchaba a Ana conversar animadamente sobre Leandro, me alegraba ver cómo las cosas avanzaban entre ellos. Nuestro encuentro tuvo lugar una tarde en la que él la acompañó y colaboró con algunas compras. Por primera vez, percibí un destello en ella que nunca antes había presenciado; al menos una de las dos estaba permitiendo que el amor ingresara a su vida.
Estaba ansiosa por mi retorno a AMEY, desconcertada ante la incertidumbre de cómo mis colegas recibirían mi regreso tras mi prolongada ausencia, volviendo como si el lapso transcurrido hubiese sido solo un parpadeo.
El móvil sonó interrumpiendo a Ana por tercera vez en apenas diez minutos. Al girar, descubrí que era el doctor a cargo de mi caso quien llamaba insistentemente desde hace una semana, requiriendo mi presencia para recoger los resultados de mis estudios. Había estado evitando este encuentro, postergando el inevitable momento de enfrentar la verdad revelada en esos informes médicos.
-¿Cuándo planeas responder?
-No tengo certeza-le arrebaté el teléfono y lo apagué.
-¿Y si es algo importante?-me miró con curiosidad-Siento que me estás ocultando algo.
-Seguramente no tiene relevancia-resté importancia con un gesto de mis manos-mejor ayúdame a seleccionar mi atuendo para mañana.
-Estás desviando la conversación de nuevo ¿Tienes alguna noticia sobre Alex?
Negué con la cabeza, el distanciamiento de él me afectaba, pero estar en su cercanía arruinaría mis planes y alejaría a Hugo, algo que no podía permitirme.
-¿Deseas que te lleve mañana?
-No te preocupes, me iré en mi auto.
-Muy bien señorita independiente, me retiraré. Leandro pasará por mí para llevarme a cenar... -mencionó entusiasmada- ¿Está segura de que no deseas acompañarnos?
Negué con la cabeza y levanté mis pulgares, mientras ella se marchaba lanzando besos al aire. Guardé la última prenda en el armario y un impulso me llevó a tomar las llaves del Mercedes para salir.
Estuve paseando por las calles durante al menos diez minutos hasta que, sin haberlo planeado, llegué al mirador que una vez me mostró Hugo. A pesar de que ya era de noche y el clima era bastante frío para la época, sentía la necesidad de respirar aire fresco. Estábamos a punto de entrar en noviembre, el mes de mi cumpleaños.
Mientras paseaba, recogí una hoja que había descendido de un árbol y me senté en un banco. Absorta en mis pensamientos, de repente, percibí una presencia a mi costado. Al dirigir mi mirada hacia abajo, me percaté de unos tenis casuales, y al alzar la vista, contemplé al individuo luciendo un jersey y pantalones, los cuales le conferían un aire más juvenil, reminiscente al que ostentaba en nuestros primeros encuentros.
-No esperaba encontrarte en este lugar-me observó fijamente.
-Ya lo ves-reí- a veces las antiguas costumbres persisten.
-¿Es posible?-se acomodó a mi lado-, a veces pienso que compartimos una existencia similar.
«Lo dudo mucho»
-¿Por qué lo crees?-Lo miré con curiosidad.
-Siento que estamos en una batalla interna-suspiró.
Sus palabras tenían un peso profundo, como si al expresarlas se liberara de su carga.
-Yo simplemente me dejo llevar por la corriente.
Una risa escapó de él, como si hubiese contado un chiste excepcional.
-Has alegrado mi tarde-limpió una lágrima imaginaria.
-¿Acaso he dicho algo gracioso?-pregunté entreabriendo los ojos con fingida ofensa.
-Irene, solías ser la persona más metódica y perspicaz que conocía.
-En ocasiones me aventuro más allá de mi zona de confort- encogí mis hombros.
-Es cierto, pero no es algo que suelas hacer con frecuencia.
Permanecí en silencio reflexionando sobre sus palabras, y era verdad, no solía cometer errores, al menos en el ámbito académico, pero en cuestiones de amor... era un terreno distinto. Justo cuando una estrella fugaz cruzó el cielo, cerré los ojos instintivamente y formulé un deseo. Al abrir los ojos y dirigir mi mirada hacia Hugo, lo vi a escasos centímetros de mi rostro.
-¿Me brindarías una oportunidad?
Antes de que pudiera responder, acortó la escasa distancia entre nosotros y sin previo aviso selló mis labios con un beso.
Hola mis queridos lectores, como siempre me gusta dejarles una nota al final de cada capítulo. Les comento que la semana pasada fue un total caos, tuve un percance de salud con mi mamá y eso hizo que me atrasara en la edición de este capítulo. Ayer pensé en subirlo, pero el destino no colaboró y se fue la electricidad (Para agregar más drama).
Espero que disfruten este capítulo y dejen su comentario ¿Creen que Irene se confunda con ese beso? Los leo
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