Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5

Mi madre se negaba a dar explicación sobre como y porque salió de casa sin ser vista por cuatro personas. Estuvo sola en la playa del Vryzas y en una clara actitud que buscaba a alguien. Lo más peligroso y extraño de todo, es lo que llevaba en el interior de su bolsa.

David se muestra confundido por lo que acaba de escuchar. Una que se triplica y mezcla con terror en mi interior. Hebe Doménico, mi madre, no era una mujer con ese tipo de conductas. Era prudente en cuanto al uso de lujos, odiaba ostentar o sobresalir por encima de los demás. Y sobre todas las cosas, no solía ocultarme cosas.

Una llamada de casa alertándome de la desaparición de mi madre puso fin a los planes de tomarme el día con Greta. Mamá había salido sin ser vista, su vestimenta era apropiada para ir a la playa. Las imágenes de su comportamiento durante el desayuno no hizo más que aumentar mi miedo.

—¿Cómo se lo tomó Greta?

El ingreso de Lorena en la oficina me impide responder. Sostiene en sus manos un número considerable de folios que cubren su rostro y posiblemente le impiden avanzar.

—Disculpen —se excusa Lorena —señor Dimou —saluda a David con una leve inclinación de cabeza —¿Cómo ha estado?

—Preguntándome cuando se dará la boda entre Doménico y tú—responde inocente.

Ella, por su parte, se remueve incómoda y sus mejillas se sonrojan. Esta y muchas más hacen parte de las innumerables bromas que suele gastarnos. Según su razonamiento, quienes pasan tanto tiempo juntos como Lorena y yo, acabamos casados y estamos tardando en hacerlo.

— Si tuviera treinta años, ella sería la mejor opción —respondo viendo a Lorena

—¿Qué te detiene?

—A decir verdad—sonrío recibiendo el primer grupo de documentos —veinte años de diferencia y el ínfimo detalle que Nicole tiene su edad.

—¡Tonterías! Cuando hay amor todo es posible...

—Estoy preparado para ser abuelo, no padre —ajusto mis lentes y abro el primer grupo. —y ese amor del que hablas, solo existe en tu cabeza llena de simios. Háblame del amor a mi madre y a mis hijos.

Lorena hace lo que más me agrada y el motivo por el cual David, no cesa de hostigarle. Mantiene la compostura y retoma el control de la situación, regresando a sus labores.

—El área jurídica le envió los contratos. —le lanza una mirada fortuita a David, antes de seguir —se los dejaré para que los revise.

—¿Hicieron las correcciones?

—Sí. Los verifiqué personalmente.

—No tiene sentido volver a hacerlo

David se ha quedado en silencio viendo a Lorena leer los pendientes del día y a mí recibir los contratos por firmar. Me preparo para escuchar cualquier tipo de estupidez haciendo varias inspiraciones.

—Me gustaría que me tuvieran la mitad de confianza que a tu asistente. Las faldas no son lo mío, mis piernas son dos panes franceses.

Lorena le brinda una sonrisa recibiendo un documento y entregándome otro. Si hablamos de confianza se la ha ganado a pulso. Es responsable, inteligente, siempre va un paso delante de sus compañeras. Lo mejor de todo es que no ha hecho intentos de ligar con su jefe, el día que lo haga estará fuera de mi empresa.

—Lo que la mantiene en ese puesto no es ser mujer, David. No me ofendas. —le riño —Lorena es una pieza valiosa en esta empresa.

David, enarca una ceja, observa su cuerpo con interés y sonríe. Las mejillas de mis asistentes vuelven a teñirse de rosa y baja la mirada. Le lanzo una mirada de advertencia a David que entiende rápidamente y regresa a nuestra conversación.

—¿Cómo lo tomó Greta? Le habías prometido pasar el día con ella.

Hizo drama desde el instante en que le dije que mi madre estaba desaparecida y el cofre con de sus joyas estaba tirado en el suelo. Me acompañó a buscarla, insinuando en todo momento que mi quería llamar mi atención. Una vez fue encontrada, quiso retomar los planes, restándole importancia al estado alterado de mi madre o a sus golpes.

