Capítulo 48: El demonio del arrepentimiento (Parte II)
Esta batalla en contra de todos estos demonios se está volviendo asfixiante, yo Murata, he estado luchando y sobreviviendo como he podido. Algunos de mis compañeros que estaban a mi lado han caído, otros a duras penas se mantienen en pie.
Frente a mí, estos dos demonios no paraban de atacarme y de reírse de mí.
- Ja ja ja, sí que tienes suerte, cazador.
Aquella chica de nombre Susamaru me lanzaba esas molestas pelotas temari a gran velocidad, lo peor es con la ayuda de Yahaba, las direcciones que tomaban esas pelotas eran todo un misterio, ya que cambiaban de dirección a cada instante.
Por un instante, logré esquivar las dos pelotas que venían hacia mí, las otras estaban golpeando o despedazando a mis compañeros. Al haber esquivado esas dos pelotas, me fui directo en contra de Susamaru.
- ¡Ahhh!
Intenté golpear su cuello, pero de repente sentí como si alguien me agarraba por la espalda y me mandó lejos de Susamaru.
- ¡Qué patético!
Yahaba tenía sus brazos extendidos al aire y cada vez que unos de sus ojos se cerraban yo cambiaba de dirección y me golpeaba en otra parte. No podía hacer nada, los golpes no podía amortiguarlos y cada vez eran más fuertes, si esto continua, estoy seguro de que moriré.
- ¡Yahaba, déjame darle el golpe final!
- Cómo quieras.
Nuevamente el ojo de Yahaba se cerró y ahora me dirigía hacia ellos, al ver que iba a una gran velocidad, terminé por estamparme de fea forma en el suelo, solo por unos cuantos pasos de donde estaban los demonios.
- ¡Arg!
Caí de frente y literalmente Yahaba me había enterrado vivo, intenté levantar mi cabeza, pero solo podía ver el borde del cráter que había hecho con mi cuerpo.
- ¡Tch!
No podía ver qué pasaba, pero ese Yahaba se escuchaba molesto por algo.
- ¡Te atreviste a ensuciar mi ropa! ¡NO TE LO PERDONARE!
- Ya, ya, fue tu culpa por bajarlo de esa forma.
Escuchaba los pasos de los demonios acercándose a mí, yo ya no podía hacer nada, sentía que varios de mis huesos estaban rotos por todos esos golpes que recibí.
- ¡Uhg, qué asco! ¡Mira como lo dejaste Yahaba!
- ¡Y eso qué! ¡Se lo tiene bien merecido!
Podía sentir como uno de los demonios se había colocado muy cerca de mí, más precisamente por arriba de mi cabeza, intenté levantarla para por lo menos ver quien se había acercado.
Al levantar la mirada, pude ver como Susamaru se había puesto de cuclillas para mirarme más de cerca, ella sonreía de una manera un poco psicópata y me hacia una pregunta.
- ¿Cómo quieres morir? Puedo arrancarte las extremidades una por una, o puedo aplastar tu cabeza de un solo golpe, así que dime ¿Quieres que sea rápido y sin dolor, o lento pero seguro? Ja ja ja.
- A-arh...
Intenté decirle algo, pero me costaba respirar, creo que una de mis costillas perforó uno de mis pulmones.
- ¿Eh? No te escucho, ¿Puedes hablar más fuerte?
- N-no...
- Ja ja ja ¡¿Qué?! ¿El demonio te comía la lengua?
Susamaru solo se reía de mí, después solo me miro y como que se resignó.
- Ya que.
De repente, esta mujer comenzó a acercar su cabeza hacia la mía, y colocó su oído cerca de mi boca.
- Anda, dime ¿Cómo quieres que sea tu muerte?
Al tenerla tan cerca solo se me ocurrió decirle algo.
- P... ¡Púdrete!
Susamaru se enderezó y me miraba de una forma divertida.
- ¡Oh! Así que quieres que te arranque las extremidades, bien, bien.
En la palma de una de sus manos se creó una pelota de temari.
- Como un servicio extra, después de arrancarte los brazos y piernas, y antes de aplastarte la cabeza, te arrancaré esa sucia lengua que tienes. ¿Qué dices? No soy alguien muy comprensiva. Ja ja ja.
- Ya acabalo, que empieza a oler feo – Yahaba se cubría el rostro con la manga de su haori.
Susamaru había creado más de esas pelotas y se estaba preparando para atacarme, pero de repente los dos demonios se giraron en dirección al pueblo en llamas y se veían sorprendidos, hasta diría que con cierto miedo.
- Nos... nos están llamando.
- Si, el amo requiere nuestra presencia.
Los demonios hablaban entre ellos y parecían dudar un poco.
- Pero ¿Qué hacemos con...?
A los dos demonios les dio una especie de escalofríos porque sus cuerpos empezaron a temblar, y no solo ellos, también el resto de los demonios que quedaban, se detuvieron de golpe y todos miraban hacia el pueblo.
- ¡Lo... lo lamentamos mucho amo, iremos enseguida!
Como si hubieran recibido una orden o una amenaza, casi todos los demonios comenzaron a correr en dirección al pueblo, Susamaru y Yahaba aun seguían aquí conmigo, pero ninguno me ponía atención.
No fue hasta que varios de mis compañeros comenzaron a acercase que estos dos demonios decidieron correr.
- Murata san ¿Estas bien?
Una cazadora se había acercado a mí y se arrodillo para verme más de cerca.
- N-no.
Fue lo que contesté, ya habían llegado más cazadores y podía escuchar varios susurros de parte de ellos.
- ¿Qué habrá pasado?
- No lo sé.
- Parecían tener miedo de algo.
- ¡Quizás se acobardaron y huyeron!
- ¡Si!
- No sé... Es muy sospechoso.
Mientras varios seguían sacando conclusiones, esta cazadora me estaba atendiendo, era una chica joven con ojos grandes de color marrón oscuro que se desvanecen a un color más claro en la parte inferior y cabello negro hasta los hombros que llevaba recogido en una cola de caballo a mitad de camino, con algunos flequillos más cortos colgando sobre su rostro.
- No te muevas mucho, tienes varias heridas de consideración.
- Gr-gracias... este...
- Ozaki, mi nombre es Ozaki.
¿Ozaki? ¿Dónde he oído ese nombre? ¡Ah, es verdad! Ella era una de las cazadoras que también fue asignada a la misión del monte Natagumo, por lo que me dijo Tanjiro en aquella ocasión, ella estaba siendo controlada por los hilos de un demonio, pero gracias a él y a su amigo Inosuke, lograron rescatarla.
- Bien, creo que con esto al menos estarás fuera de peligro, pero aun así no...
- ¡Caw, caw!
Un cuervo kasugai nos empezó a gritar mientras sobrevolaba en el campo.
- ¡Ordenes de Oyakata sama! ¡No dejen que los demonios se acerquen a la aldea, manténgalos alejados! ¡Caw!
- ¡¿Qué?!
- ¡¿En serio?!
Varios cazadores comenzaron a quejarse, incluso unos se habían tirado al suelo como dando a entender que estaban cansados.
- ¡Oigan! – Ozaki les empezó a gritar – ¿Por qué se sientan? ¿Qué no escucharon las ordenes?
- ¡Apenas sobrevivimos a esto y quieres que los sigamos! ¡Estás loca!
- Pero...
Ozaki no podía hacerlos cambiar de opinión, y no los culpo, muchos de ellos están demacrados, podría decir que incluso están en sus últimas, pero, aun así, aun si estamos al borde de la muerte, tenemos que cumplir con nuestra misión.
- ¡Espera! ¿Qué estás haciendo?
Ozaki intentó detenerme y es que me estaba poniendo de pie con la ayuda de mi espada, así que cordialmente la alejé un poco de mí y comencé a caminar en dirección al pueblo utilizando mi espada como bastón.
- ¿Por qué?
Un cazador me preguntó y yo solo me detuve un poco para poder contestarle.
- Porque... esa es mi misión.
