Capítulo 44: El demonio del odio (Parte II)
No podía perdonar a este demonio que se atrevió a lastimar a Kanronji, yo Iguro Obanai, tengo que alejarlo lo más que pueda de ella y esperar a que Makomo destruya el cuello de ese enano.
Me abalance hacia el demonio, atacaba diagonalmente con mi espada para evitar que este demonio tuviera la oportunidad de contraatacarme, tampoco le estoy dando un respiro, apenas mi espada choca con una de sus dagas rápidamente lanzo otro ataque en diagonal.
- Que molesto eres.
El demonio parece más enojado que antes, aparte de que ahora está a la defensiva y eso es un poco raro, durante todo el combate jamás tuve la oportunidad de estar a la ofensiva ¿Será por el enojo que tengo?
No, esto es diferente, ya me había enojado antes con un demonio y nunca había tenido este, como decirlo, aumento de fuerza.
"El entrenamiento para despertar la marca de cazador.
¿Hablas de las marcas que utilizaste para hacer retroceder a Muzan?"
Si, eso tiene que ser, en alguna parte de mi cuerpo debió aparecer una marca de cazador.
"En estos momentos, mi frecuencia cardiaca debe ser superior a las 200 pulsaciones por minuto y mi temperatura corporal debe estar por los 39 grados Celsius."
Eso fue lo que nos dijo Tomioka cuando activó su marca frente a todos nosotros y es la misma sensación que yo tengo en estos momentos. No hay duda, finalmente he activado mi propia marca.
- Je, jamás creí que en verdad se lo agradecería.
- ¿Qué?
- Oh, no estaba hablando contigo.
Tomioka, mi primera impresión de ti fue que eras un fraude, cuando escuché los rumores de cómo te habías convertido en pilar, pensé que habías hecho trampa o algo por el estilo. Por eso cuando se anunció que ibas a dar un entrenamiento especial por seis meses decidí ingresar para comprobarlo por mí mismo.
Fue gracias a ese entrenamiento que pude conocer a Kanronji, para mí la mujer más hermosa del mundo, sin embargo, al principio pensaba que tu estabas tras de ella por la forma en la que le ayudabas, no te voy a mentir Tomioka, en verdad tenía celos de ti.
Esos celos aumentaron cuando tú y ella tuvieron esa cita en ese restaurante occidental, cuando los vi comiendo llegué a odiarte, pero de repente, tú saliste de ese restaurante y nos invitaste a comer con ustedes.
Cuando me senté en aquella mesa me preguntaba cómo te atreviste a invitarnos si estabas en una cita con Kanronji, sin embargo, cuando me dijiste que eso había sido una petición de Kanronji me calmé un poco, incluso hablé contigo aquella noche.
Cuando Kanronji comenzó a llamarte por tu nombre, nuevamente sentía celos de ti, pero eso terminó cuando me ayudaste en aquella ocasión.
"Vamos a invitarla a comer y después me retiraré.
¿Estás seguro?
Si, diré que tengo algo que hacer y los dejaré solos"
Jamás imaginé que Tomioka me ayudaría a tener un momento a solas con Kanronji, cuando le pregunté porque lo hacía, sus ojos se oscurecieron un poco mientras su rostro se mostraba de forma nostálgica.
"Esta vez, quiero que sean felices.
¿Eh?"
Jamás entendí que quiso decir con eso y él nunca lo volvió a mencionar. El plan se hizo como habíamos acordado y desde esa noche he pasado mucho más tiempo con Kanronji.
- De verdad se lo tengo que agradecer.
- ¿Acaso te volviste loco?
- Ya te lo dije, no estoy hablando contigo.
Eso pareció molestar aún más al demonio, pero no me importa. Ahora lo que debo hacer es ganar esta batalla e ir a la aldea natal de Tomioka y ayudarlo a derrotar a ese malnacido de Muzan.
Sobreviviremos, definitivamente lo haremos y esta vez seré yo quien lo invite a tomar unos tragos, se lo debo y... No, no es porque le deba algo, es porque Tomioka es...
Mi amigo.
Jamás creí que tendría esta oportunidad de tener amigos, desde que nací estuve encerrado en una prisión subterránea, el clan en el que nací era de puras mujeres y a los hombres los ofrecían como sacrificio.
Por alguna razón, el tener heterocromía hizo que aquel demonio me considerara especial y decidió mantenerme con vida para que creciera y así poder comerme.
En uno de mis cumpleaños, mi familia realizó un ritual en el que me cortaron las comisuras de mi boca para dejarme marcado de por vida, se supone que esa sería la marca de pertenencia de aquel demonio.