—¿Llevaba las Joyas en la bolsa?

Su tesoro y no por lo su valor monetario, sino, por el sentimental. Obsequios de aniversario de papá, cumpleaños, desde que estaban en noviazgo.

—Una pequeña fortuna —resumo.

—Fue un milagro que esa mujer apareciera. —le doy un último trazo a un documento y hago el cambio por otro con mi asistente —¿Cómo supiste donde hallarla?

Solo había un lugar en el cual podía estar. El sitio en que solía encontrarse con papá en las noches cuándo ambos salían de sus labores. Desde el fallecimiento de mi padre, mamá le gusta acudir a ese lugar, pero nunca sola.

Mis padres. Una bióloga marina, huérfana de padres, con una familia que ausente (fue rechazada por su condición) y un empresario hotelero con una carrera en ascenso.

—Lo más bizarro de todo, es la identidad de la mujer

—¿Quién?

La presencia de Lorena me impide seguir, ella sigue esperando por el resto de documentos. No se ve interesada en nuestra conversación, pero no deseo correr riesgos. Existen ciertos temas que no me gusta tratar con ella presente.

—Déjanos solos, por favor —ella inclina la cabeza y retrocede con una sonrisa en los labios, una vez está en la puerta me acuerdo de Greta —¿Lorena? —le llamo y gira rápidamente, lo que divierte a mi compañero —la señorita Vasileiou...

—No debe ingresar al edificio, ya me hice cargo —sigue por mí y sonríe —lo dejó claro el día de ayer señor.

La confusión cruza mi rostro y divierte a un más a David. Estoy empezando a sospechar que ella lee la mente o me conoce demasiado. Ambas situaciones son delicadas y peligrosas para este servidor.

—Yo empezaría a preocuparme...

—Génesis Bennett —detiene su comentario y me mira con sorpresa —ella era la chica que auxilió a mamá.

—No me jodas —balbucea acomodándose en la silla —¿La de la disco? —afirmo y él resopla tomando un documento con el que finge darse aires —la ley de la atracción funciona...

Lo que sigue son sus bromas sobre nuestro encuentro en ese tocador, la negativa a un segundo encuentro y mi indignación por ser rechazado. En algún momento me hace lamentar tenerlo de confidente y lanzarle ese pisa papel me resulta cada vez más atrayente.

— Antes que nada te recomiendo buscar a las autoridades, lo sucedido con Hebe no es normal. En cuanto a ese encuentro, tuvo dos cosas buenas —sonríe —te deshiciste de Greta y tienes reemplazo. Uno mejor.

—La idealicé en ese club —le confieso. —lo que vi ayer es demasiado corriente, vulgar y con poca clase.

La carcajada que sale de su garganta me toma por sorpresa, la risa dura un par de segundos. Cuando habla, vuelvo a mirar ese pisa papel con interés.

—¿No te recuerda o te mandó a donde perteneces? —sonríe —es decir, al infierno.

Aprieto la pluma en mis manos, gesto que no pasan desapercibidos a sus ojos y la carcajada regresa a un más fuerte. Me recuerda que son las bondades de estar con una mujer madura e independiente.

—Su edad le permite distinguir a un ligue de algo serio a kilómetros. Era su cumpleaños, solo te tomó para un revolcón —explica — ¿Quién repite cuando hay tantas abejas a su alrededor?

Me recuerda que ella pudo escoger entre más de veinte hombres esa noche. Con mejor presencia y menos años. Debo sentirme alagado de ese privilegio, no ofendido.

—Es una mujer hermosa, se nota que cuida su cuerpo—inclina su dorso hacia el escritorio antes de seguir —si no llevara ese número en su cabeza, yo le pondría treinta años.

El recuerdo que tengo de ella esa noche es de como sus curvas se pegaban a su ceñido vestido, el desparpajo e indiferencia con la que llevaba aquel adorno en su cabeza. Bailó con hombres de diferentes edades e incluso sola. Siempre sonriente con el 40 lanzando luces. Su comportamiento y alegría, me hicieron recordar una frase de mi padre.

