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Capítulo 23. Sólo un baile.

Capítulo 23. Sólo un baile.

Narrado por Nuria.

Me sentía como una idiota después de haber permitido que aquello pasase, después de haberle prometido a mamá que sería una buena hermana, que aprovecharía aquella nueva oportunidad que la vida me había dado y haría las cosas bien.

¿Cómo pude pensar que las cosas serían diferentes? ¿Cómo pude pensar que él seguiría siendo el mismo? Era más que obvio que las cosas habían cambiado, habían pasado cuatro años desde que me marché, él ya no era la misma persona de la que me enamoré, y yo... era más que obvio que yo tampoco era la misma. Todo el dolor que tuve que soportar para poder volver, toda aquella lucha contra aquella enfermedad que se había llevado a tantos, y al final... allí estaba, sana... pero no a salvo de recaer.

Durante todos aquellos años lo único en lo que pude pensar fue en él, en volver a verle, volver a sentir esa conexión que me hacía sentir especial, única, importante... pero todo parecía haber quedado atrás. Parecía que me había aferrado a la vida, con uñas y dientes, por algo que ya no existía. Parecía que lo que sentíamos el uno por el otro terminó cuando me marché.

En aquel momento tan sólo estaba defraudada, conmigo misma, por no haber sabido verlo, por no haberme dado cuenta de que cuando volviese ambos abríamos cambiado, y ya no podríamos volver a lo mismo.

Él era un cabrón, incluso más que antes, según me había asegurado mi amiga, y su propio padre. ¿Por qué decidí ignorar todas aquellas alarmas?

Pensaba en todo esto, mientras miraba hacia la tele, sin verla, junto a mi madre y Jack, sentados sobre el sofá, además de Hugo, que la veía desde el sillón que había justo al lado.

Sólo seríamos hermanos – admití, intentando tranquilizarme a mí misma – ya no volvería a mirar hacia atrás, ni me arrepentiría por lo que pudo ser y no fue. Era justo eso, ya nada más podía pasar, sólo seríamos hermanos, era lo correcto, lo que siempre debimos ser.

Humedecí los labios, molesta, ladeando la cabeza, percatándome de que él me estaba mirando, y ni siquiera lo disimulaba. La forma tan adictiva en la que lo hacía me ponía realmente nerviosa, así que volví a ladear la cabeza y a prestar atención al televisor, al mismo tiempo que salían los créditos, era más que obvio que la película había terminado.

- Es tiempo de ir a la cama – comenzó Jack, estirándose, para luego ponerse en pie y ayudarme a hacerlo

- Lucas tenía razón – comenzó, cuando casi había llegado hasta mi habitación. Me giré y le observé, lucía algo avergonzado, y sin saber bien que más decir – si no encuentras nada, puedo buscarte algo en mi empresa.

- Me dan pánico las alturas – me quejé, poniendo cara de resignación, haciéndole reír, divertido. Sonreí como una idiota al darme cuenta de que había logrado una risa por su parte, pero tan pronto como recordé mis sentimientos la perdí. Tragué saliva, aterrada, justo antes de continuar – Buenas noches, Hugo – me despedí, con la intención de marcharme, pero tan pronto como hice el amago de seguir andando, él me detuvo, entrelazando su mano con la mía, dejándome algo desorientada con ello.

- Siento lo de esta mañana – se disculpó. Levanté la vista para observarle – he sido un capullo.

- Estoy de acuerdo – declaré, logrando que él apretase los labios, molesto, bajando la mirada, avergonzado – pero es mejor así – él levantó la cabeza, casi al instante, sin comprender a lo que me refería – esta vez, sólo seremos hermanos.

Tragó saliva, molesto con mi decisión, sin intención alguna de derrocarla. Asintió, despacio, soltando mi mano en ese justo instante. Me di la vuelta y me marché sin más.

Narrado por Hugo.

La semana fue un puto infierno, me mataba vivir en la misma casa que ella y fingir que no sentía nada, cuando la realidad era que lo sentía todo. Me moría por tocarla, y en más de una ocasión lo hice, aunque ella apartó su mano con rapidez, con disimulo. Ella fingía, al igual que yo, fingía que todo iba bien entre nosotros, que sólo éramos hermanos, y nada más.

Aquella situación me estaba destruyendo, ya no tenía ganas de terminar el día y volver a casa, pues sabía que ella estaría allí, y que se quedarían por bastante tiempo, pues... Jack estaba encantado de tener a Rosa en casa.

Así que cuando los chicos me dijeron de ir al Saxo, aquella noche, ni siquiera les puse excusa de lo poco que me apetecía.

Y allí estaba, en la barra, desplegando mis encantos con una pelirroja muy sexy, era más que obvio que me la follaría aquella noche. Estaba más que decidido a tirármela, pero cuando miré hacia la puerta y vi a Julio lanzándole la caña a Nuria, todo se fue a la mierda.

Para empezar... ¿qué coño hacia ella allí? Pero la respuesta era más que obvia, pues Jess la acompañaba. Era más que obvio que su mejor amiga la había convencido para estar allí, no había otra explicación.

Ignoré los cumplidos de la pelirroja que no iba a tirarme esa noche, y la dejé plantada en la barra, para luego caminar hacia cerca de la tarima del dj, dónde ella esperaba junto a mi amigo Julio, a que su amiga trajese las copas.

- Ya estoy aquí – dije, al llegar junto a ella, logrando que ambos me mirasen, y Julio se marchase al ver mi cara de malas pulgas - ¿estás bien?

- No necesitaba tu ayuda – se quejó, molesta, dándose la vuelta, pero la agarré del brazo antes incluso se haber pensado un lugar al que ir - ¿no has pensando en la posibilidad de que me lo estuviese pasando bien con Julio?

- Es un cabrón – le dije – sólo quiere acostarse contigo.

- Puede que yo quiera acostarme con él – respondió molesta. Se veía a leguas que sólo quería llevarme la contraria en todo. Sonreí al percatarme de ello, justo antes de contestar.

- No – contesté, casi en un susurro, obligándola a mirar hacia mis labios, y luego perderse en mi mirada – no quieres.

- ¿Qué te hace pensar que no quiero? – insistió. Sonreí y tiré de su mano un poco más, acercándola a mí, al mismo tiempo que alguien pasaba detrás de mí, empujándome hacia ella mucho más.

- Baila conmigo – pedí, apoyando su mano sobre mi hombro. Ella sonrió, cuando empecé a bailar junto a ella, logrando lo que quería, ella se confió y levantó su otra mano para aferrarse a mi cuello, y se dejó llevar por el ritmo de la canción, moviendo las caderas de forma provocadora. Me tenía terriblemente embaucado, ella era preciosa, por si no os lo he dicho ya.

Rio divertida cuando puse cara de circunstancias acorde a la canción, tan pronto como esta terminó, y observé con calma como una balada empezaba. Ella apoyó su frente en la mía y se dejó llevar por aquella bonita canción de LAUV, mientras yo apoyaba las manos a su cintura y seguía sus pasos.

Pasé un rato agradable, porque para variar, ella no intentaba atacarme, lucía justo como siempre, y eso calmaba mi corazón como nunca imaginé.

- Y ahora es cuando viene tu amiga y nos interrumpe – bromeé pues hacía ya bastante que su amiga había ido a por las bebidas. Ella volvió a reír, mientras yo sonreía, como un idiota – no es broma – me percaté al ver a Jess acercándose a nosotros - ¿puedo raptarte un poco más? – pregunté, en un atisbo de impaciencia.

- Gracias por el baile, Huego – agradeció, con una sonrisa en sus labios, para luego darme un fugaz beso en la mejilla – gracias por ser mi hermano.

- Tía – se quejó Jess - ¿dónde te metes? Te he buscado por... - pero se detuvo al verme allí, junto a ella – ah, estabas con el señor polvos.

Ella miraba hacia su amiga, sin haberse alejado o bajado sus brazos de mí aún. La apreté contra mi un poco más, ignorando a la pesada de su amiga, logrando que esta volviese a mirarme.

- ¿y si no quiero ser sólo tu hermano? – pregunté, desesperado, dejándola algo sorprendida por mi impaciencia - ¿y sí...?

- Este no es el mejor momento para hablar de esto, Hugo – se quejó, bajando sus brazos, para luego agarrar mis manos y apartarlas de su cintura.


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