«Fuego..., sangre..., destrucción..., desolación..., lágrimas..., muerte...».

Las visiones del futuro que tenía Ma-Yo no eran alentadoras.

Él, el hombre más sabio de Lhasa, había pasado varios años de su vida buscando la respuesta al acertijo sobre el héroe legendario, concluyendo que dicho héroe era Ark. Al igual que su nieta Mei-Lin, Perry, Fidia y Roy, fue parte del equipo del chico de cabello dorado en su lucha contra el doctor Berruga. Tras la batalla, Ma-Yo regresó a su pueblo local para descansar, pero pronto comenzaron a torturarlo las imágenes que veía en su cabeza. De todas formas, no cayó en la desesperación gracias a su enorme fortaleza mental, aunque sí comenzó a inquietarse.

Volver a viajar por el mundo y evaluar qué podía hacer para ayudar parecía la única opción posible en ese momento, pero eso significaba que Mei-Lin se quedaría sola otra vez; o quizás ella podría unírsele en su travesía... Lo mejor era pensar en sus opciones cuidadosamente.

Sin Ark, las cosas de verdad se veían difíciles para todos.