"Una mujer que no oculte su edad y que la luzca con orgullo, es la debilidad de todo hombre."

—No mires el rechazo. —habla David —piensa que no tuviste que lidiar con dramas, te libró de dar excusas baratas —sigue enumerando—estamos en una edad de limitar problemas, no aumentarlos.

El recuerdo de aquella noche me aleja de los razonamientos y consejos de mi compañero. Pocas mujeres lograban que hiciera lo que hice con ella aquella noche. Mi acercamiento fue para intercambiar números, buscar una mesa y hablar. Con un poco de suerte podría planear un encuentro en mi próximo viaje.

Nunca me vi teniendo sexo esa noche, menos en un tocador ni que lo llegara a disfrutar. La vi despreciar a tantos que no vi más probabilidades que una copa.

—Mi madre quiere que le pida disculpas...

No soy consciente que hablo en voz alta y cuando lo hago, es demasiado tarde. David se yergue en la silla y me mira intrigado. Una de las razones por las cuales ella se ha negado a hablar sobre lo sucedido. Hice lo que llama un comportamiento maleducado y grosero.

—¿Por qué? ¿Qué le hiciste?

Estaba en el puerto, cuando recibí la llamada de Nicole, advirtiéndome que mamá sacó las prendas. Su comportamiento ayer no fue el normal. Retraída, triste, inquieta y por momentos asustada.

—Negó tener algo —sigo —y Greta me bombardeaba con mensajes desde tempranas horas—suspiro —fue un error no ahondar en su comportamiento y no darle la importancia que merecía.

—Greta es hermosa, no lo niego. Son sus celos desmedidos y el uso recurrente al drama lo del problema.

—Lo viví el día de ayer. Mi madre había sido atacada, estaba en una crisis nerviosa y ella insistía en volver al yate.

—Debes estar agradecido de que se mostrara tal cual es.

A media hora de una larga y estresada caminata, me topo con ella. El sobresalto de verla fue opacada por ese bolso. Un modelo exclusivo, obsequio de cumpleaños de mis hijos a su abuela. En mi cabeza ella sonreía feliz, por su botín.

—¿Cómo iba a saber? —me excuso y mi amigo sonríe.

—Algo me dice que si lo sabías—insiste— tu comportamiento se debió a que ella no te reconoció o quizás sí, y no le importó. —le miro un instante y sonríe — La insultaste y no se quedó callada.

—Mi comportamiento no fue el mejor —lo admito —el de ella fue aún peor y nunca la ofendí.

—Fuiste un número más en su larga experiencia —agita un bolígrafo hacia mí de forma acusadora. —Lo que no le perdonas es que fue ella quien te despreciara y no al contrario.

Asegura que mi enojo e indignación, fue producto del ego herido. Génesis Bennett hizo aquello que yo hice con muchas mujeres, con la diferencia que ella tuvo más tacto.

—Te ahorró el drama, ese que te aseguro tendrás con Greta. —finaliza incorporándose.

—¿Quién te dio tantos detalles? —pregunto con la esperanza de obtener resultados.

—Una tía —responde acomodando su saco y ajustando su corbata.

—Pensé que no tenía a nadie...

—Es lo que su madre le ha hecho creer, por cierto —responde —Si vas a pedir disculpas, debes prepararte para enfrentar al mal genio de la mujer. Es sobre protectora, celosa y nada fácil.

Se despide agitando el dedo índice y dando media vuelta. Lo siguiente que escucho son sus bromas hacia mi asistente. Solo cuando me aseguro, se ha ido y no hay riesgo de caer de nuevo en sus bromas, saco del maletín el informe sobre ella.

En esta oportunidad me tomo el tiempo que requiere cada detalle encontrado. Busco un sitio que hable de la supuesta tía, pero no hallo nada.

—Señor Doménico....

Cierro el folio y miro a Lorena en pie frente al escritorio ¿En qué momento ingresó? Mira lo que estaba leyendo con interés y luego mi rostro. Ella parece esperar algo y no logro entender que le hace pensar que tiene ese poder.

