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POV BUTCH.
Me decidí a registrar la única barrera que impedía el acceso de los seres del más allá... El espejo.
El espejo más importante de la Plantación, el espejo Myrthles.
Le retiré la sábana que lo cubría, inmediatamente aparecieron manos al otro lado del espejo, junto a una caras que parecían sombras. Las manos de diferentes tamaños golpeaban el espejo con tanta fuerza, amenazando en romper el vidrio con el fin de salir de cierto muro protector. No podía reconocer ni una sola cara, ya que al estar al otro lado del espejo eran irreconocibles.
- Órale. Si que está fuerte el asunto, no?- mi hermana estaba parada a mi lado, observando lo mismo que yo.- Si no tenemos cuidado, puede que salgan esas cosas de ahí.
- ¿Cosas?- entrecerré mis ojos calculador.
- Bueno. No del todo cosas. Cleo, Willi y Lisa están ahí.- Bellota se cruzó de brazos con indiferencia- También la zorra de Cloe y Ana, además de esos nefastos niños del demonio.- extendió sus brazos con cansanio- y una gran cantidad de demonios, espíritus y criaturas malignas con deseo de almas puras como el conejo albino.
Cierto. El humano. Si salían esas criaturas podrían envoscarlo con la menor oportunidad. Tapé rápidamente el espejo. No lo permitiré, el humano es mío, yo seré quien lo mate.
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Un olor delicioso invadió mis sentidos. ¿Cuándo fué la última vez que percibí un olor tan cautivador? No puedo recordarlo. Sólo sé que mi cuerpo se movió solo hacia el comedor. Sobre la mesa habían platillos con comida que nunca había visto antes: unos panes extraños en forma de disco con relleno de carne preparada de forma inusual; unos vasos con un contenido marrón, con un aroma delicioso; un plato con una torta algo aguada de color crema con marrón en la superficie de arriba. No sé que es estos platillos, pero huele delicioso.
- ¡Butch! Me alegra que hayas aparecido. Justamente pensaba en buscarte para comer- se rascó la nuca nervioso- pero no sabía cómo buscarte.
- ¿Qué es todo esto? ¿Qué son estos platillos?- pregunté intrigado.
- Decidí realizar una buena comida para darte las gracias.- él hizo todo esto ¿Para darme agradecerme por salvarlo?- Si no hubiese sido por ti, ya no estaría con vida.
No pude responder nada, sentí mi cara arder y el corazón martillear en mi pecho. ¿Qué chihuahuas me está pasando? Me sentí reacio a aceptar la invitación, más un empujon leve en mi espalda me hizo avanzar hacia la mesa. Era Bellota.
- Vamos, vamos, chicuelo amargado. No hay que dejar que la comida se enfríe- para mí sorpresa estaba mi hermana y mi sirviente Ken para asistir a ese raro banquete. Levanté una ceja en dirección al más pequeño.
- Yo lo invite. Hay comida de sobra- comento el pelirrojo antes de sentarse.
Todos nos sentamos viendo como el humano agarraba los panes redondos con las manos y le daba una mordida. Me sentí confundido.
- ¿No usarás un tenedor o cubiertos?- la intriga no me dejaba en paz y terminé preguntando.
- Amm, ¿No?- el oji rubí depositó el pan en su plato- Espera, se me olvidaba.- empezó a reírse a carcajadas causando más confusión entre nosotros.- Dejemes explicarles.
El chico se levantó, empezó a señalar cada platillo sobre la mesa.
- Esta de aquí- señaló el pan redondo relleno- se llama arepa; su relleno es carne mechada aliñada... Perdón, con especias de cocina.- señaló la bebida de color marrón- Esta bebida de aquí, se llama jugo o merengada de Borojo. Y este de aquí- señaló el pequeño pastel de crema- es un quesillo. Está hecho de galletas y huevos, pero es muy delicioso.
- Ok, Don chef culinario exótico- exclamó mi hermana- ¿De dónde sacaste esa comida rara que preparaste y quién te la enseño?- mi hermana señalaba con un tenedor y cuchillo. Posiblemente con un dilema interno de querer comer eso que lo olía tan apetitoso, pero con el miedo de que sea veneno.
Aunque no se porqué, si de ya por sí estamos muertos. El veneno no nos hace nada.
- El primo hermano segundo del tío abuelo de mi amigo, es latinoamericano. Él nos enseñó a mi amigo y a mí cocinar algunos de los platillos de su región.- se volvió a sentar, indicando que comieramos también, y negando con la cabeza a Bellota para indicar que no necesitaba cubiertos para las arepas.
- No entiendo... ¿Fue el primo, tío, hermano o abuelastra de tu amigo que te enseño?- volvió a preguntar mi hermana.
- Esto no es un interrogatorio, ojos de sapo.- ese fué Ken.
- ¿A quién llamas sapo? ¡Hormiga loca!
- ¡YA CALLENSE DE UNA VEZ, QUE ARRUINAN EL APETITO!- les grité enfadado para que dejarán de pelear.
Ellos se detuvieron. Todos empezamos a comer. No lo niego, la comida estuvo deliciosa. Mi hermana y Ken se retiraron, posiblemente para seguir peleando a mis espaldas.
El humano empezó a levantar el desorden que quedó en la mesa. Por lastima, también le ayude. Cuándo yo estaba secando los utensilios con un trapo para guardarlos, el chico se me acercó.
- Fué más divertido de lo que pense.
- Admito que la comida sabía bien. Pero con esos dos peleando a cada rato, me anima a envidiar la suerte de los sordos.- el se rió por mí comentario.
- Gracias por todo.- se acercó más a mi cara e hizo algo que nunca esperé.
Me dió un beso en la mejilla haciendo paralizar mente.
Antes de poder decir algo, escapó de la habitación sin mirar atrás.
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- Cálmate, pendejo. Las miradas que le hechas al ruquito podrían alertarlo de nuestra presencia.- trató de tranquilizarme mi hermana.
Es que me daba mucha impotencia. Escondí el espejo minuciosamente para que nadie lo encontrara con facilidad. Y ahí estaba. El viejo que trajo a mi tormento (humano) a la casa, escudriñando la habitación y al espejo. Al espejo le retiró la sábana, mi hermana y yo podíamos ver con claridad los espíritus que seguían golpeando el cristal para intentar salir.
Para el viejo eso era imposible, los humanos no pueden ver a simple vista lo desconocido como fantasmas, demonios, etc. No. Para personas sobrenaturales como nosotros era algo común.
- Estoy nervioso. Los espíritus siguen golpeando, y la uva arrugada no se va.- susurré agarrando mi cabeza con desesperación.
- Ya verás que pronto se irá. No pasará nada... Eso espero- finalizó , no muy convencida de sus palabras.
El viejo limpiaba el espejo como si nada, tarareando una ridícula canción de Jazz. Cuándo pensamos que se retiraría de la habitación, se dió la vuelta en el umbral de la puerta para reconocer que se le olvidaba la escoba; estaba al lado del cajón que sostenía el espejo.
El viejo regresó y la sostuvo entre sus manos.
- Ay- le oímos suspirar.- como te extraño, Margaret. Esas veladas con el Jazz de fondo, ambos bailando.- sostuvo la escoba, simulando ser una pareja de baile perfecta.. Imaginando (posiblemente) que era un joven que bailaba el Jazz con una hermosa chica.
El tipo de repente empezó a dar piruetas, las cuales le hicieron perder el equilibrio, causando que chocará contra el suelo. Eso no me impacto no señor. No me impacto que se cayera tan fuerte para romper la pata del cajón más cercano. No; no me impacto que el viejo, por más fuerte que fué la caída, no se le rompiera nada, se levantará tranquilo y tapara con la sábana el espejo agrietado en la esquina. No.
Lo que verdaderamente me impacto, fué el estridente sonido producido por el golpe del palo de madera contra la esquina del vidrio del espejo, causando así una abertura suficientemente grande para dejar escapar todos los seres sobrenaturales del espejo...
Yo Yuring:
Que sueño 🥱.
Termine este capítulo una noche antes. Aprovechando que en la mañana siguiente comenzaría el segundo semestre de la universidad, y tendría internet facil 😁.
Vivo en el campo.
Así que el internet aquí donde vivo no es muy frecuente. Por eso la actualización de dos capítulos en un día. Por culpa del internet perdí al amor de mi vida 💃🕺🎤🎶...
Nah, mentira 😁😂.
No pero en serio. Por culpa del internet no pude subir el anterior capítulo ya hecho hace varios días. 😔😑
Una cosa más...
La comida de este capítulo, es como la calma antes de la tormenta.
Quedan avisados 🙏😏.
Bye, bye. Cuidense.
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