Después de decirle eso a ese cazador, reanudé mi caminata, pero por un descuido mío, tropecé y casi me caigo de cara al suelo. Para mi fortuna, Ozaki se había colocado a mi lado y pasó mi brazo por arriba de sus hombros.
- Vamos, yo te ayudo.
- ...Gracias. Mi nombre es... Murata.
- Ya lo sabía, pero, aun así, encantada de conocerte, Murata san.
Los dos seguíamos caminando y pudimos escuchar a algunos cazadores ponerse de pie, solo uno me volvió a preguntar.
- ¿Por qué van? Si lo hacen solo morirán, mírense, están hechos polvos.
- Ya lo dije... es nuestra misión.
- Pero... Somo débiles... apenas pudimos sobrevivir y...
- Es verdad, somos débiles – Le dije – Mira, no te obligaré a ir... puedes quedarte aquí y tal vez sobrevivas, pero solo quiero que lo pienses, ¿El quedarse aquí es lo correcto? ...Los pilares se están enfrentando a las lunas y a Muzan... si estos reciben el apoyo de todos esos demonios, es más que probable que los demonios salgan victoriosos.
Empecé a escuchar varios murmullos detrás de mí.
- Somos débiles, me atrevo a decir que... yo soy el más débil de aquí... pero aun así iré.
- Je – De repente, Ozaki se empezó a reír y miró hacia atrás – Si el más débil de aquí aún no se ha rendido, ustedes que son fuertes no deberían hacerlo. Si lo hacen, solo nos demostraran lo patéticos que son.
Ozaki y yo seguimos caminado, pero poco a poco comenzamos a aumentar el ritmo.
- ¿Seguro que puedes correr?
- Solo... solo si me ayudas.
- ¡Por supuesto!
Mientras comenzamos a acelerar el paso, nuevamente pude escuchar por detrás de mí como nos comenzaron a seguir, algunos, los que no tenían tantas heridas, comenzaron a adelantarse y dejarnos atrás.
Sabía que nadie se quedaría sentado sin hacer nada, solo necesitaban un poco de coraje y un pequeño empujón.
. . .
- Respiración de la llama. Primera Postura: Mar de Fuego.
- Despliegue de técnica. Destrucción total: Estilo vacío.
Tanto Rengoku como Akaza se lanzaron al frente para tratar de hacerse daño, mientras ellos luchaban de frente, yo, Sabito, estaba corriendo por un costado para poder flanquear al demonio.
- Respiración del agua. Tercera postura: Danza de las Corrientes.
Intente balancear mi espada para poder tomar la cabeza de Akaza, pero él simplemente dio un paso a su costado para esquivar mi ataque. En cuanto mi espada paso de largo, el demonio colocó sus brazos por detrás de él.
- Destrucción total: Estilo Destructivo.
Con algo de preocupación de mi parte, alcancé a ver como los dos puños de Akaza se dirigían hacia mí.
- Onceaba postura: Calma.
Apenas y pude detener el ataque de Akaza cortando sus dos brazos con la onceaba postura, el demonio solo sonreía mientras se echaba para atrás.
- ¡Bien hecho, excelente reacción!
Akaza apenas había regenerado sus brazos cuando se tuvo que agachar debido al ataque de Rengoku.
- ¡Bien, bien! Tú también tienes excelentes reflejos Kyojuro.
Rengoku no le respondió, solo giró sus muñecas para ahora poder atacar al demonio con un golpe descendente.
- Estilo de Pierna: Corte de Corona.
La patada de Akaza por poco acierta en el rostro de Rengoku si es que este no se hubiera hecho para atrás, sin embargo, en cuento el demonio coloco nuevamente su pie en el suelo, Akaza se puso de cuclillas dándonos la espalda y después salto muy alto.
- Destrucción Total: Estilo del Caos.
Akaza comenzó a golpear al aire por enfrente de él y nosotros dos nos vimos obligados a esquivar esos golpes de vacío, por cada golpe que daba Akaza, este retrocedía un poco en el aire, al parecer al no tener un punto de apoyo el golpe de vacío lo manda hacia atrás.