—No te escuché tocar —cuestiono consciente que no lo hizo.

—Vine por los contratos...

Recoge el grupo que ha dejado y acaba por error llevándose el informe de la chef. Antes de que alcance su altura y logre ver la leyenda inscrita en su solapa, lo retiro de sus brazos.

—Esto no es de allí. —lo ingreso en mi maletín con ella siempre atenta.

—¿Algún nuevo proyecto?

—Déjame solo...

*****

Como era costumbre fui el último en salir de las oficinas, las estrellas adornaban el cielo nocturno y la luna se reflejaba en el mar. Ingresó el maletín en mi auto y me apoyó en el capó observando la vista. Las oficinas las tengo en el último hotel construido por mi padre, sitio escogido por su esposa por los recuerdos que había en esa vista.

El hotel Hebe, como quiso llamarlo, estaba en medio de dos imponentes estructuras. No es que el mío fuera una pocilga, sin embargo, hay que admitir, a nivel de lujos y estrellas, los Vryzas hacían que los míos se vieran como una maqueta estudiantil.

La advertencia de mi madre de pedirle disculpas estaba allí, junto con las ganas de volverla a ver. Motivos por los cuales deseaba verla, había miles, pero a ninguno quería ahondar o descubrir su veracidad.

Las probabilidades de toparme con ella en la playa eran de una en un millón. Era eso o caer bajo y pisar un Vryzas para obtener información sobre un huésped suyo.

No éramos enemigos, no obstante, existía una rivalidad que años.

Cierro la puerta del vehículo y me aventuro a un imposible. La vista es hermosa, la noche fresca y la playa solicitaría. Si no la encuentro (una parte de mí así lo desea), por lo menos la caminata retirará el estrés del día. Sin mencionar que tendré una excusa que ofrecerle a mi madre.

La busqué y no la hallé.

Al llegar a los límites entre mi hotel y el de los Vryzas, una fuerza desconocida me aferra a la arena y me impide seguir. Una humillación de niñez que sigue intacta en mis recuerdos y que regresa a mi sistema siempre que estoy ante ese edificio.

El hotel este situado en una curva cerca al mar, las luces de la edificación iluminan el mar en una competencia con la luna que nunca ganaran. En algunos puntos un grupo de árboles oscurecen la playa, de día su sombra es de las más buscadas, de noche la cosa cambia. La oscuridad de sus follajes resulta peligrosa en las noches.

Permanezco en pie viendo algo blanco salir de una de sus sombras. Al parecer, si existe alguien tan loco para arriesgarse a esa zona de la playa. Se trata de mujer que avanza hacia las olas y empieza a adentrarse peligrosamente a ellas.

Con el temor de que esté siendo protagonista de un acto suicida, no bajo la guardia. Sigo pendiente a sus movimientos, incluso cuando comienza a moverse en dirección a las playas del Hebe. La figura se hace más clara y solo cuando está ante mí, descubro que está llorando y de quién se trata.

Al igual que hace dos días, no hay rastros que esté acompañada. La descripción que hay de ella es de alguien responsable que adora a su madre y ha hecho todo por ella. ¿Dónde está esa bruja?

La vibración de mi móvil me hace sacarlo y tomar la llamada entrante.

—¿Papá, tardas mucho en llegar? —pregunta Nicole.

—¿Por qué? —empiezo a avanzar hacia el auto en espera de una respuesta.

—Necesito que veas algo...—suspira —te pido por favor, que seas prudente.

—¿De qué se trata Nicole? —retiro la alarma del auto y le doy un último vistazo a la mujer, pero no hay rastros de ella.

—Lo mejor es que lo veas —responde con vos entrecortada.

—En quince minutos estoy allá —prometo y la busco a mi alrededor antes de ingresar al auto.

Me alivia ver que se ha alejado del mar y camina en zona segura rumbo a su hotel. La ausencia de su madre sigue causándome intriga, pero no es tan importante como mi madre.

Algo me dice que lo que mi hija tiene que mostrarme tiene que ver con ella. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro