Perla adoraba ver la emoción del niño que consideraba su hijo, la alegria que desprendía de sus acciones. No podía negarle nada incluso si el chico pidiera ir a comer, ella comería con todo gusto para complacer al chico.

Camino colocándose aún lado de el aún tomados de la mano hasta llegar a el autolavado, tocaron la camioneta hasta que salió greg adormilado.

-¿Que sucede chicos?, Acaso es un asunto mágico de gemas- dijo estirándose para incorporarse con ambos chicos.

-¡Papá! Vamos a la feria del señor sonrisas- dijo alegremente.

-Claro si gustas acompañarnos- dijo con delicadeza la de piel blanca.

El humano asintió mientras los otros dos gemas lo observaban.

-Mi papá va han venir- dijo el chico mientras tomaba la mano de los dos adultos jalando a cada uno de ellos, no duraron en seguir el ritmo del chico, y ponerse uno de cada lado como si fueran una familia.

Todo el día Steven ocupaba a ambos adultos, a veces suplicaba a perla que lo acompañase a algún juego mecánico y pedía a su padre que ganase algunos premios para el, pero no solo ganaría aquellos premios para el más pequeño de los gems.

Perla observaba fijamente un peluche, era regordete, suave y tenía forma de un zorro. Era muy bonito, además de que le impresionó la belleza de tal animal.

Greg noto la insistente mirada de la chica en aquel juguete, la miro con una media sonrisa, después de todo a la gema le gustaba algo «terricola». La blanca al sentir la mirada fija en ella, decidió mirar enfrente y terminar su día.

Steven estaba cansado, era momento de que cada quien regresará a su cama a dormir  Greg propuso que se fueran adelantando con la escusa de querer hablar con un conocido suyo que no había visto en un tiempo, aceptando su propuesta ambos adelantaron un buen pedazo de camino.

-¡Esperen chicos, que es difícil correr con este peluche!- grito a lo lejos el padre de Steven.

Perla miraba con gran sorpresa y admiración al peluche en brazos de Greg. Le sorprendía el que ganará aquel premio.

-Steven ya tiene muchos premios ¿no crees?- dijo la chica confundida por tal premio.

-Lo sé es que realmente este no es para Steven, noté cómo lo mirabas y pensé que... Tal vez tú lo querías...- dijo nerviosos extendiendo el zorro hacia la gema.

Ella estaba ligeramente sonrojada, sin saber cómo responder a la acción tierna del humano parado enfrente de ella. Observo el juguete afelpado y lo tomo con delicadeza, sonriendo ligeramente.

Al hombre le parecía la sonrisa más sincera y tranquila que había visto, ni siquiera «Rose» le había hecho sentir ternura, el elimino esos pensamientos de su cabeza, el amaba a la madre de su hijo, ¿Cómo era posible el pecar en pensamiento?.

Ignoró a su mente, y los tres continuaron hasta llegar al autolavado, dónde Perla con el niño en brazos y dormido continuarían su camino hasta llegar al templo.

-Segura que no quieres dejar a Steven está noche en la camioneta- pregunto el hombre observando al mitad gema completamente dormido.

-No te preocupes que ambos podremos continuar el camino sin ninguna dificultad- comento la gema.

-Esta bien, pero tengan cuidado- dijo para subirse a su camioneta y cerrar sus puertas traseras.

-Greg...- el castaño volvió abrir las puertas invitando a la mujer a continuar sus palabras- yo solo quería... Agradecerte... Ya sabes por el peluche y el compartir este día con Steven y conmigo.

El hombre estaba impactado con las palabras mencionadas por la gema. El sabía que ella agradecería pero nunca se imagino que dijera más de una palabra, en su mente contemplaba un simple «gracias» pero nunca imagino el que agradeciera momentos tan específicos.

-Gracias a ti- dijo saliendo de aquel pensamiento- me alegra que Steven tenga alguien como tú en su vida.

Ni se percató de aquellas palabras hasta el momento de oírse a si mismo decirlas, se sonrojó ligeramente por lo «tonto» que el creía que sonaba.

-Bueno no quiero robarte tu tiempo y es mejor lleve a Steven a su cama, nos vemos- se despidió Perla y se alejo poco a poco de la camioneta de Mr. Universe.

-Como me robarias el tiempo, si estando tu nacen los mejores momentos de mi vida- susurro Greg mientras cerraba las puertas quedando dentro del vehículo.

El adulto se quedó recostado en aquella cama, suspiro y intento quedar dormido, pero algo le comía el sueño, por qué siendo «Rose» el amor de su vida alguien más era la causa de velar su sueño. Cerro con fuerza sus ojos e intento olvidarse de ella y recordar a su gran amor, la madre de Steven, pero aún así su mente enfocaba a su mano derecha y no a ella.

Su blanca piel, su cabello de un color fantástico, su delgado y frágil cuerpo, sus movimientos y sus hermosos ojos azules; provocaban una gran confusión en el, ¿por qué pensaba en ella? Se levantó de la cama y salió dirigiendo su camino a la costa de la playa, la marea ya había elevado, pero a él no le importo simplemente caminaba cada vez más lejos de su antigua posición.

Siguió caminando con el destino ya elegido pero le costaba el simple hecho de admitir su final de su paradero, se detuvo lo más cerca del templo al observar a la gem sentada sobre una roca. La contemplaba, la luz de la luna reflejaba todas las virtudes de la chica, dejando atontado a Greg, quería caminar hasta llegar a su lado pero al intentar mover sus piernas del suelo quedaba completamente atascado, no por qué la arena se lo impidiera si no sus propios pensamientos.

Poco a poco reunió el valor y caminos hasta la gema, ella no se había percatado de la presencia del hombre de pelo largo, estaba perdida en sus propios pensamientos, hasta que sintió una mano sobre su hombro, se percato del calor de esta, sabía perfectamente quien era el dueño, coloco su mano encima y voltio a verlo con una pequeña sonrisa.

Continuara...