Capítulo 59: El rey de los demonios (Parte VII)
Estaba parado frente a un deteriorado y cansado Muzan, yo Tomioka Giyuu, no puedo dejar de preguntarme qué fue lo que ocurrió mientras estaba con Uta y Yoriichi.
Al recordar a esa pareja, me vino a la mente toda la conversación que tuve con ellos, bueno, al menos con Uta, Yoriichi tenía razón en algo, a su esposa le encantaba hablar.
Mientras me acompañaban a ese lago, ella no paraba de contarme toda su historia, desde que era pequeña hasta los últimos momentos de su vida. También me comentó que le hubiese encantado que su hijo no nacido fuese como yo.
Aún recuerdo su expresión de sorpresa cuando le dije que no creía que fuese buena idea, yo no soy alguien especial para querer que unos padres deseen que su hijo fuera como yo.
Sin embargo, Uta negó mi argumento y me pidió que no fuera tan pesimista, también me pidió que no me subestimara, ya que, si yo mismo me insultaba, el guerrero que está dentro de mí se lamentaría, esas fueron sus palabras exactas.
"Giyuu san, tú eres fuerte, solo recuerda todo lo que has logrado"
Durante el resto del camino, Uta se empeñó a decirme todos mis puntos fuertes, así como mis logros. Su esposo en cambio no hablaba mucho, pero lo poco que me dijo me dejo impactado.
"A veces un hombre puede lograr demasiado con tan solo proponérselo"
Yoriichi me estaba diciendo que lo único que necesito hacer es confiar en mí y que los limites solo se los pone uno mismo. Al pensar más en las palabras de los esposos Tsugikuni, frente a mí aparecieron fugazmente todos los momentos que creía imposible y se cumplieron.
Otra de las pocas cosas que me contó Yoriichi fue como se había encontrado a Muzan y peleado contra él. Por un descuido suyo Muzan logró escapar y él siempre se lamentó el haber fallado, ya que eso significaba que mucha gente moriría por su culpa. No fue hasta después de encontrarse con la familia Kamado que pudo encontrar la paz interior.
Al llegar al lago, Uta me comentó que las aguas de ese lago conectaban con el mundo terrenal, que en esas aguas pudieron ver todo lo que pasaba y, sobre todo, pudieron ver todo lo que hacía.
Después me dijeron que para regresar lo único que tenía que hacer era solo arrojarme al lago y dejarme hundir en las profundidades, yo lo dude un poco, pero lo que me dijo Uta me armó de valor.
"A veces, para seguir avanzando, solo se necesita un salto de fe"
Con eso en mente, me preparé para arrojarme a las aguas de este lago, pero antes de hacerlo, Yoriichi me dedicó unas últimas palabras.
"Recuerda, son las decisiones las que nos hacen ser quienes somos. Siempre podemos optar por hacer lo correcto"
Eso fue lo último que escuché antes de entrar al agua, después comencé a caer en un oscuro abismo, por un momento creí que me ahogaría, pero no fue así, no sentía que me faltara el aire.
Esa oscuridad continuó hasta que vi un pequeño haz de luz, estiré mi mano para poder alcanzarlo y cuando lo hice, la luz se extendió cegándome por un instante.
Al recuperar la visión, me encontraba parado en una casa abandonada y pude ver a Shinobu, Kanao y Tsutako observándome con unos rostros bastantes sorprendidos.
Tanto Shinobu como Tsutako comenzaron a llorar, mientras que Kanao me sonreía, a los pocos segundos, Shinobu se secó las lágrimas y me gritó pidiéndome que me volviera a recostar.
Yo solo negué con la cabeza y al observar a mi hermana me acerqué un poco para ver su condición, fue en ese momento en que me di cuenta de que Tsutako tenía entre sus manos mi espada. Ella se levantó de su lugar y me entregó mi nichirin.
"U-una mujer... me pidió q-que te entregara..."
Pude darme cuenta de que mi hermana tenía bastante lastimada el rostro, por lo que puse mi mano derecha sobre su mejilla y le hice un gesto de negación con la cabeza. Ella me entendió lo que quería decirle porque dejo de hablar y extendió sus manos para entregarme mi espada.
Al recibirla, me di media vuelta y Shinobu trató nuevamente de detenerme, ella me decía que no debía ir, que si iba en mi condición actual de seguro moriría y ella no podría soportarlo.
Le dije que no se preocupara, pero ella seguía aferrándose a mí, no fue hasta que Kanao la separó un poco y trato de hacerla entender.
"Aunque tratemos de detenerte, de todas maneras vas a ir ¿Verdad, Giyuu nii?"
Al escuchar la forma en la que me llamó Kanao, me hizo recordar los últimos momentos que pase con ellos antes de "morir", es como si estuviese con aquella Kanao de mi primera vida.
Shinobu se enfrascó en una pequeña discusión con Kanao diciendo que no podía dejarme ir solo, a lo que Kanao negó y le dijo que no me iría solo, que ellas también me acompañarían.
Al principio intenté negarme, pero las tres como que se pusieron de acuerdo y al final terminé aceptando, ya que no podía perder mucho tiempo.
Y así fue como llegué hasta aquí, al ver como una ráfaga de viento y escombros se dirigían hacia Tamayo y Tanjiro, aceleré el paso y usando la onceaba postura, desvíe todos esos escombros para protegerlos.
Escuché a Tamayo y Tanjiro llamándome, yo solo me giré para verlos de frente y le dije unas palabras a mi hermanito.
- Hiciste bien aguantando hasta que llegué.
Él se veía bastante sorprendido por verme, pero no le preste más atención y le dije.
- Yo me encargo del resto.
Al girarme nuevamente, me di cuenta de que Muzan me veía bastante sorprendido.
- Estas más muerto que vivo y aun así te las arreglas para venir hasta aquí.
Los látigos de Muzan comenzaron a moverse de una forma desordenada.
- A simple vista, tu pareces un verdadero monstruo. Eres igual a él, ¿Por qué simplemente no permanecen muertos? ¿Por qué...?
- Muzan – Lo interrumpí – Ya te lo había dicho en aquella montaña, ¿No?
- ¿Qué?
- Que te derrotaría, aunque eso signifiqué morir contigo.
Muzan estaba enojado, pero al mismo tiempo estaba jalando mucho aire, se le nota cansado y agotado, claramente está mucho más débil de lo que recuerdo.
Al verlo de esa manera decidí dar el primer paso y en cuanto lo hice, por alguna razón pude ver el cuerpo de Muzan transparente, pude ver la tensión de sus músculos de la espalda y me di cuenta de que me iba a atacar con tres de sus látigos.
- Cuarta postura: Golpe de Marea.
Esos látigos terminaron cortados de una manera un tanto fácil, de alguna manera diría que fue como cortar un pedazo de papel.
- No... ¡No!
Muzan estaba furioso.
- ¡Es igual a aquella vez, es igual a aquella maldita noche!
Muzan gritaba al aire cosas sin sentido, por lo que yo comencé a correr para acercarme a él.
- ¡Tú en realidad te pareces a ese monstruo!
Ahora Muzan decidió atacarme con todo su arsenal, sus látigos, sus brazos, incluso creaba ventiscas de viento para intentar detenerme, sin embargo, yo podía ver todos sus movimientos con anticipación por lo que, si no esquivaba un ataque, terminaba por contrarrestarlo.
. . .
No podía creer lo que veían mis ojos, yo Kamado Tanjiro, no daba crédito a Giyuu por moverse de esa manera y evitar todos los ataques de Muzan. A pesar de estar a ras de suelo, podía ver todo con claridad.
- Ge-genial...
No podía decir otra cosa, mi hermano mayor Giyuu es él hermano más genial de todo el mundo. Si tan solo fuera un poco como él, si tan solo fuera la mitad de fuerte de lo que es él, quizás con eso, podría estar peleando a su lado.
- ¡Tanjiro!
Escuché a alguien gritar mi nombre, al girar levemente mi rostro, pude ver como Kanao se acercaba corriendo hacia donde estoy. Cuando Kanao estuvo cerca de mí, ella literalmente se dejó caer sobre sus piernas y me tomó de la mano.
- ¡¿Estas bien?! ¡Estas herido! Tú... – Kanao comenzó a inspeccionarme con la mirada – Tengo que tratar tus heridas, ¿Puedes moverte?
- No, lo siento.
- Está bien, ¿Dónde te duele?
Antes de poder contestarle, miré como Shinobu se acercaba junto a Tsutako, y al verla a ella aquí me alarmó.
- Tsutako san, no debería estar aquí, si Muzan...
- Es lo que le dije, pero no me hizo caso.
Shinobu me había interrumpido para colocarse al lado de Kanao y también comenzó a observarme.
- Parece que tiene algunos cortes en la espalda y piernas, ¿Puedes encargarte, Kanao?
- Si maestra.
Shinobu le entregó un pequeño botiquín a Kanao y ella comenzó a sacar unos frascos y vendas. Después de eso pude ver como Shinobu se había levantado y se colocó a la derecha de Tamayo.
El sonido de la batalla hizo que nuevamente dirigiera la mirada hacia Giyuu, pero me era casi imposible visualizarlo, mi hermano se movía tan rápido que en verdad parecía un dios de la velocidad.
. . .
- Shinobu, ¿Qué fue lo que le hiciste a Tomioka san?
Le pregunté a Shinobu qué es lo que había hecho porque estaba realmente sorprendida de la condición de Tomioka, cuando lo vi parado frente a mí lo examiné rápidamente con la mirada y lo único que podía pensar es que él no debería poder luchar, es más, ni siquiera debería poder moverse.
Sin embargo, aquí estaba siendo testigo de cómo el pilar del agua se está enfrentando él solo a Muzan, él solo le está ocasionando serios problemas a ese sujeto, pero lo que más me llama la atención, es está presencia que siento emanar de su cuerpo.
Ya lo había sentido antes, es una presencia tranquila y cálida, es una presencia que transmite esperanza, es como si fuese aquella persona.
- Solo detuve su hemorragia.
Al escuchar la respuesta de Shinobu me hizo comprender que algo extraordinario estaba pasando. Ahora estoy convencida de que estoy presenciando un verdadero milagro.
Tomioka... Se que podrás lograrlo, por favor, te lo imploró...
- ¡Tomioka san, derrota a ese monstruo!
. . .
Había recuperado la conciencia hace poco, yo Shinazugawa Sanemi, caminaba lo más rápido que podía hacia el lugar donde se estaba llevando la pelea, yo solo me guiaba por el sonido del combate.
Al llegar, lo que vi me dejo impresionado. Ahí frente a Muzan, estaba luchando un irreconocible Tomioka. No podía creer que él en esas condiciones estuviera peleando de esa manera. Me era muy difícil seguirle con la mirada, ¿Qué rayos le sucedió?
Mi cuerpo estaba agotado y mi corazón ya no palpitaba como antes, por lo que deduzco de que la marca de cazador ya no esté en mi rostro, pero creo que aun si la tuviera, no podría intervenir en esa pelea.
Tomioka... La primera vez que te vi te consideré como un presumido, siempre me pregunté si eras realmente tan fuerte para ser un pilar tan joven, tenías mí misma edad y ya estabas por encima de mí.
No lo niego, llegue a sentirme inferior a ti. Después de esa misión que tuvimos contra esa luna inferior te convertiste en mi rival, en la persona a la que debía superar. Por lo que desde ese día comencé a entrenar como loco.
A partir de ese momento, solo tenía un objetivo en mente, y eso era que algún día te superaría. Sin embargo, por más que me esforzaba, por más que entrenaba, sentía que no podía alcanzarte, sentía que te alejabas más y más.
A pesar de la frustración que sentía, también sentía respeto hacia ti, aunque eso siempre lo mantenía en secreto, pero creo que Kumeno se había dado cuenta de eso porque siempre me decía que fuéramos a comer unos ohagis contigo.
Me enteré de que durante seis meses darías un entrenamiento a todos los cazadores, al principio consideré unirme a ese entrenamiento, pero mi orgullo me lo impidió, si quería derrotarte tenía que ser por mis propios medios.
