Después de las doce
Los nervios me están consumiendo, tomo profundas bocanadas de aire una y otra vez para intentar calmarme, incluso cuento del uno al diez, pero no consigo grandes resultados. Espío por detrás de la puerta del baño, hay mucha gente allá afuera, demasiada para mi gusto ¿Quién me metió en esto? A si, yo mismo y mis estúpidas ideas. Miro mi reloj y veo que son las once y veinte, faltan solo cuarenta minutos para que termine el año.
Voy hasta el lavabo y abro el agua fría, meto ambas manos bajo el chorro y luego las estampo contra mi cara para ver si logro espabilarme un poco. Sin darme cuenta me empapo la remera.
—¡Maldición!
Saco la toalla de mano y me seco un poco. Levanto la mirada y veo mi reflejo en el espejo.
—Vos podes —me digo a mi mismo, tratando de influirme valor para llevar a cabo mi misión.
Vuelo a contar del uno al diez y esta vez sí logro relajarme un poco. Mis ojos están fijos en su propio reflejo, verde contra verde.
—Es solo un beso, un simple beso, nada va a cambiar, nada malo va a suceder.
Con estas palabras repitiéndose en mi mente, salgo del baño dando pasos seguros hacia el centro del salón donde todo el mundo está charlando y comiendo de las delicias que hay servidas en la mesa dulce. Mis padres están charlando animadamente con los padres de Sergio. Mi mirada se cruza con la de mi madre y ella me sonríe dulcemente. Miro a mí alrededor en busca de Isabella, pero no logro verla por ningún lado. Con suerte se fue porque se sentía mal o algo así. Siento como alguien posa su mano en mi hombro y me giro, casi pierdo el equilibrio al verla parada tímidamente frente a mí.
—¿Dónde estabas?
Parece que a las palabras se les dio por jugar a las escondidas, ni una sola, por más tonta que sea, logra venir a mi mente. Dios ¿Por qué estoy tan nervioso? Es Isabella, mi amiga, mi hermana, mi todo. Mierda y más mierda, esto es más difícil de lo que pensé.
—Emm, estaba en el baño —logro balbucear luego de unos segundos.
—Te estamos esperando afuera, los chicos están preparando los fuegos artificiales y quieren que los ayudes.
Lo que ellos quieren es que cumpla con mi desafío, eso quieren. Me maldigo una y mil veces por haber sugerido ese estúpido juego hace un mes. Lo hice con el fin de molestarlo a Juan, pero terminé atrapado en mi propia trampa.
—¿Y si nos vamos? —solté con la esperanza de sacarnos de allí.
—¿Irnos?
—Sí, vayamos a pasear.
—¿Qué te pasa? Hoy estas más raro que de costumbre.
—Solo quiero estar en un lugar tranquilo, vos sabes que no me gustan mucho las fiestas.
—Sí, lo sé, pero es fin de año, se supone que hay que festejar y divertirse.
—También odio los usos y costumbres.
—A veces me pregunto cómo es que somos amigos.
—Sabes perfectamente que conocerme es lo mejor que te paso en la vida. —Le guiño un ojo.
—Jajaja —su risa vibra en mi pecho—. Sí, claro.
—Acá están los dos.
Ese es Juan, maldito Juan, el culpable de que este con los nervios de punta esta noche. Le lanzo una mirada asesina, una que dice te odio y te voy a aplastar como a un insecto en cuanto tenga la oportunidad, la cual el ignora olímpicamente.
—Vamos afuera. Ya está todo armado, pero con los chicos decidimos hacer un pequeño juego antes de que lleguen las doce de la noche.
—¿Qué juego? —pregunta Isabella intrigada.
—Salgamos y les cuento.
Ambos lo seguimos hacia el patio trasero de la casa, por suerte acá afuera solo estamos nosotros siete. En el centro del amplio parque están colocadas dos tortas de fuegos artificiales y a los costados, clavados estratégicamente, hay seis cohetes de un tamaño exageradamente grande. A mis amigos les encanta hacer bastante barullo y ser el centro de atención del barrio, llenando el cielo de gigantescas y estruendosas luces de colores.
—Y bien ¿de qué se trata el juego?
La voz de Isa me hace voltearme hacia ellos, veo como Juan se ríe por lo bajo mientras Javier no disimula ni un poco su estridente risa. Se están riendo de mí y de lo que me toca hacer antes de que llegue media noche.
—Cada uno de nosotros tiene que confesar un secreto inconfesable, algo que jamás hayan contado y que sea muy importante. Debemos escribir este secreto en un papel sin poner el nombre y colocarlos en una bolsa. Luego cada uno de nosotros va a sacar un papel, lo va a leer en voz alta y va a tener un solo intento para adivinar a quién le pertenece.
Esa es Carla, la hermana de Juan, es la más pequeña del grupo y por ende la más entusiasta.
—¿Y si te toca tu propio secreto? —pregunta Julia.
—Tendrás suerte, porque podrás despistar y alejar las sospechas sobre tu secreto.
—¿Y si quien lee no adivina a quién pertenece? —esta vez pregunta Javier.
—Sera un misterio entonces.
Carla saca unos papelitos y lápices de una bolsa y los reparte mientras nos sentamos en ronda, cada uno se centra en pensar y escribir su secreto. Yo miro mi pedazo de papel completamente en blanco, no sé qué escribir. Mi mayor secreto puede ser revelado esta misma noche y este juego no va a tener nada que ver con ello. Estoy más que seguro que en cuanto roce sus labios no voy a poder disimularlo.
Veo que todos están terminando de escribir y yo todavía no escribí ni una palabra. Antes de pensarlo dos veces escribo mi gran secreto y doblo el papel en tantas partes como puedo, como si eso pudiera evitar que sea descubierto. Carla pasa con la bolsa y cada uno de nosotros pone su papelito adentro.
Miro mi reloj y noto que pasaron quince minutos desde la última vez que chequee la hora. Me queda poco tiempo y todavía no sé cómo encararla. Podría simplemente decirle que debo cumplir un desafío, pero en el fondo sé que quizás esta sea mi única oportunidad de averiguar si ella siente algo por mi sin exponerme demasiado.
Carla sacude la bolsa enérgicamente y luego mete su mano para sacar el primer papelito. Se acerca a Sergio, quien imita su acción, y así uno por uno va sacando un papelito. Yo soy el último en retirar, una vez que lo tengo en mi mano lo abro y leo.
Una vez bese a alguien de mi mismo sexo...y me gusto :)
Wow, ese si es un buen secreto, estoy casi seguro de que se trata de Julia. Ella es una chica súper atrevida y no tiene miedo a experimentar. Levanto la mirada y observo a uno por uno, Carla esta sonrojada, Javier y Sergio están riéndose mientras Juan tiene los ojos bien abiertos. Julia nos está mirando fijamente intentando adivinar algo e Isabella, ella solo está con una sonrisa de oreja a oreja. Carla se levanta.
—Bueno, —Se aclara un poco la garganta—, comencemos con esto, voy a leer el que me toco.
Levanta el papelito hasta la altura de sus ojos y lee en voz alta.
—"Todavía soy virgen".
Sus mejillas se ponen aún más coloradas si eso es posible, nos mira a todos y se detiene en Isa.
—Mmm...creo que este secreto es de Isabella.
Sospecho que ese secreto es de Carla e intenta despistarnos señalando a Isabella, ella es la única presente que podría haberlo escrito. Isabella niega y Carla vuelve a sentarse soltando un pequeño e imperceptible suspiro de alivio. Si, eso confirma mis sospechas. A continuación, se para Sergio.
—A mí me toco "Tengo hemorroides".
Suelta una gran carcajada a la que nos sumamos todos sin excepción, ese si es un feo secreto.
—Creo que este secreto es de Javier —dice Sergio mientras intenta recuperar el aliento—. Todos sabemos que si dieran millas por la cantidad de veces que va al baño ya hubiera recorrido el mundo entero.
Todos empezamos a llorar de la risa mientras Javier se levanta y saluda haciendo una reverencia como si fuera un actor famoso ovacionado por sus fans.
—Gracias, gracias —dice Javier—. Me declaro culpable.
Sergio y Javier se dan un gran abrazo de machos y luego el primero se sienta mientras que el segundo agarra su papelito para leerlo.
—Bueno, a mi me toco el siguiente secreto. —Mira el papel—. "Tengo miedo a la oscuridad", —Levanta la mirada—, estoy bastante seguro de que pertenece a... —Hace una pausa mientras imita el sonido de un redoblante—. ¡Isa!
Todos se giran para verla responder, pero yo no lo hago, se perfectamente que se trata de ella. Ella asiente con una sonrisa tímida y luego Javier se acerca y le da un sonoro beso en el cachete. Vuelve a su lugar y toma asiento en el piso, codeando a Julia que está sentada a su lado para que se pare.
—El secreto que me toco a mí, más que un secreto, es una confesión. —Hace una pausa dramática, estoy casi seguro que se trata de mi secreto—. Dice "Muero por besarla".
—Wow —dice Juan.
—¡Ay, pero que romántico! —exclama Carla mientras aplaude entusiasmada.
—Así que no solo hay que adivinar quién es el dueño de este secreto, sino que también hay que saber quién es el destinatario, porque estoy más que segura que no está dirigida a mí.
Nos miramos a la cara entre todos, yo intento poner mi mejor cara de poker aunque los nervios que siento me están consumiendo por dentro.
—Creo que lo escribió Carla —dice Julia mientras clava la mirada en mi para luego dirigirla a la mencionada.
Libero todo el aire que llevaba conteniendo sin darme cuenta, ella se dio cuenta, pero aun así me cubrió. Juan está mirando fijo a su hermana, esperando que responda.
—No fui yo —dice Carla negando frenéticamente.
—Qué pena, ahora nunca sabremos de quien se trata —dice Julia mientras vuelve a tomar asiento.
Ahora es el turno de Isa, se levanta con el papelito entre sus largos y delicados dedos, se aclara la garganta y se acomoda su vestido antes de comenzar a hablar.
—Voy a confesar que el que me toco me causo mucha ternura. —Su sonrisa ilumina su rostro—. Para mí lo escribió Juan y dice "Todavía duermo con mi osito de peluche".
Todos estallamos en carcajadas, incluso Juan, aunque se ve algo avergonzado. Isabella se sienta y lo abraza cariñosamente mientras que Juan levanta una mano pidiendo silencio.
—Nadie es perfecto —dice una vez que todos nos calmamos un poco—. A mí me toco "Engañe a mi novia con su hermana", creo que es más que obvio que pertenece a Sergio.
Sergio asiente un tanto humillado, no sé si por su confesión en sí o por el hecho de que lo hallaran culpable sin lugar a duda. Es mi turno, me paro con el papel entre mis dedos y enfrento a mis amigos.
—El secreto que me toco dice "Una vez bese a alguien de mi mismo sexo" —decido omitir la parte que dice "y me gusto"— y prácticamente por descarte debo decir que fue Juli quien lo escribió.
Sergio, Juan y Javier empiezan a aplaudir y a ovacionar a Julia mientras ella se para e imita el saludo que hizo Javier antes.
—Gracias —dice mientras me dedica una sonrisa cómplice a mí.
—Chicos ¡faltan menos de diez minutos para las doce! —grita Carla mientras se levanta emocionada.
Juan y Sergio me miran, sé que están esperando que cumpla con mi desafío. Cierro los ojos y respiro profundamente, es ahora o nunca. Me acerco a Isabella a paso lento mientras intento reunir todo el valor para afrontarla. Noto como los chicos se alejan un poco, las chicas fueron a buscar copas y un champagne para el brindis mientras que los chicos están revisando los fuegos artificiales.
—Fue divertido ¿no?
Ella gira para mirarme.
—Sí, lo fue, aunque hay un par de secretos que no fueron revelados.
Trago saliva ya que uno de esos dos secretos es el mío y no es muy difícil deducir cuál de ellos es ya que Isa sabe perfectamente que no soy virgen. Ella no dice nada, ni siquiera me mira, lo que me lleva a pensar que no soy correspondido. Esto no está saliendo como imaginaba. Creo que lo mejor es olvidarme del desafío, ya bastante doloroso es saberme rechazado.
—¿Te puedo hacer una pregunta?
Asiento aun mirando mis pies.
—¿Pensas besarme alguna vez?
Levanto la mirada bastante sorprendido, mi corazón golpea fuerte en mi pecho y apenas logro respirar con normalidad.
—¿Qu... qq... qué?
Se acerca a mí, soy un poco más alto que ella por lo que debo inclinar mi cabeza hacia abajo para mirarla y ella debe levantar un poco la suya. Nuestros ojos están fijos los unos en los otros.
—Llevo mucho tiempo desando hacerlo —digo en apenas un susurro.
—Y yo llevo mucho tiempo esperando que lo hagas —responde ella en un susurro.
Se acerca un poco más, pero recuerdo el desafío y la freno antes de que nuestros labios se rocen. Miro mi reloj, faltan dos minutos para las doce.
—Espera, antes debo confesarte algo. —Me mira intrigada, cierro los ojos y me aclaro la garganta antes de seguir—. Los chicos me desafiaron a besarte antes de que termine el año.
Abro los ojos algo temeroso de ver enojo en su mirada, pero no encuentro nada remotamente parecido.
—¿Cuándo fue eso?
—Hace poco más de un mes.
—Siempre dejando todo para último momento.
—Me conoces mejor que nadie. —Le sonrío.
—¿Y por qué no me besas?
—Porque no quiero que nuestro primer beso sea por un tonto desafío.
Ella asiente y me sonríe. La tomo de la mano y me acerco a los chicos, los cuales ya están en ronda con una copa de Champagne en sus manos. Juan me da mi copa y Juli le da la copa a Isa. Carla revisa su celular y comienza a contar.
—¡Diez! ¡Nueve! —nos sumamos todos—¡Ocho! ¡Siete! ¡Seis! ¡Cinco! ¡Cuatro! —me giro y me encuentro con la mirada de Isa, aprieto su mano mientras sonrío— ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡Feliz año nuevo! —gritamos todos al unísono.
Chocamos nuestras copas en un brindis general y comenzamos a saludarnos con besos y abrazos.
—¿Te acobardaste? —me pregunta Juan.
—Todo lo contrario. —Le guiño un ojo.
Me acerco a Isa y la abrazo fuerte, me separo un poco para poder mirarla a los ojos, quedando muy cerca de su rostro.
—Feliz año nuevo —susurro sobre sus labios.
—Feliz año nuevo —susurra ella.
Y sin esperar más, acorto la distancia y beso sus hermosos labios lenta y apasionadamente, mientras que de fondo comienzan a explotar los fuegos artificiales que mis amigos compraron.
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