Sin embargo, en estos momentos esto es muy oportuno para Akaza, no solo dio un gran salto para atacarnos, por cada golpe retrocedía un poco alejándolo de nosotros. En cambio, nosotros solo esquivábamos y tratábamos de acercarnos.
Cuando Akaza estaba descendiendo, calculé el lugar en donde aterrizaría, por lo que comencé a correr a ese lugar para poder anticiparlo y tomarlo por sorpresa, cuando el demonio estuvo a punto de tocar el suelo, me preparé con la primera postura.
- Primera postura: Corte de la superficie.
Para mi infortunio, jamás me imaginé que Akaza lanzaría un golpe de vacío hacia el suelo para impulsarse un poco hacia arriba y esquivar mi espada.
- ¡Caíste! – Akaza me dice – Estilo destructivo...
- Segunda Postura: Cielo en Flamas Ascendente.
Y ahora, para mi fortuna, Rengoku se había acercado y detuvo el ataque de Akaza cortando literalmente su brazo en dos. Akaza finalmente toco el suelo mientras su brazo se volvía a unir.
Sin perder tiempo, tanto Rengoku como yo lanzamos un ataque vertical con nuestras espadas, pero el demonio detuvo ambas con sus manos desnudas. Normalmente el filo de las espadas debió cortar sus manos, pero en cuanto nuestras espadas tocaron sus palmas, este las torció hacia dentro para eliminar el impulso y fuerza que le dábamos a muestras espadas.
- ¡Bien, sigan así!
Akaza hizo hacia atrás sus brazos aun con nuestras espadas en su poder y nos obligó a pasarlo de lado. En cuanto soltó nuestras espadas, ambos nos giramos en nuestros ejes solo para recibir un golpe en nuestros estómagos.
Akaza nos hizo retroceder a los dos unos cuantos metros y nos dio tiempo para recuperar el aliento, al levantar la mirada, solo lo vi lamiéndose la sangre que había en su palma izquierda.
- Estoy seguro de que si siguen así lograran despertar la marca. Incluso podrían alcanzar el estado "Anatta".
- ¿Estado Anatta? – Pregunté.
- Un estado supremo, algo que siempre busqué obtener, pero no lo logré.
Algo que ni siquiera Akaza pudo obtener, ¿Cómo espera que nosotros lo hagamos?
- Sabes – De repente, Rengoku le habló al demonio – De todos los demonios que he conocido, debo admitir que eres el que más me agrada.
- ¿En serio? – Akaza preguntó.
- ¡Umu! A pesar de que eres fuerte, peleas con honor, además, he escuchado que no atacas a mujeres, ¡Eso es honorable!
Akaza no le respondió, solo se le quedo mirando por un rato y después volteó al cielo como si estuviera recordando a alguien.
- Dime Kyojuro ¿Tienes algo que proteger?
- ¡Por supuesto! Están todas las personas que no se pueden defender, todas aquellas personas que son débiles es mi deber protegerlas, porque yo nací con una fuerza...
- No me refería a eso, ¿Tienes a alguien importante a quien quieras proteger?
- Mmm, están mi hermano menor y mi padre. También están mis amigos como Tomioka. A ellos quiero protegerlos.
- ... Ya veo.
Akaza solo suspiró antes de volver a mirarnos de frente.
- Tanto Giyuu como ustedes tienen a gente importante a quien proteger.
- ¡Umu!
- ... Los envidio.
- ¿Eh?
No pude evitar sorprenderme ante ese último comentario de parte del demonio.
- ¿Akaza, tu tenías a alguien que proteger?
- Lo tenía, pero fui descuidado y estúpido.
Ahora Akaza miraba al suelo, es como si estuviera arrepentido de algo.
- Le prometí felicidad, le prometí llevarla a ver fuegos artificiales, pero no pude cumplirlo.
- ¿Akaza...?
- Yo siempre pensaba que el fuerte obtiene todo lo que quería, que podría hacer lo que quisiera... pero me equivoque.
- Akaza – Le habló Rengoku – Aun puedes redimirte, detengamos esta pelea sin sentido y vayamos juntos contra Muzan.
- ¿Por qué haría eso, Kyojuro?
- Porque eres fuerte, pero, sobre todo, puedo darme cuenta de que finalmente comprendes el verdadero significado de la fuerza.
Akaza no nos respondió.
- También puedo darme cuenta de que perdiste a alguien importante para ti, y aunque hayas cometido varios crímenes, aun deseas ver a esa persona.
Creo que Rengoku tiene razón, al parecer Akaza desea con todo su ser ver a esa persona, quizás esa sea la razón por la que no nos ha matado, quizás en verdad él quiere...
- Aunque nos ayudes, es posible que no puedas ver a esa persona, pero quizás...
- No – Akaza interrumpió a Rengoku – Ella está mejor sin mí.
¿Ella?
- No puedes saberlo, es posible que ella aun te esté esperando – Le dice Rengoku.
- Aunque sea cierto, yo...
- ¡No te rindas! – Alza un poco la voz Rengoku – Parte de la fuerza proviene de nunca rendirse, ¡Tú no lo hagas!
- Supongamos que hago lo que dices, que les ayude, ¿Qué seguirá después? Los demás cazadores en cuanto me vean me mataran.
- ¡Puedes quedarte en nuestra finca! ¡La familia Rengoku te acogerá y te ayudará a redimirte!
¿En serio Rengoku le está proponiendo eso a Akaza? Puedo ver que en serio quiere ayudarlo, pero ¿Cómo lo tomará su familia? Rengoku sonreía animadamente mientras le extendía la mano al demonio.
Akaza lo estaba pensando seriamente, parecía que iba a aceptar porque poco a poco estaba levantando su mano, pero de repente su rostro cambió de expresión y volteo en dirección a la aldea de Tsutako.
- No... ¿Esa flor estaba ahí?
- ¿Akaza?
- ¿Qué...? ¿Nos está llamando? Pero...
Tanto Rengoku como yo mirábamos confundidos a Akaza, no sabemos con exactitud qué le estaba pasando.
- Esto es... No debería estar pasando esto...
Akaza se veía bastante consternado y hasta diría que preocupado, antes de poder preguntarle qué era lo que tenía, Akaza nos miraba a los dos fijamente.
- Si ellos van así... no podrán hacerle nada, necesitan...
- ¿Qué?
Akaza murmuraba para sí mismo, después su mirada se puso seria y nos dijo.
- La conversación se ha acabado, ese sujeto finalmente encontró lo que más buscaba, ya todo está perdido.
- ¿Qué? ¿De qué estas...?
Le estaba preguntando, pero el demonio me interrumpió.
- Si no me derrotan ahora sus amigos... no, todos los cazadores serán asesinados.
- ¡¿Qué?!
- ¡Incluida esa mujer de ojos cian, Sabito, ella morirá!
Sentía que se me helaba la sangre al escuchar esas palabras.
- ¡También tu hermano y padre Kyojuro, ese sujeto los asesinara, no lo dudes!
- Akaza ¿Qué sucede? – Le pregunta Rengoku.
- ¡Ya no hay tiempo, si no pueden derrotarme, lo mejor es que escapen!
- ¡¿Qué?! ¡Eso nunca! – Le respondí.
- ¡Entonces demuéstrenlo! Destrucción Total: Estilo del Caos.
Akaza nos empezó a atacar nuevamente con sus golpes de vacío, algo que me llamó la atención fue que estos golpes venían con más fuerza que antes. Tanto Rengoku como yo utilizábamos nuestras espadas como escudo, pero el impacto del aire me hacía temblar las manos.
- ¡Rengoku san, no podemos seguir recibiendo estos golpes así!
- ¡Estoy de acuerdo, mi amigo!
Ambos nos pusimos de acuerdo y comenzamos a dar pequeños saltos laterales para poder esquivar estos golpes de vacío. En cuanto el demonio se percató de eso, dejó de atacarnos a distancia y comenzó a correr hacia mí.