Tu siempre decías que el origen de tu fuerza era el de proteger a tus seres queridos, por lo que intenté hacer lo mismo, pero creo que lo malinterpreté y lo distorsioné, ya que en lugar de proteger a Genya, solo le hice más daño.
Yo odiaba con todo mi ser a los demonios, ellos me arrebataron a mi madre y a mis hermanos, creí que todos los pilares sentían lo mismo que yo, pero resulto ser que tu sentías empatía por ellos.
Esa empatía fue lo que te hizo perdonarle la vida a Kamado Nezuko, no sabes cómo te odie por eso. Todo el respeto que tenía hacia ti se esfumó ese día donde juzgamos a los hermanos Kamado. Lo peor fue que incluso te arriesgaste al proteger a la hermana menor.
Incluso con el tema de Kocho, a mí me gustaba mucho Kocho, Kumeno intentó ayudarme dándome consejos para hablar con ella, ya que no quiero admitirlo, pero me daba cierta vergüenza entablar una conversación con ella.
Pero nuevamente apareciste tú, Kocho comenzó a verte con otros ojos después de que la rescataras de la segunda luna superior. Yo sabía que ella estaba enamorada de ti, por lo que mi ego me dijo que al menos te iba a ganar en esa batalla.
Al final no lo logré, tú siempre parecías ganarme en todo, parecía como si fueras un prodigio, alguien que no necesitaba esforzarse para conseguir lo que quiere, es como si fueras alguien superior a los demás.
Cuando peleamos a mano limpia en los entrenamientos de los pilares, quería desquitarme contigo, quería golpearte hasta bajarte los humos de grandeza, pero fue ahí cuando descubrí que tú no te sentías de esa manera.
Fue en ese momento en el que me dijiste tus verdades, pero, sobre todo, mis verdades. En ese momento comprendí todo lo que tratabas de decirme e incluso, indirectamente, me acercaste a Yae con quien he pasado bastante tiempo después de ese incidente.
Tú eras diferente de lo que creía, tu no peleabas solo para ganar, siempre sobrepasabas los límites de tus fuerzas para no perder ante nadie, por eso tu siempre sentías empatía por tus oponentes.
Unos días antes de que esta batalla comenzara, tu habías aparecido en mi finca y me ofreciste unos ohagis, sentía rabia al ver tu cara indiferente mientras sostenías la bolsa de los dulces.
Aun así, por primera vez te deje pasar a mi finca y por primera vez comimos juntos de esos dulces. Kumeno me había informado que tu estabas tratando de ayudar a Genya para acercarse a mí y esa fue mi manera de agradecerte.
Finalmente pude comprenderlo, lo que tu sentías no era soberbia ni eras engreído, tu solo tratabas de ayudar a los demás sin importar las consecuencias, aunque eso a veces significaba meterte en discusiones sin sentido.
Siempre buscabas el bien común sin importarte lo que te pasaba. Je, por eso todos te admiran y respetan, por eso las hermanas Kocho te aman, por eso yo... creo en ti.
¡Tú puedes Tomioka! Sé que lograras derrotar a ese demonio porque... Porque tú...
Porque tú eres el número uno.
. . .
- Novena postura: Salpicadura caótica
Había saltado para esquivar el brazo derecho de Muzan, incluso utilicé parte de su brazo para impulsarme más alto para poder caer encima de él. Muzan me lanzó varios de sus látigos y yo los esquivaba mientras caía, gracias a que la novena postura me permite desplazarme a gran velocidad apenas me apoyo en un pequeño punto sólido.
Utilizaba lo largo de los látigos para ir descendiendo en forma de zigzag y al estar ya cerca de él, le propiné un golpe que corto gran parte de su cuerpo.
- ¡Gah!
Ahora que estaba agachado di un pequeño giro de casi 360 grados para darle más fuerza a mi ataque.
- Primera postura: Corte de la superficie del agua.
El golpe que logré conectar hizo retroceder unos tres pasos a Muzan, después me percaté como algo se movía hacia abajo y se clavaba en el suelo. Di un giro hacia atrás justo cuando uno de los látigos de Muzan salía del suelo.
