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Capítulo 9 - El primer paso hacia el amor.


Capítulo 9 – El primer paso hacia el amor.

Narrado por Hugo.

La velada fue fantástica, como todas a las que asistía a su lado. Los regalos también fueron maravillosos, los abrimos sentados en el sofá, junto al árbol de navidad, y frente al nacimiento, como era tradición. Nuria regaló a papá una pluma dedicada para que firmase documentos en su trabajo, y no sabéis lo emocionado que él estaba al recibir tan hermoso obsequio, unos auriculares de diseño a su hermano, un bolso de firma a su madre y una corbata para mí.

No os podéis hacer una idea de lo mucho que me gustó ese regalo, era la corbata más preciosa que había visto en mi vida, y no porque fuese especialmente bonita, no tenía nada en particular, era azul con rayas, pero cuando ella dijo "conjunta bien con tus ojos" eso me cautivó de tal forma, que creo que nunca más encontraría una corbata más bonita que aquella.

Papá regaló a Rosa un colgante caro, a Lucas unos deportes de Adidas, a Nuria un maletín para el trabajo y a mí una camisa verde algo rara, pero igual acepté el detalle.

Lucas compró unas zapatillas a su madre, un diario a su hermana y una pulsera de cuero para mí.

Rosa regaló un reloj de diseño a mi viejo, una camisa a su hijo, un vestido para su hija y otro reloj para mí, aunque no tan lujoso como el de mi padre.

Yo compré regalos para todos también: a Rosa un vestido de diseño, a papá un maletín para el trabajo, a Lucas una chaqueta de cuero, y a ella le compré un colgante con su nombre y unos pendientes de perlas.

- Esta navidad ha molado – aseguraba Lucas, aun flipando con sus regalos, mientras su hermana reía con aquello.

- Nuria – la llamó su madre - ¿vas a ir a esa fiesta con las chicas?

- Claro que va – interrumpí, haciendo que ambas me mirasen contradichas – yo la llevo.

***

Conducía hacia la sala Ego, justo el lugar en el que ella había quedado con sus amigas, con música de fondo, mientras ella miraba por la ventana, algo molesta, pues no le gustaba la idea de salir de fiesta en un día como aquel.

- Estaré cerca – comencé, pues estaba en una discoteca a unas manzanas más allá de la que ella estaría – si necesitas...



Narrado por Nuria.

No me apetecía nada estar allí, pero no podía dejar que él se diese cuenta de que estaba triste, de que un día como hoy, unos diez años antes, mi novio había muerto de una sobredosis, y que yo lo había encontrado sobre el sofá de nuestra casa, en ese lamentable estado.

No podía dejar que él se enterase de que yo era la culpable de su muerte, no podía mostrarle mi secreto a nadie más, no cuando una tragedia había sucedido justo después de hacerlo.

- Te acompañaré a la puerta – me animó, parando el motor, haciendo que me diese cuenta de que estábamos en el estacionamiento de la discoteca.

Me bajé del auto, observando como él lo hacía también, agarrando mi mano, entrelazándola con la suya, haciéndome sentir segura, justo como él solía hacer a menudo.

Sonreí hacia él, olvidándome de Mario, irradiándome de paz y positividad tan pronto como sentí su mirada sobre la mía.

Quería ser feliz, quería quedarme a su lado y ser una persona nueva, quería aferrarme a él, y aceptar mi destino, cualquiera que fuese, si era a su lado, como su hermana.

Jessica puso cara de asco tan pronto como me vio caminar hacia ellas junto a Hugo, esperándome en la puerta.

- ¿no decías que al final no venías? – preguntó, molesta, sin dejar de mirar hacia él – el señor polvos te ha convencido de venir y ... - comenzó, sin apenas darse cuenta de lo que decía, haciendo que él soltase una risotada al escuchar ese mote.

- ¿el señor polvos? - preguntó él, divertido.

- Es como ella te llama – expliqué, haciendo que volviese a reír al escuchar mi respuesta.

- ¿por qué? – insistió él, intentando adivinar de qué iba todo aquello.

- Ni siquiera espero que te acuerdes de mí – espetó Jess – sería difícil para ti acordarte de todas las tías con las que te acuestas.

Su rostro cambió en ese justo instante, al darse cuenta de que yo conocía exactamente cómo era él realmente, aunque nunca lo hubiese mencionado.

- Tío – llamó una voz tras él, haciendo que a él se le iluminase un poco la cara – estaba a punto de llamarte, al final hemos acabado aquí por gentileza de... - pero se detuvo al vernos allí a Jess y a mí – ¿esta es tu hermana? – preguntó echándome una mirada – está más buena de lo que se veía en la foto, aunque no sea para nada de tu estilo, claro está.



Narrado por Hugo.

Odiaba la forma en la que Rodrigo se comía con los ojos a mi hermana, detestaba que la mirase con ese deseo incontrolable en sus ojos. Sabía que era lo que quería con ella, quería tirársela.

Aún estaba algo afectado al enterarme de que ella supiese sobre mi parte cabrona con las tías, ella sabía perfectamente que solía tirarme a una tras otra sin cese, pues su amiga se había encargado de ponerme a parir, podía verlo en sus ojos, ella me odiaba, aunque parecía que Nuria no lo hacía.

Me pasé el resto de la noche vigilándola, cerciorándome de que ninguno de los palurdos de mis amigos, intentasen nada con ella. Estuve tan absorto que apenas pude elegir a mis presas, por lo que no me comí un rosco en toda la noche, pero al menos me aseguré de que ella estuviese a salvo.

Cuando llegó el momento de volver a casa, ella estaba muy borracha, lo que me fue fácil convencerla para llevarla de vuelta.

Se quedó dormida en el coche, por lo que tuve que cargarla hasta su habitación, y posarla delicadamente sobre la cama. Me enervé y me di la vuelta, dispuesto a marcharme, pero entonces ella me agarró de la mano, haciéndome imposible llevar a cabo mis intenciones.

- ¿puedes quedarte conmigo esta noche? - preguntó con la voz tomada, y el rostro algo afligido por algo – abrázame por favor.

Y así fue como lo hice, me quedé dormido abrazado a ella, sintiendo como ella se aferraba a mí con fuerza, aterrada por algo que no comprendía.

Continuará...

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