Capítulo 33
Román recibió la información sin hacer comentarios. Hizo anotaciones sobre el nombre de la empresa y lo hallado por Génesis, en medio de un denso silencio. Al finalizar, exigió mantenerme al margen, no hacer de héroe o investigador. Me hizo prometer no buscar al psicólogo y dejar todo en sus manos.
Él, por su parte, se comprometió a mantenerme informado acerca de los progresos en la investigación o cuando se revelara la identidad de las dos personas que fallecieron en el incendio del vehículo.
Eso sucedió hace dos días y sigo sin tener noticias de suyas. De quien sí he obtenido información es de las amigas de mi mujer. Llaman todos los días a saber sobre su estado y a dar detalles de lo que han recordado.
Cada amanecer trae consigo algún recuerdo de parte de ellas, que su tío me transmite. Malena, María Fernanda y Gladys, coincidían en que una sola cosa. Génesis había iniciado una investigación exhaustiva en contra de Lorena. Detalles que anotaba en una libreta y llevaba consigo a todos lados.
Una libreta que me he cansado de buscar, pero que no he logrado hallar. Lo que me hace suponer que estaba en la bolsa que le fue robada. Aquello me lleva a sospechar que el robo pudo no ser para ocultar su identidad, sino para que no se supiera lo que había encontrado ¿Sucedió lo mismo con su ataque?
Todo es posible.
Génesis, empezó a sospechar de Lorena cuando la descubrió abriendo la caja fuerte. Lo narrado me trasporta al día en que confesó acudía al psicólogo. Hizo varias preguntas sobre la caja fuerte, en ese instante, lo vi como curiosidad por desconocer su existencia.
Una de las preguntas era si Lorena conocía la clave y el contenido de la misma ¿Por qué callarlo en ese instante? Debió decirlo y no hacer todo por su cuenta. Alguien supo de esa libreta o su investigación no fue discreta, ocasionando que las partes se alarmaran.
—¿Qué había en esa caja fuerte?
Guardo silencio recordando su contenido. El folleto hallado en la habitación que ocupaba en el Vryzas, el testamento y el informe realizado por David sobre Génesis.
—¿Dinero? —niego y mi acompañante parece pensar un poco. —lo único que se me ocurre en ese testamento, ¿Sabía de su existencia?
—Lastimosamente, también del cambio. —mi confesión le hace soltar el aire y verme preocupado.
No veo por qué dejar todo en manos de Génesis generaría en Lorena malestar. Ni siguiera por celos hacia ella, el acto tendría sentido. Es posible que tenga que ver con ese folleto y la implicación de sus hermanas.
—Ella sabía que iba a investigarlo—concluyo. —el testamento es absurdo.
—No si trabaja con el esposo de tu ex.
Una de las tantas discusiones entre él (Ceder) y Renzo, se derivaban de la herencia que recibida al ser Doménico. Si yo fallecía mis hijos pasarían a ser los propietarios de la empresa y él se beneficiaría.
—De ser así, tendrían que atacarme a mí, no a Renzo.
—No sabes para qué lo sacaban de ese club —me recuerda —sus planes quedaron expuestos cuando Génesis lo descubrió. Eso pudo ocasionar que quisieran sacarla de escena, la vieron como un peligro.
—Solo Lorena pudo dar tantos detalles —concluyo con Sawyer dándome la razón en silencio.
—¿Se sabe algo de ella? — niego. —No debe ser fácil saber que en quien confiaste tus intereses te traicionó.
—Me duele más el que Génesis saliera herida —confieso —me alertó en varias ocasiones sobre el comportamiento de mi asistente y la ignoré.
—A ellas se les desarrolla mejor el olfato en esas cosas que a nosotros —apunta —lo solemos disfrazar como celos, pero no siempre es así.
—Mamá también me lo advirtió —recuerdo contrariado —pensé que estaba todo claro. Jamás tuve con ella un acto inapropiado o fuera del tema jefe-asistente.