Cuando me había dado por vencido, apareció quien se convertiría en mi primer y mejor amigo, Kaburamaru, la pequeña serpiente albina se quedaba conmigo todo el tiempo que estaba encerrado en esa jaula.
Gracias al señor Rengoku fue que pude escapar de esa prisión y ver con mis propios ojos la luz del día, después de que una de mis primas me recriminara el haberme escapado, el señor Rengoku me llevo consigo y así conocí a sus hijos. Después decidí convertirme en cazador y fue cuando conocí a todas las personas que considero mis amigos.
- Respiración de la serpiente. Quinta postura: Serpiente deslizante.
Me deslizaba por los costados del demonio cortándolo por varias partes, sin embargo, ninguno de mis ataques lograba llegar a su cuello, ya que era lo que más se protegía este demonio.
- Arte de sangre demoniaca: Chillido enloquecedor.
Pude ver como el demonio abría la boca y me di cuenta de que intentaba atacarme de la misma forma como lo hizo con Kanronji, por lo que me aleje de él lo más que pude para evitar que esa onda sónica me llegara a alcanzar.
Antes de poder acercarme de nuevo al demonio para seguir con el ataque, este tocó un tambor y los dragones de madera volvieron a aparecer. Por un momento creí que me embestirían, pero esos dragones se elevaron por los cielos y fue cuando escuché nuevamente el sonido del tambor.
- Arte de sangre demoniaca: Ventisca infernal.
De las fauces de los dragones unas grandes ventiscas salieron y si no fuera porque me estaba moviendo en zigzag, hubiera terminado enterrado.
Al mirar hacia arriba, me di cuenta de que esa técnica es la misma que era utilizada por Karaku. ¿Así que este demonio puede utilizar las habilidades de los otros cuatro? Tiene sentido, ya que Sekido se devoró a los otros tres.
Un tercer dragón se apareció por detrás de mí y también abrió sus fauces.
- Arte de sangre demoniaca: Rayo de muerte.
A penas pude hacer una maroma al momento de saltar para poder esquivar ese relámpago, sin embargo, en cuanto toqué el suelo, el demonio ya venía hacia mí y me intentó apuñalar con su daga izquierda.
Bloqueé su ataque con mi espada, pero el demonio no se quedó quieto y con su daga que tiene libre me atacó por mi costado izquierdo, apenas pude hacerme hacia atrás y la daga cortó gran parte de mi haori y de mi uniforme desde la altura de mi hombro.
- Deja de moverte y déjate matar.
- En verdad crees que haré eso.
El demonio me atacaba con sus dagas con un pequeño intervalo entre ambos brazos, en cuanto bloqueaba un ataque, él ya me atacaba con su otro brazo. Sin embargo, en esta ocasión puedo seguirle el ritmo, gracias a esta marca me es más fácil seguir su velocidad.
Al tener mi brazo izquierdo descubierto, pude vere donde y como era mi marca de cazador, esta marca se asemeja mucho a serpientes rodeando mi brazo.
Zohakuten se molestaba cada vez que bloqueaba unos de sus ataques, imagino que debe sentirse frustrado por no poder darme un golpe teniéndome tan cerca.
- ¿Se supone que eres el más fuerte de todos?
- ¡Cállate!
Al igual que con Sekido, Zohakuten es fácil de provocar, no por nada es el demonio del odio, o eso se supone que representa por el kanji que alcance a ver en su lengua.
Nos enfrascamos en un intercambio de golpes y se me hacía raro que no utilizara los tres dragones que están por encima de nosotros en ningún momento, ¿Será porque estoy cerca de él?
- ¿Qué sucede? ¿Por qué no utilizas esos dragones? ¿Tienes miedo de salir lastimado?
- Tch. Tienes la lengua tan larga como una serpiente, te la arrancaré antes de matarte.
- Je.
Logré empujarlo un poco para tener un poco de espacio.
- Respiración de la serpiente. Tercera postura: Espiral de serpiente inmovilizadora.
Con una serie de pasos laterales, me deslizaba por los flancos del demonio para poder atacarlo desde varios ángulos. Zohakuten se enojaba cada vez que mi espada lo alcanzaba, debo seguir así, debo seguir presionando para darle tiempo a Makomo, pero ¿Por qué se está tardando tanto?
- ¡Ya me harté! Arte de sangre demoniaca: Ventisca infernal.
- ¿Eh?
Uno de los dragones se puso por arriba de nosotros y al abrir las fauces el sonido del viento en movimiento se escuchó, intenté hacerme hacia atrás, pero el demonio me sujetó de los hombros y me imposibilitó moverme.
- ¿Qué?
- Ambos recibiremos el ataque, pero a mí no me pasara nada.
- ¡Maldito!
- Tu eres el maldito, eres un ser malvado y cruel que mata por diversión.
- No intentes justificarte demonio.
Miré hacia arriba y el dragón estaba a punto de disparar su ráfaga de viento, pero alcancé a ver una silueta por arriba del dragón y me relajé por un momento.
- ¿Qué te sucede? – Me pregunta Zohakuten.
- Je, nada, solo que tu ventaja se ha acabado.
- ¿Qué?
Desde arriba de nosotros se alcanzó a escuchar el grito de la mujer que amo.
- Respiración del amor. Segunda Postura: Amor Angustiante.
El cuerpo del dragón de madera se vio rodeado por la espada flexible de Kanronji y de un solo movimiento, la espada logró cortar en varias partes al dragón.
Un montón de madera comenzó a caer sobre nosotros y de una patada logré separarme del demonio, no sin recibir unos cortes en los hombros producto de las garras de Zohakuten, ya que me había aprisionado con ellas.
Tanto Zohakuten como yo comenzamos a dar saltos en varias direcciones para evitar ser aplastados por los trozos de madera, en cuanto todos los pedazos terminaron de caer, me vi muy separado del demonio el cual solo me veía con mala cara.
Justo en menos de dos segundos, Kanronji aterrizó y se colocó a mi lado, la miré discretamente y vi que ella también lo hacía con la diferencia de que ella tenía un gran sonrojo en su rostro.
- ¿Estas bien, Iguro san?
- Si, ¿Y tú?
- Estoy bien.
Kanronji rompió con el contacto visual porque posiciono su mirada en el demonio que tenemos por enfrente y dio un par de pasos hacia adelante.
- ¡Realmente te has portado muy mal, onee san te dará tu castigo!
. . .
¿Qué es esto? ¿Dónde estoy? No siento dolor, no siento frio, no siento nada de nada, ¿Estaré muerta? Lo último que recuerdo fue como ese pequeño demonio abría su boca para gritar.
El chillido que lanzó fue tan fuerte que hizo que todo se pusiera negro, y ahora estoy aquí. Realmente no puedo hacer nada bien, se supone que tenía que distraerlo junto con Iguro para darle tiempo a Makomo de que encuentre a la verdadera luna creciente, pero heme aquí, derrotada sin poder hacer nada.
"¡Calla! ¡No solo eres una ramera, también eres sofocante, extraña y estúpida! ¡Apuesto que no te has podido casar por eso!"
Tiene razón en algo, por más que me he esforzado no he podido casarme con nadie, todos me rechazaban por una u otra razón.
"Solo podría casarse con usted alguien parecido a un oso, jabalí o buey."
Recuerdo que uno de los candidatos a esposo que mis padres habían encontrado me dijo esas crueles palabras.
"Y ese ridículo color de cabello, de tan solo pensar que mis hijos pudieran heredarlo, me dan escalofríos."
Después me pidió que me imaginara que ese encuentro nunca ocurrió y que lo olvidara. Eso ocurrió hace cuatro años, cuando tenía 15 años, mis padres habían organizado una reunión, pero esa reunión con un posible prometido fue un rotundo fracaso.
Desde que nací, mis padres me veían raro, cuando tenía un año y medio intenté ayudar a mi mama levantando una piedra para que pudiera preparar los vegetales curtidos, lo hice porque ella estaba embarazada de mi hermano menor.
Fue en ese momento que me llevaron con un doctor para que pudiera examinarme y él descubrió que mi cuerpo posee una condición física especial. Nos dijo que la densidad de mis músculos es ocho veces mayor a la de cualquier persona.
Por esta condición que tengo es por lo que tengo que comer mucho, mis padres me decían que comía más que tres luchadores de sumo.
El día en que el compromiso se rompió, decidí que sería mejor esconder todo esto. Me tiñe el cabello en negro y me aguantaba el apetito lo más que podía, pero eso ocasionó a que me empezara a marear.
También mentía y fingía que era una chica débil, todo para poder gustarle a un hombre, todo para poder casarme, aunque mi familia empezó a preocuparse por mí.
Cuando un hombre apareció y se interesó en mí, pensé que si seguía así me iba a proponer matrimonio, y así ocurrió, gracias a todas las mentiras ese hombre me propuso matrimonio. Sin embargo, yo no estaba feliz, se supone que ese era mi objetivo y que debería ser feliz al llamarle la atención a un hombre.
Pero comencé a pensar que, si era lo correcto, si estaría bien ser así, ¿Viviría el resto de mi vida de esa manera? Estaría realmente feliz por este matrimonio a base de mentiras y engaños. Tanto comer como ser fuerte y el color de mi cabello son parte de mí.
¿Iba a aparentar lo que no soy? Fue en ese momento en el que pensé que tal vez haya alguna forma de que mi manera de ser resulte útil a las personas, ¿Habrá algún lugar en el mundo donde pueda ser yo misma? ¿No habrá alguien que me quiera por cómo soy?
No estaba bien casarme así, cuando le mostré a mi prometido mi verdadero ser, este cancelo de inmediato nuestro compromiso, y aunque me dolió que lo hiciera, por otro lado, me sentía bien conmigo misma, fue como quitarme un gran peso de encima.
Justo después de otro compromiso fallido, me encontré con mi maestro Rengoku, él me dijo que mi fuerza debería ser usada para proteger a los débiles, que los cielos me bendijeron con un gran poder por lo que debería usarlo para el bien.
Mi maestro, junto a su padre, me llevaron ante el patrón y finalmente encontré mi lugar en el mundo.
"Maravilloso Mitsuri, tú eres una persona especial sobre la que los dioses derramaron su amor. Siéntete orgullosa de tu fuerza."
Estaba frente al patrón y su esposa, ellos me estaban aceptando dentro de su lecho.
"Todos los que hablan mal de ti es porque temen a tu talento y sienten envidia de él."
En ese día no podía más que agradecerle por sus palabras y el haberme aceptado. Fue la primera vez que agradecí a mis padres por darme este cuerpo capaz de proteger a los demás.
Gracias a las enseñanzas de mi maestro pude convertirme en un miembro de los cazadores de demonios. Todos en la compañía me aceptaron, las personas a las que salve de las garras de los demonios me lo agradecían.
Y fue en ese lugar donde conocí a una maravillosa persona, Iguro. Aún recuerdo con cariño como me regaló unos calcetines largos con rayas. Recuerdo todas las veces que salíamos a comer, aunque la verdad, yo era la única que comía ya que a Iguro le gustaba comer solo por el tema de sus cicatrices.
También en la corporación conocí a mis mejores amigos. Makomo y Sabito me aceptaron al instante, cuando los conocí en la finca del agua me agradó mucho que me vieran como a una igual.
También en esa finca conocí Kanae y Shinobu, aunque al principio Shinobu me vio más como una rival que como amiga, todo eso debido a un malentendido con Giyuu, de quien Shinobu estaba enamorada.
Hablando de Giyuu, él fue la persona que más me ayudó, tanto en el oficio como en lo personal, en ese entrenamiento me oriento a cómo debería utilizar mi espada, como aprovechar mejor mi fuerza física y mi flexibilidad.
Y en lo personal, me ayudó mucho al acercarme con Iguro, aunque al principio no lo sabía, solo me di cuenta cuando en una salida de chicas, todas me dijeron como había actuado Giyuu en esa ocasión en la que me dejó en compañía de Iguro.
Giyuu me ha ayudado bastante, no podría agradecerle lo suficiente para demostrárselo. Por eso no debo caer aquí, debo levantarme y ayudar a mi mejor amigo, su hogar está siendo atacada, su familia corre peligro y yo no puedo quedarme aquí sin hacer nada.
¡Vamos Mitsuri, levántate!
Mis sentidos regresaron, pude ver de nuevo la oscura noche, pude sentir el frio viento tocando mis mejillas, pude escuchar el choque de espadas no muy lejos de aquí y, sobre todo, pude ver a Iguro peleando valientemente contra ese demonio.
Por alguna razón Iguro está aguantando bastante bien los ataques de aquel demonio, fue cuando pude ver que en su brazo izquierdo había unas marcas, Iguro finalmente pudo despertarlas, pero, aun así, está en una desventaja al tener que esquivar los ataques de esos dragones. Si tan solo pudiera luchar uno a uno, Iguro de seguro ganaría.
Cuando el demonio aprisionó a Iguro por sus hombros, pude ver como uno de esos dragones se elevó por encima de ellos y comenzó a cargar el viento en sus fauces, tal parece que el demonio planea auto atacarse con tal de llevarse a Iguro con él.
¡Y no lo permitiré!
Me apresuré para poder auxiliar a Iguro y con todas mis fuerzas di un gran salto para estar por encima del dragón, en cuanto me puse en posición, lo ataqué.
- Respiración del amor. Segunda Postura: Amor Angustiante.
Mi espada rodeo por completo al dragón de madera y pude cortarlo en mil pedazos, sin embargo, estos pedazos comenzaron a caer sobre Iguro y el demonio. Al principio me preocupe por Iguro, pero al verlo zafarse del agarre del demonio y de esquivar los escombros que caían, me tranquilice.
Logre caer justo a su lado y lo mire a los ojos, esos ojos bicolores que me encantan.
- ¿Estas bien, Iguro san?
- Si, ¿Y tú?
- Estoy bien.
Me hubiese encantado permanecer así por más tiempo, pero tenemos a un poderoso adversario por enfrente de nosotros y no podemos distraernos. Di un par de pasos para acercarme al demonio y decirle algo.
- ¡Realmente te has portado muy mal, onee san te dará tu castigo!
- Debiste permanecer inmóvil en ese lugar, así tu muerte sería más sutil.
- Lo siento, pero eso no ocurrirá.
- ¿Qué? ¿Por qué dices eso?
- ¡Por qué onee san te hará pagar por todo el mal que has hecho!
- Yo no he hecho nada malo, son ustedes los que obran mal.
- Quizás desde tu punto de vista creas eso, pero para nosotros, tú eres el que actúa mal y te haremos hacer responsable de tus actos.
Por alguna razón el demonio entrecerró los ojos al decirle eso.
- ¿Y qué piensas hacer? ¿Cómo piensas lograr hacer todo lo que dices?
- Porque soy fuerte.
El demonio esboza una sonrisa burlesca.
- Tal vez seas más fuerte físicamente, pero ni con eso podrás...
- No lo decía por eso.
- ¿Entonces?
- Mi verdadera fuerza no proviene de mi cuerpo, proviene de otro lado, de mi corazón.
- ¿Qué?
Cerré los ojos para poder recordar bien las palabras que Giyuu me dijo ese día.
"No es la fuerza física lo que me hace así, es la fuerza de mi corazón.
¿La fuerza de tu corazón?
Así es, ¿Te gustaría saber cómo es la fuerza del corazón?
¡Si! Por favor."
Comencé a correr en contra del demonio.
"Bien, para eso debes saber qué es lo que más quieres en este mundo. En mi caso, mi familia, mis amigos. Yo quiero protegerlos a todos.
¿Tomioka san?
¿Y qué es lo que más quieres en este mundo, Kanronji?
Yo... yo quiero ser feliz junto a la persona que ame, que me quiera por como soy.
Bien, es un gran motivo, pelea no solo con tu fuerza, pelea con tu corazón para lograr alcanzarlo.
Pero ya lo he intentado y...
Entonces grítalo.
¿Eh?
Grítalo a los cuatro vientos, con la voz de tu corazón, para que te de las fuerzas de continuar."
Recuerdo que Giyuu comenzó a correr hacia una gran roca que para mí era imposible de cortar.
"¡Grítalo con todas tus fuerzas si quieres y haz realidad tu sueño!"
En ese momento Giyuu gritó que quería protegerlos a todos y logró lo que yo creía imposible, cortó esa gran roca en dos.
- ¡Cuidado!
Iguro me gritaba desde atrás para avisarme como los dos dragones abrían sus fauces para atacarme al mismo tiempo. En ese momento, Zohakuten tocaba dos de sus tambores para ordenarles a sus dragones como atacarme.
- Ventisca infernal. Rayo de la muerte.
Uno de los dragones me lanzó la ráfaga de viento mientras que el otro me atacaba con un relámpago.
- ¡MITSURI!
Pude escuchar como Iguro me llamaba por mi nombre y eso me hizo muy feliz.
- ¡Yo...!
Al estar cerca de los dragones, comencé a gritar.
- ¡Yo amo a Obanai kun y voy a casarme con él!
Lance mi ataque haciendo que mi espada ondulara de tal manera que rodeara los dos ataques del demonio.
- Respiración del amor. Cuarta Postura: Alma enamorada
Mi espada detuvo ambos ataques al mismo tiempo, pero mi ataque no terminó ahí, esta continuo hacia adelante y logró destruir a ambos dragones. El demonio parecía asombrado, tanto que no se movía aun cuando mi espada se acercaba a él.
En un instante, el cuerpo del demonio fue partido a la mitad por unos de los giros que hizo mi espada, este seguía asombrado que no despegaba su mirada de mí.
- Eso fue increíble.
Me detuve al terminar con mi ataque y Obanai me dio alcance para colocarse a mi lado.
- Fue gracias a ti, Obanai kun.
- Eh... yo...
Me giré para poder estar de frente a Obanai.
- Cuando me llamaste por mi nombre, me hiciste muy feliz y eso me dio las fuerzas necesarias para atacar.
Por alguna razón, Obanai abrió de más sus ojos y me apunto con su dedo.
- Kan... Mitsuri, tu cuello.
- ¿Eh?
- Hay una marca de cazador en tu cuello.
- ¡En serio!
Agaché la cabeza para intentar ver mi marca de cazador, pero por el lugar donde estaba no podía verlo claramente.
- ¿Cómo es? ¿No se ve extraño?
- No. Es hermosa, así como tú.
- Obanai kun~
- Tiene la forma de dos corazones invertidos y opuestos entre sí con un par de alas de ángel en ambos lados.
Gracias a la descripción de Obanai, pude darme una imagen mental de mi marca de cazador y debo admitir que se ve lindo.
- Mitsuri – Obanai me saca de mis pensamientos – Lo... lo que dijiste antes, era...
- Es la verdad, yo te amo Obanai kun.
A pesar de las vendas, pude ver como Obanai sonreía por lo bajo.
- Me alegra escuchar eso, ya que yo tam...
- ¡Ustedes!
Ambos volteamos al mismo tiempo al escuchar al demonio llamándonos con mucho odio en su voz.
- ¡Creen que se puedan dar el lujo de ligar después de cortarme! ¡Seres inmundos! ¡Yo realmente los odio!
Tanto Obanai como yo nos pusimos en guardia en cuanto Zohakuten levanto sus brazos y extendió sus manos como apuntándonos.
- ¡Los matare al mismo tiempo! ¡A diferencia de ustedes seres malignos, yo soy justo, por eso los matare juntos para que se vayan de la mano al más allá!
Obanai da un paso hacia adelante y me coloca por detrás de él.
- Arte de sangre demoniaca. Bosque kármico del...
Por alguna razón, Zohakuten comenzó a escupir sangre antes de poder terminar su técnica, este llevo su mano a su boca y de repente se arrodilló.
- Esto... esto no puede ser verdad.
. . .
Con Kaburamaru en mi cuello y gracias a la distracción que están creando Iguro y Mitsuri, yo Makomo, tengo que cumplir con la misión que me han confiado, acabar con el verdadero cuerpo de la luna superior.
Mientras corría, el sonido de la batalla fue disminuyendo porque a cada segundo me alejaba más del lugar. Ese último demonio que apareció realmente se veía bastante poderoso.
- Solo espero que estén bien, chicos.
- Ssss
Kaburamaru pareció compartir mi preocupación por los demás, debo admitir que es bastante lindo si se lo mira de cerca.
Finalmente había llegado a los campos de agricultura, comencé a buscar con la mirada para encontrar a ese demonio, como es demasiado pequeño, se puede esconder con demasiada facilidad.
Dado que no podía encontrarlo con la mirada, intenté usar mis otros sentidos como el olfato y el oído para poder localizarlo, a veces me gustaría ser como Tanjiro, Zenitsu o Inosuke, si ellos estuvieran aquí sería más fácil encontrarlo.
- Ssss
De repente, Kaburamaru comenzó a sisear y se estaba estirando hacia una dirección por mi costado derecho, al voltear en la misma dirección, intente ver que era lo que lo tenía tan ansioso.
- ¿Qué sucede?
- Ssss
Realmente, a veces me gustaría ser como Tanjiro, no solo tiene un excelente sentido del olfato, también parece entender el corazón de los animales.
Cuando iba a dar media vuelta, algo a lo lejos llamó mi atención. Detrás de un árbol y justo en sus raíces, la hierba se estaba moviendo de forma extraña y no era producto del viento, quizás sea un animal, pero al recordar el tamaño del demonio, había la posibilidad de que fuera él y Kaburamaru me estaba avisando.
- Bien, confió en ti Kaburamaru, vayamos.
- Ssss
Empecé a caminar hacia ese árbol y en cuanto me estaba acercando, la cosa que estaba escondida por detrás comenzó a alejarse, lo sé porque la hierba marcaba el camino de su huida.
- Si, debe ser él.
Comencé a correr para no dejar escapar al demonio en caso de que fuera él, o por lo menos para averiguar qué es lo que huía de mí. Al estar lo suficiente cerca, desenvainé mi espada y de un tajo corte parte de la hierba alta.
- ¡Hiii!
Un chillido, ese definitivamente fue un chillido de terror, es el demonio, no hay duda de eso.
- ¡No huyas cobarde!
La hierba alta había terminado y de esta salió la cuarta luna creciente en su forma diminuta, este corría muy rápido a pesar de su pequeño tamaño.
- ¡Te dije que no huyeras! ¡No escapes de tus responsabilidades!
Utilizaba la concentración total para llevar más sangre a mis piernas y poder correr más rápido.
- ¡Voy a hacer que pagues por todos los pecados que has cometido! ¡No te dejare escapar por nada del mundo!
. . .
"Pagaras tú mismo por todo lo que has hecho y nadie más. Tu maldito mentiroso de lengua bífida"
¿Por qué? ¿Por qué nadie se compadece de mi pobre existencia? Soy justo y débil. En toda mi vida jamás he dicho ninguna mentira, ni siquiera piadosa.