- ¡Ya deberías saberlo de nuestra pelea anterior!
Muzan comenzó a gritarme.
- ¡Qué un humano jamás podrá vencerme!
Al escuchar esas palabras volví a arremeter en su contra. Me movía en varias direcciones porque Muzan no solo me atacaba con sus látigos, también me estaba arrojando escombros y hasta grandes pedazos de rocas.
Corría y corría para poder acercarme, mi espada carmesí hacía que las partes cortadas del demonio se tardaran en regenerar, por eso creo que Muzan me estaba arrojando también estos escombros.
Logré acércame lo suficiente para intentar atacarle, pero sentí un fuerte golpe por mi costado izquierdo, al parecer unos de los látigos del demonio me arrojaron algunos objetos que me hizo distanciarme de él.
Sin embargo, apenas mi pie izquierdo tocó el suelo me impulsé de inmediato para volver a estar cerca de Muzan.
- ¡¿Qué?!
- Séptima postura: Gotas de lluvia penetrantes.
Muzan estaba asombrado de que me le haya acercado tan rápido, mientras que yo lo apuñale cerca de su tráquea. Contorsioné ligeramente mi brazo para hacer girar mi espada y lograr hacer un corte horizontal que me permitió cortarle la cabeza al demonio.
Aun así, el cuerpo de Muzan siguió moviéndose por lo que tuve que hacer lo mismo para evitar algún golpe de parte de él. La cabeza de Muzan tardó en regresar a su lugar y su mirada solo me decía lo enojado que estaba.
Intenté atacarlo desde arriba de su cabeza con un golpe descendente, este golpe iba acompañado de un pequeño impulso al tener que saltar para evitar que mis piernas fueran cortadas en dos.
Muzan se protegió con su brazo derecho y mi espada se quedó incrustada en este. Los dos estábamos tan cerca después de ese bloqueo que nos estábamos mirando con odio al mismo tiempo.
- ¿Por qué un moribundo como tú me está ocasionando tantos problemas?
- ¿Aún no lo entiendes? Al ser el rey de los demonios dejaste que los demás se enfrentaran a nosotros, por lo que no tienes ninguna habilidad como guerrero.
Ahora lo miré seriamente.
- Solo eres como un animal que se mueve por puro instinto.
Las venas se vieron reflejados en el rostro de Muzan, sus ojos se achicaron mientras que sus dientes se apretaban con mucha fuerza.
- ¡Cuando terminé contigo, no quedaran ni los huesos!
Muzan me impulsó con fuerza hacia atrás lo que hizo que saliera volando por los aires, di un giro en el aire para caer parado, pero me di cuenta de cómo varios de los látigos de Muzan venían hacia mí.
Yo me defendía como podía en el aire y en cuanto aterricé comencé a correr hacia mi derecha. Los látigos seguían viniendo hacia mí, algunos se estrellaban en el suelo al no poder alcanzarme, otros simplemente los contrarrestaba con mi espada.
. . .
Yo no podía creer lo que veían mis ojos, o mejor dicho a lo que no veía. Giyuu hasta hace poco estaba a punto de morir y ahora está peleando de tú a tú contra el rey de los demonios.
La velocidad de esos dos era asombrosa, solo podía seguirlos debido a rastro de polvo que dejaban cuando se movían. Me daba cuenta de la intensidad de la batalla por los cráteres que se creaban por sus golpes.
- Shinobu...
Escuché como la maestra Tamayo me llamaba.
- Esto... esto es...
Los ojos de Tamayo tenían un brillo inusual, solo podía pensar en ese brillo como esperanza, incluso unas cuantas lagrimas salían de sus ojos.
- Sí... – Le respondí – Estoy segura de que Giyuu ganará.
. . .
Nuevamente estuve cerca de Muzan y este utilizó uno de sus huesos en forma de espada para defenderse.
- ¡Esto es imposible! ¿Yo estoy siendo obligado a retroceder? ¡Y solo por un humano como tú!
- Te equivocas.
- ¿Qué?
- No estas siendo obligado a retroceder por solo un humano – Le respondí – ¡Estas siendo obligado a retroceder por toda la humanidad!
Comencé a empujar y Muzan comenzó a dar pasos hacia atrás.
- Tal vez seas un ser poderoso – Le dije – Pero al estar solo siempre tendrás un límite. En cambio, yo... Al tener las voluntades de todos en mi espalda, me dan las fuerzas para seguir avanzando.
Mi espada logró destruir el hueso de Muzan y el demonio de inmediato intentó atacarme con su brazo izquierdo.
- ¡Maldito!
Bloqueé su ataque y ahora sus látigos de la espalda se movían para atacarme.
- ¡Maldito! ¡Maldito!
Yo seguía bloqueando todos sus golpes, podía anticipar de donde venían al ver la tensión de sus músculos.
- ¡MALDITO!
Di un salto hacia atrás para evitar tres látigos que venían desde arriba, tuve que hacerlo porque tenía ocupada mi espada cortando dos látigos que por enfrente.
- ¡Maldito! ¡El pensar que los humanos pueden derrotarme es simplemente absurdo!
Ahora los ataques de Muzan venían desde diferentes direcciones, por lo que di un paso hacia al frente y de inmediato di un giro para poder cortar uno de los látigos sin mayor complicación.
No podía avanzar mucho porque Muzan me seguía atacando, lo único que hacía era defenderme cortando la mayor cantidad de látigos que podía. Al ver una pequeña brecha en este ataque caótico, realice un golpe ascendente para desviar hacia arriba dos látigos y así ampliar más esa brecha.
Al tener un poco de espacio comencé a correr hacia el frente mientras seguía protegiéndome de algún corte de parte del demonio, ya que en la condición en la que estoy, sé que un simple rasguño sería fatal para mí.
- ¡Tú puedes, Giyuu nii!
Esa era la voz de Nezuko, podía sentir como con esas palabras me daban más energías para seguir avanzando.
- ¡Adelante, Tomioka!
- ¡Acabalo!
- ¡Tomioka, mi amigo!
Uzui, Shinazugawa y Rengoku. Mis amigos están conmigo.
- ¡Giyuu!
- ¡Nii san!
- ¡Giyuu san!
Sabito, Makomo y Tanijro. Muchas eran las voces que me alentaban, todas y cada una de ellas me llenaban de energía y me daban el impulso necesario para seguir adelante.
- ¡Giyuu san!
- ¡Tomioka!
Mitsuri, Iguro.
- ¡Giyuu san, tú puedes!
- ¡Giyuu, ánimo!
Kanae... Shinobu...
Muzan al verme más cerca de él juntó sus dos brazos para crear una gran masa de carne y hueso, esa cosa se colocó por arriba de su cabeza y la dejó caer para intentarme aplastar.
Al estar cayendo di un salto para ir directamente hacia esa masa y terminé por cortarla con un giro hacia mi derecha para darle más poder a mi espada, tengo que hacer estos giros al tener un brazo menos. Muzan al ver que su ataque no había funcionado, intentó replegar sus brazos para volver a tener la oportunidad de atacarme.
Y eso es algo que no le permitiré.
- Respiración del agua...
Los látigos de Muzan intentaron frenarme, pero yo me movía lo más rápido que podía para poder terminar con esto.
- Doceava postura...
Muzan había replegado completamente sus brazos, pero ya era muy tarde para él, ya que yo ya estaba a un par de metros de distancia.
- ¡Golpe del dragón de nueve cabezas!
En menos de un segundo, logré dar los nueve golpes de forma casi simultánea. La cabeza, los brazos y las piernas del demonio se había separado de su cuerpo, alcance a ver como los corazones y cerebros de Muzan se movían de un lugar a otro.
Aun cuando Muzan haya movido sus órganos en el interior de su cuerpo, con mi técnica logré destruir algunos. Y ya con mi último golpe le había perforado el pecho y lo estaba empujando hacia atrás hasta chocar con una pared y así poder inmovilizarlo.
La cabeza de Muzan volvía a aparecer y este me comenzó a insultar.
- ¡Eres una escoria y un estúpido! ¡Aunque me cortes de esa manera yo...!
- ¿Quién te dijo que quería cortarte? – Le pregunté.
- ¡¿Qué?!
- Esta batalla ya ha terminado.
En ese momento, sentí algo volando por arriba de nosotros.
- *Caw* ¡El sol ya salió! ¡El amanecer está aquí! *Caw*
Muzan volteo hacia el horizonte y se horrorizó al ver el sol elevarse por los cielos.
- ¡AHHHH!
Los primeros rayos del sol comenzaron a quemar la piel de Muzan y este desesperadamente se intentaba zafar de mi espada, pero yo seguía ejerciendo presión y la espada se volvía más roja que antes evitando así que este demonio se me escapara como la vez anterior.
El humo salía del cuerpo de Muzan y ya se podían ver las quemaduras del sol. Muzan no podía regenerar sus extremidades y eso me daba una gran ventaja para mantenerlo a raya.
Finalmente, Muzan será...
- ¡Guh!
De repente, escupí algo de sangre y mis fuerzas comenzaron a disminuir, mi espada estaba perdiendo ese color carmesí y mi visión se comenzó a oscurecer. Lo último que pude ver fue como el cuerpo de Muzan comenzó a crecer.
. . .
¡¿Qué...?! ¿Qué demonios está pasando? Cuando finalmente Giyuu había capturado a Muzan, este comenzó a hincharse hasta tener la forma de un enorme bebe.
- ¡No... no puede ser!
- ¿Qué sucede Kanao? – Le pregunté.
- Tanjiro... Está ocurriendo de nuevo.
- ¿Eh?
¿Qué quiso decir con eso Kanao? ¿Cómo que está ocurriendo de nuevo? Todo esto es muy confuso desde que el sol...
¡Nezuko!
- ¡Nezuko! ¡Tamayo! Deben...
No terminé de advertirles porque no las podía encontrar. Las estaba buscando con la mirada hasta que escuché a mi cuervo gritar.
- *Caw* ¡No dejen que entre en la sombra! ¡DETENGANLO! *Caw*
El gigantesco cuerpo de Muzan seguía moviéndose hacia donde había una casa semi destruida, pero lo suficientemente grande para proyectar una gran sombra.
Yo no podía seguir recostado en el suelo, me estaba levantando cuando escuché la voz del pilar del viento.
- ¡Asquerosa basura! ¡Muérete de una buena vez!
El pilar del viento había saltado por arriba de la cabeza de Muzan y lo comenzó a atacar.
- Respiración del viento. Novena postura: Tifón peligroso.
El ataque del pilar del viento logró cortar algunas partes del cuerpo de Muzan, sin embargo, Shinazugawa cayó completamente descompuesto y ya no se estaba moviendo.
- *Caw* ¡DETENGANLO! *Caw*
Muzan seguía moviéndose y después de que mi cuervo volviera a gritar, una enorme cadena se enroscó alrededor del cuello de Muzan y comenzó a ser tirado hacia atrás.
- ¡AAAHH!
Ese grito pertenecía al pilar de la roca que a pesar de no tener una pierna estaba tratando de jalar a Muzan hacia atrás, pero sin el apoyo de una de sus piernas no podía ejercer toda su fuerza.
- ¡Ya me tienes harta!
En eso, la señorita Kanronji se había colocado junto a Himejima y lo ayudó a jalar.
- ¡Muérete ya!
Ambos pilares comenzaron a jalar y en unos instantes, Muichiro y Makomo también se acercaron para jalar de la cadena.
- ¡AAAHH!
Los cuatro jalaban lo más fuerte que podían y poco a poco estaban haciendo retroceder a Muzan.
- ¡Conviértete en polvo! ¡Quémate ya!
Rengoku gritó eso antes de acercarse a Muzan y junto a Sabito e Iguro comenzaron a atacarlo.
- Respiración de la llama. Novena postura: Purgatorio.
- Respiración del agua. Decima postura: El dragón del cambio.
- Respiración de la serpiente. Cuarta postura: Cabezas de serpientes gemelas.
Esos tres ataques lograron cortar los enormes brazos de Muzan y por fin este se fue de espaldas hacia el suelo. El sol seguía quemándolo, pero Muzan se giró en el suelo y golpeó con su cabeza el piso.
- *Caw* ¡Está tratando de cavar un agujero! ¡Sigan atacando para reducir sus fuerzas! *Caw*
Todos estábamos en el límite, no podíamos resistir más.
- Respiración del sonido. Primera postura: Rugido.
- Respiración de la flor. Séptima postura: Campo de flores bajo el rocío.
Uzui y Kanae habían logrado cortar una buena parte de la cabeza de Muzan, pero este seguía escarbando que hacía imposible detenerlo. La cadena de Himejima se había partido por la mitad y los cuatro que estaban jalando terminaron por caer al suelo.
Muzan seguía cavando y ya se veía un gran cráter. No podemos dejar que pase eso, tengo que... ¿Eh?
- Arte de sangre demoniaca...
Algo de sangre salió volando para caer sobre Muzan y la voz que escuché fue la de mi hermana, por lo que con horror giré mi rostro hacia la derecha y la vi ahí parada bajo el sol.
Antes de poder gritarle que se refugiara, me di cuenta de que el sol no la estaba afectando, en eso Nezuko, que tenía su brazo derecho extendido, cerró su puño con fuerza.
- ¡Explosión de sangre!
Al hacer eso mi hermana, Muzan comenzó a incendiarse y gritaba de dolor. De repente, Muzan comenzó a arrastrarse hacia mi hermana mientras seguía en llamas.
- *Caw* ¡Deténganlo! ¡No dejen que se acerque a Nezuko! *Caw*
Al escuchar esas indicaciones reaccioné y me puse entre Muzan y mi hermana.
- ¡No dejaré que rompas los lazos entre nosotros!
Di un salto hacia adelante y lo ataqué con las últimas fuerzas que tenía.
- ¡Danza del dios del fuego! Doceava postura: Vals flameante
Realicé un combo de dos golpes que comienza con un ataque vertical y luego uno horizontal. Con esos dos ataques, Muzan volvió a gritar y finalmente su cuerpo comenzó a desaparecer.
El cuerpo de Muzan se hacía cenizas y la gran masa que era Muzan se fue haciendo más pequeña. Esto significa que Muzan finalmente había sido derrotado, esta larga y cruel batalla finalmente había terminado.
. . .
- ¡Oyakata sama!
Estaba agotado, al ver como la extensa batalla finalmente había terminado, me deje caer en mi escritorio. Mi hermana Kuina se había acercado y me preguntaba si estaba bien.
- Hinaki, Nichika, Kanata y Kuina, díganles a todos los kakushin que se encarguen de los heridos, que los cazadores que estén cerca ayuden en todo lo que puedan.
- ¡Si!
Con esfuerzo me puse de pie y comencé a caminar hacia la salida.
- ¿Oyakata sama?
- Tengo que dar la noticia.
Mis hermanas ya no me respondieron, solo asintieron ante mis palabras mientras sus rostros reflejaban una profunda tristeza.
Sali de la habitación y caminaba por los pasillos, me ayudaba de las paredes para no caerme y finalmente llegué a la habitación de mis padres. Sin tocar ni esperar el permiso para entrar, abrí la puerta y vi a mi padre recostado en su futón mientras que mi madre estaba a su lado sosteniendo su mano.
- Padre... Madre...
- Kiriya... ¿Q-Qué sucedió...? ¿Có-cómo...?
- Hemos ganado padre – Le contesté – Kibutsuji Muzan finalmente ha sido derrotado.
- Je... *cof* cof*
Mi padre intentó sonreír, pero la tos comenzó a aquejarlo. Mi madre limpió su boca con una toalla, pero al verla llorar presentí algo malo.
- E-excelente tra-trabajo *cof* Estoy... estoy orgulloso de... ustedes.
- ¿Padre?
- Dile a tus h-hermanas... Que e-estoy orgulloso *cof* Diles a todos... que... estoy... orgulloso.
- ¿Padre...?
Me acerqué a mi padre y cuando vi que perdió la fuerza para mantener la cabeza rígida, comencé a llorar.
- ¡PADRE!
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