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🌼 Capítulo 27 🍂

El olor de los fideos ya se podía sentir en la pequeña cocina del omega de cabellos oscuros, lo que solo despertó su apetito y provocó que se lamiera los labios por instinto.

Le puso los vegetales y la salsa para ya solo esperar a que hirviera y después cenar y dormir, pues al día siguiente tenía que presentarse con su mejor cara a su primer día de trabajo.

Estaba viviendo prácticamente de la ayuda de Yoongi y eso le comienza a dar pena, comenzaba a sentirse como una carga para el pelirrojo, pues el alfa le había resuelto el problema del vestuario de la entrevista, le había dado el dinero para los exámenes que Namjoon le pidió y le compraba alimentos para que la comida no le falte y no aguante hambre.

Incluso si él también tiene necesidades siempre buscaba la manera de ayudarle mientras él se levantaba económicamente y eso es algo que aprecia grandemente, se había prometido que cuando tenga algo reunido le devolverá un poco de todo lo que le ha dado.

Ahorita lo mínimo que puede hacer es echarle ganas, para que la ayuda de Yoongi sea por algo y para no sentirse decepcionado de él mismo otra vez.

No, definitivamente no quiere sentirse así de nuevo.

Su teléfono sonó llamando su atención, dejó de ver los fideos dentro de la cacerola y dirigió su mano a su bolsa trasera para sacar el móvil y ver de quien se trataba.

Y fue ahí cuando su mirada grisácea se iluminó en cuestiones de segundos, su corazón se agitó como si hubiera sido sacudido violentamente al ver aquel nombre en la pantalla, el nombre de aquel beta que amaba con una intensidad abismal.

Sin esperar mucho tiempo porque la emoción que sintió era grande contestó la llamada siendo consciente de cómo su pulso se aceleraba, quizá con un poco de adrenalina.

─ Yugy ─ responde con voz baja y aterciopelada que causó un vuelco en el pecho del beta, recordando lo mucho que adora escuchar su voz.

Y es que no es un secreto que una de las cosas que más ama del pelinegro es su voz, escucharla siempre lo tranquilizaba y era un dulce regalo para sus oídos.

─ Hola… ─ puede escuchar un silencio corto y cargado de nerviosismo ─ ¿interrumpo algo?

Jungkook negó inmediatamente con la cabeza como si su amigo fuera capaz de verlo.

─ Para nada, tu nunca interrumpes nada ─ comentó con una pequeña sonrisa que Yugyeom amaría ver en esos momentos.

Aunque incluso a través de un teléfono para el menor es suficiente, había extrañado tanto hablar con su amigo; pero ahora quería saber la razón de su llamada, e inútilmente trata de no emocionarse e imaginar cosas que posiblemente no sucedan.

─ ¿Estás en casa? ─ pregunta de una vez, yendo directo al grano, lo que provoca que el pelinegro sienta una burbujeante emoción crecer con enorme fuerza en su interior.

Jungkook vuelve a mover su cabeza, solo que esta vez en un gesto afirmativo ─ Si, estoy preparando la cena.

─ Estoy afuera de tu casa, quería verte… necesitaba verte una última vez.

El pecho del omega sufrió las consecuencias de aquellas filosas palabras que hirieron y dañaron su emocionado corazón y le hicieron recordar que su amigo viajaría en poco tiempo y se alejaría de él por quién sabe cuántos años.

Lo había olvidado y ahora que lo tiene presente de nuevo la sensación es amarga y dolorosa. No quiere que se vaya, quiere tenerlo con él, abrazarlo y amarlo porque ahora que se había dado cuenta que en realidad lo ama su presencia es lo que más desea.

─ Esperame ahí, iré a abrirte la puerta ─ sus pies se mueven solos, corre a gran velocidad hacia la puerta, no escucha una respuesta, pero sabe que el beta sigue ahí, esperándolo.

Llega y cuelga la llamada, coloca su celular otra vez en la bolsa trasera de su pantalón y sin esperar ni un segundo más abre la puerta casi de inmediato.

Lo ve ahí, parado del otro lado, con su cabello revuelto y ropa negra, con esa sonrisa que le derrite el alma y esa mirada que lo desarma, su lugar seguro, el que no quiere perder pero desea que pueda ser feliz lejos de él.

Porque sabe el daño que le causó, las veces que lo lastimó con sus acciones y palabras hirientes, alguien tan bueno como Yugyeom merece florecer lejos de él y ya no será el mismo egoísta de siempre, el que lo buscaba como consuelo y lo veía como un pañuelo cuando todo el tiempo la presencia del beta significó mucho más.

Y si hay algo de lo que siempre se culpara es haberse dado cuenta de ello tan tarde.

─ Hola ─ sonríe pequeño el mayor ─, lamento la hora, se que ya es tarde y quizá desees comer y después descansar ─ soltó apenado.

Pero el beta solamente actuó conforme a sus deseos.

Deseaba tanto verlo por última vez, ya que al siguiente día se iría del país y no quería hacerlo sin antes despedirse de la única persona por la cual consideró la posibilidad de quedarse.

Porque a quien engañaba, dejar a jungkook le estaba doliendo de forma desgarradora, a pesar de todo lo que le había dicho en la universidad y lo cortante que fue con él en esos días, el omega no es alguien que pueda dejar atrás.

Y duda algún día poder hacerlo por más daño que le haga.

─ No es nada. Me alegra poder verte ─ le dice con profunda sinceridad mirándolo con un brillo de tristeza, porque ahora sabe que sería la última vez que lo haga.

Ambos tenían aquella aura melancólica que demostraba los sentimientos que ambos tenían por el otro, aquellos que luchaban por salir y entregarse a quienes pertenecían.

─ Por favor entra ─ ofreció Jungkook, y el beta no necesito una nueva invitación ─, ¿ya cenaste?, la comida casi está lista ─ menciona caminando a la cocina donde cerca había una pequeña mesita.

─ Almorcé tarde ─ mintió, en realidad no lo había hecho porque su apetito había desaparecido en las últimas horas.

─ Veo que aún tienes esa mala costumbre ─ sonríe al recordar ─. Por favor siéntate, serviré dos platos.

Decir que no olía delicioso sería mentir, Jungkook es un omega quien debido a que parte de su infancia estuvo solo aprendió a cocinar por su cuenta, quemándose y echando a perder comida en el proceso pues no tuvo alguien que le indicara cuanto tiempo dejar la comida en el fuego o cuanto de sal debía ponerle para que quedará al gusto.

Todo lo hizo él calculando y anotando el tiempo que dejó los alimentos en el fuego y que por su falta de experiencia había arruinado para que a la próxima no le volviera  a pasar.

Hizo caso y se sentó mientras observaba la manera en la que el pelinegro servía ambos platos con partes iguales y al mismo tiempo trataba de controlar sus sentimientos, los cuales no eran muy diferentes a los de Jungkook quien al igual que él la tristeza lo invadía porque su primer amor estaba ahí para despedirse.

Y era una despedida la cual ninguno de los dos quería dar, querían tirar todo por la borda y solo rendirse a sus emociones que pedían a gritos estar juntos y no separarse nunca.

─ Toma, espero te guste, el jugo es de zanahoria, justo tu favorito ─ lo había comprado en el supermercado justamente porque le recordaba a su amigo, sin tener una idea que esa misma noche tendría la suerte de verlo.

─ Se ve delicioso, gracias ─ sonrió pequeño mientras tomaba el cubierto que Kook había colocado en su plato para que comiera los fideos.

─ ¿A qué hora sale tu vuelo? ─ Jungkook quiso sonar como normalmente lo haría al preguntar esa pregunta, pero inevitablemente su voz se escuchó inestable, baja y un tanto quebrada, detalle que por supuesto fue notado por el beta y solo pudo suspirar de forma temblorosa mientras miraba su plato el cual aún no había tocado.

Estaba siendo tan difícil para ambos, más de lo que alguna vez imaginaron que sería y lo más doloroso era que no podían demostrar el dolor que parecía ya no caber en sus pechos, porque ninguna de los dos quería dañar al otro por culpa de sus sentimientos sin tener una idea que ambos la estaban pasando igual.

─ Temprano, antes de las 7:00 Am ─ respondió con un nudo en la garganta.

Tomó el vaso que contenía el jugo de zanahoria y tomó del líquido naranja creyendo que esto ayudaría a que aquel nudo agonizante desaparecería, pero se equivocó.

─ Ya veo ─ menciona con una débil sonrisa que no combinaba con lo que su corazón sentía ─, deseo que te vaya muy bien Yugy ─ buscó su mirada.

─ ¿Es tonto que a estas alturas aún dudé de viajar o no? ─ confiesa sus dudas, en el fondo deseando escuchar de la boca de su amigo la palabra “quédate” palabra corta pero con un significado tan profundo como el mismo océano para él.

Jungkook lo piensa cortamente y aunque no hay nada que desee más que estar junto al beta sabe que una oportunidad como esa no se volverá a presentar y si hay algo que no puede ignorar es el deseo de ver a su amigo superándose y si para eso debe estar a una gran distancia de él lo único que puede pedir a la diosa luna es que le vaya bien.

Aunque esa decisión lo desgarre por dentro, decidió soltar y dejar que su amor sea feliz lejos de él.

Ya le hizo mucho daño, sería egoísta seguir pensando solo en él, de ahora en adelante solo se tratará de Yugy y nada más.

─ Debes hacerlo ─ mentiría al decir que era feliz en su totalidad al renunciar a su amigo cuando hace poco se había dado cuenta de lo valioso que era, pero así debían ser las cosas ─, es una gran oportunidad para que puedas crecer, yo estaré agradecido y feliz si se que estas superandote y cumpliendo tus sueños.

Y después de eso ya no pudo decir nada, solo comenzó a comer despacio disfrutando de la compañía del omega deseando que la noche se volviera eterna solo para ellos dos.

Jungkook hizo lo mismo, disfrutó de la última cena a lado de su amigo respetando silencio que el beta había iniciado el cual por algún motivo no era incómodo o tenso, al contrario, era agradable.

Terminaron de comer y Yugyeom se ofreció a lavar los platos, mientras Kook lo esperaba en la sala.

Miro el reloj y se dio cuenta que ya había pasado media hora desde que el beta había llegado a la casa y el tiempo parecía volar en su contra.

No quería, no deseaba que la noche terminara.

Su amigo llegó a su lado y en un principio no dijeron nada, Yugyeom se sentó en el mismo sofá que el omega y colocó su mano cerca de la del menor, sus dedos se tocaron sutilmente y fue en ese momento cuando un inestable suspiro escapó de los labios de Kook y junto con él una lágrima que salió sin pedir permiso.

El beta lo notó y sintió como el nudo en su garganta casi le drena la respiración, deseaba rodearlo con sus brazos y no permitir que se fuera de su lado nunca.

─ En la universidad ─ habló el beta comenzando a desahogarse ─, dije cosas horribles que en realidad nunca he sentido o pensado, cuando pedí que nos graduaramos para ya no verte e irme del país, fue una gran mentira.

Kook recordó aquel momento, cuando el beta le preguntó que si el hijo que aborto hubiera sido de Yoongi lo hubiera tenido y debido a que estaba lastimado Yugy le dijo que no deseaba verlo nunca más.

El beta continuó: ─ Jamás debí decirlo, porque ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba, si hay una razón por la cual me quedaría en Corea sin duda eres tú.

Kook no pudo contener las lágrimas, su vista se cristalizó.

─ No puedo ser un egoísta, claro que quiero que te quedes, pero no es justo para tí, trabajaste tanto por ese trabajo en el extranjero, te lo mereces.

─ Son cinco años ─ era el tiempo que decía en el contrato que duraría la beca de trabajo ─ cuando ese tiempo se cumpla regresaré y serás el primero a quien busque ─ prometió ─ y en ese momento cumpliré mi promesa ─ ambos se miraron con profundo amor ─, cumpliré la promesa que hice cuando éramos apenas unos niños, serás mi omega.

El carmín en las mejillas de Jungkook fue grande y su corazón emocionado se agitó violentamente.

La distancia entre ambos se hacía más pequeña, ambos eran atraídos al otro como si sus cuerpos fueran imanes.

─ Hasta ese entonces espérame, yo entre pensando en tí cada día y cada noche.

La mano del omega se movió hasta convertir aquel sutil toque en uno más fuerte y sólido como los sentimientos que sentían por el otro.

Sus miradas no se despegaban, era como si pidieran algo que deseaban con todas las fuerzas pero sin abrir la boca.

Y fue el mayor quien eliminó la distancia que los mantenía separados, se unieron en un beso amoroso, dulce e íntimo donde beta y omega se desarmaban ante sus deseos y sentimientos dejándose llevar y cediendo a lo que sus corazones pedían a gritos desesperados.

La mano del beta tomó la mejilla del omega quien con los ojos cerrados disfrutaba de aquella dulce caricia que le acariciaba no sólo sus labios, si no también su alma.

Correspondió con profundo gusto y tampoco opuso resistencia cuando el mayor empujó suavemente su cuerpo contra el sofá quedando su espalda y cabeza sobre los suaves cojines.

El beso había subido la intensidad pero en ningún momento dejó de ser dulce y cariñoso.

Esta vez sin la presencia del alcohol como aquella primera vez o la influencia del lobo ambos decidieron ser felices solo por esa noche y entregarse al otro estando tan cuerdos y seguros de lo que hacían.

Esta vez siendo ellos dos, solo dos personas que se amaban y estaban seguros que el día de mañana se extrañarían.

La ropa se fue restando hasta que solo quedó la suavidad y calidez de sus cuerpos desnudos y sudorosos, el sonido de los jadeos y gemidos acompañados de numerosos “te amo” que escapaban de vez en cuando de sus bocas entreabiertas.

Esa noche hicieron el amor y le pidieron a la Luna que su encuentro no se sintiera tan largo.


























Díganle adiós a Yugy porque es última vez que aparece en el fanfic 😭

Comenten que les pareció el capítulo y dejen su estrellita :3

Bye ♥

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