¿Así que por qué esta mujer mi mira con tanto odio en su rostro? ¿Yo no le he hecho nada a ella? ¿Por qué me odia? ¿Por qué me persigue? ¿Por qué quiere hacerme daño?
Yo...
Yo no he hecho nada malo.
"¿Por qué le robaste? Es alguien que nos trataba también a nosotros los ciegos"
Juro que no es mi culpa. Es culpa de estas malditas manos.
"Me dicen que estuviste cometiendo robos y asesinatos en otra ciudad ¿No es así? No mereces compasión"
No, yo no hice eso, fueron estas manos, ellas tienen vida propia.
"No importa que tantas mentiras digas. Los hechos no cambian. Es inútil que me quieras silenciar"
Mujer ¿Por qué me miras así? ¿Por qué tus ojos son iguales a los de ese hombre?
"Llegara sin falta el día en el que tendrás que pagar por tus pecados con tu sucia vida"
Nadie me creía antes y nadie me cree ahora, solo el señor Muzan me creyó y me ayudo, solo él ha visto por mí.
"¿Te ahorcaran mañana? Pobre. Yo te salvaré."
Señor Muzan ¿Por qué siempre me juzgan? ¿por qué siempre me desprecian? ¿Es porque soy débil? ¿Es porque soy justo?
No, es porque ellos son los malos, ellos solo son seres malignos que matan por diversión. Siempre nos dicen que nosotros somos los malos por matar a los humanos, pero lo hacemos porque necesitamos comer. Así como ellos pescan o cazan animales para alimentarse, nosotros hacemos lo mismo con las personas.
Solo hacemos lo que la naturaleza nos dice, pero ellos nos juzgan solo porque si, sin impórtales nuestras circunstancias, nos atacan sin misericordia por su pequeña visión de la justicia.
Definitivamente...
Ellos son los malos.
. . .
Este demonio no deja de correr, maldición, si esto continua así, este demonio podría escaparse y sería imposible derrotar a Zohakuten. Mitsuri e Iguro confiaron en mí y yo no puedo fallarles
Con la respiración del agua y la concentración total, envié todo el oxígeno que pude a mis piernas para poder alcanzarlo de una sola zancada. Al impulsarme, sentí el dolor en mis piernas por la presión a las que me sometí, pero debo hacerlo para poder alcanzarlo.
Al estar ya cerca de su pequeño cuerpo, preparé mi espada para poder cortarle el cuello y darle fin a esta pelea.
- Respiración del agua. Primera postura: Corte de Superficie.
¡Lo logré! Mi espada alcanzó su cuello y lo está cortando limpiamente. Solo un poco más y...
- Tu... ¿No sientes... nada de... lástima por mí?
¿Qué está pasando? De repente, el diminuto cuerpo del demonio creció de forma absurda y ahora con una de sus manos me agarró por la altura de mi boca y me apretaba la mandíbula con mucha fuerza.
- ¡No tortures a los débiles!
El demonio me apretaba cada más fuerte la mandíbula que creo que me la va a fracturar si sigue así, pero para mi suerte, Kaburamaru se lanzó en contra de demonio y perforó su ojo derecho con sus colmillos.
- Arg... Maldita serpiente.
El demonio me había liberado e iba a tomar a Kaburamaru con sus dos manos, por lo que, aguantándome el dolor, me posicioné para cortar sus dos manos.
- Dijiste que... – Creo que tengo fracturada la mandíbula, me duele cada vez que la muevo – No torture a los débiles... y vas tu y haces lo mismo.
- Yo no soy como ustedes, yo soy justo.
- ¡Solo... solo eres un hipócrita!
Al estar tan cerca del demonio, no podía tomar impulso para poder cortarle el cuello, por lo que torcí ferozmente mi cuerpo para poder atacarlo.
- Sexta postura: Torbellino... Sinuoso.
Tuve cuidado de no dañar a mi reptil amigo y terminé por cortar el cuello del demonio. Esta pelea ha terminado, o eso creía, porque el cuerpo del demonio seguía moviéndose y no se estaba desintegrando.
- ¿Qué... sucede?
Recibí una patada en mi costado derecho, justo en mi herida que me ocasionó Aizetsu, lo que hizo que cayera al suelo unos cuantos metros de distancia. Miraba con asombro como el demonio poco a poco comenzaba a regenerarse.
Sin embargo, por alguna razón Kaburamaru mordía el pecho del demonio con mucha intensidad, más precisamente a la altura de su corazón ¿Será que el verdadero cuerpo este escondido en esa parte?
Con esfuerzo me puse de pie y corrí hacia el demonio justo cuando este había regenerado sus dos manos.
- ¡Sal... de ahí!
Le grite como pude a Kaburamaru y este se dejó caer para evitar que el demonio pudiera atraparlo, ya con Kaburamaru en el suelo, corría con las ultimas fuerzas que tenía y di una estocada a la altura de su corazón.
- Séptima... postura: Gotas de Lluvia... Penetrantes
- ¡GYAA!
Un grito de dolor se alcanzó a escuchar desde dentro de este demonio y poco a poco detuvo sus movimientos, de repente se dejó caer de rodillas al suelo y comenzó a desintegrarse.
Ahora sí, la batalla contra la cuarta luna creciente ha terminado.
Me deje caer de espaldas al suelo y mis brazos quedaron extendidos en la misma, miraba hacia el cielo nocturno y regulaba mi respiración para tratar de cerrar algunas de mis heridas.
Sentí como algo se arrastraba por mi brazo derecho y al voltear, me di cuenta de que era Kaburamaru, él se colocó justo a la altura de mi mandíbula y me comenzó a lamer el rostro. Creo que es su forma de mostrar preocupación por mí.
- Gr-gracias.
Realmente me duele cada vez que hablo, lo mejor será quedarme callada por un tiempo. Y por un momento eso había hecho hasta que escuché como alguien gritaba mi nombre.
- ¡Makomo chan!
Rolé los ojos y por el rabillo de estos pude ver como Mitsuri e Iguro se acercaban hacia mí. Estaban heridos, pero al menos estaban de una pieza, Iguro era el que se veía en peores condiciones a comparación de Mitsuri. Al momento de que Mitsuri estaba a mi costado, ella se arrodillo y me levanto un poco para abrazarme con fuerzas.
- ¡Buah! ¡Makomo chan, estás herida!
Me duele.
- Mitsuri – ¿Eh? ¿Escuche bien? – Si la sigues abrazando así la lastimaras aún más.
- ¡Ah, lo siento!
Literalmente Mitsuri me soltó y me dejó caer haciéndome que me golpeara la nuca.
- ¡Makomo chan! Lo siento de nuevo, te golpeaste la cabeza por mi culpa.
No le respondí.
- ¿Por qué no dices nada? ¿Estás enojada conmigo? ¡Buah, Makomo chan! ¡No me odies por favor!
No podía creer que Mitsuri creyera que la odiaba, y por alguna razón, Iguro solo suspiró.
- No... no te odio...
- ¿Makomo chan?
- Tengo... fracturada la... mandíbula.
- ¡Ah, qué horror!
Mitsuri acercó sus manos a mi rostro e intentó darme una especie de masaje, yo solo la detuve lo más gentil que pude con mis manos.
- Será mejor no moverle la boca Mitsuri, podrías lastimarla más.
- Creo que tienes razón Obanai kun.
¿Esperen...?
- Desde... cuándo...
- ¡Makomo chan, no hables, podrías lastimarte!
- Pe...
- No, no. No te muevas. Hay que inmovilizar tu boca ¡Ya sé! Obanai kun, préstame una venda.
- Si.
Iguro le entregó una venda que sacó de su haori a Mitsuri, ella se colocó por detrás de mí y se arrodillo, después colocó suavemente mi cabeza sobre sus piernas y empezó a vendarme la boca.
- ¡Listo!
Después de unos minutos, sentí con mis manos como las vendas rodeaban mi cara por debajo de mi nariz cubriéndome toda mi boca y no era la única parte que tenía vendada, Mitsuri también tuvo la amabilidad de vendad mi abdomen, donde tenía esa herida a causa del tridente de Aizetsu.
- Je, así te pareces un poco a Obanai kun.
Yo solo pude suspirar, agradezco el gesto de Mitsuri, pero creo que exageró, además de que ahora ya no podré preguntarles porque ambos se llaman por su nombre, por lo que tendré que dejarlo para otra ocasión.
Me puse de pie y con la mano señalé hacia el pueblo de Giyuu, ambos solo me asintieron y comenzamos a correr hacia ese lugar, pero al poco tiempo tuvimos que bajar la intensidad y solo estábamos caminando lo más deprisa que podíamos.
Al final, los tres nos caímos al suelo y solo nos miramos los unos a los otros para darnos a entender de que no estamos bien.
- Perdón, necesito descansar – Mitsuri nos dice.
- Igual yo.
Creo que ellos están teniendo los efectos de haber despertado la marca de cazador por primera vez, a parte tienen heridas por todo el cuerpo. Por mi parte, tampoco me encuentro en las mejores condiciones, por lo que también tendré que descansar un poco.
Giyuu, Tsutako, Tsunami, espérenme por favor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro