Capítulo 3: El entrenamiento y las tres gotas de agua
El camino al monte Sagiri fue más largo de lo que recordaba, pero aun así debo seguir, realmente extraño mi cuerpo de 20 años. Han pasado 2 días desde que deje el pueblo y el bento que mi hermana me preparo ya se acabó, tengo que agradecer a mi cuñado por el dinero que me presto, con eso pude pagar por un techo en las 2 noches anteriores, definitivamente le devolveré el favor.
Ahora estoy sentado en la parte trasera de una carreta junto a la paja, le pedí a un granjero, que tenía este vehículo jalado por un burro, si me podía llevar por un rato ya que ambos compartiremos caminos hasta cierto punto, el granjero amablemente acepto llevarme.
Estaba atardeciendo y al final llegamos al cruce que intersecan dos caminos, señal de que nuestros caminos se separaran, agradecí al amable granjero y continúe para llegar a las faldas de la montaña, empecé a sentir el camino de subida en señal de que la montaña había comenzado, en lugar de sentirme cansado apresuré mi paso, tal vez por la emoción de volver a ver a mi antiguo maestro.
Finalmente había llegado, reconocí la pequeña casa que el maestro Urokodaki tenía en este lugar, me acerco a la puerta y cuando estoy a punto de tocar, me detengo ¿Y si el maestro no se encuentra en este momento? Como todo pilar de la organización, tiene una finca donde puede descansar y vivir, recuerdo que él me decía que prefería pasar su tiempo aquí, así podría estar al tanto de sus alumnos y antes de retirarse de su puesto, sus últimos alumnos éramos Sabito y yo.
Ya no le doy más vuelta a esto, si no se encuentra lo buscare en la organización, así que toco la puerta y después de unos segundos nadie contesta ni abre la puerta, vuelvo a tocar y lo mismo, al parecer mis pensamientos fueron correctos, bueno ni modo, tendré que ir al pueblo que hay en las faldas de esta montaña y buscar donde alojarme. Cuando estoy dándome la vuelta escucho la puerta abrirse y una voz femenina preguntando quien era.
Al verla bien, puedo deducir que es una niña de mi edad o más joven por su baja estatura, su piel es pálida y posee unos ojos suaves de un profundo color cian.
- ¿Si, en qué te puedo ayudar? – Me pregunta la niña.
No se me hace familiar, no recuerdo haberla visto cuando entrenaba con el maestro Urokodaki ¿Será algún familiar?
- Buenas tardes, mi nombre es Tomioka Giyuu y estoy buscando al maestro Urokodaki Sakonji. – Me presento.
La niña se me queda viendo por unos instantes, observando de arriba abajo, para finalmente decirme:
- El señor Urokodaki salió, no creo que tarde porque dijo que regresaría antes del anochecer.
- Ya veo – Respondo – ¿Te importa si lo espero aquí afuera?
- Si lo piensas esperar, entonces pasa – Abre la puerta y se hace a un lado.
Definitivamente debe ser pariente del maestro Urokodaki, ya que me está dejando pasar como si fuera su casa.
- Lamento la intromisión – Digo antes de entrar al pórtico.
Me quito el calzado y soy escoltado por ella a la sala, me indica un lugar para sentarme y ella entra a la cocina.
Este lugar me trae mucha nostalgia, recuerdo cada detalle de esta casa, no ha cambiado nada. La niña regresa con una taza de té y me lo ofrece, no se lo había pedido, pero ya que se tomó la molestia de hacerlo, lo acepté.
- Y si no es indiscreción, puedo preguntar ¿Por qué busca al señor Urokodaki? – Me pregunta la niña.
- He venido para pedirle que sea mi maestro, quiero aprender el arte de la espada.
Nuevamente la niña se me queda viendo y cuando parecía que me iba a preguntar otra cosa, se escucha como la puerta principal se abre y una voz ronca anuncia su llegada, la niña se levanta y rápidamente se dirige al pórtico, por unos momentos me debatí si debía seguirla, pero decidí quedarme donde estoy, claramente reconocí la voz y estoy seguro de que esa niña le dirá de mi intromisión.
Casi un minuto después, la niña regresa a la sala seguida por el maestro Urokodaki, a pesar de que usa su característica mascara tengu, puedo sentir como me observa, quizás me esté analizando.
- Se me ha informado que deseas ser mi aprendiz – Empieza a decirme – Dime niño ¿Por qué quieres aprender de mí?
Tsutako nee me dijo que no podría llegar, así como así, a pedirle que fuera mi maestro, que las circunstancias habían cambiado, que la última vez, él me vio solo y diciendo que un demonio había acabado con mi familia y me llevo con él, ahora, mi familia estaba viva y tenía que inventarme una buena excusa.
- Quiero ser fuerte, quiero poder proteger a las personas que quiero de los demonios – Finalmente respondí.
La niña abre los ojos sorprendida y el maestro Urokodaki me pregunta:
- ¿Conoces la existencia de los demonios?
- Lamentablemente sí.
- Y ¿Cómo sabes de ellos? – Vuelve a preguntar
- Hace 5 días, mi hermana y yo fuimos atacados por un demonio – Noto como los dos me prestan mucha atención – Tuvimos mucha suerte, por algún motivo el demonio no se acercó a nosotros cuando intentamos huir y terminamos en nuestro jardín.
Ambos, Tsutako nee y yo inventamos esta historia, espero sea suficiente para convencerlos, sin embargo, la niña me pregunta:
- ¿Cómo es que siguen vivos? ¿Por qué ese demonio no los ataco?
- No lo sabemos con exactitud – Mentí – Primero nos dice que nos va a comer, después se burla de nosotros al decirnos que nadie puede escapar de un demonio, para finalizar se tapa la boca y mencionar que nuestro jardín apestaba.
- ¿Apestaba? – Vuelve a preguntar la niña
Antes de poder responderle el maestro Urokodaki se me adelanta
- ¿Qué clase de flores tenían en su jardín?
- Buenos teníamos unas cuantas rosas y glicinas – Y para rematar – Que son las favoritas de mi hermana.
- Ya veo – El maestro Urokodaki responde tomándose el mentón – Sí que tuvieron suerte.
- ¿Por qué? – Pregunta la niña.
- Porque los demonios no soportan el olor de las glicinas – Responde tranquilamente.
La niña ya no dijo nada más, solo asintió y se quedó callada.
- Si tu hermana también sobrevivió ¿Por qué no te quedaste con ella? – Me pregunta de nueva cuenta el maestro Urokodaki.
- Ella ahora está viviendo con su esposo. Al día siguiente del ataque fue su boda.
- ¿Y no te preocupa que algo le pueda pasar? – Me pregunta la niña
- No – Respondo tranquilamente – Si lo que el maestro Urokodaki dijo es cierto, entonces estoy más tranquilo – La niña se me queda viendo como pidiéndome que continuara – Como dije, la glicina es la planta favorita de mi hermana y se la llevo a su nueva casa.
Después de unos segundos en silencio, el maestro Urokodaki me pregunta:
- ¿Cómo supiste de este lugar y de mí?
Me alegro mucho haber trabajado con mi hermana en esta historia, ella me ayudó mucho con los detalles.
- Al día siguiente, durante el trayecto al templo, vimos a dos personas vestidas de negro con katana, hubiéramos seguido de largo si no fuera porque los escuchamos preguntando sobre ataques nocturnos. Le pedimos a mi cuñado y a su familia que esperaran y les hicimos señas a esas personas – Tome unos segundos para después poder continuar – Les preguntamos si por ataques nocturnos se referían a demonios, ellos afirmaron y mi hermana les conto todo lo que paso, les dijimos donde había pasado y se marcharon.
- ¿Crees que hayan sido cazadores de demonios? – Le pregunta la niña al maestro
- Posiblemente – Simplemente responde eso. – Continua por favor.
- Ya en la noche, antes de que terminara la boda de mi hermana, esas personas regresaron y nos comentaron que ya no debíamos preocuparnos por el demonio, que se habían encargado de él. Yo quedé asombrado, quería ser como ellos, les pregunté si podían entrenarme y me dijeron que no – Ahora viene el momento de la verdad – Seguí insistiendo y finalmente me hablaron de usted y de este lugar.
Pasaron unos minutos hasta que el maestro Urokodaki me pregunta:
- Realmente ¿Quieres ser como nosotros? ¿Quieres ser un cazador?
- Si – Le respondí con firmeza
- Esta vida es peligrosa – Añade – Tu vida correrá peligro y si mueres tu hermana se pondrá triste.
- ¡Por eso quiero ser fuerte! Para sobrevivir y proteger a las personas que amo. Y si pudiera, quiero detener a los demonios para que ya no haya más tristezas en las personas.
El maestro Urokodaki me observa detenidamente, pasaron unos minutos hasta que me dice:
- ¡Está bien! A partir de este momento serás mi nuevo discípulo ¿Cómo te llamas?
- Tomioka Giyuu maestro.
- Muy bien Giyuu – Me llama por mi nombre y con un gesto me invita a ver a la niña – Ella será tu compañera, vamos preséntate – Le dice a la niña.
¿Compañera? La niña se acerca unos pasos hacia mí y se presenta:
- Bueno, a partir de este momento, oficialmente soy tu senpai, mi nombre en Makomo, mucho gusto Tomioka.
¿Senpai? Significa que también es estudiante del maestro Urokodaki, sinceramente no la recuerdo. Ahora que lo pienso mejor, yo llegué a este monte un mes antes de cumplir 13 años y fue cuando conocí a Sabito, pero ahora tengo 11 años, llegue casi 2 años antes, será que antes de nosotros esta niña, Makomo, entrenaba en este monte y tomo el examen de selección mucho antes de que Sabito y yo comenzáramos a entrenar ¿Acaso murió en el examen? Ya que cuando aprobé, el maestro Urokodaki me dijo que yo era el primero de sus discípulos en convertirse en cazador.
Makomo pasa su mano frente a mis ojos y es cuando reacciono.
- Perdona, es que te ves más joven que yo – Fue lo primero que se me ocurrió.
- Para tu información tengo 11 años – Me lo dice medio ofendida
- Entonces tenemos la misma edad – Le digo y para no enojarla más añado – También es un placer conocerte, estaré bajo tu cuidado, senpai. – Inclino mi cabeza y ella sonríe.
Después de las presentaciones, Makomo senpai me lleva a una de las dos habitaciones que hay en la casa, la de mayor tamaño, para que pueda desempacar el poco equipaje que llevo, me dijo que cuando terminara los alcance en la sala para cenar, eso hice, al sentarme pude notar un pequeño plato de arroz y té, al maestro Urokodaki siempre le gusto cenar ligero, porque decía que, si uno cenaba mucho, nuestro cuerpo no procesaría bien la comida, extrañare las cenas de mi hermana.
- Bien chicos, solo quiero advertirles algo – De repente nuestro maestro hablo – Quiero que se comporten ahora que compartirán habitación.
- ¡¿QUE?! – Ambos, senpai y yo gritamos
- Pero señor – La primera en decir algo fue Makomo senpai – Creí que Tomioka se quedaría con usted, que por eso me pidió que lo llevara a su habitación.
- Ahora son hermanos discípulos – Urokodaki empezó a decirnos – Van a comer juntos, van a entrenar juntos, van a vivir juntos y van a dormir juntos.
- ¿Por qué? - Preguntó – Entiendo lo de comer y entrenar juntos, también lo de vivir juntos, ya que estaremos en esta casa, pero ¿Dormir juntos?
- Porque quiero que los lazos y vínculos entre ustedes se consolide – Empezó a explicarnos – La confianza es la base fundamental en un equipo, si dos o más que no confían el uno al otro trabajan juntos, están destinados al fracaso.
Por alguna razón siento que ya escuché esa frase y puedo entender esa lógica, cuando fui cazador, muchas veces me toco hacer equipo con alguien, mayormente con Kocho, y en una cacería la confianza en el compañero es fundamental para sobrevivir. Así que para fomentar eso, quiere que pasemos la mayor parte del tiempo juntos, no está mal, pero. . .
- ¿Y el baño? - Pregunté asustado
- Individualmente – Respondió de tajo el maestro
Suspire, menos mal no nos obligara a bañarnos juntos.
- ¿Equipo? – Ahora pregunta Makomo senpai.
- Así es, quiero que su trabajo en equipo sea el mejor antes de enviarlos al examen de la organización.
Ya veo, así que piensa enviarnos juntos al examen, si ese es el caso, podré ayudar a Makomo senpai a pasar el examen.
- Eso quiere decir – Empieza a hablar Makomo senpai – Que no haré el examen el próximo año ¿Verdad?
- No – Contesta muy serio el maestro – Necesito que eleves tu nivel y también que Giyuu te de alcance. Teniendo un compañero, sus habilidades mejoraran mucho más que entrenando por su cuenta.
- Pero... – Intenta decir Makomo senpai pero fue interrumpida por el maestro.
- Nada de peros, ya lo he decidido.
- Entendido – Dice finalmente Makomo senpai agachando la cabeza.
Un silencio incomodo se apoderó de la casa, creo que Makomo senpai debe odiarme en estos instantes, al parecer ella estaba decidida a hacer el examen el próximo año y por mi intromisión ya no podrá hacerlo ¿Debería hablar con ella? Sin embargo, antes de poderle dirigirle la palabra el maestro se me adelantó.
- Bien ya que está decidido, laven sus platos. Makomo cuando termines recoge tus cosas que yo haré lo mismo para cambiarnos de habitación, Giyuu aprovecha para cambiarte.
- Si – Ambos respondimos, pero Makomo senpai lo dijo casi en susurro.
Procedimos a recoger y lavar los platos, yo termine más rápido que senpai y le avise que iría a cambiarme, ella solo asintió y siguió con lo suyo, la note muy desanimada, tendré que hablar con ella, no quiero empezar nuestro entrenamiento con el pie izquierdo.
Me dirigí a la que será nuestra habitación y observo como el maestro está recogiendo su ropa, me dirijo al pequeño armario donde coloque mis cosas y saque mi ropa para dormir, el maestro salió de la habitación y aproveche para cambiarme, ahora iré a lavarme los dientes, cuando abrí la puerta Makomo senpai estaba del otro lado con ropa en sus manos, al parecer ya fue a la otra habitación y empezó a sacar su ropa y cosas, es muy poco lo que lleva por lo que imagino que dará otras vueltas por las habitaciones, ya que no creo que sean todas sus pertenencias. Me hago a un lado para que pueda pasar y lo hace sin mirarme ni dirigirme la palabra, entonces yo procedo a ir al baño.
Cuando termino de lavarme los dientes regreso a la habitación, abro la puerta y noto como senpai ya se ha cambiado y se dirige al baño, también veo dos futones, uno doblado y el otro completamente estirado y preparado, así que deduzco que ese futón es de senpai, procedo a acomodar mi futón y cuando termino, ella regresa a la habitación, se dirige a su futón y se acuesta.
Realmente debo hablar con ella, esto no puede seguir así, tomo la vela y la coloco cerca de los futones, me acomodo y la apago, ahora si hablare con ella, prefiero hacerlo en la oscuridad para no ver su rostro enojado.
- Senpai ¿Puedo preguntarte algo?
No me responde, sé que no se ha dormido porque no ha pasado mucho tiempo desde que se acostó, así que me está ignorando.
- Lo siento, lamento haberte hecho enojar.
- No eres tú - Finalmente me responde – No estoy enojada contigo, estoy molesta con Urokodaki.
- Aun así, siento que debo disculparme.
Puedo escuchar cómo se voltea para quedar frente a mí.
- ¿Por qué? – Me pregunta
- Siento que, por mi llegada, no podrás ir al examen el próximo año.
Ella guarda un poco de silencio y después me dice:
- Pues yo siento que no confía en mí.
- ¿Por qué? - Ahora fue mi turno de preguntar.
- Porque siempre que quiero continuar con el entrenamiento me detiene, por alguna razón siento que me está frenando a propósito.
¿La está frenando? Cuando Sabito y yo entrenábamos con él era muy exigente y era aprender o morir, nunca nos detenía como dice senpai ¿Por qué lo hará?
"Recuerdo que el señor Urokodaki me pidió cortar la piedra más grande y dura de la montaña"
De repente la voz de Tanjiro llega a mi cabeza
"¿En serio? Entonces le demostraste que eras muy fuerte" – Le dije aquella vez
"No, esa no era su intención. Él no quería que fuera a hacer el examen por miedo a perderme como a sus demás discípulos, por eso me puso una tarea que él creía era imposible"
Esa vez Tanjiro me conto esa anécdota, el maestro Urokodaki quiere mucho a sus discípulos como si fueran sus hijos, así que creo que cuando envía a uno solo de sus alumnos a hacer el examen les pone dificultades o les pone trabas en el entrenamiento, esperando a que llegue alguien más para que hagan juntos el examen.
"La confianza es la base fundamental en un equipo, si dos que no confían el uno al otro trabajan juntos, están destinados al fracaso."
¡Es verdad! Como pude haber olvidado eso, fue la misma frase que nos dijo a Sabito y a mi cuando empezamos con el entrenamiento, como éramos dos, tenía más esperanzas en que nos cuidáramos entre nosotros y sobreviviremos al examen, así que no es que no confié en Makomo, solo está preocupado por ella y no la quiere enviar sola.
- Yo creo que si confía en ti senpai – Le digo finalmente – Solo debe estar preocupado por ti.
- ¿Por qué dices eso? Apenas lo conociste hoy, no creo que sepas mucho de sus verdaderas intenciones.
La verdad Makomo, lo conozco muy bien.
- Antes de venir aquí, los cazadores que nos ayudaron me contaron algo del maestro Urokodaki – No me gusta mentir, pero tendré que hacerlo.
- ¿Qué?
- Que ninguno de sus alumnos ha pasado el examen de admisión – Le respondo – Que el maestro Urokodaki quiere tanto a sus discípulos como si fueran sus hijos, y al saber de sus muertes se pone muy mal.
Makomo se queda pensando por un tiempo.
- Así que, al tener otro alumno, nos enviará juntos para sobrevivir a ese examen – Finalizo.
- ¿Estás seguro de que dijeron eso?
- Si.
- Ahora que lo mencionas, nunca había sabido nada de antiguos alumnos del señor Urokodaki – Se dice más para ella misma.
Al menos ahora ya no se escucha tan decaída.
- Si gustas, mañana podemos preguntarle al maestro Urokodaki – Le propongo.
- No lo sé – Duda un segundo – Si lo que te contaron esos cazadores es verdad, debe ser un tema muy delicado para él.
- Entonces haz esto, a partir de mañana obsérvalo detenidamente, si ves un cambio en su entrenamiento y en su conducta, si lo notas más accesible a continuar entrenando o más estricto, entonces podemos deducir que lo que dijeron esos cazadores era verdad. Que solo estaba preocupado por ti, su hija.
Makomo no dice nada, pero puedo notar ahora, por la luz de la luna que entra por la ventana, que está mucho más relajada, apenas lo noto en su rostro.
- Tienes razón Tomioka – Finalmente me responde – A partir de mañana eso haré.
- Bien. ¿Podría pedirte un favor? Podrías llamarme solo Giyuu, ahora que somos hermanos discípulos.
- Está bien – Acepta mi solicitud – Siempre y cuando tú también me llames por mi nombre.
- ¿Segura? – Le pregunto – Tú tienes más tiempo aquí que yo.
- Solo por 6 meses – Responde quitándole importancia a la relación senpai-kohai – Además tenemos la misma edad, tú mismo lo dijiste.
- Está bien. Entonces déjame volver a decirlo: estaré a tu cuidado, Makomo.
- Lo mismo digo, Giyuu.
Me acomodo mejor en el futón y le digo:
- Buenas noches Makomo.
- Buenas noches Giyuu.
Y ambos nos dormimos.
A la mañana siguiente el maestro dejo una carta sobre la mesa que decía "Cuando terminen de desayunar vayan al claro que está a 5 minutos caminando al noroeste de la casa, los estaré esperando." Así que nos apuramos a desayunar y alistarnos para alcanzarlo en el claro.
Ya estaba listo para partir, estaba afuera de la casa esperando a Makomo, solo tardo un minuto más cuando la veo salir de la casa, ella lleva un yukata rojo con un patrón de flores de color rosa y blanco, sobre el cual lucía un haori sin mangas de color púrpura oscuro y un trozo de tela marrón pálido atado alrededor de su cintura. Al cerrar la puerta, nos dirigimos con el maestro.
Finalmente llegamos al claro, ahí estaba el maestro sentado en una roca esperándonos, cuando nos divisa se levanta y nos acercamos a él.
- Bien, ahora les diré como será su entrenamiento – Nos empieza a explicar – Primero, Giyuu, vi que entre tus cosas llevabas una espada de madera ¿Has hecho alguna practica antes con la espada?
- Solo agitarla – Mencioné – Mi cuñado me la hizo, pero nadie me enseñó a usarla.
- Bien. Makomo tú serás la encargada de enseñarle como sostener una espada correctamente y los golpes básicos.
- Entendido – Responde Makomo
- Todas las mañanas calentaremos subiendo y bajando la montaña, Giyuu, esto ayudará no solo a calentar tus músculos, también a respirar correctamente.
Me empieza a decir el maestro, me imagino que me dirá sobre la respiración del agua y aunque todo esto ya lo sé, debo fingir que no.
- Escucha bien, la respiración es muy importante, ya que nosotros, los cazadores de demonios, basamos nuestra fuerza en la respiración, con esto podemos estar a la par de los demonios.
- ¿En serio?
- Si, la respiración que aprenderás aquí es la respiración del agua. Bien, antes de entrar en detalle continuare con la explicación.
Se aclara la garganta y continua.
- Después del calentamiento tomaremos un breve descanso, para continuar con las clases que Makomo te dará – Se gira un poco para ver de frente a Makomo – Esto también te ayudara a ti, ya que al ser la maestra podrás notar los errores que aparecerán y aprender de ellos, un maestro no deja de ser un aprendiz.
- Si maestro – Vuelve a responder Makomo
- A las 2 de la tarde iremos a comer, una hora después de la comida, entrenaran las posturas de esta respiración. En la noche cenaremos, se bañarán y dormirán. Esta será nuestra rutina diaria hasta que Giyuu esté a tu nivel Makomo, una vez llegado a ese punto, cambiare la rutina y el entrenamiento ¿Queda claro? – Pregunto esto último con un tono de voz elevado.
- ¡Si! – Ambos respondimos al mismo tiempo
- ¡Bien! A comenzar.
Y así comenzó el entrenamiento que tanto estaba esperando, el camino que alguna vez había recorrido lo volveré a empezar, con la diferencia de que esta vez salvaré a tanta persona como pueda, ya empecé con mi hermana, ahora con Makomo y con los amigos que irán apareciendo, sé que es posible que no pueda salvarlos a todos, pero hare mi mejor esfuerzo para hacerlo.
. . .
Ha pasado un año y medio y yo, Makomo, tengo que reconocer que Giyuu es todo un prodigio, no solo domino las técnicas básicas de una espada en tan poco tiempo, sino que, ya ha dominado las 10 posturas de la respiración del agua mientras que a mí me falla la décima, no puedo aplicarla en su totalidad.
Debido a esto, los papeles se han invertido, antes yo era la que le aconsejaba y ayudaba con el entrenamiento, ahora es él quien me da consejos y me ayuda, decir que esto no me frustró en su momento sería una vil mentira, pero Giyuu fue muy amable que la frustración se convirtió en agradecimiento, gracias a él pude observar en donde estaba fallando y con su guía fue más fácil perfeccionar la postura que me daba problemas. Aunque ya hemos perdido el examen de admisión este año, estoy segura de que, con su guía, el siguiente lo aprobaremos sin problemas.
Ahora estamos practicando la décima postura, lo estamos haciendo nosotros solos ya que el maestro tuvo que salir de misión. Muchas veces durante el año que trascurrió, el maestro salía de misión, pero esta es la primera vez que ha tardado tanto, si no regresa en los próximos 5 días, será un mes desde la última vez que lo vimos, sinceramente espero que no le haya pasado nada malo.
Después de mi berrinche y de que Giyuu me haya dicho sobre los sentimientos del maestro Urokodaki sobre sus alumnos, lo estuve observando y pude comprobar que las palabras de Giyuu eran correctas, eso hizo que, no solo lo respetara aún más, también le tuviera el cariño y el amor de una hija hacia su padre, por eso estoy preocupada.
Estoy tan metida en mis pensamientos que no me fije por donde pisaba y una pequeña piedra hizo que me torciera el tobillo derecho y cayera de cara sobre el suelo, ni tiempo tuve de meter las manos y gracias a los giros que hacía por la décima postura el impacto fue muy duro. El golpe fue tal, que poco a poco mi visión se va oscureciendo, alcance a escuchar un grito de Giyuu antes de que todo se volviera negro.
Abro los ojos y puedo ver que estoy en la habitación que comparto con Giyuu, estoy recostada en mi futón y puedo notar que es de noche, por lo que deduzco que llevo todo el día inconsciente, trato de levantarme y siento un mareo horrible que hace que me vuelva a acostar y me toque la cabeza con la mano, es en ese momento que siento una venda sobre mi frente, me imagino que Giyuu me vendo, me doblo para alcanzar mi tobillo y también esta vendada, tengo que agradecer que Giyuu estuviera aquí, no quiero imaginar que me hubiera pasado si estuviera sola en estos momentos, me alegro mucho que haya venido a esta montaña.
Al principio no me agradaba la idea de tener que esperarlo para que el verdadero entrenamiento empezara, mucho menos de compartir habitación con él, pero ahora, agradezco tenerlo a mi lado, tener a alguien con quien platicar, con quien entrenar y compartir mi tiempo, antes me sentía sola, cuando mis padres fallecieron estaba devastada, pero ahora tengo un maestro que quiero como a un padre, tengo un compañero que quiero como a un hermano, un hermano mayor, no solo por la edad ya que él es meses más grande que yo, también, a pesar de tener 12 años, sus consejos, su paciencia y su carácter lo hace ver como un adulto.
Y como si lo estuviera llamando, la puerta se abre dejándome ver a Giyuu, lleva una pequeña cubeta en sus manos y cuando ve que lo estoy observando sonríe y se acerca a mi lado. Coloca la cubeta en el suelo y escucho el sonido del agua proveniente de la cubeta, saca una toalla y la enrolla para que el agua escurra y posteriormente me la coloca en la frente, es muy amable.
- ¿Cómo te sientes Makomo?
- Mareada – Le informo – Me da vueltas la cabeza.
- Con tremendo golpe que te diste no me sorprende.
El sentir la toalla fría en mi frente realmente me ayuda.
- ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? – Le pregunté.
- Todo el día.
Me lo imaginaba.
- Con razón tengo hambre.
- Espera un momento Makomo, traeré algo para que comas.
Giyuu se levanta y sale de la habitación, así que esto es lo que se siente tener un hermano mayor, alguien que se preocupe por ti, estoy muy feliz de tenerlo aquí.
Al día siguiente me sentía un poco mejor, la cabeza ya no me duele tanto como antes, aun así, por insistencia de Giyuu permanezco acostada, por primera vez en mucho tiempo me siento una niña común, ya que estoy siendo mimada por mi hermano mayor.
Giyuu permaneció en casa casi todo el día, no salió ni siquiera para entrenar, solo salió una vez para ir al pueblo a conseguir medicina para el dolor de cabeza, me convenció de que un descanso no le vendría mal y si el maestro Urokodaki llegara de repente, yo sería su mejor escusa.
Durante todo el día me ayudo a levantarme para comer, tomar la medicina e ir al baño, esperándome afuera claro, también me cambiaba las vendas y humedecía la toalla, era muy bueno en esto, estoy segura de que con estos cuidados me recuperare muy pronto. Le pregunte ¿Dónde aprendió a cuidar de alguien así? A lo que me respondió que de su hermana.
- Me gustaría conocerla – Me sincérese con él.
- Algún día Makomo.
Le pedí que me contara sobre ella y lo hizo, me platico como era ella, que le gustaba y como lo crio después del fallecimiento de sus padres, también me comento que se envían cartas cada cierto tiempo, que él va al pueblo a preguntar si tiene correspondencia y si lo tiene, lo lee y responde ahí mismo.
Me sonroje un poco cuando me afirmo que le había escrito de mí, después de que me jurara que no escribió nada malo, le pedí la dirección de su hermana para que yo también pudiera mandarle cartas, aunque no la conozca, de alguna manera siento que debo agradecerle también y, tal vez, pedirle algunos consejos de mujeres.
Finalmente, otro día ha comenzado y por fin me siento de maravilla, al principio Giyuu tenía sus dudas, ahora está sentado esperando el gran desayuno que le estoy preparando en agradecimiento por el cuidado que me dio. Al terminar de desayunar, Giyuu estaba lavaba los platos y yo recogiendo la mesa, cuando escuchamos la puerta de la entrada abrirse y al maestro Urokodaki anunciando su llegada, ambos corrimos a recibirlo, pero no pudimos decirle nada ya que observamos que no venía él solo, venía con un niño de cabello color melocotón y una gran cicatriz que corría desde la esquina derecha de su boca hasta la oreja derecha.
- Makomo ¿Qué te paso? – Me pregunto el maestro Urokodaki
Deje de observar un momento al chico para procesar la pregunta del maestro, es cuando paso mi mano derecha por mi frente y noto que aún tengo la venda, me la iba a quitar para bañarme y ya no ponérmela más.
El maestro seguía parado frente a nosotros esperando una respuesta que no le daba por estar distraída mirando al chico y tocándome la frente, Giyuu tuvo que responder por mí.
- Se golpeo la cabeza cuando practicábamos la décima postura.
- ¿Estás bien? – Me pregunta el maestro
- Si, gracias a los cuidados de Giyuu, ya estoy bien.
El maestro se acerca a mí y coloca su mano en mi frente, hace un poco de presión y después retira su mano, al parecer quería asegurarse que estaba bien y cuando no emití queja alguna se convenció.
- Ten más cuidado para la próxima – Me advierte
Solo doy un asentamiento con la cabeza y se vuelve a colocar al lado del chico de la cicatriz.
- Bien quiero que conozcan a su nuevo compañero – Coloca su mano en la espalda del chico – Durante mi última misión su familia fue asesinada por un demonio, gracias a mi lentitud no pude salvarlos.
- Por favor no diga eso – El chico volteo a ver al maestro y le dijo eso.
- Es la verdad – El maestro le contesto – Así que he decidido traerlo conmigo y entrenarlo como a ustedes. Vamos, preséntate.
El chico da un paso al frente y se presenta:
- Mi nombre es Sabito, tengo 12 años – Después inclina su cabeza – Es un placer conocerlos.
Así que este chico, Sabito, tiene la misma edad que nosotros, pero si va a empezar a entrenar con nosotros lo más seguro es que, el próximo año tampoco hagamos el examen de admisión, repetiremos la rutina de nivelación como hicimos con Giyuu, hablando de él, ha estado muy callado, volteo para ver el por qué y puedo ver una sonrisa en su rostro, esto me descuadra, no por el hecho de que este sonriendo, sino, por la sonrisa en sí, más que de felicidad parece nostálgica, él se presenta antes de poder preguntarle ¿Por qué sonríe así?
- Mucho gusto Sabito, yo soy Tomioka Giyuu, puedes llamarme Giyuu ya que a partir de este momento somo hermanos discípulos y al igual que tu tengo 12 años.
- Encantado Giyuu – Solo eso responde Sabito, ahora me ve a mí.
- Y yo soy Makomo, también tengo 12 años y es un placer conocerte – Le hago una reverencia.
- El placer es mío, Makomo – Imita la reverencia.
Nos quedamos viendo unos segundos, yo en lo personal observo su cicatriz, seguramente fue hecha por el demonio, no le voy a preguntar ¿Cómo la obtuvo? Mejor le pregunto al maestro lo que me estoy temiendo.
- Disculpa maestro – Le llame.
- Dime.
- Con Sabito como nuevo compañero ¿Haremos lo mismo que hicimos con Giyuu? – Pregunté.
- Así es.
Lo que me temía.
- Solo que nos iremos turnando, un día lo acompañaras tú y al otro lo hará Giyuu, cuando estén nivelados, los 3 entrenaran conmigo todo el día.
Esta vez no pienso contradecirlo, se porque lo hace, volteo a ver a Giyuu y él me sonríe, tal parece que no le molesta, así que a mí tampoco debe molestarme, sin embargo, escucho a Sabito decir:
- Les prometo que los alcanzare rápido, no quiero que se atrasen por mi culpa.
Giro mi cabeza de vuelta a él y le digo.
- No te preocupes, no será ningún atraso, iremos paso a paso. – Le sonrió.
Él se queda con la boca abierta y puedo notar como su rostro se vuelve del color de su cabello ¿Estará enfermo? Giyuu se posiciona justo a mi lado y le dice:
- Bien, acompáñame, te mostrare nuestra habitación, a partir de este momento, comeremos juntos, viviremos juntos, entrenaremos juntos y dormiremos juntos.
- ¿Qué? ¿Los tres juntos? – Pregunta Sabito.
- Si – Solo eso responde Giyuu.
- ¿No te molesta? – Sabito me voltea a ver mientras me pregunto eso.
- No, ya me acostumbré – Le respondí restándole importancia – Además es importante.
- ¿Por qué? – Vuelve a preguntar.
- Para fortalecer los lazos y vínculos entre nosotros – Empiezo a explicarle y Giyuu continua.
- La confianza es la base fundamental en un equipo, si dos o más que no confían el uno al otro trabajan juntos.
- Están destinados al fracaso. – Ambos finalizamos la frase.
Ambos le sonreímos y después de un rato, Sabito nos devuelve la sonrisa. Puedo escuchar como el maestro también sonríe.
- Por cierto ¿Ya desayunaron? – Les pregunto a Sabito y al maestro.
- Ya, de camino hacia aquí – Me responde el maestro.
- Muy Bien. Sabito – Y él me voltea a ver – Cuando termines de desempacar te estaré esperando para empezar el calentamiento, sigue a Giyuu y él te ira diciendo la rutina que haremos.
- A la orden maestra – Me responde con una sonrisa burlona.
- ¡Oye! ¿Por qué tú vas a empezar? – Me pregunta Giyuu.
- Las damas primero Giyuu – Le digo mientras camino a la puerta.
Y así salgo de la casa con dirección al claro del noroeste, mientras camino pienso sobre el examen, ya no me importa retrasarme otro año, gracias a Giyuu, mi actitud egoísta e infantil quedaron atrás, ahora solo debemos concentrarnos en el entrenamiento de Sabito y compartir tiempo con él, ya que, al igual que yo, perdió a su familia en una noche y se lo devastador que pueda ser, quiero que se sienta en familia con nosotros, como amigos, como hermanos.
Llego al claro y los muchachos no tardan en alcanzarme.
- Bien ¿Giyuu ya te conto del entrenamiento? – Pregunté.
- ¡Si! – Con una sonrisa contesta.
Le sonrió devuelta. En eso, Giyuu camina unos pasos enfrente de nosotros dándonos la espalda.
- Muy bien Makomo, Sabito – Se gira hacia nosotros para vernos – Entrenaremos muy duro para ser las tres gotas de agua que cortaran esta cadena de tristeza – Giyuu estira su brazo mostrándonos su puño.
Sabito y yo nos acercamos a él para imitar su gesto, gritando al unisonó un - ¡Si! – Y chocando nuestros puños.
Definitivamente Giyuu es el hermano mayor en esta familia y tiene razón, terminaremos con esta larga y triste batalla contra los demonios, sobreviviremos a cualquier adversidad y siempre seremos familia.
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