Sawyer guarda silencio tan contrariado como yo. Sus amigas insistieron en varias ocasiones en que hablara conmigo, negándose en todo momento. Prometía hacerlo cuando todas las dudas estuvieran disipadas.
—¿Han recordado algo sobre la empresa turística? —agito el documento viendo a Sawyer negar.
—Su psicólogo conoce todos los detalles, le ayudó en varias oportunidades.
Lo que sea estaba hallando la mantenía en una especie de trance. Sus compañeras describen su comportamiento como enigmático y cortante cuando se le preguntaba sobre su avance.
—Se cerraba —finaliza Sawyer.
—Es increíble que esto sucediera y no lo notara. —recrimino en voz alta —¿No confiaba en mí? O quizás creía que entre Lorena y yo existiera algo.
Escucho el suspiro de Sawyer, seguido a eso una de sus manos se posa en mis hombros. Mantengo la vista fija en el documento de la empresa turística. El folleto que poseo lo hallaron los chicos el día que me ayudaron con lo del traslado de sus cosas del Vryzas al Hebe.
—La llevé a conocer Hidra, Poros y Egina —empiezo a recordar —era una sorpresa, al llegar se notó confundida. Alguien le dio un folleto para hacer el mismo recorrido —palmeo el documento en mis manos y miro a Sawyer —esta empresa.
—¿Estás seguro? —cuestiona retirando el documento y volviéndolo a leer.
—Tengo ese documento en casa. —cierro los ojos, confundido por todo esto —los mismos sitios, el mismo día en que yo la llevaría.
Le pregunté quién le dio el folleto, me dijo que alguien que conoció en la playa. Fue Tessa la que al verlo le habló de los riesgos a los que se exponía.
—¿Desistió de ir?
—La persona nunca llegó. Decidió pasar el día en la playa y al salir se encontró que yo la esperaba —sonrío al recordarlo —pensó que los planes se habían aplazado por lo de Renzo.
—¿Qué te dijo Román de esto?
—No puede dar detalles que pongan en riesgo la investigación —respondo cuidando de dar sus mismas palabras —Asegura Génesis es la punta del iceberg.
Desde la aparición de esos documentos no dejo pensar en todo lo que sucedió en esos días. Una empresa turística con inconsistencias, la dirección anotada en el registro es de una casa residencial. Nadie conoce a los dueños y sus vecinos alegan lo mismo.
Parte de sus miembros son Greta y Marielle, la hermana de Lorena y Felipe, dos de mis empleados de confianza. Esto me genera intranquilidad, estuve trabajando con enemigos. Si bien, no hay mención de Felipe en las notas dejadas por Génesis, resulta difícil de creer que desconocía las andanzas de sus hermanas.
¿Qué hay de Greta? ¿Cómo acabó mezclada? Lo desconocía, lo que si era consciente es que es capaz de todo con tal de salirse con la suya. No puedo ignorar que vio en Génesis una amenaza desde el inicio, llegando a atacarla en varias oportunidades.
—Génesis le tiene estima a ese chico —le digo a Sawyer —lamentó su renuncia, decía que estaba lleno de sueños, que le recordaba a ella a esa edad.
—Es posible que se hiciera a un lado tras saber lo que sucedí y no todos tienen el valor de acusar a tu familia —Sawyer inspira fuerte antes de seguir —recuerda que estaba en riesgo la salud de una madre.
—Prevalece más la protección a sus hermanas que el sentido común —reprocho.
—¿Sabes algo de la cuarta hermana? —vuelvo la vista a él y niego —Renzo me dijo que eran tres hermanas y Felipe.
—Es estudiante. —empiezo a recordar y encuentro que nunca se le dio un nombre, edad o algo más que eso. —no hay más datos.
Cuando Felipe renunció, comentó a sus compañeros que se iría con su madre. No nombró a su hermana ni en ese instante, ni en lo que duró trabajando en la construcción. Al finalizar nuestra conversación, Sawyer decide hacer una llamada familia en Turquía y asistir a una reunión que tiene pendiente con su jefe. Me deja solo con mis pensamientos y la certeza que estoy dejando pasar algo importante.
*****
David avanza hacia mí a pasos rápidos y decididos, sosteniendo la mano de su esposa. Ambos se muestran apenados por no estar para mí en los últimos días y le resto importancia.
—Estaban ocupados con sus asuntos —les calmo —tuvieron a Génesis en sus pensamientos y oraciones, eso es más importante que cualquier presencia.
Sin mencionar que llamaban seguido pidiendo información. Si no respondía se comunicaban en casa con alguno de mis hijos. David se ha mantenido al pendiente de la investigación y a cada dato nuevo. Bien sea por mí o por Román.
—De todas maneras —se queja Sonia —te pedimos disculpas.
—Que no son necesarias —insisto viendo a ambos —¿Qué tan delicado es la situación?
David sostiene mi mirada al tiempo que niega en silencio. Su padre se encuentra delicado de salud y llamó a sus hijos. Hace ocho años, le fue detectado un cáncer que creyó haber vencido, pero que regresó hace cinco meses.
—Abandonó la silla en el consorcio. —responde David —dejó a Kuno a cargo.
—¿Tan delicado es? —David afirma y guardo silencio —¿Qué dice Kuno?
—No se mostró feliz por esa noticia —es Sonia quien responde —no le gusta ocupar un puesto tan importante solo por ser su hijo.
—Ya sabes cómo es, tan o más orgulloso que papá — y afirmo entendiendo la situación.
Kuno, era el hijo menor del anciano producto de una relación extramatrimonial. Nacer en ese ambiente creó en el chico cierto antagonismo hacia sus padres y hermanos, sin mencionar un estrecho vínculo con su madre. Según David, un acto injusto, pues siempre se procuró vincularlo a la familia.
—No llegamos a hablar de nuestros problemas —se queja Sonia tomando mi mano —dime ¿Cómo está ella?
—Recuperándose —respondo en medio de un suspiro —si desean verla, puedo concretar una visita —ambos afirman.
—¿Qué se sabe del tal Billy?
—Qué murió —respondo —nada más.
—¿Y los dos cuerpos? —niego y Sonia resopla —la incertidumbre mata.
—Ni que lo digas —reconozco dando media vuelta —iré a concretar esa visita. Necesito salir un momento… ¿Es posible?
—¡Por supuesto! —responden al tiempo —ve tranquilo, te mantendremos informados.
He decidido hostigar a Román y forzarlo a que me dé información. No hay noticias de Ceder, ni de Lorena, Marielle o Greta, manteniéndome en una agonía constante. Dudo que todo acabara con la muerte de Makris, prueba de ello es que Román se niegue a hablar.
*****
Las paredes de la oficina de Román se hacen pequeña, al escuchar sus palabras. Aconseja regresar al hospital y cuidar de los míos, es todo lo que debo hacer. Su labor es arrestar a los culpables y que todo vuelva a la normalidad.
Me pide un imposible.
—No puedes decirme que regrese a casa —hablo en tono alto a Román. —ni ordenar calmarme.
—¡Baja la maldita voz! —ordena apretando los dientes —debes entender mi situación.
—¿Qué hay de la mía? —contraataco —tengo a mi mujer en coma, a mis hijos y madre encerrados ¿Hasta cuándo?
—Augusto —suspira y cierra los ojos, lanzando maldiciones —te aseguro que de estar en mis manos, te daría detalles —gruñe —esto es más delicado de lo que imaginas.
—¿Hablaste con Giles? —vuelve a cerrar los ojos.
—No…
—¿Por qué? —insisto y le escucho gruñir.
—Lo que tenga que decirme no es importante. Lo investigué…
—Entonces, puedo hablar con él —le interrumpo y niega, esta vez, molesto —necesito saber que hablaba con mi mujer y los detalles de esa libreta.
—Te aseguro que no importa —comenta cortante —Tu mujer fue irresponsable al llevar ese tipo de investigaciones, se expuso y dañó meses de trabajo. —me incorporo de la silla de un salto y el acto ocasiona que caiga al suelo.
—¿Me estás diciendo que mi mujer dañó tu trabajo? —increpo enojado —¿Qué trabajo Román? No has hecho nada más que seguir pistas falsas y deambular por Atenas…
—Doménico —me advierte.
—Mientras tanto, la ciudad se llena de maleantes, asesinos y la maldita mafia —sigo ignorando la orden de bajar la voz —si hicieras tu trabajo, ella no tuviera la necesidad de buscar respuestas.
—No hables de lo que conoces…
—¡Ilumíname! —abro los brazos desafiándolo y su rostro se tensa —¿Qué es tan importante para que mantengas la boca cerrada?
—La empresa de turismo era una fachada para trata de blancas —empieza a decir lanzando un suspiro y regresando su trasero en la silla —tu mujer pudo haber sido una de las víctimas, si ese día no la hubieras esperado a las afueras.
—Eso lo sospechaba…
—Marielle, fue la persona que le dio ese folleto —continúa —no tengo claro como se conocieron, pero tu esposa cuenta con el perfil que suelen escoger.
—Tessa se lo advirtió… —recuerdo y Román sostiene mi mirada por largo tiempo hasta que empiezo a entender —¿Lo sabía? —afirma cubriendo su rostro. —¿Cómo pudiste mezclarla?
—¡No tuve opción! —habla en voz baja —llegó a pedir información sobre el asalto de Renzo. La traté como sospechosa, en ese instante lo era en esta jefatura.
—También para mí —reconozco regresando el asiento en su lugar y sentándome en él.
Le mostró los videos, fue hostil durante el interrogatorio, lo que ocasionó un colapso. Empezó a llorar, a gesticular sobre lo pésima madre que había sido y como dejó ingresar a su hogar a un hombre como Ceder.
Recordó a su hijo, lo dejó a merced de su padre y empeoró su comportamiento. Agotó recursos en un intento de calmarla, pero nada daba resultados. Reconoce que fue rudo con ella y su comportamiento fue el causante de ese colapso.
—Salí unos segundos en búsqueda de té o algo para calmarla. Al volver, la encontré con los documentos de la investigación en las manos —suspira largo antes de seguir —los dos hombres que se llevaban a tu hijo, eran algo más que amigos de Ceder. Tenían una investigación abierta en Salónica por tráfico humano, con esa empresa como fachada.
Enfrentó su error al dejar esa investigación a la vista y le dio los detalles. Detrás de esos dos se escondía alguien con una mente astuta que había logrado esquivar a la autoridad. Ceder contaba con el perfil perfecto, por eso señaló en un comienzo a Tessa. Ella debió ver comportamientos sospechosos en su esposo, pero lo negó.
—Estaba más que dispuesta ayudar y limpiar su nombre —sigue —a cambio, le prometí protección a ella y a Bastián.
—¿Desde cuándo sabías lo sabías? —le riño —¡Me dijiste que nada estaba resuelto!
Que eran la mafia pidiendo protección, varios empresarios habían sufrido lo mismo. Pese a lo descabellado del asunto, no puse en duda esa información.
—Ya había puesto en peligro la operación al mezclar a un civil, no podía arriesgarme.
—¡Y una mierda! —exploto volviendo a incorporarme. —debiste decirme el grado de peligro y no darme pañitos de agua tibia.
—Moscú está muy por encima de Ceder y compañía —me reprocha. —es todo menos paños tibios, Doménico.
—Una maldita organización de millones de delincuentes por todo el mundo —escupo girando mi cuerpo hacia él —uno de los nuestros aparece en sus filas —le recuerdo y se remueve incómodo en la silla.
Todos fingen que no existe una puta isla que no aparece en el radar. Misma que debemos esquivar e ignorar quien la ocupa, un secreto a voces, que nadie se atreve a hablar y no será motivo de conversación en alguna fiesta privada.
—Mi enemigo era más simple, tenías nombres, rostros y me eran conocidos—prosigo con él viéndome con rostro tenso —decidiste callarte, me dejaste convivir con Lorena y a mis hijos con Ceder.
Suelto el aire con violencia y sacudo mi cabeza. Llegué incluso a contratar a uno de sus hermanos, estuve a punto de hacer lo mismo con Marielle al enterarme de su despido del Vryzas. Me acerco a la ventana observando la calle repleta de patrullas y el ajetreo policial.
—Todo empezó con el robo de Hebe —vuelvo la mirada hacia él, que busca algo en su escritorio y una vez lo encuentra lo acerca hacia mí. —Sally, la menor de cuatro hermanos. —continúa y tomo la foto entre mis manos —Felipe Pretov Rossi, Marielle Kontos Rossi, Lorena Costas Rossi y Sally Expósito Rossi. Llegaron al mundo en ese orden.
La mujer que había intentado robar las joyas de mi madre, era la hermana menor de Lorena. El motivo por el cual nadie hablaba de ella, se debía quizás a su permanencia en una cárcel. Resulta además que Greta es su prima, lo que aumenta mi enojo.
—Ella dio los detalles que inició esta investigación y pidió protección. No enseguida, se tomó su tiempo. —continúa y sigo observando la fotografía. — lo que haya en esa libreta, no es una novedad, llevamos casi dos años con esto.
—¿Por qué no dejarme hablar con Giles? —pregunto lanzando la fotografía al escritorio.
—Te diría lo que hay en esa libreta. —responde en calma, pese a que todo él encierra violencia contenida —eres explosivo, impredecible y violento —me describe —acabarías arruinando la investigación, alertándolos y que huyeran.
—Has pensado que quizás, solo quizás. ¿Hallaría mejores pruebas?
—Lo dudo —responde con superioridad —sé por qué te atacan. —cruzo los brazos apoyando mi cuerpo en la pared —por la misma razón que Axelia te odió hasta el último suspiro. —Retiro los brazos de mi cuerpo y me alejo de la pared.
Heredé de mis padres, no solo una pequeña fortuna, también su más agresiva enemiga. Acto que descubrí cuando contaba con diez años y me arriesgué a cruzar los linderos Vryzas. La mujer me tomó de las orejas, llevándome hasta mi territorio mientras me recordaba lo miserable que era en comparación de sus hijos.
El acto fue humillante y sus palabras tan agresivas, que me prometí no volver a pisar esa arena. Tiempo después y luego de que alguien le contara a papá, supe los motivos de su odio.
Axelia Vryzas deseaba comprar el Hebe y el terreno aledaño. Había enviado un emisario de su empresa con un cheque en blanco, que mi padre podía llenar con la cifra que deseara. El día en que fui sacado de sus terrenos, fue el mismo escogido por papá, en negarse a vender. La reunión no acabó en los mejores términos ocasionando odio en la dama, que trasladó a mi.
—Tienes un excelente puerto y urgía que tus hijos heredaban. Primero sacarían del juego a tu madre, luego a tu hijo y por último a ti. —continúa ante mi silencio —Hebe recibió un mensaje diciendo que tu vida corría peligro.
Ante la ausencia de efectivo y bajo la advertencia que no debía decírmelo a ti o la policía, sacó todas sus joyas. Iría al encuentro y las entregaría. Desconocía si funcionaría, el mensaje solo hablaba del riesgo que se cernía sobre mí y solicitaba un encuentro en la playa.
—Tu esposa dañó los planes ¿Cuáles? —alza sus hombros —los que fueran, no eran buenos para Hebe.
Le pidió no decirme nada, ante la pena que le generaba haber caído en un truco tan estúpido. Inicialmente, todo quedó como un robo y la chica no fue asociada a nada en particular.
Hasta que Renzo sufrió ese asalto y ocupó la prensa local. Sally pidió hablar con Román, estaba dispuesta a ayudar con la investigación, a cambio de lo cual pidió protección y disminución de la pena.
—Ocultó su lazo familiar —continúa —me enteré hace un par de días.
—¿Cuándo planeabas decírmelo? ¿Tras mi muerte o la de uno de los míos?
—Estas bajo protección policial…
—¡Lo hace bastante mal! —cuestiono —En menos de dos años, he sufrido tres asaltos ¿Qué carajos esperabas para decírmelo?
—Existe un civil en riesgo —responde en la más absurda de las calmas, lo que ocasiona mi enojo aumente —Ceder, la descubrió y la mantuvo encerrada, por meses no supimos de ella hasta que su hijo habló con Nicole.
Las paredes de la jefatura bailan y mi piel empieza a sudar. Tambaleante y en zigzag, busco la silla más cercana desde donde escucho el resto de la información. Alguien ayudó a que Tessa y Bastián saliera de la casa, sin que Ceder se enterara.
En estos momentos, ese hombre se encuentra libre, con suficiente dinero y odio para querer dañar. Teme por Tessa, querrá atacarla primero por traicionarlo, buscar las pruebas que lo inculparan y llevarse a su hijo.
—¿Cómo lograste sacar a Tessa y Bastián?
—Busqué ayuda profesional.
—No fue lo que pregunté.
—Es todo lo que debes saber, de momento. —responde —Fueron profesionales, la sacaron de la casa sin derramar una gota de sangre —describe —Lo exigí y cumplieron. Eso empeora su enojo.
Suspira largo y me observa en silencio por varios segundos. Cuando empieza a hablar, lo hace haciendo pausas largas y con la vista fija en los ventanales.
—Nos conocemos desde niños Augusto, pero tengo una obligación con la ciudad que prima sobre esa amistad —toma un bolígrafo del escritorio y lo entrelaza entre sus dedos —Ceder es un tipo peligroso y me ha enviado una advertencia.
—¿Te contactó? —pregunto y guarda silencio —¿Román?— no responde y cambio, juega con el bolígrafo, retraído.
Bajo la cabeza y los siguientes segundos me distraigo con los azulejos de la oficina. Los diversos tonos de grises se mezclan ocasionando un efecto degradé. Estoy tan sumido en esos colores que pierdo la noción del tiempo y por un instante olvido todo lo que está sucediendo.
Es la respuesta de Román la que trae de vuelta.
—Lo dejó en el cuerpo de Makris y las otras dos víctimas —su voz se apaga al final de frase y suelta un suspiro largo antes de seguir —el forense envío esta mañana los resultados de las pruebas.
—¿Sabes quienes son las otras dos víctimas? —afirma en silencio —¿Quiénes?
—También los nombres de los otros dos socios —responde evadiendo mi pregunta unos segundos —las víctimas son, Greta y Marielle.
Los dos socios, Ceder y William Makri. Nada raro en este punto. Al pedir la fecha de inicio de la sociedad, descubro que fue mucho antes de que ese bastardo conociera a Nicole.
—Conocer a tu hija fue planeado, —concluye. — lamento no poder detener todos los ataques.
—¿Qué hay de Lorena y Felipe? —deseo saber.
—El chico está limpio —suspira —en cuanto a tu asistente…—duda —no puedo decir lo mismo.
—¿Giles?
—Limpio —responde con rapidez —todos sus pacientes han reconocido que suele irse de vacaciones para esta época. Uno que otro ha señalado ese lugar como sitio para algunas sesiones.
—De todas maneras, iré a verle —comento levantándome de la silla —deseo saber por qué si la sabía en riesgo, no hizo por buscarme.
—Te dirá que hace parte del secreto profesional. —responde siguiendo mi caminata hacia la puerta —no compliques las cosas, ve con los tuyos…
—¡No me jodas! —escupo cerrando la puerta tras de mí de un portazo.
De ser posible, buscaré a ese infeliz con mis propios medios. Román me ha dicho que buscará a Tessa por traerse a Bastián…
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