- Estilo de pierna: Destello de luz fluida.
Al ver una gran cantidad de patadas que se dirigían hacia mí, tuve que defenderme con la máxima defensa de la respiración del agua.
- Onceava postura: Calma.
- ¡Vamos Sabito, tienes que hacer algo mejor!
Los ataques de Akaza no cesaban y poco a poco mi velocidad para mantener esta postura fue bajando.
- Respiración de la flama. Tercera Postura: Espíritus ardientes.
Akaza respondió a tiempo y retiro su pierna con la que me estaba atacando para evitar que la espada de Rengoku lo cortara. Después de esquivar ese ataque, Rengoku volvió a atacarlo con un tajo horizontal, pero el demonio solo se agachó un poco y golpeó el estómago de mi compañero.
Rengoku escupió un poco de sangre por el impacto y fue arrojado hacia un árbol.
- ¡Tú también Kyojuro, pongan un poco más de empeño, imaginen que estoy asesinando a sus seres queridos!
- ¡Akaza!
Intenté atacarlo con un golpe vertical, pero el demonio detuvo mi espada con ambas manos y me miraba muy seriamente.
- ¿Recuerdas esa noche? Así detuve a tu amiga, pude haberla matado en ese instante, es más, creo que ella en verdad morirá hoy.
- ¿Qué?
- Ella no debe de estar lejos de aquí, de seguro ese sujeto la asesinará o tal vez la primera luna.
- No, ella no puede morir.
- ¡Lo hará y todo por perder el tiempo aquí conmigo!
Akaza bajó los brazos aun con mi espada en su poder obligándome a bajar un poco la cabeza, ese movimiento de Akaza le permitió darme un cabezazo lo que me hizo cerrar los ojos y dar un paso hacia atrás.
- Estilo de Aplastamiento: Sauce de mil destellos.
Al estar totalmente desprotegido, recibí todo el golpe de Akaza en mi cuerpo, el impacto fue tal que no solo me hizo escupir sangre, también me mando varios metros hacia atrás hasta chocar con una gran roca.
- *Ka*
Al estrellarme poco a poco comenzaba a perder el conocimiento, todo a mi alrededor comenzaba a ponerse negro.
- ¡Sabito!
Alcance a escuchar el grito de Rengoku y lo vi fue que se quería acercar a donde estaba, pero Akaza le corto el paso y comenzó a luchar contra él.
El ruido a mi alrededor también comenzó a disminuir, mientras más oscuro se ponía todo, más silencio había.
¿Esto es todo? ¿En verdad no puedo ser más fuerte? ¿Por qué siempre tengo que terminar así?
"Eres realmente fuerte Sabito"
Giyuu...
Aún recuerdo la primera vez que te vi, en ese momento mi familia había sido asesinada por un demonio, si no hubiera sido por el maestro Urokodaki yo también habría muerto es noche.
En cuanto me dijo que me llevaría con él para entrenarme, jamás imagine que los conocería a ti y a Makomo, mi nueva familia.
Makomo...
Tengo que admitir que me atrajiste desde el principio, pensaba en ti como la niña más bonita que había visto, aún recuerdo el manojo de nervios que era cuando te confesé mis sentimientos.
No voy a mentir, tenía miedo, en aquellos tiempos pensaba que a ti te gustaba Giyuu, ya que tu estuviste más tiempo que él antes de que llegara al monte Sagiri, pero en cuanto me dijiste que tú también sentías lo mismo por mí, no pude evitar sonreír como un tonto.
Desde aquella vez siempre tratábamos de tener un tiempo, también decidimos ocultárselo a Giyuu para evitar que se sintiera excluido, aunque no era necesario, Giyuu acepto nuestra relación sin ningún problema.
Bueno y como no lo aceptaría, en realidad Giyuu es un hombre con mucha más experiencia que cualquiera de nosotros, aunque cada vez que lo veo interactuando con alguna de las hermanas Kocho parece bastante perdido.
Makomo y yo hicimos una apuesta de quien se confesaría primero, una apuesta que gané yo al enterarnos que Shinobu había sido la que dio el primer paso, pero cuando Makomo me dijo que también Kanae se confesaría, me sorprendí demasiado.
"Vaya, eso no me lo esperaba.
Ni yo, pero lo mejor será apoyarlos.
¿En serio? ¿Apruebas la poligamia?
¡Ni se te ocurra Sabito!"
Makomo, la cara que pusiste aquella ocasión fue muy tierna.
"No lo decía por mí, yo solo tengo ojos para ti.
Hmm
Bueno, cambiando de tema, yo gané la apuesta.
Si, sí.
Bien, ¿Deberíamos apostar otra vez? Quizás ¿A quién elegirá o con quien se casará? O tal vez...
Ne, Sabito"
Recuerdo como de repente tu expresión cambio totalmente y tu cara se volvió roja.
"Tu... ¿Tú quieres casarte?
¿Eh?
¿Qué si te gustaría casarte algún día?
Mmm... Si. Algún día me gustaría casarme, ¿Por qué...?
¿Y te gustaría formar tu propia familia?
Makomo..."
Ese día estabas tan nerviosa que no eras capaz de verme a los ojos. Por lo que me acerqué a ti y coloqué mi mano en tu mejilla para que me pudieras ver de frente.
"Solo si tú estás conmigo.
Sabito...
Cuando todo esto termine, cuando ya no existan los demonios, Makomo yo..."
Fue en ese instante en el que me arrodillé ante ti y te dije lo que sentía desde lo más profundo de mi corazón.
"...Yo quiero casarme contigo, quiero tener el privilegio de ser tu esposo, quiero estar contigo para ver crecer a nuestros hijos y, sobre todo, quiero estar a tu lado hasta el fin de nuestros tiempos.
Sabito... Yo... yo también quiero casarme contigo, quiero ser tu esposa y la madre de nuestros hijos, yo... yo te amo."
Casi de inmediato comenzaste a llorar mientras nos abrazábamos, después de un tiempo comenzamos a platicar sobre el futuro.
"Ne Sabito, acerca de eso, que apellido tendrán nuestros hijos.
Bueno, había pensado en uno, pero primero tenía que consultarlo contigo y después con él.
¿Con él?
Si, con Urokodaki sensei.
¿Sabito, estas diciendo que...?
¡Si! Si tú estás de acuerdo, pidámosle permiso al maestro para adoptar su apellido, ¿Qué opinas?
¡Me agrada la idea!"
La sonrisa que tenías hizo que yo también sonriera contigo.
"Seriamos la familia Urokodaki, y tú serias Urokodaki Sabito.
Y tú Urokodaki Makomo. ¿Crees que sensei acepte?
Yo creo que sí, pero, como dijiste, se lo preguntaremos cuando todo esto termine.
Si, hagámoslo."
En ese momento ambos hicimos una promesa, una promesa que debo cumplir, por lo que no puedo perder aquí, no puedo morir aquí, no debo dejar que la oscuridad me envuelva una vez más, ya no más.
No moriré y definitivamente no dejare que Makomo muera, yo la protegeré, yo la cuidaré, porque... porque es lo que un hombre hace.
Con esta determinación, mis sentidos volvieron a mí, la mancha negra que comenzaba a ver se disipó. El sonido del combate volvía a ser claro para mis oídos. Mis piernas y brazos volvían a tener la fuerza para levantarme y empuñar de nuevo mi espada.
A lo lejos, podía ver como Rengoku tenía una mancha de sangre escurriendo por su frente, se veía bastante agitado y algo cansado, en cambio Akaza, parecía más frustrado que antes, incluso le estaba diciendo a Rengoku que fuera más fuerte.
- Tch, si esto es todo, terminemos con eso.
Cuando el demonio parecía que iba a golpearlo con más fuerza, en cuestión de un segundo ya había llegado a su lado y corté el brazo del demonio como si fuera de papel.
- ¿Sabito?
No solo Rengoku, también el demonio se veía asombrado por verme de pie nuevamente, pero de repente, Akaza se estaba riendo.
- ¡Excelente, lo has logrado Sabito!
No sé de qué hablaba Akaza, pero volví a atacarlo y este se preparó para el choque con una sonrisa en su rostro.
- Respiración del agua. Cuarta postura: Golpe de marea.
- Despliegue de técnica. Destrucción total: Estilo del Caos.
Nuestros golpes y ataques eran salvajes, podía ver que cada vez que chocaban sus puños con mi espada, las chispas salían volando por los aires, pero lo más sorprenderte fue el hecho de que podía ver los puños de Akaza.
- ¡Bien, BIEN! Sigue así Sabito.
Akaza intentó darme un golpe al hígado, pero lo esquivé saltando y dando un giro en el aire, ahora que estaba de cabeza, intenté atacar el cuello del demonio.
- Segunda postura: Rueda de Agua.
Mi espada estaba a punto de llegar a su cuello, pero este demonio se agachó para evitar el corte. En cuanto giré para aterrizar, Akaza se acercó rápidamente a mí para golpearme justo en la cara.
- ¡Más, MÁS!
Giré un poco mi cabeza hacia la derecha y su brazo paso solo a centímetros de mi rostro, al tenerlo tan cerca, realicé un ataque ascendente, pero el demonio detuvo mi espada con su mano izquierda, cortándose un poco en el proceso.
- Vas bien, solo un poco más Sabito.
Coloqué mi pie derecho en el abdomen de Akaza y lo empujé con todas mis fuerzas para poder hacer espacio entre ambos, sin embargo, creo que no medí bien mi fuerza, ya que mandé al demonio a estrellarse de espaldas en contra de un árbol.
- Ja ja ja.
Aunque lo haya apartado y estrellado al árbol, Akaza sigue riendo y parece más feliz que nunca. Mientras lo miraba como se separaba del árbol, pude sentir como Rengoku se colocaba a mi lado.
- ¡Eso fue fantástico Sabito, mi amigo!
- No fue nada del otro...
- ¡Eso no es verdad, desde que te apareció esa marca en la mejilla derecha, tu fuerza ha logrado hacerlo retroceder!
- ¿Eh? ¿Rengoku san, qué quieres decir con marca en mi mejilla?
- ¡Umu! Es una marca parecida a la de mi amigo Tomioka, solo que tú la tienes en la mejilla derecha.
¡¿Qué?! Si lo que me está contando Rengoku es verdad, significa que finalmente pude despertar la marca de cazador. Ahora entiendo poque soy capaz de ver los puños y patadas de Akaza.
"Me adelantaré, pero sé que pronto me alcanzaran. Los estaré esperando."
- Je.
Me reí un poco al recordad esas palabras de Giyuu, fue cuando Akaza nos había enfrentado por primera vez y me dejó inconsciente con un solo golpe, eso fue mientras esperábamos a Tamayo y antes de que Giyuu fuera al monte Natagumo.
- ¿Qué sucede? – Me pregunta Rengoku.
- No, nada. Solo recordé algo.
Giyuu, creo que finalmente he dado un paso para poder estar a tu lado, finalmente podré luchar contigo codo a codo, ya no tendrás que protegerme nunca más, ya que ahora seré yo quien te proteja.
Giyuu... gracias.
- Aun no es tiempo para relajarnos Rengoku san, primero debemos terminar esta pelea aquí.
- ¡Umu!
En cuanto los dos nos pusimos en guardia, Akaza comenzó a reír.
- Bien, bien. Ahora solo faltas tu Kyojuro y está pelea será interesante.
Mientras Akaza nos decía eso, pude notar como los ojos del demonio se dirigieron al horizonte, como si hubiera visto algo o a alguien, pero solo duró un segundo ante de volverlos a colocar sobre nosotros.
- ¡Bien, vengan los dos!
Akaza comenzó a correr hacia nosotros y lo mismo paso conmigo y Rengoku, ambos nos abalanzamos en contra del demonio.
Solo espera un poco más Giyuu.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro